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viernes, 16 de marzo de 2018

ORACIÓN AL ARCANGEL MIGUEL


 Resultado de imagen de SAN MIGUEL ARCANGEL

Oración a San Miguel Arcángel

San Miguel Arcángel, defiéndenos en la batalla, 
sé nuestro amparo contra la perversidad
 y las asechanzas del demonio. 
Reprímale Dios pedimos suplicantes;
 y tú, Príncipe de la milicia celestial, 
arroja al infierno con tu divino poder
a Satanás y a los otros espíritus malignos
que andan dispersos por el mundo
para la perdición de las almas. Amén


lunes, 12 de marzo de 2018

martes, 30 de enero de 2018

CONSAGRACIÓN AL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS

COCONSAGRACIÓN AL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS


Sagrado Corazón de Jesús

Consagración de la Familia al Sagrado Corazón de Jesús

Santísimo Amor de Jesús, te consagramos nuestros corazones, nuestras vidas, y nuestras familias.
Conocemos que el ejemplo bello de Tu hogar en Nazaret, fue un modelo para cada una de nuestras familias.
Esperamos obtener con Tu ayuda, la unión y el amor fuerte y perdurable que recibiste.
- Que nuestro hogar se llene de gozo.
- Que el afecto sincero, la paciencia, la tolerancia y el respeto mutuo, estén siempre presentes.
- Que nuestras oraciones incluyan las necesidades de los otros, no sólo las nuestras.
- Que siempre estemos cerca de los Sacramentos.
- Que la paz esté con nosotros, y cuando vengan las dificultades danos consuelo y esperanza.
Bendice a todos los que aquí habitamos y también a los difuntos
Mantén nuestras familias cerca de tu Amor y que Tu protección esté siempre con nosotros.
Amén.

Consagración de la casa al Sagrado Corazón de Jesús

Sagrado Corazón de Jesús;

Nos hemos reunido aquí para ofrecerte nuestra casa.
Hoy, que te echan de tantos sitios,
nosotros te recibimos encantados en nuestro hogar.
Queremos que vivas a nuestro lado;
que participes de nuestras alegrías y de nuestras penas.
de nuestra riqueza y de nuestra pobreza,
de nuestros triunfos y de nuestros fracasos.

Queremos que nos ilumines en nuestras dudas,
que nos adviertas en nuestros peligros,
que nos ayudes en nuestras tentaciones,
que nos alientes en nuestros contratiempos,
que nos orientes en nuestras resoluciones y, sobre todo,
que nos enciendas en un gran amor a Ti,
que nos lleve a servirte siempre con toda fidelidad.

Concédenos, Señor, que seamos cada día mejores cristianos,
que nuestra vida sea un auténtico testimonio de nuestra fe,
que aprendamos a verte en los demás,
que sepamos pedir perdón sinceramente de nuestros pecados,

y. finalmente, que consigamos la gracia suprema de una santa muerte, que nos reúna contigo, en la Gloria, a todos los que ahora nos amamos aquí.

Señor, no somos dignos de que entres en nuestra casa;
pero si fuiste a la del centurión, y entraste en la de Zaqueo, y viviste en la de María Magdalena,
dígnate quedarte aquí, con nosotros, para siempre.

Nosotros vamos a procurar siempre en esta casa:
creer lo que Tú quieres que creamos,
pensar lo que Tú quieres que pensemos,
leer lo que Tú quieres que leamos,
hablar lo que Tú quieres que hablemos,
amar lo que Tú quieres que amemos,
y hacer lo que Tú quieres que hagamos.

Que toda esta familia sea conforme siempre a tus deseos.
Porque confiamos en Ti como en nuestro Padre. Y no te hemos entronizado aquí para que presencies nuestras rebeldías y pecados, sino para que bendigas la buena voluntad que tenemos de servirte.
Ayúdanos con tu gracia, pues reconocemos nuestra debilidad.
Pero en Ti ponemos nuestra confianza.

Sagrado Corazón de Jesús, en TI confío (tres veces).
Padrenuestro. Avemaría. Gloria.

Nota: Se recomienda renovar esta consagración todos los años, a ser posible confesando y comulgando toda la familia.

Consagración diaria al Sagrado Corazón de Jesús

Amable Jesús mío, como testimonio de mi agradecimiento y en reparación de mis infidelidades, yo N…te doy mi corazón; me consagro enteramente a ti y propongo con tu gracia no ofenderte ya más.

Consagración del género humano al Sagrado Corazón de Jesús

Jesús dulcísimo, Redentor del género humano, míranos arrodillados humildemente en tu presencia. Tuyos somos y tuyos queremos ser; y para estar más firmemente unidos a Ti, hoy cada uno de nosotros se consagra voluntariamente a Tu Sagrado Corazón.
Muchos nunca Te han conocido; muchos Te han rechazado, despreciando tus mandamientos. Compadécete de unos y de otros, benignísimo Jesús, y atráelos a todos a Tu Sagrado Corazón. Reina, Señor, no sólo sobre los que nunca se han separado de Ti, sino también sobre los hijos pródigos que Te han abandonado; haz que vuelvan pronto a la casa paterna, para que no mueran de miseria y de hambre. Reina sobre aquellos que están extraviados por el error o se parados por la discordia, y haz que vuelvan al puerto de la verdad y a la unidad de la fe, para que pronto no haya más que un solo rebaño y un solo pastor. Concede, Señor, a Tu Iglesia una plena libertad y seguridad; concede a todo el mundo la tranquilidad del orden; haz que desde un extremo al otro de la tierra no se oiga más que una sola voz: Alabado sea el Divino Corazón, por quien nos ha venido la salvación; a Él la gloria y el honor por los siglos de los siglos. Amén.

Consagración de los jóvenes al Sagrado Corazón de Jesús

Corazón divino de Jesús, por el Corazón de María, la mujer nueva de Nazaret, nos consagramos a tu Corazón para ser en nuestro mundo antorcha de esperanza para los decaídos, alegría para tantos jóvenes que se encuentran solos y desesperados. No nos dejes caer en la tentación de no hacer nada. Ayúdanos a sembrar los caminos de amor a los que sufren y ser entre los jóvenes constructores de la Civilización del Amor. Amén.

Oración de la consagración de las familias de todo el mundo al Sagrado Corazón de Jesús (realizada el 3 de Junio de 2007 en Barcelona (España) por el Cardenal De Giorgi)
Señor Jesucristo, Redentor del mundo,
Amigo de los sencillos y de los pecadores,
que en la Cruz te has dejado traspasar
tu Corazón Sagrado
para salvarnos del pecado
y darnos la abundancia de la gracia divina.
Mira compasivo nuestra debilidad, y ten piedad.
Libéranos del pecado y del mal,
y condúcenos a la auténtica paz,
que se encuentra por la conversión
y la acogida de tu Palabra.
Tú que nos invitas a seguirte
y a amarte como discípulos,
porque así encontraremos el descanso
y la felicidad que tanto deseamos,
no nos dejes nunca de tu mano poderosa,
y sostennos bondadoso en todos nuestros caminos.

Hoy consagramos humildemente a tu Corazón
nuestras vidas y nuestras familias,
y encomendamos a tu misericordia todas las familias del mundo.
porque queremos vivir siempre con la confianza puesta sólo en Ti,
que eres el Amor infinito,
y porque te queremos servir de todo corazón a Ti y a nuestros hermanos por amor a Ti.
Haz, Señor, que todos podamos encontrar en Ti
el Amigo verdadero y el Maestro bondadoso y humilde,
y que en tu Corazón Sagrado aprendamos el amor generoso y sacrificado hacia todos.
Amén.
© Web católico de Javier

miércoles, 24 de enero de 2018

ORACIÓN A S. JUDAS TADEO

San Judas, amigo de los necesitados,
estoy cansado del dolor, de no tener alegría, esperanza,
de no poder encontrar la luz que sé que está en mi alma.
Recurro a ti, mi más fidedigno intercesor.
Llévate este vacío y este dolor de mi corazón roto.
En tu compasión, ayuda a que mis lágrimas
me guíen hasta la paz de mi corazón.
Mucho tiempo he olvidado la bondad del mundo de Dios.
Sáname. Anhelo sentir la luz, sentir la dicha.
Envuélveme en el resplandor y no te contengas.
Prometo que, si recibo estos dones,
los compartiré siempre en tu nombre. 
Amén. 

 

jueves, 11 de enero de 2018

ORACIÓN DE UN DESESPERADO

Quédate conmigo, Señor, porque es necesario que
estés presente para que no te olvide. Ya sabes lo fácil que te abandono.


Quédate conmigo, Señor, porque soy débil
y necesito tu fuerza para no caer tan a menudo.


Quédate conmigo, Señor, porque tú eres mi vida,
y sin ti, no tengo fervor.


Quédate conmigo, Señor, porque tú eres mi luz,
y sin ti, estoy en tinieblas.


Quédate conmigo, Señor, para mostrarme tu voluntad.
Quédate conmigo, Señor, para que escuche tu voz
y te siga.


Quédate conmigo, Señor, porque deseo amarte
mucho y estar siempre en tu compañía.


Quédate conmigo, Señor, si deseas que te sea fiel.

Quédate conmigo, Señor, porque por pobre que sea mi alma,
quiero que sea un lugar de consuelo para Ti, un nido de amor.

Amén
~ San Pío de Pietrelcina


viernes, 8 de diciembre de 2017

INMACULADA CONCEPCIÓN DE SANTA MARÍA

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Dios te salve, Reina y Madre de misericordia,
vida, dulzura y esperanza nuestra.

Dios te salve.

A Ti clamamos los desterrados hijos de Eva,
a Ti suspiramos, gimiendo y llorando en este valle de lágrimas.

Ea, pues, Señora Abogada Nuestra,
vuelve a nosotros tus ojos misericordiosos,
y después de este destierro, muéstranos a Jesús,
fruto bendito de tu vientre.

Oh, clemente, oh piadosa, oh dulce Virgen María.

Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios,
para que seamos dignos de alcanzar las promesas de Nuestro Señor Jesuc
risto.

Amén


domingo, 3 de diciembre de 2017

ORACIÓN AL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS

Yo vuelo a Ti, Sagrado Corazón de mi Salvador, porque tú eres mi refugio, mi única esperanza.

Tú eres el remedio para todas mis miserias, mi consuelo en todas mis angustias, la reparación de todas mis infidelidades, el suplemento para todas mis deficiencias, la expiación por todos mis pecados, y la esperanza y fin de todas mis oraciones.

Tú eres el único que nunca se cansa de mí y el único que puede soportar mis defectos, porque Tú me amas con un amor infinito.

Por lo tanto, Oh Dios mío, ten piedad de mí de acuerdo tu gran misericordia, y haz de mí, y para mí, y en mí, lo que sea que Tú quieras, porque yo me entrego enteramente a Ti, Corazón divino, con la plena confianza de que Tú nunca me rechazarás.
Amén

sábado, 26 de agosto de 2017

CONSEJOS ESPIRITUALES

(Acta Sanctorum Augusti 5 [1868]1, 546)  
Hijo amadísimo, lo primero que quiero enseñarte es que ames al Señor, tu Dios, con todo tu corazón y con todas tus fuerzas; sin ello no hay salvación posible. 

Hijo, debes guardarte de todo aquello que sabes que desagrada a Dios, esto es, de todo pecado mortal, de tal manera que has de estar dispuesto a sufrir toda clase de martirios antes que cometer un pecado mortal. 

Además, si el Señor permite que te aflija alguna tribulación, debes soportarla generosamente y con acción de gracias, pensando que es para tu bien y que es posible que la hayas merecido. 

Y, si el Señor te concede prosperidad, debes darle gracias con humildad y vigilar que no sea en detrimento tuyo, por vanagloria o por cualquier otro motivo, porque los dones de Dios no han de ser causa de que le ofendas. 

Asiste, de buena gana y con devoción, al culto divino, mientras estés en el templo, guarda recogida la mirada y no hables sin necesidad, sino ruega devotamente al Señor con oración vocal o mental. 

Ten piedad para con los pobres, desgraciados y afligidos, y ayúdalos y consuélalos según tus posibilidades. 

Da gracias a Dios por todos sus beneficios, y así te harás digno de recibir otros mayores. 

Obra con toda rectitud y justicia, sin desviarte a la derecha ni a la izquierda; ponte siempre más del lado del pobre que del rico, hasta que averigües de qué lado está la razón. 

Pon la mayor diligencia en que todos tus súbditos vivan en paz y con justicia, sobre todo las personas eclesiásticas y religiosas. 

Sé devoto y obediente a nuestra madre, la Iglesia romana, y al sumo pontífice, nuestro padre espiritual. 

Esfuérzate en alejar de tu territorio toda clase de pecado, principalmente la blasfemia y la herejía. 

Hijo amadísimo, llegado al final, te doy toda la bendición que un padre amante puede dar a su hijo; que la Santísima Trinidad y todos los santos te guarden de todo mal. 

Y que el Señor te dé la gracia de cumplir su voluntad, de tal manera que reciba de ti servicio y honor, y así, después de esta vida, los dos lleguemos a verlo, amarlo y alabarlo sin fin. Amén.
Testamento espiritual de S. Luis a su hijo.

La imagen puede contener: 3 personas, texto 

martes, 8 de agosto de 2017

lunes, 7 de agosto de 2017

ORACIÓN DEL PADRE PIO

“Quédate, Señor, conmigo, porque te necesito ver presente para no olvidarte, pues ya sabes con cuanta frecuencia te abandono. Quédate, Señor, conmigo, porque soy muy débil y necesito de tus alientos y de tu fortaleza para no caer tantas veces. Quédate, Señor, conmigo, porque Tú eres mi vida y sin Ti con frecuencia decaigo en el fervor…”



lunes, 20 de febrero de 2017

HASANAT: OCASIONES PARA GANAR EL FAVOR DE ALLAH

Bismillahi Rahmani Rahim

Hay que aprovechar todas las ocasiones para realizar buenas acciones (hasanat) y recibir la generosidad de Alá.
Ocasiones especiales
Hay determinadas fechas en las que Alá es especialmente generoso, y son los meses y días sagrados:

Los 10 primeros días de Dhul-Hiyya. Son especialmente valorados en Alá, y por ellos se jura en el Generoso Corán (Surat El alba "al-fayir", versos 1-2: "Por las diez noches"). En ellos se contiene la noche de Aarafat (lailat al-aarafat).

Los 10 últimos días de Ramadán. Ramadán se divide en 3 partes: los 10 primeros días son de misericordia; los 10 siguientes, son de perdón; los 10 últimos son para la salvación (del fuego). Estos 10 últimos días contienen la noche del Decreto (lailat al-qadr). Esta noche, se dice en el Generoso Corán, equivale a mil meses (lunares, se entiende) (lo cual es el equivalente aproximado a una vida humana).

No hay que dejar pasar estas oportunidades de obtener el generoso perdón de Alá.

Hay un hadiz que dice que las buenas obras durante estos 10 primeros días de Dhu-l-hiyya son las más queridas por Alá. ¿Por qué se prefieren las obras de estos 10 días? Dijo el Profeta (SAS): "Ni siquiera el yihad equivale a estos 10 días de peregrinación".

Por ejemplo, la oración en estas fechas o en determinados lugares (como Mekka, Medina o la mezquita de Al-Aqsa en Jerusalén) tiene más recompensa, aunque esta recompensa sólo la conoce Alá.

Hay que ser conscientes de que cada acción que llevamos a cabo en la vida es observada por Alá, cada una de nuestras inspiraciones está contada, así que, puesto que no sabemos cuando llega nuestro final, no debemos demorarnos. Hay que ser prácticos y llevar siempre adelante al máximo nuestro esfuerzo personal. Incluso sonreír a los demás es hasanat.

Si uno suele realizar una buena obra y en alguna ocasión, aún teniendo la intención de llevarla a cabo, las circunstancias impiden su realización, su ángel la anota como realizada.


Algunos ejemplos de hasanat
As-salat an-nuafl (la oración voluntaria)

En el Islam, la oración es un acto de adoración y purificador; por ello, el musulmán y la musulmana pueden rezar cuantas veces quieran, el número de rakaat que quieran. Existen algunos hadices al respecto.

Hay un hadiz sahih del Imam Adarbi: En una ocasión dos amigos del Profeta (SAS) van a rezar. Uno de ellos prolongó mucho la oración, y rezó muchas rakaat antes de terminar la oración con "assalamu aleikum..." Su amigo le dijo después: "¿Sabes cuántas rakaat has hecho?". Le contestó el otro: "Si no lo supiera, entonces Alá lo sabe" Entonces su amigo se echó a llorar y dijo "He oído al Profeta (SAS) que decía que todo siervo de Alá que hace suyud (postraciones), Alá lo eleva un grado y le quita un pecado".

El imam malik nostransmite elsiguiente hadiz. En cierta ocasión, un joven encargado de asistir al Profeta (SAS) estaba ayudándole a preparar la ablución. Entonces el Profeta (SAS) le dice: "¿Quieres pedirme algo o que le pida algo para ti a Alá?". El joven le dice: "quiero ser tu compañero en el Paraíso". Esto es muy ambicioso para un joven, pues el Firdaus, la parte más elevada del Yenna, está reservada para los siervos más obedientes. ¿Qué le contestó el Profeta? Dado que en el Islam no tenemos certificados de paraíso ni nada por el estilo... Le dijo: "ayúdame (a pedirlo para ti) rezando mucho".

Dikr y tasbih (el recuerdo de Alá)

Sobre las ventajas de alabar a Alá podemos decir que nada nos impide elevar alabanzas a Alá durante nuestro día. El Profeta (SAS) dijo "Quien dice "subhana allah" cien veces antes de acostarse y justo antes de dormir gana mil veces hasanat" También, decir "subhana allah" al despertarse cien veces nos da hasanat.

El Profeta (SAS) también dijo "Quien dice subhana allah (33 veces), alhamdulillah (33 veces), allahu akbar (33 veces) y termina con la illaha ila allah (1 vez) –es decir, el tasbih de 100 cuentas- es mejor para él que todo lo que hay bajo el sol.

También dijo el Profeta (SAS) que las 4 expresiones preferidas por Alá son, indistintamente (quiere decir que el orden no implica mayor preferencia): el tasbiih "subhana allah" (alabado sea Alá), el tahmiid: "alhamdulillah" (todas las alabanzas son de Alá), el takbiir "allahu akbar" (Alá es más grande) y el tahliil "la illaha ila allah" (no hay más dios que Alá). Todas son igualmente importantes, y no debe preocuparnos por cual de ellas empecemos, sino adquirir la costumbre de recitarlas con frecuencia.

sábado, 18 de febrero de 2017

jueves, 13 de octubre de 2016

ORACIÓN DE BUENOS DÍAS

Buenos días, Señor.

Esta noche has cuidado de mí.
Yo quisiera que toda mi vida
fuera gloria, alabanza hacia Ti.

En tu nombre comienzo este día.
En tu nombre lo espero acabar.
Pensamientos, palabras y acciones
sean canto a tu inmensa bondad.

Me regalas el tiempo, la gracia,
el trabajo, el descanso, la fe.

Y me dices: construye mi reino,
no temas, contigo estaré.

Buenos días, Señor.

martes, 9 de agosto de 2016

ORACIÓN SIRIA

Un precioso regalo desde Oriente, cortesíá de la edición árabe de Aleteia: una oración antiquísima de la tradición siria, que los monjes han rezado durante siglos y siguen rezando aún en arameo, el idioma de Jesús. Una oración que pide la protección Maligno durante la noche.

Este es el texto de la oración:

En la noche, hago el signo de la Cruz sobre mi cuerpo,y hago de Ella un guardián día y noche.
 
Así, en la noche, y cuando duermo y viene el Maligno para arruinarme el alma, ve la luz de tu cruz y corre a esconderse en la oscuridad de fuera.
 
Y por la mañana me levanto y te elevo mi alabanza.

San Pedro nos dice que nuestra esperanza en Sus promesas es firme y que no debemos asombrarnos de que nuestra fe sea probada en el fuego (1 Pe 1, 3-9) “Estad seguros –dice– y alcanzáis la meta de vuestra fe, la salvación de las almas”. Y tanto en Pedro como en Pablo encontramos una santa cautela: “Porque si, después de haberse alejado de la impureza del mundo por el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo, se enredan nuevamente en ella y son vencidos, su postrera situación resulta peor que la primera.” (2 Pe 2, 20-22) Sabemos que la salvación, que es una activa participación en la gracia del Espíritu en nuestra vida diaria, es un don de Dios, Él nos comparte su Naturaleza Divina como un don gratuito, y espera que hagamos uso de otro don: nuestra libertad, y deliberadamente escojamos seguirlo, amarlo y preferirlo a Él antes que a nosotros. Él desea perdonarnos pero debe oír primero nuestro arrepentimiento y ver nuestros esfuerzos por cambiar.
San Juan pone por escrito ciertas condiciones que son necesarias de nuestra parte: (1 Jn)
1º Romper con el pecado. (Capítulos 1 y 3)
2º Guardar los mandamientos, especialmente el mandamiento del Amor. (Capítulos 2 y 3)
3º Desapegarse del mundo. (Capítulo 2)
4º Estar en guardia contra los falsos profetas. (Capítulos 2 y 3)

lunes, 8 de agosto de 2016

MODOS DE ORAR DE SANTO DOMINGO

Tenemos en nuestras manos los “modos de orar de Santo Domingo”. Iremos contemplándolos uno a uno. Son como “cuadros o escenas de la vida de un orante”, aunque, en la realidad de la vida de oración, los deberíamos vivir en continuidad, sin interrupción en “cada modo”.
Al final del día Domingo oraba después de predicar, enseñar, caminar… Estaba cansado, como quizás lo estamos hoy nosotros por otros motivos. Y oraba en diferentes posturas para mantenerse vigilante.
Orar unas veces es escuchar, otras hablar, otras pedir, otras… “dormir” (es decir que hasta nos podemos quedar dormidos reposando en los brazos de Dios…) porque simplemente es “estar en la presencia de Dios teniéndole como amigo”.
Domingo ora ante Cristo crucificado, pero fijémonos que en casi todas las imágenes, María está presente.
Primer modo de orar
Nuestro Padre, manteniendo el cuerpo erguido, inclinaba la cabeza y, mirando humildemente a Cristo, le reverenciaba con todo su ser. Se inclinaba ante el altar como si Cristo, representado en él, estuviera allí real y personalmente.
Se comportaba así en conformidad con este fragmento del libro de Judit: “Te ha agradado siempre la oración de los mansos y humildes” (Jdt 9, 16)…También se inspiraba en estas palabras: “Yo no soy digno de que entres en mi casa” (Mt 8, 8); “Señor, ante ti me he humillado siempre”(Sal 146, 6).
Enseñaba a hacerlo así a los frailes cuando pasaban delante del crucifijo, para que Cristo, humillado por nosotros hasta el extremo, nos viera humillados ante su majestad.
Jesús es el único Señor de la historia: un crucificado se erige como salvador de todos los hombres y mujeres.
Inclinamos unos instantes nuestras cabezas ante Jesús crucificado porque es el único Señor de nuestras vidas.
Ante Él recordamos a tantos jóvenes envueltos en historias oscuras: drogas, problemas familiares, sin ilusiones y esperanzas de futuro, parados, sin techo…
Ante Él oramos por tantos jóvenes que trabajan como voluntarios sociales, en hospitales, albergues, asilos, campos de trabajo, misiones… por todos los que trabajan en favor de los marginados.
Segundo modo de orar
Oraba con frecuencia Santo Domingo postrado completamente, rostro en tierra. Se dolía en su interior y se decía a sí mismo, y lo hacía a veces en tono tan alto, que en ocasiones le oían recitar aquel versículo del Evangelio: “¡Oh Dios!, ten compasión de este pecador” (Lc 18, 13). Con piedad y reverencia, recordaba frecuentemente aquellas palabras de David: “Yo soy el que ha pecado y obrado inicuamente” (Sal 50, 5).
Del salmo que comienza, “Con nuestros oídos ¡oh Dios! hemos oído”, recitaba con vigor y devoción el versículo que dice: “Porque mi alma ha sido humillada hasta el polvo, y mi cuerpo pegado a la tierra” (Sal 43, 26). En alguna ocasión, queriendo exhortar a los frailes con cuanta reverencia debían orar, les decía: “Los Reyes Magos entraron…, y cayendo de rodillas, lo adoraron” (Mt 2, 11)…
Nosotros pedimos perdón por nuestros pecados y decimos: ¡Señor, ten piedad!
Hacemos memoria en nuestro interior de los niños y niñas que en el mundo están sometidos a todo tipo de explotación, trabajo o delincuencia.
Recordamos a emigrantes humillados por nuestras maneras de vivir que justificamos hasta con leyes.
Tercer modo de orar
Motivado Santo Domingo por todo cuanto precede, se alzaba del suelo y se disciplinaba diciendo: “Tu disciplina me adiestró para el combate” (Sal 17, 35), “Misericordia, Dios mío,” (Sal 50), o también: “Desde lo hondo a ti grito, Señor” (Sal 129). Nadie, por inocente que sea, se debe apartar de este ejemplo.
Sufre y ora por todos los que sufren, prolongando en su cuerpo la Pasión de Jesús.
Nosotros hacemos memoria en nuestro interior por los que sufren, en el cuerpo o en el espíritu, quizás conocidos o familiares nuestros.
Pero recordamos, de manera especial a los enfermos incurables, a los de SIDA, a tantas personas, cuyas imágenes nos llegan por los medios de comunicación, que son víctimas de guerras, violencia y terrorismo
Cuarto modo de orar
Después de esto, Santo Domingo, se volvía hacia el crucifijo, le miraba con suma atención. A veces, tras el rezo de la oración de Completas y hasta la media noche, y decía, como el leproso del Evangelio: “Señor, si quieres, puedes curarme” (Mt. 8, 2); o como Esteban, que clamaba: “No les tengas en cuenta este pecado” (Hc 7, 60).
Tenía una gran confianza en la misericordia de Dios, en favor suyo, en bien de todos los pecadores y en el amparo de los frailes jóvenes que enviaba a predicar. En ocasiones no podía contener su voz y los frailes le escuchaban decir: “A ti, Señor, te invoco, no seas sordo a mi voz, no te calles” (Sal 27, 1); así como otras palabras de la Sagrada Escritura.
Domingo ora ante Cristo presentándole la obra de sus manos, unas manos que son también las nuestras ¿qué le podemos presentar de nuestras vidas?
Levantemos nuestras manos ante Él, no buscamos méritos ni alabanzas, pero deseamos tener un corazón lleno de nombres, de rostros concretos a los que amamos y deseamos amar más.
Por eso recordamos a nuestras familias, que nos han transmitido una vida, o que les hemos dado una vida, el amor, la educación… o que nos han posibilitado el estar aquí.
Por eso recordamos a nuestras comunidades, fraternidades, grupos, movimientos, nuestros superiores, líderes…
Por eso recordamos a nuestros amigos, amigas, vecinos, gente que comparte nuestra vida, compañeros de trabajo, alumnos…
Pero no podemos olvidar a los que aún no queremos, a aquellos con los que mantenemos relaciones tensas…
Quinto modo de orar
Algunas veces el Padre Domingo, estando en el convento, permanecía ante el altar; mantenía su cuerpo derecho, sin apoyarse ni ayudarse de cosa alguna. A veces tenía las manos extendidas ante el pecho, a modo de libro abierto; así se mantenía con mucha reverencia y devoción, como si leyera ante el Señor.
En la oración se le veía meditar la Palabra de Dios, y cómo se la recitara dulcemente para sí mismo. Le servía de ejemplo aquel gesto del Señor: “Que entró Jesús según su costumbre en la sinagoga y se levantó para hacer la lectura” (Lc 4, 16).
A veces juntaba las manos a la altura de los ojos, entrelazándolas fuertemente y dando una con otra, como urgiéndose a sí mismo. Elevaba también las manos hasta los hombros, tal como hace el sacerdote cuando celebra la misa, como si quisiera fijar el oído para percibir con más atención algo que se diría desde el altar.
Domingo ora en actitud de ofrenda, ora por toda la creación, ora con toda la naturaleza. Es el universo hecho oración en la mente y corazón de Domingo.
Nosotros también oramos con nuestras manos y oramos por los que se preocupan de la naturaleza, aunque con frecuencia no lo damos importancia. Pedimos que Dios ponga en nuestro corazón sentimientos llenos de esperanza para cuidar la creación, pero sobre todo para cuidar a la humanidad y que la humanidad no destruya la obra que Dios le entregó, recordando ese Cántico del Profeta Daniel: “Criaturas todas del Señor, bendecid al Señor… Hijos de los hombres, bendecid al Señor…bendito el Señor en la bóveda del cielo, alabado y glorioso y ensalzado por los siglos” (Dan 3, 57ss)
Sexto modo de orar
A veces se veía también orar al Padre Santo Domingo con las manos y brazos abiertos y muy extendidos, a semejanza de la cruz, permaneciendo derecho en la medida en que le era posible. De este modo oró el Señor mientras pendía en la cruz y “con el gran clamor y lágrimas fue escuchado por su reverencial temor” (Hb 5, 7).
Pero Santo Domingo no utiliza este modo de orar sino cuando, inspirado por Dios, sabía que se iba a obrar algo grande y maravilloso en virtud de la oración, o que Dios le movía con especial fuerza a una gracia singular.
Pronunciaba con ponderación, gravedad y oportunamente las palabras del Salterio que hacen referencia a este modo de orar; decía atentamente: “Señor, Dios de mi salvación, de día te pido auxilio, de noche grito en tu presencia;…Todo el día te estoy invocando, Señor, tendiendo las manos hacia ti” (Sal 87, 2-10)
Se identifica con Cristo y abraza a todos los hombres y mujeres con su oración.
Nosotros podemos elevar nuestros brazos y formar una gran cruz de humanidad.
Unidos hacemos memoria de los hombres y mujeres que no son cristianos pero creen en Dios y lo buscan con sincero corazón, oramos por todos los buscadores de Dios.
Oramos por los que desde su fe buscan la paz y lo hacen desde la justicia. Pedimos a Jesús que murió por todos que seamos capaces de superar actitudes racistas o de marginación por cuestiones religiosas o de cultura.
Recordamos a quienes llevan su cruz de cada día, a quienes les cuesta aceptarla, a quienes la rechazan, a quienes se la cargan a otros…
Séptimo modo de orar
Se le hallaba con frecuencia orando, dirigido por completo hacia el cielo. Oraba con las manos elevadas sobre su cabeza, muy levantadas y unidas entre sí, o bien un poco separadas, como para recibir algo del cielo.
Pedía a Dios para la Orden los dones del Espíritu Santo y la práctica de las bienaventuranzas. Pedía mantenerse en la pobreza, en el hambre y sed de justicia, en el ansia de misericordia, hasta ser proclamados bienaventurados; pedía mantenerse devotos y alegres en la guarda de los mandamientos y en el cumplimiento de los consejos evangélicos. A veces decía “Escucha mi voz suplicante cuando te pido auxilio, cuando alzo las manos hacia tu santuario” (Sal 27, 2).
Domingo se deja llevar por sus pensamientos, por sus deseos, por sus dudas, por sus proyectos y se los expone a Jesús con sinceridad de corazón.
Nosotros también podemos situarnos ante Jesús sin engaños, abrirle nuestro corazón y decirle lo que nos preocupa, los proyectos, los anhelos… Jesús escucha.
Octavo modo de orar
Nuestro Padre Santo Domingo tenía otro modo de orar, hermoso, devoto y grato para él. Se iba pronto a estar solo en algún lugar, para leer u orar, permaneciendo consigo y con Dios. Se sentaba tranquilamente y, hecha la señal protectora de la cruz, abría ante sí algún libro; leía y se llenaba su mente de dulzura, como si escuchara al Señor que le hablaba, según lo que se dice en el salmo: “Voy a escuchar lo que dice el Señor” (Sal 84, 9). A lo largo de esta lectura hecha en soledad, veneraba el libro, se inclinaba hacia él, y también lo besaba, en especial el Evangelio.
Sería interesante que orásemos como hoy nos enseña Nuestro Padre: con la lectura de la Palabra de Dios, sólo así de nuestros labios saldrán de aquello que abunda el corazón: amor, porque Dios es amor.
Noveno modo de orar
Observaba este modo de orar al trasladarse de una región a otra, especialmente cuando se encontraba en lugares solitarios. Decía a veces a su compañero de camino: Está escrito en el libro de Oseas: “La llevaré al desierto y le hablaré al corazón” (Os 2, 14). En ocasiones se apartaba de su compañero y se le adelantaba y oraba.
Y es que siempre “hablaba de Dios o con Dios”.
Domingo ora mientras va de un lugar a otro como testigo, como predicador. Oración de súplica, de alabanza, de acción de gracias, de petición, de contemplación.
Es la oración de toda la Familia Dominicana: monjas contemplativas, frailes, religiosas, seglares, movimientos juveniles… todos en camino con Santo Domingo para hacer realidad aquellas palabras del Maestro: “Id por todo el mundo y predicad el Evangelio a todas las gentes”
Y es que Santo Domingo para nosotros es aquel de quien proclamamos: “Luz de la Iglesia, Doctor de la Verdad, ejemplo de paciencia, fulgor de castidad, predicador de la gracia, nos regalaste la fuente de la sabiduría, únenos un día a los santos”.
Final
Santo Domingo, según la tradición que ha llegado hasta nosotros, terminaba cada jornada con la rezo de la SALVE a María, madre y protectora de la Familia Dominicana.
V/ Santo Domingo de Guzmán
R/ Ruega por nosotros.
Artículo originalmente publicado por dominicos.org

lunes, 25 de julio de 2016

ORACIÓN A SAN CHARBEL

¡Oh glorioso santo!, bienaventurado san Chárbel,
llamado por Dios para vivir en soledad,
consagrado por amor solo a Él,
y que con penitencia y austeridad,
e inspirado por la luz de la Eucaristía,
llevaste tu cruz con paciencia y abandono,
ilumina con tu inmensa fe nuestro camino,
y con tu aliento fortifica nuestra esperanza.
San Chárbel hijo bienamado de Dios,
que en la ermita, apartado de todo en la tierra
y con autentica pobreza y humildad,
experimentaste el sufrimiento de cuerpo y alma
para entrar glorioso en el cielo,
enséñanos a llevar las dificultades de la vida
con paciencia y valentía,
y sálvanos de todas las desgracias
que no podamos soportar.
San Chárbel, santo milagroso
e intercesor poderoso de todo necesitado,
acudo a ti con toda la confianza de mi corazón
a solicitar tu auxilio y amparo en esta difícil situación,
te ruego me otorgues urgentemente la gracia
de la que hoy tengo tanta necesidad,
(hacer la petición)
Una sola palabra tuya a tu amor, Jesús Crucificado,
nuestro Salvador y Redentor,
es suficiente para que Él se apiade de mi
y responda con celeridad a mi solicitud.
San Chárbel virtuoso,
tú que tanto amaste la sagrada Eucaristía,
que te alimentaste de la Palabra de Dios
en el Santo Evangelio,
que renunciaste a todo aquello
que te separara del amor a Jesucristo Resucitado
y a su Santísima Madre, la Virgen María,
no nos dejes sin pronta solución,
y ayúdanos a conocer a Jesús y a María cada vez más,
para que nuestra fe se incremente,
para servirle mejor y así escuchar la voz de Dios,
para cumplir su voluntad y vivir de su amor.
Amén.
Rezar pidiendo la intercesión del milagroso san Chárbel,
el Credo, la Salve y Gloria.

jueves, 7 de julio de 2016

MEMORARE

Acordaos, ¡oh piadosísima Virgen María!,
que jamás se ha oído decir
que ninguno de los que han acudido a vuestra protección,
implorando vuestro auxilio,
haya sido desamparado.

Animado por esta confianza, a Vos acudo,
oh Madre, Virgen de las vírgenes,
y gimiendo bajo el peso de mis pecados
me atrevo a comparecer ante Vos.
Oh madre de Dios, no desechéis mis súplicas,
antes bien, escuchadlas 
y acogedlas benignamente.
 Amén.
maria-memorare

martes, 5 de julio de 2016

SALVE A NUESTRA SEÑORA DEL CARMEN


Salve, Virgen pura,
Salve, Virgen Madre,
Salve, Virgen bella,
Reina Virgen, Salve.
Gózate, María,
Patrona del Carmen,
Con las alabanzas
Que dan tus cofrades.
Tu amparo buscamos
Benigno y suave,
Hoy los desterrados
En aqueste valle.
Eres del Carmelo
La Pastora amable,
Que tus ovejuelas
Das pasto suave.
A Ti, pues, clamamos
Buscando piedades:
¡Ea, pues, Señora,
No nos desampares!
Es tu Escapulario
La cadena grande
Con que se aprisiona
El dragón infame.
Vuelve ya a nosotros
¡Oh piadosa Madre!
Tus benignos ojos,
Llenos de piedades.
Pues con tu defensa
Viven tus cofrades
Libres de peligros
Y de todos males.
Muéstranos, María,
Benigno y afable,
De tu puro vientre
El fruto admirable.
Es contra el Infierno
Tu poder tan grande,
Que libras las almas
De eternos volcanes.
Si, por nuestras culpas,
Penas a millares
Merecemos todos,
Tu favor nos salve.
Y, si al Purgatorio
Bajan tus Cofrades,
Pedimos, Señora,
Que al punto los saques.
¡Oh clemente! ¡oh pía!
¡Oh cándida ave!
¡Oh dulce María!
Salve, Salve, Salve.

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