Aunque hay personas que creen que Jesús no participó ni se interesaba en los problemas de este mundo. Sólo en el Reino de Dios, está claro que dijo: "Dad al césar lo que es del césar y a Dios lo que es de Dios".
Hace poco y en relación al minuto de silencio guardado en recuerdo del niño Gabriel Cruz una persona me comunicaba que su hija se negó a hacer ese minuto porque "como cristiana ella -refiriéndose a su hija- sigue el ejemplo de su señor Jesucristo quien no
participó en ningún acto social cuando estuvo en la Tierra. Más bien
señaló al reino de Dios como la única esperanza para la humanidad."
Y la buena mujer se quedó tan agusto. Pero yo le pongo que la enseñanza y el ejemplo de Jesús en este mundo se extiende a través de estos siete temas de actuación. El que tenga ojos para ver que vea, entienda y ponga en práctica.
- LA VIDA Y LA DIGNIDAD DE LA PERSONA
La Iglesia Católica proclama que la vida humana es sagrada y
que la dignidad de la persona es la base de una visión moral para la
sociedad. Esta creencia es el fundamento de todos los principios de
nuestra ensenanza social. En nuestra sociedad, la vida humana está bajo
el; ataque directo del aborto y la eutanasia. La vida humana está
amenazada por la clonación, las investigaciones sobre las células madre
embrionarias y por la aplicación de la pena de muerte. El poner
intencionalmente la mira en la población civil durante una guerra o un
ataque terrorista siempre está mal. La enseñanza católica nos llama
siempre a hacer todo lo posible para evitar una guerra. Las naciones
deben proteger el derecho a la vida encontrando maneras eficaces para
evitar los conflictos y para resolverlos por medios pacificos. Creemos
que toda persona tiene un valor inestimable, que las personas son más
importantes que las cosas y que la medida de cada institución se basa a
en si amenaza o acrecienta la vida y la dignidad de In persona humana.
- EL LLAMADO A LA FAMILIA, A LA COMUNIDAD Y A LA PARTICIPACION
La persona no sólo es sagrada sino tambien social. La manera en
que organizamos nuestro sociedad-en lo económico y lo político, en
leyes y políticas-afecta directamente la dignidad humana y la capacidad
de los individuos para crecer en comunidad. El matrimonio y la familia
son las instituciones centrales de la sociedad y éstas deben ser
apoyadas y no minadas. Creemos que todas las personas tienen el derecho y
el deber de participar en la sociedad buscando juntas el bien común y
el bienestar para todos, especialmente para los pobres e indefensos.
- LOS DERECHOS Y DEBERES
La tradición católica enseña que se puede proteger la dignidad
humana y se puede establecer una comunidad saludable sólo si se respetan
los derechos humanos y se cumple con los deberes. Por lo tanto, toda
persona tiene un derecho fundamental a la vida y un derecho a todo lo
necesario para vivir con decencia. A la par de esos derechos, hay
también deberes y responsabilidades-de unos a otros, hacia nuestras
familias y hacia la sociedad en general.
- LA OPCIÓN POR LOS POBRES E INDEFENSOS
Una prueba moral básica es cómo les va a los miembros más
indefensos. En una sociedad marcada por divisiones cada vez más agudas
entre ricos y pobres, nuestra tradición recuerda la historia del Juicio
Final (Mt. 25:31-46) y nos enseña a preocuparnos primero por las
necesidades de los pobres e indefensos.
- LA DIGNIDAD DEL TRABAJO Y LOS DERECHOS DE LOS TRABAJADORES
La economía debe servir al pueblo y no al revés. El trabajo es
más que una forma de ganarse la vida, es una forma de participar
continuamente en la creación de Dios. Si e ha de proteger la dignidad
del trabajo, entonces debe respetarse los derechos básicos de los
trabajadores-el derecho a un trabajo productivo, a salarios adecuados y
justos, a organizar sindicatos y a unirse a ellos, a la propiedad
privada y a la iniciativa económica.
- LA SOLIDARIDAD
Somos una familia humana cualesquiera que sean nuestras diferencias
nacionales, raciales, étnicas, económicas e ideológicas. Somos los
custodios de nuestros hermanos y hermanas dondequiera que se encuentren.
Amar a nuestro prójimo tiene dimensiones globales en un mundo cada vez
más pequeño. En el mero centro de la virtud de la solidaridad está la
búsqueda de la justicia y la paz. EI Papa Paulo VI nos dijo: "si quieres
paz, trabaja por la justicia".1 El Evangelio nos llama a ser
pacificadores. Nuestro amor por rodos nuestros hermanos y hermanas exige
que fomentemos la paz en un mundo rodeado de violencia y conflicto.
- El CUIDADO POR LA CREACION DE DIOS
Nosotros mostramos nuestro respeto por el Creador cuidando la creación.
El cuidado por la tierra no es sólo un eslogan para el Día de la Tierra;
es un requisito de nuestra fe. Estamos llamados a proteger a las
personas y al planeta viviendo nuestra fe en relación con toda la
creación de Dios. Este desafío ambiental tiene dimensiones morales y
éticas fundamentales que no pueden ser ignoradas.