TRADUCCIÓN

Mostrando entradas con la etiqueta Política. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Política. Mostrar todas las entradas

lunes, 13 de mayo de 2019

viernes, 14 de julio de 2017

FRASES DE GIULIO ANDREOTTI

El histórico primer ministro siempre tenía un as en la manga por si alguien le llevaba la contraria o no estaba de acuerdo con sus pensamientos. Estas son las frases más célebres de Andreotti a lo largo de su vida política.

- "Hay dos tipos de locos: los que se creen Napoleón y aquellos que se creen capaces de sanear la red de ferrocarriles del Estado".

- "No me arrepiento de nada de lo que hecho".

- "No tengo vicios menores”.

- "Errores muy graves creo que no he cometido. Curvas y giros bruscos no he dado. Quizás lo único es que como soy un poco vago y bastante meditativo, algunas cosas las podría haber hecho mejor".

- "El poder es solamente facilidad de expresión".

- "El poder desgasta, sobre todo cuando no se tiene".

- "Gobernar no consiste en solucionar problemas, sino en hacer callar a los que los provocan".

- "Excepto de las Guerras Púnicas, para las que era muy joven, me han culpado de casi todo".

- "Hay amigos íntimos, amigos, conocidos, adversarios, enemigos, enemigos mortales y... compañeros de partido".

- "La malicia de las buenas personas es peligrosísima".

- "Lo leemos en los Evangelios: cuando a Jesucristo le preguntan qué es la verdad, él nunca contesta".

- "Falta finura". (Acerca de la política española)

- "En la carrera de la imparcialidad siempre nos quedamos a medio camino".

- "No es fácil explicar nuestro país a los extrangeros. En Italia, los trenes más lentos se llaman rápidos, y el Corriere della Sera (noticias de la tarde) sale por la mañana”.

- "En las novelas policiacas siempre se encuentra al culpable, en la vida real casi nunca ocurre”.

- "El dictador más difícil de odiar es uno mismo”.

- "Se que soy un hombre medio, pero cuando miro a mi alrededor no veo ningún gigante”.

- "Pensar mal de tu prójimo es un pecado, pero has acertado”.
El poder desgasta, sobre todo cuando no se tiene

1. Hay amigos íntimos, amigos, conocidos, adversarios, enemigos, enemigos mortales y... compañeros de partido  

2. Gobernar no consiste en solucionar problemas, sino en hacer callar a los que los provocan 

3. Pensar mal de tu prójimo es un pecado, pero has acertado  

4. No tengo vicios menores 

5. El poder desgasta, sobre todo cuando no se tiene  

6. Excepto de las Guerras Púnicas, para las que era muy joven, me han culpado de casi todo 

7. La malicia de las buenas personas es peligrosísima  

8. Sé que soy un hombre medio, pero cuando miro a mi alrededor no veo ningún gigante 

9. En las novelas policiacas siempre se encuentra al culpable, en la vida real casi nunca ocurre  

10. Lo leemos en los Evangelios: cuando a Jesucristo le preguntan qué es la verdad, él nunca contesta.

10 frases "made in" Giulio Andreotti 

martes, 29 de septiembre de 2015

CONMIGO O CONTRA MI




Un lector me preguntó el otro día por mi escepticismo político: mi falta de fe en el futuro y mi despego de esta casta parásita que nos gobierna, sólo comparable a la desconfianza que siento hacia nosotros los gobernados: sin víctimas fáciles no hay verdugos impunes. Siempre sostuve, porque así me lo dijeron de niño, que los únicos antídotos contra la estupidez y la barbarie son la educación y la cultura. Que, incluso con urnas, nunca hay democracia sin votantes cultos y lúcidos. Y que los pueblos analfabetos nunca serán libres, pues su ignorancia y su abulia política los convierten en borregos propicios a cualquier esquilador astuto, a cualquier lobo hambriento, a cualquier manipulador malvado. También en torpes animales peligrosos para sí mismos. En lamentables suicidas sociales.

Hace dos largas décadas que escribo en esta página. También, en los últimos dos años, Twitter me ha permitido acercarme a lo más caliente de nuestro modo de respirar. Y no puedo decir que sea confortable. Inquieta el lugar en que una parte de los lectores españoles se sitúan: lo airado de sus reacciones, el odio sectario, la violenta simpleza -rara vez hay argumentos serios- que a menudo llegan a un desolador extremo de estolidez, cuando no de infamia y vileza. Cualquier asunto polémico se transforma en el acto, no en debate razonado, sino en un pugilato visceral del que está ausente, no ya el rigor, sino el más elemental sentido común.

Destaca, significativa, la necesidad de encasillar. Si usted opina, por ejemplo, que a Manuel Azaña se le fue la República de las manos, no encontrará criterios serenos que comenten por qué se le fue o no se le fue, sino airadas reacciones que, tras mencionar el burdo lugar común de Hitler y Mussolini, acusarán al opinante de profranquista y antidemócrata. Y si, por poner otro ejemplo, menciona el papel que la Iglesia Católica tuvo en la represión de las libertades durante los últimos tres siglos de la historia de España, abundarán las voces calificándolo en el acto de anticatólico y progre de salón. Pondré un ejemplo personal: una vez, al ser interrogado sobre mi ideología, respondí que yo no tengo ideología porque tengo biblioteca. No pueden ustedes imaginar cómo llovieron, en el acto, las violentas acusaciones de que escurría el bulto «y no me mojaba». Y es que en España parece inconcebible que alguien no milite en algo y, en consecuencia, no odie cuanto quede fuera del territorio delimitado por ese algo. Reconocer un mérito al adversario es para nosotros impensable, como aceptar una crítica hacia algo propio. Porque se trata exactamente de eso: adversarios, bandos, sectas viscerales heredadas, asumidas sin análisis. Odios irreconciliables. Toda discrepancia te sitúa directamente en el bando enemigo. Sobre todo en materia de nacionalismos, religión o política, lo que no toleramos es la crítica, ni la independencia intelectual. O estás conmigo, o contra mí. O eres de mi gente -y mi gente es siempre la misma, como mi club de fútbol- o eres cómplice de la etiqueta que yo te ponga. Y cuanto digas queda automáticamente descalificado porque es agresión. Provocación. Crimen.
Qué fácil resulta entender, así, nuestra despiadada Guerra Civil. Si ahora no se dan delaciones y paseos por las cunetas, es sencillamente porque ya no se puede. Pero las ganas, el impulso, siguen ahí. Me pregunto muchas veces de dónde viene esa vileza, esa ansia de ver al adversario no vencido o convencido, sino exterminado. La falta de cultura no basta para explicarlo, pues otros pueblos tan incultos y maleducados como nosotros se respetan a sí mismos. Quizá esa Historia que casi nadie enseña en los colegios pueda explicarlo: ocho siglos de moros y cristianos, el peso de la Inquisición con sus delaciones y envidias, la infame calidad moral de reyes y gobernantes. Pero no estoy seguro. Esa saña que lo mismo se manifiesta en una discusión política que entre cuñados y hermanos en una cena de Navidad es tan española, tan nuestra, que me pregunto quién nos metió en la sangre su cochina simiente. Desde ese punto de vista, el español es por naturaleza un perfecto hijo de puta. Por eso necesitamos tanto lo que no tenemos: gobernantes lúcidos, sabios sin complejos que hablen a los españoles mirándonos a los ojos, sin mentir sobre nuestra naturaleza y asumiendo el coste político que eso significa. Dispuestos a decir: «Preparemos al niño español para que se defienda de sí mismo. Eduquémoslo para que conviva con el hijo de puta que siglos de reyes, obispos, mediocridad, envidia, corrupción, violencia, injusticia, le metieron dentro».
Arturo Pérez Reverte

sábado, 2 de agosto de 2014

SOBRE DEMOCRACIA FORMAL Y REAL

La primera contradicción entre democracia formal y democracia real está en el origen mismo del término. Según Mariano Grondona el origen del poder no fue democrático sino despótico porque el verbo griego "arkhein" tiene otra opción y, por tanto, dos significados: empezar y mandar. Con esta palabra se conectan dos sustantivos: arkhé, origen y arkhos, jefe. Con arkhé se vinculan palabras como arcaico y arqueología. Con arkhos, "monarca", monarquía que significa mando unipersonal puesto que mono equivale a uno. ¿En qué pensarían los inventores de la democracia, si es universalmente sabido que en la suya la esclavitud era moneda de curso legal? Y, ¿en qué pensaríamos después al asociar el término con la utopía en la que una mayoría –el pueblo- ejerce libre y completamente su propia soberanía y libertad?


Así que en el principio (arkhé) no fue el pueblo (demos) sino el jefe (arkhos). La palabra "poder"; se origina en la voz indoeuropea poti, que significa "jefe". De ella deriva el griego despotes, "jefe" o "amo", castellanizada, para mal de muchos amos, como déspota. Democracia, entonces, se origina en el griego demos pueblo y kratos poder. Sin embargo, la palabra pueblo excluía a los esclavos y a las mujeres.

JULIO ANGUITA

Llega a Madrid a bordo del AVE, refulgente símbolo de progreso y modernidad, y aterriza en un Madrid maloliente como consecuencia de la huelga de limpieza (que concluyó el pasado 17 de noviembre). ¿Metáfora de esta España que se ha ido definitivamente a la mierda?
 
Verá usted (agita nervioso la pierna izquierda). De esa España que está en una situación extrema hay muchos responsables. No es cuestión de imputárselo al gobierno actual ni al anterior, que también, sino, sobre todo, a esa espacie de rapto bobalicón que significó Europa: el proyecto concreto de Maastrich y de la moneda única, causantes de la actual situación.
 
Me consta que no usa Facebook ni Tuitter pero, ¿me podría resumir esta crítica situación en 140 caracteres? 
 
Estamos en un estado de excepción desde el punto de vista económico, social, político, moral e ideológico que puede conllevar una quiebra del propio Estado.
 
¿Y esto se arregla con "programa, programa, programa"?
(Sonríe). Sí, sí, sí. Pero depende de qué programa. Hay que discutir si el modelo europeo actual es el que nos sirve. Los gobiernos nacionales ya no deciden nada, sólo acatan las imposiciones de la troika (como se conoce popularmente al triunvirato formado por la Comisión Europea, el Banco Central Europeo y el Fondo Monetario Internacional). Y que no me digan que vienen inversiones, porque eso es un cuento chino.
 
Pero si hasta Bill Gates acaba de comprar el 6% de FCC...
Eso es un juego de élites; gente que gana dinero, invierte, compra y saquea un país. Pretenden hacernos creer que esto también redundará en nuestro beneficio, pero es radicalmente mentira.
 
Dice que su libro Contra la ceguera. Cuarenta años luchando por la utopía, "es un grito". ¿Por qué necesitaba clamar? ¿Y por qué ahora?
El libro refleja mi deseo impenitente de explicar, quizá por ese afán de maestro de escuela. Los hechos no son así porque han caído del cielo, sino porque tienen sus causas. Cuando la gente habla de la crisis, lo hace con el fatalismo con que los pueblos primitivos hablaban de la fuerza del volcán. Pero hay que recordarle a la población -a la que quiera pensar, a la que quiera leer- que de aquellos polvos de Maastrich vienen estos lodos.
 
Con 13 años leyó el devocionario de los hermanos trinitarios de Córdoba, donde leyó que El Paraíso prometido era "un foco purísimo de saber" para entender el mundo, y eso le marcó de por vida. ¿Su necesidad de saber se mantiene intacta a sus 72 años?
Yo fui creyente hasta los 16 o 17 años. De aquella primitiva fe, que ha desaparecido por completo (soy ateo, no agnóstico) queda un impulso por buscar el absoluto, las últimas causas. De hecho, una parte importante de mi modesta biblioteca está dedicada a la física cuántica. ¿Por qué? Porque quiero encontrar de una vez que alguien me explique dónde estamos y de dónde venimos. Sé que es un acto de soberbia, pero qué le vamos a hacer...
 
¿Es cierto que nunca ha anhelado el poder, sino la sabiduría?
Si he querido el poder, porque nunca le he hecho ascos, ha sido para hacer cosas. El poder por el poder es lo más aburrido que conozco.
 
Cuarenta años combatiendo la ceguera. ¿No se cansa?
Dentro de lo que me permite mi salud, que tengo que cuidarla muchísimo, escribo, doy conferencias, he impulsado plataformas como el colectivo Prometeo o el Frente Cívico "Somos Mayoría"... Ahora estoy involucrado hasta en 12 asociaciones, porque lo que a uno le pide el cuerpo es ayudar. Esto es un mal de la izquierda: intentar suplir con un esfuerzo titánico y a veces suicida lo que no hace la mayoría de la población.
 
Cuando usted tenía 11 o 12 años, su padre, suboficial del Ejército, advertía a las visitas: "No dejarle que hable, no dejarle que hable, porque nos convence". ¿Siempre tuvo el don de la palabra?
Ja, ja. Mi padre decía eso no porque fuera buen orador, sino porque siempre procuraba armarme de razones antes de hablar. El secreto está en el trabajo. Pero cuando oigo hablar a algunos diputados pienso: este no se ha preparado en absoluto. En el fondo esta gente desprecia a la ciudadanía. Y a un político le pagan para que piense, no para que hable mucho.
 

Temas sugeridos

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...

Sic transit gloria mundi

trucos blogger