Bismillahi Rahmani Rahim
Hay que aprovechar todas las ocasiones para realizar buenas acciones (hasanat) y recibir la generosidad de Alá.
Ocasiones especiales
Hay determinadas fechas en las que Alá es especialmente generoso, y son los meses y días sagrados:
Los 10 primeros días de Dhul-Hiyya. Son especialmente valorados en Alá, y por ellos se jura en el Generoso Corán (Surat El alba "al-fayir", versos 1-2: "Por las diez noches"). En ellos se contiene la noche de Aarafat (lailat al-aarafat).
Los 10 últimos días de Ramadán. Ramadán se divide en 3 partes: los 10
primeros días son de misericordia; los 10 siguientes, son de perdón;
los 10 últimos son para la salvación (del fuego). Estos 10 últimos días
contienen la noche del Decreto (lailat al-qadr). Esta noche, se
dice en el Generoso Corán, equivale a mil meses (lunares, se entiende)
(lo cual es el equivalente aproximado a una vida humana).
No hay que dejar pasar estas oportunidades de obtener el generoso perdón de Alá.
Hay un hadiz que dice que las buenas obras durante estos 10 primeros
días de Dhu-l-hiyya son las más queridas por Alá. ¿Por qué se prefieren
las obras de estos 10 días? Dijo el Profeta (SAS): "Ni siquiera el yihad equivale a estos 10 días de peregrinación".
Por ejemplo, la oración en estas fechas o en determinados lugares
(como Mekka, Medina o la mezquita de Al-Aqsa en Jerusalén) tiene más
recompensa, aunque esta recompensa sólo la conoce Alá.
Hay que ser conscientes de que cada acción que llevamos a cabo en la
vida es observada por Alá, cada una de nuestras inspiraciones está
contada, así que, puesto que no sabemos cuando llega nuestro final, no
debemos demorarnos. Hay que ser prácticos y llevar siempre adelante al
máximo nuestro esfuerzo personal. Incluso sonreír a los demás es
hasanat.
Si uno suele realizar una buena obra y en alguna ocasión, aún
teniendo la intención de llevarla a cabo, las circunstancias impiden su
realización, su ángel la anota como realizada.
Algunos ejemplos de hasanat
As-salat an-nuafl (la oración voluntaria)
En el Islam, la oración es un acto de adoración y purificador; por
ello, el musulmán y la musulmana pueden rezar cuantas veces quieran, el
número de rakaat que quieran. Existen algunos hadices al respecto.
Hay un hadiz sahih del Imam Adarbi: En una ocasión dos
amigos del Profeta (SAS) van a rezar. Uno de ellos prolongó mucho la
oración, y rezó muchas rakaat antes de terminar la oración con "assalamu aleikum..." Su amigo le dijo después: "¿Sabes cuántas rakaat has hecho?". Le contestó el otro: "Si no lo supiera, entonces Alá lo sabe" Entonces su amigo se echó a llorar y dijo
"He oído al Profeta (SAS) que decía que todo siervo de Alá que hace
suyud (postraciones), Alá lo eleva un grado y le quita un pecado".
El imam malik nostransmite elsiguiente hadiz. En cierta ocasión, un
joven encargado de asistir al Profeta (SAS) estaba ayudándole a preparar
la ablución. Entonces el Profeta (SAS) le dice: "¿Quieres pedirme algo o que le pida algo para ti a Alá?". El joven le dice: "quiero ser tu compañero en el Paraíso". Esto es muy ambicioso para un joven, pues el Firdaus,
la parte más elevada del Yenna, está reservada para los siervos más
obedientes. ¿Qué le contestó el Profeta? Dado que en el Islam no tenemos
certificados de paraíso ni nada por el estilo... Le dijo: "ayúdame (a pedirlo para ti) rezando mucho".
Dikr y tasbih (el recuerdo de Alá)
Sobre las ventajas de alabar a Alá podemos decir que nada nos impide
elevar alabanzas a Alá durante nuestro día. El Profeta (SAS) dijo "Quien dice "subhana allah" cien veces antes de acostarse y justo antes de dormir gana mil veces hasanat" También, decir "subhana allah" al despertarse cien veces nos da hasanat.
El Profeta (SAS) también dijo "Quien dice subhana allah (33
veces), alhamdulillah (33 veces), allahu akbar (33 veces) y termina con
la illaha ila allah (1 vez) –es decir, el tasbih de 100 cuentas- es
mejor para él que todo lo que hay bajo el sol.
También dijo el Profeta (SAS) que las 4 expresiones preferidas por
Alá son, indistintamente (quiere decir que el orden no implica mayor
preferencia): el tasbiih "subhana allah" (alabado sea Alá), el tahmiid: "alhamdulillah" (todas las alabanzas son de Alá), el takbiir "allahu akbar" (Alá es más grande) y el tahliil "la illaha ila allah"
(no hay más dios que Alá). Todas son igualmente importantes, y no debe
preocuparnos por cual de ellas empecemos, sino adquirir la costumbre de
recitarlas con frecuencia.
En un hadiz Abu Malik al Hariz Ibn Asim al Ashariy -que Alá este complacido con él- dijo:
El Mensajero de Alá -la paz y las bendiciones de Alá sean con él-, dijo:
«At-Tuhur es la mitad de la fe (Imán). AL HAMDU LI-LLAH (La
alabanza a Alá) llena la balanza, SUBHANAL-LAH y AL HAMDU LI-LLAH
(gloria a Alá y alabanza a Alá), llenan el espacio entre el cielo y la
tierra, la oración es luz, y la caridad es una evidencia, la paciencia
es luminosidad, y el CORÁN es argumento en pro o en contra de ti. Cada
uno empieza su día siendo vendedor de sí mismo, liberándose o
condenándose».
Lo transmitió Muslim.
En otro hadiz, el Profeta (SAS) encuentra un hombre ocupado en plantar una maceta. Le dijo "¿Quieres
saber cómo plantarla mejor?
Dí: Subhanallah, y habrás plantado también
un árbol en el paraíso". Quien dice "subhana al-llahi wa bihamdi
subhannallahi" planta una palmera en el jardín.
La lectura y el recitado de Corán
Sobre los beneficios del recitado del Corán, ver: reuniones islámicas para recordar a Alá
El ayuno
En una ocasión Abu Umama, amigo del Profeta (SAS), a punto de comenzar una batalla, le dice: "Oh, Mensajero de Alá, pide a Alá que me haga mártir". Entonces el Profeta dijo: "Alá, sálvalos y que tengan buena ganancia en la batalla" (esta
última frase se refiere al botín de guerra), como así fue. De nuevo,
con ocasión de otra batalla, Abu Umama se acerca al Profeta y le dice
que le pida a Alá que lo haga mártir. El Profeta de nuevo pide que se
salven y obtengan buen botín, como ocurre. Por tercera vez insistió Abu
Umama y por tercera vez pidió el Profeta (SAS): "Allahuma, sálvalos y que tengan buen botín".
Entonces Abu Umama se da cuenta de que nunca el Profeta pedirá a Alá
que lo convierta en mártir, por lo que decide entrar en el paraíso por
otra puerta, y entonces pide consejo al Profeta. Éste le dice: "Ayuna, pues ninguna otra cosa tiene igual recompensa".
Cuando el ayuno se convirtió en una costumbre para Abu Umama, quiso
saber del Profeta (SAS) qué otras cosas tienen recompensa. Le dijo el
Profeta (SAS): "Haz muchas veces suyud –postraciones-. Por cada sayyda –postración- obtendrás recompensa".
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