TRADUCCIÓN

Mostrando entradas con la etiqueta Reflexión. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Reflexión. Mostrar todas las entradas

lunes, 24 de octubre de 2016

RECORDANDO

Ezequiel 4, 1-17
Anuncio simbólico del sitio de Jerusalén 4:1 Hijo de hombre, toma un ladrillo, colócalo delante de ti y graba sobre él la ciudad de Jerusalén. 4:2 Luego la sitiarás: levantarás contra ella torres de asedio, harás terraplenes, instalarás campamentos y emplazarás a su alrededor máquinas de guerra. 4:3 Toma en seguida una sartén de hierro y colócala como muro de hierro entre ti y la ciudad. Mírala fijamente: ella quedará sitiada y tú serás el que la asedia. Esto es una señal para los israelitas. 4:4 Acuéstate sobre el lado izquierdo, y yo pondré sobre ti las culpas de los israelitas: tú cargarás con sus culpas durante todo el tiempo que estés acostado sobre ese lado. 4:5 Yo te he fijado un número de días equivalente a los años de su iniquidad: por eso, durante trescientos noventa días cargarás con las culpas del pueblo de Israel. 4:6 Al cabo de estos días, te acostarás por segunda vez, sobre el lado derecho, y cargarás con las culpas del pueblo de Judá durante cuarenta días: yo te he fijado un día por cada año.4:7 Después dirigirás tu rostro y tu brazo desnudo hacia el asedio de Jerusalén y profetizarás contra ella. 4:8 Yo te ato con sogas, para que no puedas darte vuelta de un lado a otro, hasta que hayas cumplido los días de tu asedio. 4:9 Toma también trigo, cebada, habas, lentejas, mijo y espelta: échalos en un recipiente y prepárate con eso la comida. Tú comerás de ese pan durante todo el tiempo que estés acostado de un lado, o sea, durante ciento noventa días. 4:10 Cada día pesarás una ración de veinte siclos, y la comerás a una hora determinada. 4:11 También beberás el agua medida —la sexta parte de un hin— y la beberás a una hora determinada. 4:12 Prepararás este alimento en forma de galleta de cebada y lo cocerás sobre excrementos humanos, a la vista del pueblo. 4:13 Y tú dirás: "Así habla el Señor, el Dios de Israel: Así de impuro será el pan que comerán los israelitas, entre las naciones adonde yo los arrojaré". 4:14 Entonces exclamé: ¡Señor, yo nunca he incurrido en impureza! Desde mi infancia hasta el presente, jamás he comido un animal encontrado muerto o despedazado, ni ha entrado carne impura en mi boca. 4:15 Él me respondió: "Está bien, te permito que en lugar de excrementos humanos uses bosta de vaca para hacer tu pan". 4:16 Luego añadió: "Hijo de hombre, yo acabaré con las reservas de pan que hay en Jerusalén: comerán angustiosamente el pan racionado y beberán ansiosamente el agua medida. 4:17 De esta manera, al faltar el pan y el agua, todos desfallecerán y se pudrirán a causa de sus culpas".


COMPROMISO

Y

ORACIÓN

domingo, 16 de octubre de 2016

CAMINANDO

PADRE, ME PONGO EN TUS MANOSCarlos de Foucauld

Padre, 
me pongo en tus manos.

Haz de mí lo que quieras.
Sea lo que fuere, 
por ello te doy las gracias.

Estoy dispuesto a todo.

Lo acepto todo, 
con tal de que se cumpla
tu voluntad en mí
y en todas tus criaturas.

 No deseo nada más, Padre.

Te encomiendo mi alma, 
te la entrego
con todo el amor de que soy capaz,
porque te amo y necesito darme,
ponerme en tus manos sin medida,
con infinita confianza,
porque tu eres mi Padre.




VÍA SERVULA

martes, 4 de octubre de 2016

FRASES DE FRANCISCO DE ASÍS

"Si tú, siervo de Dios, estás preocupado por algo, inmediatamente debes recurrir a la oración y permanecer ante el Señor hasta que te devuelva la alegría de su Salvación"

"La verdadera enseñanza que trasmitimos es lo que vivimos; y somos buenos predicadores cuando ponemos en práctica lo que decimos."

"Comienza haciendo lo que es necesario, después lo que es posible y de repente estarás haciendo lo imposible."
"Recuerda que cuando abandones esta tierra, no podrás llevarte contigo nada de lo que has recibido, sólo lo que has dado."

"El hombre debería temblar, el mundo debería vibrar, el Cielo entero debería conmoverse profundamente cuando el Hijo de Dios aparece sobre el altar en las manos del sacerdote".

"Espíritus malignos y falsos, hagan en mi todo lo que quieran. Yo sé bien que no pueden hacer más de lo que les permita la mano del Señor. Por mi parte, estoy dispuesto a sufrir con mucho gusto todo lo que él les deje hacer en mí."

"Es siervo fiel y prudente el que, por cada culpa que comete, se apresura a expiarlas: interiormente, por la contrición y exteriormente por la confesión y la satisfacción de obra"

"El demonio se alegra, sobre todo, cuando logra arrebatar la alegría del corazón del servidor de Dios. Llena de polvo las rendijas más pequeñas de la conciencia que puedan ensuciar el candor del espíritu y la pureza de la vida. Pero cuando la alegría espiritual llena los corazones, la serpiente derrama en vano su veneno mortal."

"Cuando el servidor de Dios es visitado por el Señor en la oración con alguna nueva consolación, antes de terminarla debe levantar los ojos al cielo y, (juntas las manos), decir al Señor: “Señor, a mi, pecador e indigno, me has enviado del cielo esta consolación y dulzura; te las devuelvo a ti para que me las reserves, pues yo soy un ladrón de tu tesoro.” Y también: “Señor, arrebátame tu bien en este siglo y resérvamelo para el futuro.” Así debe ser, de modo que, cuando salga de la oración, se presente a los demás tan pobrecito y pecador como si no hubiera obtenida ninguna gracia nueva. Por una pequeña recompensa se pierde algo que es inestimable y se provoca fácilmente al Dador a no dar más."

"Luchemos por alcanzar la serenidad de aceptar las cosas inevitables, el valor de cambias las cosas que podamos y la sabiduría para poder distinguir unas de otras."

"Predica el evangelio en todo momento, y cuando sea necesario, utiliza las palabras."

"Señor, hazme un instrumento de tu paz. Donde haya odio siembre yo amor; donde haya ofensa, perdón; donde hay duda, fe; donde hay desesperación, esperanza; donde haya tinieblas, luz; donde haya tristeza, alegría."

"¡Terrible es la muerte!, pero ¡cuán apetecible es también la vida del otro mundo, a la que Dios nos llama!"

"No peleen entre sí y con los demás, sino traten de responder humildemente diciendo, “Soy un siervo inútil."

"En la santa caridad que es Dios, ruego a todos los hermanos, tanto a los ministros como a los otros, que, removido todo impedimento y pospuesta toda preocupación y solicitud, como mejor puedan, sirvan, amen, honren y adoren al Señor Dios, y háganlo con limpio corazón y mente pura, que es lo que Él busca por encima de todo; y hagamos siempre en ellos habitación y morada a Aquel que es el Señor Dios omnipotente, Padre, e Hijo, y Espíritu Santo"

viernes, 30 de septiembre de 2016

ENSEÑANZAS DEL PADRE PÍO

Heredero espiritual de san Francisco de Asís, el Padre Pío de Pietrelcina fue el primer sacerdote en recibir los estigmas de la crucifixión. Es conocido en todo el mundo como “fraile” estigmatizado.
El Padre Pío, a quien Dios dio dones y carismas particulares, se empeñó con todas sus fuerzas en la salvación de las almas.
Los muchos testimonios sobre la gran santidad del fraile llegan hasta nuestros días, acompañados de sentimientos de gratitud. Sus intercesiones providenciales junto a Dios fueron para muchos hombres causa de curación del cuerpo y motivo de renovación del espíritu.
Algunas enseñanzas del Padre Pío que “sacudirán” tu vida:
1. No te preocupes con el mañana. Haz el bien hoy.

2. Si Jesús nos hace así de felices en la Tierra, ¿cómo será en el Cielo?

3. Si el temor te deja angustiado, exclama como san Pedro: “Señor, ¡sálvame!”. Él te extenderá la mano: apriétala con fuerza y camina alegremente”.

4. Intenta hacerlo siempre mejor: hoy mejor que ayer, mañana mejor que hoy.

5. Si el demonio no duerme para perdernos, Nuestra Señora no nos abandona ni siquiera un instante.

6. Cuando pierdes el tiempo, desprecias el don de Dios, el regalo que Él, infinitamente bueno, abandona a tu amor y generosidad.

7. Sean como pequeñas abejas espirituales, que llevan a su colmena sólo miel y cera. Que, por medio de su conversación, su casa esté llena de docilidad, paz, concordia, humildad y piedad.

8. Haz siempre el bien, así dirán: “este es cristiano”. Soporta tribulaciones, enfermedades, dolores por amor a Dios y por la conversión de los pobres pecadores.

9. Un convertido expresó temor de volver a caer. El Padre Pío le dijo: “Yo estaré contigo. ¿Piensas, hijo mío, que yo dejaría volver a caer una alma que levanté? Vete en paz y ten confianza”.

padre-pio10. Quien tiene tiempo no espera por el tiempo. No dejemos para mañana lo que podemos hacer hoy. Las sepulturas están rebosantes de buenas acciones dejadas para después… Y, además de eso, ¿quién nos dice que viviremos hasta mañana? Escuchemos la voz de nuestra conciencia, la voz del profeta: “Si oyeras la voz del Señor hoy, no querrías cerrar tus oídos”. Debemos renacer y acumular solamente las riquezas que nos pertenecen, recordando que sólo el instante que escapa está en nuestro dominio. No podemos intercalar tiempo entre un instante y otro, pues no nos pertenece.

Felipe Aquino

domingo, 28 de agosto de 2016

TRADUCIENDO LA FORMULA MATRIMONIAL

En el matrimonio, los novios pronuncian estos votos: Prometo serte fiel, tanto en la prosperidad como en la adversidad, en la salud como en la enfermedad, amándote y respetándote durante el resto de mi vida
Lo importante es saber traducir ese “prometo serte fiel”. No nos referíamos solamente a la fidelidad en cuanto a que nunca comenzaríamos una relación sentimental, seria o superficial con otra persona, por un momento o para toda la vida. Significa muchísimo más.

Prometo llevar bien puesta la camiseta del equipo, tirar en la misma dirección y defender nuestra portería. Lo nuestro.

A veces me he topado con un hombre o una mujer, que sólo viendo cómo se comporta con la persona a quien dice que ama, me dan ganas de preguntarle: ¿tú, para dónde tiras? Si los dos tuvieran puesta la camiseta del mismo color y “se pasaran el balón”, meterían goles, alcanzarían metas, jugarían en equipo y así harían la vida más simple y tendrían la felicidad más a la mano.
Pero uno parece ser delantero de un equipo y el otro defensa del contrario: se estorban en las jugadas, se cometen frecuentes faltas, se ignoran. Algunos parecen estar buscando la tarjeta roja ¡después de haber visto no una sino mil veces la amarilla!
Esto no debe suceder en el matrimonio. “Amarse no es mirarse uno al otro, sino mirar en la misma dirección”. Tirar en la misma dirección. Amarse es tener una meta común y unos mismos ideales, y eso debe reflejarse en los acontecimientos de la vida diaria. Amarse es mirarse uno al otro con comprensión, respeto y con capacidad incluso de diferir.

“Prometo no bajarme del burro”.

Te explico de qué se trata: en mis años de estudiante, paseaba en una ocasión por un pueblo de Santander, en el norte de España, y me encontré a un pastor con quien entablé una conversación debajo de un cobertizo, pues llovía a cántaros. La recuerdo como una charla muy interesante. En un determinado momento le pregunté cuántos años tenía de casado, a lo que respondió:
-“¿Cómo ve, Padre? Tenemos treinta años de casados y no nos hemos bajado del burro”.
La expresión realmente me encantó. Si él hubiese dicho, “no nos hemos bajado del tren... o del caballo”, hubiese sido diverso. El caballo sugiere libertad, velocidad, crines al viento... En cambio dijo: “no nos hemos bajado del burro”.
En el burro, como en el matrimonio, a veces se va hacia adelante, a veces hacia atrás, a veces rebuznando… a veces, el animal, -me refiero al burro- como que no se mueve. Así es en el matrimonio. A veces para atrás, a veces para adelante, a veces rebuznando... pero siempre los dos en el burro. ¿Qué importa por dónde y cuánto haya costado mientras hayan ido juntos, en la misma dirección, apoyándose, acompañándose, amándose?

“Prometo buscar tu realización, tu felicidad”

Si prometiste serle fiel, te comprometiste a buscar su felicidad, ya que la fidelidad no puede reducirse a no fallarle en el sentido de nunca enamorarte de otra persona. Eso es más que nada una obligación, un requisito y algo que deberían dar por supuesto.
Prometo serte fiel”, es llenar las expectativas que tenían el uno sobre el otro cuando eran novios. “Desde que nos vimos y pensamos en unirnos para toda la vida, pensamos que juntos seríamos felices y desparramaríamos esa felicidad en nuestros hijos. Si queremos sernos fieles, tenemos que hacer realidad ese sueño que tuvimos desde el inicio”.
No voy a olvidar jamás esa escena de la película “Los puentes de Madison” en la que ya casi al final de la vida, el marido, muriendo en la cama, llama a sus esposa y le dice más o menos lo siguiente:
-“Fanny, yo sé que tenías tus propios sueños e ilusiones en la vida, perdóname por no haberlas hecho realidad”.
La mujer simplemente lo besó en la frente e hizo un gesto de resignación.
Es tan fácil hacer felices a los demás cuando uno se lo propone, que sinceramente, honestamente, para no lograrlo, se necesita ser de verdad egoísta.
Cuando prometieron ser fieles, entre otras cosas, prometieron buscar con tesón la felicidad del otro, pues la fidelidad no es sólo cuidar que no haya engaños, sino que apunta a todo un proyecto de vida. De hecho, y aunque no es el ideal, hay matrimonios en los que, uno de los dos, por descuido, ha caído en una infidelidad. Pero como siempre ha buscado hacer feliz al cónyuge, este error -por más grave que sea- no es más que una mancha en una pared llena de luz. Desde luego que no es el caso de la persona descuidada, sensual, irresponsable, que frecuenta ambientes inconvenientes y que trata con personas del sexo opuesto sin ningún pudor y sin respeto. En una persona así, la caída siempre será inminente e injustificada. El derrumbe comenzó desde que se descuidó en su conducta ordinaria.

“Prometo serte fiel” es también cuidar el corazón.

No permitir que nada ni nadie le robe la paz inicial. Prometieron luchar especialmente cuando les vinieran a la cabeza “ideas rubias”. La fidelidad no es no meterse con otra persona, sino sobre todo cuidar el corazón. Hay mucha gente que quizá jamás concretará una infidelidad conyugal, sin embargo vive en una continua deslealtad al no cuidar el corazón de cualquier amor que no sea su único y verdadero amor.

“Prometo serte fiel”, es decir, también, “prometo hablar bien de ti”.

“Lo que tenga que decirte, te lo diré a ti, para ayudarte, con amor y por amor. No se lo diré a mi mamá ni a mis hijos, menos a mis amigas en un desayuno. Prometo hacer crecer tu fama dentro de lo más íntimo que tenemos que son nuestros hijos, padres, hermanos y también nuestros amigos. “Me esforzaré para que ellos siempre tengan una buena imagen de ti. Sólo escucharán cosas positivas acerca de quién y cómo eres tú. Estarán orgullosos de nosotros”.
Finalmente, “prometo serte fiel”, ahora sí, significa “que no te cambiaré por nadie. No te quiero para un amor intermitente u ocasional, ni como un amor de paso”.
Estas promesas que hicieron, además tienen dos especificaciones que deben considerar como muy importantes y darles su sentido propio, porque de verdad, parece que no todos las han entendido. Cuando se da una infidelidad en el matrimonio por parte de quien sea, y el cónyuge decide que “esto es lo único que no está dispuesto a perdonar”, y que “ahora sí se acabó todo”, es simplemente porque no ha entendido qué fue lo que prometió.
¿Cuáles son esas dos especificaciones?

1. En lo próspero y en lo adverso.

Hay quienes creen que lo próspero es tener dinero mientras lo adverso se identifica con todo tipo de carencias económicas.
Muchas parejas tienen los recursos necesarios para vivir felices y sin embargo no alcanzan la felicidad porque ésta se compone de muchos otros factores que ellos no han logrado completar.
Lo próspero es efectivamente cuando todo va bien. Como se suele decir: “viento en popa”. Hay algo de dinero, tienen su propia casa, no hay grandes intromisiones de la suegra, siguen teniendo más o menos las mismas aficiones y casi idénticos gustos, no se han desgastado con el tiempo, hay armonía, diálogo, intimidad… ¡Ah, lo próspero! ¿Por qué no todo en la vida es crecer? ¿Por qué no todo en este mundo camina hacia adelante sin más complicaciones?
La respuesta es muy sencilla: los problemas y las dificultades existen desde que aparecieron hombre y mujer sobre la tierra, y esta vida simplemente no sería la misma si quisiéramos quitarle esta contrapartida de la dificultad. Además no siempre está en nuestras manos evitar algunas dificultades que se van suscitando en el camino, pues muchas de ellas nos las imponen la sociedad, la cultura, el entorno en el que nos movemos… Pero es interesante que sepan partir de este presupuesto cuando piensan ya en el matrimonio y cuando están por emitir estas promesas que los comprometen para siempre.
Cabe añadir que en el matrimonio, los problemas son una oportunidad maravillosa de crecimiento. Este debe ser un camino de crecimiento, y para eso necesitan aprovechar todas las oportunidades.
En el matrimonio, lo adverso puede ser: dificultades en el campo económico, la pérdida del trabajo o el fracaso rotundo en el negocio, la intromisión indeseada de algún familiar político en el propio hogar, la llegada de los niños quizá demasiado rápida, la enfermedad de uno de ellos que acusa gravedad… Y, ¿por qué no? el hecho mismo de que el amor que sentían el uno por el otro ya no sea como era en el noviazgo, o al inicio del matrimonio.

2. En la salud y en la enfermedad.

“Prometo que en la salud, te aplaudiré, te proyectaré, te acompañaré y apostaré por ti. No estaré celoso de tus triunfos, ni permitiré que me afecte el que tú seas más que yo a los ojos de los demás”.
En la enfermedad, prometes que estarás a su lado. Pero cuando prometiste esto, no te referías a enfermedades que se arreglan con un suero ni aun con una enfermera de cabecera. Te referías a enfermedades más profundas, más complicadas, con alcances más intensos, como el alcoholismo, el desánimo, la pérdida del sentido de esta vida o enfermedades “del corazón” o del carácter.
Tú un día puedes llegar a dejar de amarlo (la) y es entonces cuando debes demostrarle que prometiste serle fiel. Es precisamente en estos momentos –de enfermedad “del corazón”- cuando puedes probar tu fidelidad. Qué fácil era cuando todo marchaba bien, cuando parecían competir en el darse cariño.
La fidelidad se demuestra en la prueba y en el dolor, y quizá no haya prueba más grande para una persona que ama de verdad, que el sentir que no es correspondida y que no es amada con la misma intensidad. Ante un problema de esta naturaleza, se puede reaccionar de dos maneras: pagar con la misma moneda, que no sería ni amor ni fidelidad, o luchar con todo el corazón por recuperar ese amor que se está apagando o se ve casi perdido.
La fidelidad sólo acepta este segundo tipo de actitud. “Si te pierdo, lucharé por reconquistarte, ése será mi programa”.
“Si la enfermedad es grave y llego incluso a perderte definitivamente, seguiré siendo tuyo, y tú seguirás siendo parte de mi proyecto de vida”. El hecho de que uno de los dos haya fallado, no implica que el otro deba fallar también. “Lucharé por reconquistarte”, como se ve en algunas películas o novelas, sólo que aquí es de verdad: no hay actores ni música de fondo ni paisajes bonitos... sino sacrificio, humillación y mucho valor para reconquistar el amor que una vez iluminó la vida y del que surgió la familia que ya existe.

Una anécdota aleccionadora

Recuerdo a ese general francés, que después de la segunda guerra mundial fue requerido en el partido comunista. Con el aumento de sueldo y por participar de tantos beneficios que le ofrecieron, abandonó a su mujer de treinta y siete años, con siete hijos, y se marchó de la casa.
Lógicamente pronto encontró a otra y así continuaron sus vidas por separado. Pasaron veinte años y dicho partido nunca terminó de consolidarse bien, hasta que finalmente se disolvió. Muchos que habían gozado de los beneficios de la organización, pronto se vieron en la calle, sin dinero, sin familia y sin amantes, que son las primeras en irse cuando falta todo lo demás. Cansado, solo, ya acabado, vuelve un día a su casa, toca la puerta y le abre su mujer. Una esposa también cansada, que había sacado adelante a todos sus hijos, sola. Una madre heroica.
- “Quiero hablar contigo”- le dice.
-“Pasa”- abre la puerta y dibuja en el aire con su mano el ademán de “adelante”.
Pero él se da cuenta de que está la mesa puesta con dos lugares, y titubeando le dice:
-“Perdona, no quiero importunar, ¿estás esperando a alguien?”
-“Sí -responde segura y sin dejar de mirarlo a los ojos- desde hace veinte años todos los días la mesa ha estado puesta para dos, porque te sigo esperando”.
Lo más probable es que los sentimientos de esta mujer no fuesen tan favorables. Podemos incluso imaginar que ella hubiese querido golpearlo o que debió azotarle la puerta al instante sin permitirle no sólo entrar a la casa, sino tampoco entrar a un hogar que comenzaron los dos pero que sólo ella de verdad construyó. Este relato no tendría ningún valor si no fuera histórico.
Lo que lo hace grande es precisamente que sucedió. Es una mujer que sacó adelante sola a siete hijos y que se sobrepuso al orgullo y a un explicable rencor. Una de esas personas que tienen muy claro que el matrimonio es para siempre. Ella quizás pensaba: “él me dejó, pero yo no lo puedo dejar, porque Dios me lo dio, y por él tengo que responder”.
Ella sabía lo que era un compromiso con Dios, con un hombre y con unos hijos.
En una ocasión, una señora me vino a ver:
-“Padre, mi único pecado es que odio a mi marido".
Yo pensé: “pequeño detalle”.
- "Me dejó hace cinco años. Ni quiero, ni puedo verlo”.
Comprendí que la dificultad era muy grande y le ofrecí una solución más para ella misma que para su matrimonio:
-“Señora, lo que usted necesita es un cambio de mentalidad. Renueve el compromiso que hizo hace treinta años: rece por él, de vez en cuando escríbale, preocúpese en la medida de sus posibilidades por él, aunque ya nunca puedan volver a reunirse. Usted será más feliz amando con un amor realmente heroico, que dando rienda suelta a odios estériles. El amor siempre nos deja algo, nos lleva a algo, produce algo. Del odio sólo germinan rencores, soberbia, impaciencias, insatisfacciones y un sin número de frustraciones, pues nuestro corazón fue hecho para amar. Ir en contra del amor es luchar contra nosotros mismos”.
Desgraciadamente muchos matrimonios se romperán porque nunca se entendió que la fidelidad que se prometieron al inicio, debería ser, como los mejores relojes, “a toda prueba”. Así es, a prueba de todo, incluidas la peor enfermedad, la más tremenda crisis y el más injusto adulterio.
Prometo serte fiel, tanto en la prosperidad como en la adversidad, en la salud como en la enfermedad, amándote y respetándote durante el resto de mi vida

Píldoras.net

sábado, 27 de agosto de 2016

UN TEST PARA EL AMOR

Nuestra cultura ha tratado de redefinir el “amor” como algo que se limita a un sentimiento, pero el verdadero amor es algo mucho mayor a eso. En cada relación sana, si alguien realmente ama, hace lo siguiente (y tú deberías hacerlo por él o ella también). Es la mayor prueba de amor. Si alguien realmente te ama:

1.- Te dará lo que necesitas, incluso cuando no estés en posición de pagarle.

Cuando haces algún bien a alguien esperando recompensa, eso no es amor, es solo querer buscar una relación. El verdadero amor requiere dar algo a alguien sin pensar en recibir algo a cambio. El amor nunca puede pagarse. El amor solo puede ser ofrecido y recibido libremente, sin precio ni condición.

2.- Trabajará para sanar tus heridas y protegerte de recibir nuevas heridas.

Cuando amas a alguien, ¡Debes ser la persona que enjuga sus lágrimas, no quien las causa! El amor promueve sanación del pasado, paz en el presente y protección para el futuro.

3.- Te aceptará en tu peor momento, mientras te apoya a que te conviertas en una mejor persona.

Cuando alguien realmente te ama, no tratará de cambiarte, pero tampoco te dejará estancarte sin lograr llegar a la plenitud que Dios pensó para ti. El verdadero amor significa estar completamente comprometido con alguien, incluso cuando esa persona no pueda ser amada en ese momento.
Si alguien realmente te ama, creerá en ti, incluso en esos momentos cuando tú también dudas de ti mismo.

4.- ¡Nunca te abandonará!

El amor se basa en un compromiso, no en lo que conviene en el momento. El amor es una decisión, no un sentimiento. Si alguien realmente te ama, su compromiso durará incluso ante cualquier circunstancia de la vida.
Dios nos muestra Su Amor, hacienda cada una de estas cuatro acciones y nos llama a que nosotros también lo hagamos unos con otros. Si no estás seguro de cómo empezar, aquí se nos explica cómo debemos amar (directamente de la Fuente):
“El amor es paciente y muestra comprensión. El amor no tiene celos, no aparenta ni se infla. No actúa con bajeza ni busca su propio interés, no se deja llevar por la ira y olvida lo malo. No se alegra de lo injusto, sino que se goza en la verdad. Perdura a pesar de todo, lo cree todo, lo espera todo y lo soporta todo.” (1a. de Corintios 13, 4-7)
Déjate guiar por el amor en tu vida y siempre estarás en camino de la dirección correcta.

lunes, 8 de agosto de 2016

MODOS DE ORAR DE SANTO DOMINGO

Tenemos en nuestras manos los “modos de orar de Santo Domingo”. Iremos contemplándolos uno a uno. Son como “cuadros o escenas de la vida de un orante”, aunque, en la realidad de la vida de oración, los deberíamos vivir en continuidad, sin interrupción en “cada modo”.
Al final del día Domingo oraba después de predicar, enseñar, caminar… Estaba cansado, como quizás lo estamos hoy nosotros por otros motivos. Y oraba en diferentes posturas para mantenerse vigilante.
Orar unas veces es escuchar, otras hablar, otras pedir, otras… “dormir” (es decir que hasta nos podemos quedar dormidos reposando en los brazos de Dios…) porque simplemente es “estar en la presencia de Dios teniéndole como amigo”.
Domingo ora ante Cristo crucificado, pero fijémonos que en casi todas las imágenes, María está presente.
Primer modo de orar
Nuestro Padre, manteniendo el cuerpo erguido, inclinaba la cabeza y, mirando humildemente a Cristo, le reverenciaba con todo su ser. Se inclinaba ante el altar como si Cristo, representado en él, estuviera allí real y personalmente.
Se comportaba así en conformidad con este fragmento del libro de Judit: “Te ha agradado siempre la oración de los mansos y humildes” (Jdt 9, 16)…También se inspiraba en estas palabras: “Yo no soy digno de que entres en mi casa” (Mt 8, 8); “Señor, ante ti me he humillado siempre”(Sal 146, 6).
Enseñaba a hacerlo así a los frailes cuando pasaban delante del crucifijo, para que Cristo, humillado por nosotros hasta el extremo, nos viera humillados ante su majestad.
Jesús es el único Señor de la historia: un crucificado se erige como salvador de todos los hombres y mujeres.
Inclinamos unos instantes nuestras cabezas ante Jesús crucificado porque es el único Señor de nuestras vidas.
Ante Él recordamos a tantos jóvenes envueltos en historias oscuras: drogas, problemas familiares, sin ilusiones y esperanzas de futuro, parados, sin techo…
Ante Él oramos por tantos jóvenes que trabajan como voluntarios sociales, en hospitales, albergues, asilos, campos de trabajo, misiones… por todos los que trabajan en favor de los marginados.
Segundo modo de orar
Oraba con frecuencia Santo Domingo postrado completamente, rostro en tierra. Se dolía en su interior y se decía a sí mismo, y lo hacía a veces en tono tan alto, que en ocasiones le oían recitar aquel versículo del Evangelio: “¡Oh Dios!, ten compasión de este pecador” (Lc 18, 13). Con piedad y reverencia, recordaba frecuentemente aquellas palabras de David: “Yo soy el que ha pecado y obrado inicuamente” (Sal 50, 5).
Del salmo que comienza, “Con nuestros oídos ¡oh Dios! hemos oído”, recitaba con vigor y devoción el versículo que dice: “Porque mi alma ha sido humillada hasta el polvo, y mi cuerpo pegado a la tierra” (Sal 43, 26). En alguna ocasión, queriendo exhortar a los frailes con cuanta reverencia debían orar, les decía: “Los Reyes Magos entraron…, y cayendo de rodillas, lo adoraron” (Mt 2, 11)…
Nosotros pedimos perdón por nuestros pecados y decimos: ¡Señor, ten piedad!
Hacemos memoria en nuestro interior de los niños y niñas que en el mundo están sometidos a todo tipo de explotación, trabajo o delincuencia.
Recordamos a emigrantes humillados por nuestras maneras de vivir que justificamos hasta con leyes.
Tercer modo de orar
Motivado Santo Domingo por todo cuanto precede, se alzaba del suelo y se disciplinaba diciendo: “Tu disciplina me adiestró para el combate” (Sal 17, 35), “Misericordia, Dios mío,” (Sal 50), o también: “Desde lo hondo a ti grito, Señor” (Sal 129). Nadie, por inocente que sea, se debe apartar de este ejemplo.
Sufre y ora por todos los que sufren, prolongando en su cuerpo la Pasión de Jesús.
Nosotros hacemos memoria en nuestro interior por los que sufren, en el cuerpo o en el espíritu, quizás conocidos o familiares nuestros.
Pero recordamos, de manera especial a los enfermos incurables, a los de SIDA, a tantas personas, cuyas imágenes nos llegan por los medios de comunicación, que son víctimas de guerras, violencia y terrorismo
Cuarto modo de orar
Después de esto, Santo Domingo, se volvía hacia el crucifijo, le miraba con suma atención. A veces, tras el rezo de la oración de Completas y hasta la media noche, y decía, como el leproso del Evangelio: “Señor, si quieres, puedes curarme” (Mt. 8, 2); o como Esteban, que clamaba: “No les tengas en cuenta este pecado” (Hc 7, 60).
Tenía una gran confianza en la misericordia de Dios, en favor suyo, en bien de todos los pecadores y en el amparo de los frailes jóvenes que enviaba a predicar. En ocasiones no podía contener su voz y los frailes le escuchaban decir: “A ti, Señor, te invoco, no seas sordo a mi voz, no te calles” (Sal 27, 1); así como otras palabras de la Sagrada Escritura.
Domingo ora ante Cristo presentándole la obra de sus manos, unas manos que son también las nuestras ¿qué le podemos presentar de nuestras vidas?
Levantemos nuestras manos ante Él, no buscamos méritos ni alabanzas, pero deseamos tener un corazón lleno de nombres, de rostros concretos a los que amamos y deseamos amar más.
Por eso recordamos a nuestras familias, que nos han transmitido una vida, o que les hemos dado una vida, el amor, la educación… o que nos han posibilitado el estar aquí.
Por eso recordamos a nuestras comunidades, fraternidades, grupos, movimientos, nuestros superiores, líderes…
Por eso recordamos a nuestros amigos, amigas, vecinos, gente que comparte nuestra vida, compañeros de trabajo, alumnos…
Pero no podemos olvidar a los que aún no queremos, a aquellos con los que mantenemos relaciones tensas…
Quinto modo de orar
Algunas veces el Padre Domingo, estando en el convento, permanecía ante el altar; mantenía su cuerpo derecho, sin apoyarse ni ayudarse de cosa alguna. A veces tenía las manos extendidas ante el pecho, a modo de libro abierto; así se mantenía con mucha reverencia y devoción, como si leyera ante el Señor.
En la oración se le veía meditar la Palabra de Dios, y cómo se la recitara dulcemente para sí mismo. Le servía de ejemplo aquel gesto del Señor: “Que entró Jesús según su costumbre en la sinagoga y se levantó para hacer la lectura” (Lc 4, 16).
A veces juntaba las manos a la altura de los ojos, entrelazándolas fuertemente y dando una con otra, como urgiéndose a sí mismo. Elevaba también las manos hasta los hombros, tal como hace el sacerdote cuando celebra la misa, como si quisiera fijar el oído para percibir con más atención algo que se diría desde el altar.
Domingo ora en actitud de ofrenda, ora por toda la creación, ora con toda la naturaleza. Es el universo hecho oración en la mente y corazón de Domingo.
Nosotros también oramos con nuestras manos y oramos por los que se preocupan de la naturaleza, aunque con frecuencia no lo damos importancia. Pedimos que Dios ponga en nuestro corazón sentimientos llenos de esperanza para cuidar la creación, pero sobre todo para cuidar a la humanidad y que la humanidad no destruya la obra que Dios le entregó, recordando ese Cántico del Profeta Daniel: “Criaturas todas del Señor, bendecid al Señor… Hijos de los hombres, bendecid al Señor…bendito el Señor en la bóveda del cielo, alabado y glorioso y ensalzado por los siglos” (Dan 3, 57ss)
Sexto modo de orar
A veces se veía también orar al Padre Santo Domingo con las manos y brazos abiertos y muy extendidos, a semejanza de la cruz, permaneciendo derecho en la medida en que le era posible. De este modo oró el Señor mientras pendía en la cruz y “con el gran clamor y lágrimas fue escuchado por su reverencial temor” (Hb 5, 7).
Pero Santo Domingo no utiliza este modo de orar sino cuando, inspirado por Dios, sabía que se iba a obrar algo grande y maravilloso en virtud de la oración, o que Dios le movía con especial fuerza a una gracia singular.
Pronunciaba con ponderación, gravedad y oportunamente las palabras del Salterio que hacen referencia a este modo de orar; decía atentamente: “Señor, Dios de mi salvación, de día te pido auxilio, de noche grito en tu presencia;…Todo el día te estoy invocando, Señor, tendiendo las manos hacia ti” (Sal 87, 2-10)
Se identifica con Cristo y abraza a todos los hombres y mujeres con su oración.
Nosotros podemos elevar nuestros brazos y formar una gran cruz de humanidad.
Unidos hacemos memoria de los hombres y mujeres que no son cristianos pero creen en Dios y lo buscan con sincero corazón, oramos por todos los buscadores de Dios.
Oramos por los que desde su fe buscan la paz y lo hacen desde la justicia. Pedimos a Jesús que murió por todos que seamos capaces de superar actitudes racistas o de marginación por cuestiones religiosas o de cultura.
Recordamos a quienes llevan su cruz de cada día, a quienes les cuesta aceptarla, a quienes la rechazan, a quienes se la cargan a otros…
Séptimo modo de orar
Se le hallaba con frecuencia orando, dirigido por completo hacia el cielo. Oraba con las manos elevadas sobre su cabeza, muy levantadas y unidas entre sí, o bien un poco separadas, como para recibir algo del cielo.
Pedía a Dios para la Orden los dones del Espíritu Santo y la práctica de las bienaventuranzas. Pedía mantenerse en la pobreza, en el hambre y sed de justicia, en el ansia de misericordia, hasta ser proclamados bienaventurados; pedía mantenerse devotos y alegres en la guarda de los mandamientos y en el cumplimiento de los consejos evangélicos. A veces decía “Escucha mi voz suplicante cuando te pido auxilio, cuando alzo las manos hacia tu santuario” (Sal 27, 2).
Domingo se deja llevar por sus pensamientos, por sus deseos, por sus dudas, por sus proyectos y se los expone a Jesús con sinceridad de corazón.
Nosotros también podemos situarnos ante Jesús sin engaños, abrirle nuestro corazón y decirle lo que nos preocupa, los proyectos, los anhelos… Jesús escucha.
Octavo modo de orar
Nuestro Padre Santo Domingo tenía otro modo de orar, hermoso, devoto y grato para él. Se iba pronto a estar solo en algún lugar, para leer u orar, permaneciendo consigo y con Dios. Se sentaba tranquilamente y, hecha la señal protectora de la cruz, abría ante sí algún libro; leía y se llenaba su mente de dulzura, como si escuchara al Señor que le hablaba, según lo que se dice en el salmo: “Voy a escuchar lo que dice el Señor” (Sal 84, 9). A lo largo de esta lectura hecha en soledad, veneraba el libro, se inclinaba hacia él, y también lo besaba, en especial el Evangelio.
Sería interesante que orásemos como hoy nos enseña Nuestro Padre: con la lectura de la Palabra de Dios, sólo así de nuestros labios saldrán de aquello que abunda el corazón: amor, porque Dios es amor.
Noveno modo de orar
Observaba este modo de orar al trasladarse de una región a otra, especialmente cuando se encontraba en lugares solitarios. Decía a veces a su compañero de camino: Está escrito en el libro de Oseas: “La llevaré al desierto y le hablaré al corazón” (Os 2, 14). En ocasiones se apartaba de su compañero y se le adelantaba y oraba.
Y es que siempre “hablaba de Dios o con Dios”.
Domingo ora mientras va de un lugar a otro como testigo, como predicador. Oración de súplica, de alabanza, de acción de gracias, de petición, de contemplación.
Es la oración de toda la Familia Dominicana: monjas contemplativas, frailes, religiosas, seglares, movimientos juveniles… todos en camino con Santo Domingo para hacer realidad aquellas palabras del Maestro: “Id por todo el mundo y predicad el Evangelio a todas las gentes”
Y es que Santo Domingo para nosotros es aquel de quien proclamamos: “Luz de la Iglesia, Doctor de la Verdad, ejemplo de paciencia, fulgor de castidad, predicador de la gracia, nos regalaste la fuente de la sabiduría, únenos un día a los santos”.
Final
Santo Domingo, según la tradición que ha llegado hasta nosotros, terminaba cada jornada con la rezo de la SALVE a María, madre y protectora de la Familia Dominicana.
V/ Santo Domingo de Guzmán
R/ Ruega por nosotros.
Artículo originalmente publicado por dominicos.org

lunes, 25 de julio de 2016

CÓMO LEER LA BIBLIA

La Biblia no es un simple libro. Es una biblioteca de 73 libros. Son muy diferentes unos de otros, tienen estilos muy distintos, fueron escritos en épocas muy distantes y en situaciones muy diferentes.
Imagínate llegando a una biblioteca como esa y empezando a leer el primer libro que encuentras en el estante, pasando al segundo y así en adelante. ¡Esa lectura no puede funcionar! Hay personas que abren la Biblia desde el principio y empiezan a leer a partir del Génesis. En general, no pasan del quinto libro. Se desaniman y no vuelven más. Y, lo que es peor, acaban diciendo que es imposible, que no se consigue entender la Biblia. ¡Pero eso pasaría con cualquier biblioteca del mundo!
Es necesario un Plan de lectura. Al principio, hay muchas cosas que no se entienden, lo que es muy natural. También en la lectura de una novela pasa eso. ¡No te pares por eso, prosigue! A medida que se va leyendo, las cosas se van aclarando. Es una regla de oro: la Biblia se explica por si misma. Por eso, es tan importante un plan de lectura.
Existen varios planes de lectura. Todos ellos son buenos, porque se basan en un principio. Aquí presento un plan concreto. Está destinado a aquellos que desean empezar a leer la Biblia y no tienen otros recursos, que no sean conocer la Biblia a través de ella misma. Sigue el orden indicado aquí, forma parte del método.

Plan de lectura del Nuevo Testamento:
1          1ª Carta de San Juan (2 veces)
2          Evangelio de San Juan
3          Evangelio de San Marcos
4          Las pequeñas cartas de San Pablo: Galatas, Efesios, Filipenses, Colosenses, 1ª y 2ª Tesalonicenses, 1ª y 2ª Timoteo, Tito, Filemón
5          Evangelio de San Lucas
6          Hechos de los Apóstoles
7          Carta a los Romanos
8          Evangelio de San Mateo
9          1ª y 2ª Carta a los Corintios
10       Hebreos
11       Carta de Santiago
12       1ª y 2ª Carta de San Pedro
13       2ª y 3ª Carta de San Juan
14       Carta de San Judas
15       Apocalipsis
16       1ª Carta de San Juan (3ª vez)
17       Evangelio de San Juan (2ª vez)

¿Por qué comenzar por la 1ª carta de San Juan?
La primera necesidad de un cristiano es tener la certeza de su salvación. Es saber que Dios le ama y le ha elegido. Gratuitamente, sin ningún merecimiento. Dios te puso en la lista de esos a los que quiere salvar. ¡Fue una elección gratuita! ¡Amorosa! ¡Sin merecimiento! Saber eso nos da la certeza de la salvación. Y todo cristiano la necesita.
De los 73 libros de la Biblia, sólo esa pequeña carta fue escrita con ese propósito: darnos la certeza de la salvación. En la conclusión de su carta, San Juan dice: “Les he escrito estas cosas, a ustedes que creen en el nombre del Hijo de Dios, para que sepan que tienen la Vida eterna” (1 Jn 5, 13). Leyendo y releyendo, te vas convenciendo de esta feliz realidad: ¡Estas salvado! ¡Eres elegido!
Lecturas de los libros del Antiguo Testamento
“Que el libro de esta Ley nunca se aparte de ti: medítalo día y noche, para obrar fielmente en todo conforme a lo que está escrito en él. Así harás prosperar tus empresas y tendrás éxito” (Josué 1,8).
Una recomendación es comenzar la lectura por los tres libros sapienciales: Sabiduría, Eclesiástico y Proverbios. Son libros muy próximos al Nuevo Testamento y fuentes de ricas enseñanzas. Lee, al mismo tiempo, el libro de los Salmos. La puerta de entrada del Antiguo Testamento son los Salmos. Haz de ellos tu libro de cabecera.
En cualquier caso, lo que quiero acentuar aquí es que tienes que trabajar con los Salmos independientemente de algún orden específica. Siempre que te sientas impelido a ello, lee un Salmo. Haz tu diario sobre él, sin miedo a interrumpir el trabajo que estés haciendo en ese momento. El Salmo es como la fruta: la comemos a cualquier hora, sin importar las comidas. Y nunca hace mal. Siempre hace bien.
Aparte de ello, los libros del Antiguo Testamento deberían leerse en orden cronológico: desde los orígenes hasta la venida de Cristo.

Plan de lectura del Antiguo Testamento
1          Génesis                     24       Esdras
2          Éxodo                       25       Nehemías
3          Números                  26       Ageo
4          Josué                         27       Zacarías
5          Jueces                       28       Isaías (56-66)
6          1° Samuel                29       Malaquías
7          2º Samuel                30       Joel
8          1º Reyes                   31       Jonás
9          2º Reyes                   32       Rut
10       Amós                         33       Tobías
11       Oseas                        34       Judit
12       Isaías (1-39)                        35       Ester
13       Miqueas                   36       Eclesiástico
14       Nahúm                     37       Cantar de los Cantares
15       Sofonías                    38       Job
16       Habacuc                   39       Eclesiastés
17       Jeremías                   40       1º Macabeos
18       Lamentaciones        41       2º Macabeos
19       Ezequiel                   42       Baruc
20       Abdías                      43       Daniel
21       Isaías (40-55)         44       Sabiduría
22       1º Crónicas              45       Levítico
23       2º Crónicas              46       Deuteronomio

Artículo extraído del libro ‘A Bíblia no meu dia-a-dia‘ de monseñor Jonas Abib.

miércoles, 20 de julio de 2016

jueves, 14 de julio de 2016

DIFERENCIA ENTRE FIDELIDAD Y LEALTAD

Estas dos palabras tienen en común varias cosas.  Son cualidades de gente madura.  Son necesarias para las duraderas y buenas relaciones.  Son excelentes para personas con liderazgo.  Son como diamantes que brillan en tiempos oscuros de crisis.  Son consuelo del alma cuando pareciera que te has quedado solo.
Sin embargo hay diferencias no negativas, pero conceptuales entre ellas.

La fidelidad tiene que ver directamente con una persona. La lealtad tiene que ver directamente con una causa.    Puedes ser leal pero no fiel, porque crees en la causa pero no en la persona.  Por supuesto lo ideal es ser fiel y leal.

La fidelidad tiene que ver con el corazón.  La lealtad tiene que ver con la razón.  Dios mismo lo primero que pide es fidelidad, Él pide el corazón primero, y luego la razón se acomoda.  Una esposa puede ser fiel pero no leal, porque aunque nunca tendrá otro hombre, bien puede estar en desacuerdo con la forma en que su marido (su persona) obtiene su dinero (su causa).

La fidelidad tiene que ver con el amor.  La lealtad tiene que ver con lo legal (de hecho es la raíz etimológica de lealtad).  Cuando se es fiel a alguien se le ama y se está dispuesto a perdonar errores y defectos creyendo en que tales cosas se superarán.  El leal al ver los errores y defectos los confronta con respeto pero demandando ajustes para caminar en lo correcto (legal).

La fidelidad tiene que ver con promesas.  La lealtad tiene que ver con acuerdos.  El marido y sus esposa prometen fidelidad hasta que la muerte los separe, eso no quiere decir que siempre estarán de acuerdo.

La fidelidad tiene que ver con sometimiento.  La lealtad tiene que ver asentimiento.  Aunque no te sometas a la persona puedes seguir haciendo lo que te enseñó como causa.  Y aunque esto ya suena extraño, lo peor ocurre cuando no solo se pierde el respeto a esa autoridad sino que se hacen cosas contra esa autoridad.  El leal sigue haciendo la tarea, pero el fiel nunca hablará mal de aquel a quien es fiel, y mucho menos, hará algo que de alguna manera dañe, denigre, o cuestione a esa persona.
Judas actuó contra Jesús, y su alta traición le costó su propia vida.  

Y su lealtad no fue por causa del evangelio, sino el dinero.  A Jesús le vemos decir: “que se haga su voluntad”, y por la causa del evangelio se despojó de todo derecho.
Dr. Guido Luis Núñez

miércoles, 13 de julio de 2016

EL NOMBRE DE JEHOVA EN LA IGLESIA CATÓLICA

Desde el siglo XIII la palabra “Jehová” ha sido utilizada en diversos escritos y traducciones católicas de la Biblia y ha adornado espacios concretos en iglesias y catedrales. 
“Jehová” en la Iglesia católica
La Iglesia católica ha utilizado la palabra “Jehová desde el siglo XIII de nuestra era. En efecto, la palabra “Jehová” aparece en las siguientes traducciones católicas de la Biblia en lengua española: Biblia Torres Amat, Biblia Calmet – Vence, Biblia Felipe Scío, Straubinger (en notas).
En la Torres Amat aparece todavía en el Sal 83 [82], 19 el término, sin que pueda afirmarse que se trata de una biblia protestante, como a menudo se dice para explicar que aparezca allí, en una Biblia católica .
En efecto, la primera referencia escrita de la palabra “Jehová” como el nombre de Dios que aparece en Ex 3, 14-15 es el libro escrito por el padre Raimundo Martí (c. 1220- c. 1284) titulado Pugio fidei Christianae, escrito en latín y hebreo.
El padre Martí fue un sacerdote dominico, catalán y era un experto orientalista. Escribió este libro hacia 1278 e influyó notablemente en la difusión del término latino Iehova (Jehova) en todo el orbe católico.
En algunas películas mexicanas puede verse cómo entre los católicos era usado habitualmente el término Jehová como el nombre propio de Dios sin cortapisas.
  1. En “Los Tres Huastecos” con Pedro Infante, en el momento en que se esta dando catecismo a los niños. (Cfr. https://www.youtube.com/watch?v=5i9ZGXVcjwo, Ver, especialmente, 1:36:37).
  2. En “Jesús Nuestro Señor”, durante la escena que presenta al Niño Jesús perdido y hallado en el Templo. (https://www.youtube.com/watch?v=YNz9Sr8VHeg).
  3. En “Los Tres Reyes Magos”, que fue la primera película animada en América Latina, se dice Jehová cuando el rey Herodes hace rimas viendo como atacar al Niño Jesús. (Cfr. https://www.youtube.com/watch?v=yaOSZwVvzMM).

En antiguos catecismos, manuales de liturgia o manuales de teología aparece este nombre como el propio de Dios.
Así pues, la Iglesia católica por siglos lo utilizó en los tratados de teología y en diversas traducciones de la Biblia como el nombre propio de Dios, hasta que en los siglos XIX y XX optó por la traducción Yahvéh, que es la más correcta y la que más se acerca a la pronunciación hebrea original del nombre divino.
Incluso los testigos de Jehová reconocen que Yahvéh es la pronunciación más precisa del Nombre de Dios en diversas publicaciones, especialmente en su libro Razonamiento a partir de las escrituras y en su revista especial El nombre divino que durará para siempre, donde tratan específica y abundantemente el nombre de Dios.

El Nombre de Dios en el Nuevo Testamento
Sin embargo, aunque la pronunciación más correcta es Yahvéh, el Nuevo Testamento nos aclara que el Nombre de Dios es Padre, Hijo y Espíritu Santo (Cfr. Mt 28, 19; 2Cor 13,13).
Este es el Nombre divino que durará para siempre, revelado por Jesús a sus discípulos y utilizado en la liturgia de la Iglesia desde los tiempos apostólicos.

Respeto
Es importante, por lo tanto, utilizar con mucho respeto el término Jehová, pues durante unos setecientos años los católicos así denominamos a Dios y en algunas Biblias católicas aún aparece.
Por otra parte, en el diálogo con los hermanos separados, especialmente con los testigos de Jehová es recomendable usarlo. En mis conversaciones con ellos lo utilizo y encuentro una mejor recepción del mensaje.


sábado, 9 de julio de 2016

FRASES DE CHESTERTON

1) Nuestra civilización ha decidido, y ha decidido muy justamente, que determinar la culpabilidad o la inocencia de los hombres es cosa demasiado importante para confiarla a peritos especialistas. Pide luz sobre este terrible asunto, busca hombres que no sepan de Derecho más que yo, pero que puedan sentir las cosas que yo he sentido en los bancos de los jurados. Cuando desea catalogar una biblioteca o descubrir el sistema solar o cualquier otra menudencia por el estilo, utiliza sus especialistas. Pero cuando desea que se haga algo realmente serio reúne doce hombres reclutados entre los más sencillos y corrientes que andan por ahí. Esto mismo lo hizo, si no recuerdo mal, el Fundador del Cristianismo. —Enormes minucias

2) Cuando alguien dice que la democracia es falsa porque la mayoría de la gente es estúpida, el filósofo puede elegir varios caminos. El más obvio es el de atizarle con precisión y sin demora en la punta de la nariz. —Illustrated London News (ILN), 1905

3) No se repetirá nunca lo bastante que toda verdadera democracia es un intento (como el de una jovial dueña de casa) para animar a los tímidos y hacerles entrar en conversación. Para todo propósito práctico de un estado político, para todo propósito práctico de una merienda distinguida, el que se humilla debe ser ensalzado. En un té elegante, es igualmente obvio que el que se exalta debe ser humillado, si es posible, sin violencia física. Ahora bien, la gente habla de democracia calificándola de grosera y turbulenta, lo que constituye un evidente error en la historia. La aristocracia es la que ha sido siempre grosera y turbulenta, porque implica un llamamiento a quienes confían en sí mismos. La democracia apela a los desconfiados. La democracia significa inducir a votar a aquellos que nunca tendrán la “caradura” de gobernar, y de acuerdo con la ética cristiana, precisamente aquellos que deben gobernar son aquellos que no tienen la “caradura” de hacerlo. —Enormes minucias

4) La democracia no es filantropía. No es siquiera altruismo, ni reforma social. La democracia no se basa en la compasión hacia el hombre corriente. La democracia se basa en la reverencia al hombre corriente o, si se prefiere, incluso en el temor al hombre corriente. No protege al hombre porque éste sea miserable, sino porque es sublime. No objeta tanto el hecho de que el hombre corriente sea esclavo como el hecho de que no sea rey, pues su sueño es siempre el sueño de la primera república romana, el de una nación de reyes. —Herejes

5) Una nueva filosofía generalmente significa en la práctica la alabanza de un viejo vicio. —ILN, 1906

6) El que se conforma con decir “No queremos que los teólogos debatan sobre sutilezas”, sin duda se conformaría también diciendo “No queremos que los cirujanos operen filamentos más sutiles que el de un cabello”. Es un hecho el que muchas personas estarían muertas hoy de no ser porque los médicos debatieron sobre los delicados matices de la medicina. También es un hecho que la civilización europea estaría muerta hoy de no ser porque los doctores de la divinidad han debatido sobre los delicados matices doctrinales. —La resurrección de Roma

7) El hombre habla de la filosofía y la teología como si fueran algo especializado y árido y académico. Pero la filosofía y la teología no son sólo las únicas cosas democráticas, son democráticas hasta el punto de ser vulgares, hasta el punto, diría más bien, de ser tumultuosas. Sólo ellas admiten todas las cuestiones; sólo ellas yacen abiertas a todos los ataques. —G. F. Watts

8) Una de las tragedias del periodista es que cada vez que presenta un tema como sencillamente imposible, algún otro le escribe para decir que ocurrió en realidad. Si uso una metáfora estúpida al azar, por lo general recibo dos cartas: una quejándose de que el tema es demasiado violento y absurdo, y otra diciendo que lo mismo le sucedió a la tía del escritor. —ILN, 1906

9) La razón en sí misma es un objeto de la fe. Es un acto de fe afirmar que nuestro pensamiento no tiene relación alguna con la realidad. —Ortodoxia

10) Hay cientos de revistas, pero tratan sólo de cinco historias. —ILN, 1926

11) Cuanto mayor la velocidad del periodista, más lentos sus pensamientos. El resultado es el diario de nuestra época, que a medida que pasa el tiempo más temprano llega a los quioscos y menos merece ser distribuido. —Eugenesia y otras desgracias

12) Obediencia. La palabra más emocionante del mundo; menudo trueno de palabra. ¿Por qué imaginan los necios que el alma es libre sólo cuando discrepa del orden común? Incluso la muchedumbre que se alza para quemar y destruir debe toda su grandeza y terror, y cierta autoridad, no a su ira, sino a su acuerdo. ¿Por qué debería hacernos sentir libres el mero desacuerdo? —La sorpresa

13) Nos dirán, por ejemplo, que la teología deviene complicada porque está muerta. Creedme: si hubiese estado muerta, nunca habría devenido complicada; sólo un árbol vivo crece un número excesivo de ramas. —Enormes minucias

14) El orgullo es una debilidad del carácter; acaba con la risa, acaba con la maravilla, acaba con lo caballeresco, acaba con la energía. —Herejes

15) La Declaración de Independencia basa dogmáticamente todos los derechos en el hecho de que Dios creó iguales a todos los hombres; y es verdad; porque aunque no hubieran sido creados iguales, ciertamente evolucionaron de forma desigual. No hay base para la democracia si no es en el dogma del divino origen del hombre. —Lo que vi en América

16) Si las personas no pueden ocuparse de sus propios asuntos, no puede ser más económico pagarles para que se ocupen de los asuntos de otros; aún menos para ocuparse de los bebés de otros; es básicamente deshacerse de la fuerza natural y luego pagar por una fuerza artificial: como si una persona fuera a regar una planta con una manguera mientras sujetara un paraguas para protegerla de la lluvia.—La superstición del divorcio

17) Cuando se elige algo, se rechaza todo lo demás. —Ortodoxia

18) ¿Cómo puede ser una carrera importante enseñar a los niños la regla de tres y una carrera baladí la de enseñar a nuestros hijos el universo?—Lo que está mal en el mundo

19) Nuestros padres no hablaban de psicología; hablaban de un conocimiento de la Naturaleza Humana. Pero ellos la tenían y nosotros no. Sabían por instinto todo aquello que nosotros hemos ignorado con la ayuda de la información. Porque son precisamente los primeros hechos de la naturaleza humana los que ahora ignora la humanidad. —Sidelights of New London and Newer York

20) Si suprimimos lo sobrenatural, lo que nos queda es lo antinatural. —Herejes

21) No queremos una religión que tenga razón cuando nosotros tenemos razón. Lo que queremos es una religión que tenga razón cuando nosotros estamos equivocados”. —La Iglesia Católica y la conversión

22) Tener derecho a hacer una cosa no es lo mismo que hacerla bien. —Breve historia de Inglaterra

23) Lo correcto es lo correcto, aunque no lo haga nadie. Lo que está mal está mal, aunque todo el mundo se equivoque al respecto. —All Things Considered

24) Tengo la idea de que el mejor consejo que le daría a un joven periodista sería simplemente éste: escribir un artículo para el Sporting Times y otro para el Church Times y luego mandarlos en los sobres equivocados… el auténtico problema con casi todos los periódicos es que están llenos de cosas apropiadas para el periódico. —Autobiografía

25) La nueva escuela de arte y pensamiento se viste sin duda de cierto aire de osadía, y estalla por doquier en blasfemias, como si fuera necesario algún valor para decir una blasfemia. Hay solamente una cosa que requiere auténtico valor el pronunciarla, a saber, una perogrullada. —G. F. Watts

26) Es posible que una mujer que cocina no lo haga siempre de forma creativa; aunque puede cocinar de forma creativa. Puede introducir variaciones personales e imperceptibles en la composición de una sopa. A un administrador no se le anima a introducir variaciones personales e imperceptibles en las cifras de un libro de contabilidad. —All Things Considered

27) Es fácil ser pesado y difícil ser liviano. Satanás cayó por la fuerza de su gravedad. —Ortodoxia

28) Aquellos que critican nuestras creencias por ser muy elaboradas, a menudo olvidan que las elaboradas creencias occidentales han producido las elaboradas constituciones occidentales; y que son elaboradas porque están emancipadas. —La nueva Jerusalén

29) Sea lo que sea el ser humano, constituye una excepción. Si no es la imagen de Dios, entonces es una excrecencia del polvo. Si no es un ser divino que cayó del cielo, no puede ser sino un animal que perdió la cabeza. (…) El ser humano es siempre algo peor o algo mejor que un animal, y el mero argumento de la perfección de éste no lo afecta. En el sexo, ningún animal es caballeroso u obsceno. Tampoco ningún animal ha inventado nada tan malo como la embriaguez… ni tan bueno como el beber. —ILN 1907

30) El “yo” es más remoto que cualquier estrella. —Ortodoxia
Elizabeth Scalia es la editora de la edición en inglés de Aleteia.org

Temas sugeridos

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...

Sic transit gloria mundi

trucos blogger