Estas dos palabras tienen en común varias 
cosas.  Son cualidades de gente madura.  Son necesarias para las 
duraderas y buenas relaciones.  Son excelentes para personas con 
liderazgo.  Son como diamantes que brillan en tiempos oscuros de crisis.
  Son consuelo del alma cuando pareciera que te has quedado solo.
Sin embargo hay diferencias no negativas, pero conceptuales entre ellas.
La fidelidad tiene que ver directamente con una persona. La lealtad tiene que ver directamente con una causa.    Puedes ser leal pero no fiel, porque crees en la causa pero no en la persona.  Por supuesto lo ideal es ser fiel y leal.
La fidelidad tiene que ver con el corazón.  La lealtad tiene que ver con la razón.  Dios
 mismo lo primero que pide es fidelidad, Él pide el corazón primero, y 
luego la razón se acomoda.  Una esposa puede ser fiel pero no leal, 
porque aunque nunca tendrá otro hombre, bien puede estar en desacuerdo 
con la forma en que su marido (su persona) obtiene su dinero (su causa).
La fidelidad tiene que ver con el amor.  La lealtad tiene que ver con lo legal (de
 hecho es la raíz etimológica de lealtad).  Cuando se es fiel a alguien 
se le ama y se está dispuesto a perdonar errores y defectos creyendo en 
que tales cosas se superarán.  El leal al ver los errores y defectos los
 confronta con respeto pero demandando ajustes para caminar en lo 
correcto (legal).
La fidelidad tiene que ver con promesas.  La lealtad tiene que ver con acuerdos.  El marido y sus esposa prometen fidelidad hasta que la muerte los separe, eso no quiere decir que siempre estarán de acuerdo.
La fidelidad tiene que ver con sometimiento.  La lealtad tiene que ver asentimiento. 
 Aunque no te sometas a la persona puedes seguir haciendo lo que te 
enseñó como causa.  Y aunque esto ya suena extraño, lo peor ocurre 
cuando no solo se pierde el respeto a esa autoridad sino que se hacen 
cosas contra esa autoridad.  El leal sigue haciendo la tarea, pero el 
fiel nunca hablará mal de aquel a quien es fiel, y mucho menos, hará 
algo que de alguna manera dañe, denigre, o cuestione a esa persona.
Judas actuó contra Jesús, y su alta traición le costó su propia vida.
  
Y su lealtad no fue por causa del evangelio, sino el dinero.  A Jesús 
le vemos decir: “que se haga su voluntad”, y por la causa del evangelio 
se despojó de todo derecho.
Dr. Guido Luis Núñez 
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