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lunes, 20 de febrero de 2017

HASANAT: OCASIONES PARA GANAR EL FAVOR DE ALLAH

Bismillahi Rahmani Rahim

Hay que aprovechar todas las ocasiones para realizar buenas acciones (hasanat) y recibir la generosidad de Alá.
Ocasiones especiales
Hay determinadas fechas en las que Alá es especialmente generoso, y son los meses y días sagrados:

Los 10 primeros días de Dhul-Hiyya. Son especialmente valorados en Alá, y por ellos se jura en el Generoso Corán (Surat El alba "al-fayir", versos 1-2: "Por las diez noches"). En ellos se contiene la noche de Aarafat (lailat al-aarafat).

Los 10 últimos días de Ramadán. Ramadán se divide en 3 partes: los 10 primeros días son de misericordia; los 10 siguientes, son de perdón; los 10 últimos son para la salvación (del fuego). Estos 10 últimos días contienen la noche del Decreto (lailat al-qadr). Esta noche, se dice en el Generoso Corán, equivale a mil meses (lunares, se entiende) (lo cual es el equivalente aproximado a una vida humana).

No hay que dejar pasar estas oportunidades de obtener el generoso perdón de Alá.

Hay un hadiz que dice que las buenas obras durante estos 10 primeros días de Dhu-l-hiyya son las más queridas por Alá. ¿Por qué se prefieren las obras de estos 10 días? Dijo el Profeta (SAS): "Ni siquiera el yihad equivale a estos 10 días de peregrinación".

Por ejemplo, la oración en estas fechas o en determinados lugares (como Mekka, Medina o la mezquita de Al-Aqsa en Jerusalén) tiene más recompensa, aunque esta recompensa sólo la conoce Alá.

Hay que ser conscientes de que cada acción que llevamos a cabo en la vida es observada por Alá, cada una de nuestras inspiraciones está contada, así que, puesto que no sabemos cuando llega nuestro final, no debemos demorarnos. Hay que ser prácticos y llevar siempre adelante al máximo nuestro esfuerzo personal. Incluso sonreír a los demás es hasanat.

Si uno suele realizar una buena obra y en alguna ocasión, aún teniendo la intención de llevarla a cabo, las circunstancias impiden su realización, su ángel la anota como realizada.


Algunos ejemplos de hasanat
As-salat an-nuafl (la oración voluntaria)

En el Islam, la oración es un acto de adoración y purificador; por ello, el musulmán y la musulmana pueden rezar cuantas veces quieran, el número de rakaat que quieran. Existen algunos hadices al respecto.

Hay un hadiz sahih del Imam Adarbi: En una ocasión dos amigos del Profeta (SAS) van a rezar. Uno de ellos prolongó mucho la oración, y rezó muchas rakaat antes de terminar la oración con "assalamu aleikum..." Su amigo le dijo después: "¿Sabes cuántas rakaat has hecho?". Le contestó el otro: "Si no lo supiera, entonces Alá lo sabe" Entonces su amigo se echó a llorar y dijo "He oído al Profeta (SAS) que decía que todo siervo de Alá que hace suyud (postraciones), Alá lo eleva un grado y le quita un pecado".

El imam malik nostransmite elsiguiente hadiz. En cierta ocasión, un joven encargado de asistir al Profeta (SAS) estaba ayudándole a preparar la ablución. Entonces el Profeta (SAS) le dice: "¿Quieres pedirme algo o que le pida algo para ti a Alá?". El joven le dice: "quiero ser tu compañero en el Paraíso". Esto es muy ambicioso para un joven, pues el Firdaus, la parte más elevada del Yenna, está reservada para los siervos más obedientes. ¿Qué le contestó el Profeta? Dado que en el Islam no tenemos certificados de paraíso ni nada por el estilo... Le dijo: "ayúdame (a pedirlo para ti) rezando mucho".

Dikr y tasbih (el recuerdo de Alá)

Sobre las ventajas de alabar a Alá podemos decir que nada nos impide elevar alabanzas a Alá durante nuestro día. El Profeta (SAS) dijo "Quien dice "subhana allah" cien veces antes de acostarse y justo antes de dormir gana mil veces hasanat" También, decir "subhana allah" al despertarse cien veces nos da hasanat.

El Profeta (SAS) también dijo "Quien dice subhana allah (33 veces), alhamdulillah (33 veces), allahu akbar (33 veces) y termina con la illaha ila allah (1 vez) –es decir, el tasbih de 100 cuentas- es mejor para él que todo lo que hay bajo el sol.

También dijo el Profeta (SAS) que las 4 expresiones preferidas por Alá son, indistintamente (quiere decir que el orden no implica mayor preferencia): el tasbiih "subhana allah" (alabado sea Alá), el tahmiid: "alhamdulillah" (todas las alabanzas son de Alá), el takbiir "allahu akbar" (Alá es más grande) y el tahliil "la illaha ila allah" (no hay más dios que Alá). Todas son igualmente importantes, y no debe preocuparnos por cual de ellas empecemos, sino adquirir la costumbre de recitarlas con frecuencia.

LOS NOMBRES DE ALLAH

No.

Transcripción Árabe Español Transliteración
1 Al-lah الله dios Allāh
2 Ar Rajmán الرحمن El Compasivo con toda la creación Ar-Raḥmān
3 Ar Rajim الرحيم El Misericordioso con los creyentes Ar-Raḥīm
4 Al Málik الملك El Rey Al-Malik
5 Al Cudús القدوس El Santísimo Al-Quddūs
6 As Salam السلام La Paz As-Salām
7 Al Mumin المؤمن El Dispensador de seguridad Al-Muʾmin
8 Al Muhaimin المهيمن El Custodio Al-Muhaymin
9 Al Aziz العزيز El Todopoderoso Al-ʿAzīz
10 Al Yabar الجبار El Dominador Al-Jabbār
11 Al Mutakábir المتكبر El Supremo Al-Mutakabbir
12 Al Jálik الخالق El Creador Al-Khāliq
13 Al Bari البارئ El Iniciador Al-Bāriʾ
14 Al Musáwir المصور El Formador Al-Muṣawwir
15 Al Gafar الغفار El Perdonador Al-Ghaffār
16 Al Cahar القهار El Victorioso Al-Qahhār
17 Al Wahab الوهاب El Dadivoso Al-Wahhāb
18 Ar Razak الرزاق El Proveedor Ar-Razzāq
19 Al Fataj الفتاح El que abre los corazones a la fe y el conocimiento Al-Fattāḥ
20 Al Alim العليم El Omnisciente Al-ʿAlīm
21 Al Cábid القابض El Restrictivo Al-Qābiḍ
22 Al Básit الباسط El Pródigo Al-Bāsiṭ
23 Al Jáfid الخافض El que da humildad Al-Khāfiḍ
24 Ar Rafi الرافع El Enaltecedor Ar-Rāfiʿ
25 Al Muiz المعز El que otorga honores Al-Muʿizz
26 Al Mudil المذل El Humillador Al-Muzill
27 As Samí السميع El Omnioyente As-Samīʿ
28 Al Basir البصير El Omnividente Al-Baṣīr
29 Al Jakam الحكم El Juez Al-Ḥakam
30 Al Ádel العدل El Justo Al-ʿAdl
31 Al Latif اللطيف El Sutil Al-Laṭīf
32 Al Jabir الخبير El Bien Informado Al-Khabīr
33 Al Jalim الحليم El Indulgente Al-Ḥalīm
34 Al Adim العظيم El Grandioso Al-ʿAẓīm
35 Al Gafur الغفور El Absolvedor Al-Ghafūr
36 Ach Chakur الشكور El Recompensador Ash-Shakūr
37 Al Alíi العلى El Sublime Al-ʿAlī
38 Al Kabir الكبير El Grande Al-Kabīr
39 Al Jafid الحفيظ El Preservador Al-Ḥafīẓ
40 Al Muquit المقيت El Preponderante Al-Muqīt
41 Al Jasib الحسيب El que tiene en cuenta todas las cosas Al-Ḥasīb
42 Al Yalil الجليل El Sublime Al-Jalīl
43 Al Karim الكريم El Generoso Al-Karīm
44 Ar Raquib الرقيب El Vigilante Ar-Raqīb
45 Al Muyib المجيب El que responde las súplicas Al-Mujīb
46 Al Wasi الواسع El Vasto Al-Wāsiʿ
47 Al Jakim الحكيم El Sabio Al-Ḥakīm
48 Al Wadud الودود El Afectuoso Al-Wadūd
49 Al Mayid المجيد El Majestuoso Al-Majīd
50 Al Baiz الباعث El Resurrector Al-Bāʿith
51 Ach Chahid الشهيد El Testigo Ash-Shahīd
52 Al Jak الحق La Verdad Al-Ḥaqq
53 Al Wakil الوكيل El Amparador Al-Wakīl
54 Al Cawí القوى El Fuerte Al-Qawiy
55 Al Matín المتين El Firme Al-Matīn
56 Al Walí الولى El Protector Al-Walī
57 Al Jamid الحميد El Loable Al-Ḥamīd
58 Al Mujsí المحصى El Calculador Al-Muḥṣī
59 Al Mubdí المبدئ El Originador Al-Mubdiʾ
60 Al Muid المعيد El Restaurador Al-Muʿīd
61 Al Mují المحيى El que da la vida Al-Muḥyī
62 Al Mumit المميت El que quita la vida Al-Mumīt
63 Al Jay الحي El Siempre Vivo Al-Ḥayy
64 Al Caiyum القيوم El Autónomo Al-Qayyūm
65 Al Wáyid الواجد El Constante Al-Wājid
66 Al Máyid الماجد El Ilustre Al-Mājid
67 Al Wájid الواحد El Único Al-Wāḥid
68 As Samad الصمد El Absoluto Aṣ-Ṣamad
69 Al Cádir القادر El Determinador Al-Qādir
70 Al Múctadir المقتدر El que dispone todos los asuntos Al-Muqtadir
71 Al Mucádim المقدم El Auspiciador Al-Muqaddim
72 Al Muájir المؤخر El que pospone Al-Muʾakhkhir
73 Al Áwal الأول El Primero Al-ʾAwwal
74 Al Ájir الأخر El Último Al-ʾAkhir
75 Ad Dáhir الظاهر El Manifiesto Aẓ-Ẓāhir
76 Al Batin الباطن El Oculto Al-Bāṭin
77 Al Waali الوالي El Amo Al-Wālī
78 Al Mutaal المتعال El Sublime Al-Mutaʿāl
79 Al Barr البر El Bondadoso Al-Barr
80 At Tawab التواب El que se vuelve hacia quien Lo busca At-Tawwāb
81 Al Muntaquim المنتقم El Vengador Al-Muntaqim
82 Al Afúu العفو El que perdona los pecados del que se arrepiente Al-ʿAfū
83 Ar Rauf الرؤوف El Clemente Ar-Raʾūf
84 Málikul Mulk مالك الملك El Soberano Supremo Mālik-ul-Mulk
85 Dul Yalali wal Ikram ذو الجلال والإكرام El poseedor de la majestuosidad y la generosidad Dhū-l-Jalāli wa-l-ʾikrām
86 Al Múcsit المقسط El Equitativo Al-Muqsiṭ
87 Al Yami الجامع El Reunidor Al-Jāmiʿ
88 Al Ganí الغنى El Opulento Al-Ghanī
89 Al Mugní المغنى El Suficiente Al-Mughnī
90 Al Mani المانع El que priva Al-Māniʿ
91 Ad Dar الضار El Creador de lo que hace daño Aḍ-Ḍārr
92 An Nafi النافع El Creador de lo bueno An-Nāfiʿ
93 An Nur النور La luz An-Nūr
94 Al Hadi الهادئ El Creador de la guía Al-Hādī
95 Al Badí البديع El Iniciador Al-Badīʿ
96 Al Baqui الباقي El Eterno Al-Bāqī
97 Al Wáriz الوارث El Heredero Al-Wārith
98 Ar Rachid الرشيد El Maestro Infalible Ar-Rashīd
99 As Sabur الصبور El Paciente Aṣ-Ṣabūr


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martes, 8 de noviembre de 2016

sábado, 6 de agosto de 2016

LA YIHAD, DEFINICIÓN Y DESARROLLO HISTÓRICO

La yihad es, sin riesgo a equivocarme, uno de los términos más presentes en nuestra vida cotidiana, tanto en los medios de comunicación como en cualquier conversación ordinaria. El Estado Islámico y los recientes atentados de París han acentuado el interés del mundo occidental por aquello  que denominamos  yihad, ese concepto que nos resulta tan familiar y a la vez tan desconocido. La cuestión es, ¿sabemos exactamente qué es?


 La yihad nace del islam, por lo cual, hablar de ella conlleva adentrarse en un mundo -el islámico- volátil y profundamente etéreo. El islam, lejos de ser monolítico, ha rechazado, desde su creación, la imposición de una jerarquía religiosa única.


Es, pues, una religión que ha cultivado su tradición a través del debate interno. La yihad, término ampliamente discutido en la literatura islámica por su complejidad, ha sido parte intrínseca de estos debates internos en el mundo islámico. Ello incide a entender que la yihad sea un nombre de difícil análisis semántico, y que su contenido varíe según las diferentes interpretaciones coránicas que se puedan dar en el islam.
David durante su Yihad contra Goliath según el Coran
La Yihad, David durante su Yihad contra Goliath según el Coran

Waleed Saleh Alkhalifa, profesor de lengua y literatura árabe en la Universidad Autónoma de Madrid nacido en Irak, define la yihad como
“el esfuerzo en la vía de Dios. Puede ser esfuerzo moral, económico o físico”.
Claude Carcenac, especialista en Historia de las religiones y profesora de la Universidad de Vic, añade, continuando con la definición anterior, que
“se trata de una lucha, exigida a cada musulmán, que pasa por un esfuerzo de predicación y persuasión, que no excluye el uso de las armas, con vistas a propagar la fe verdadera”.
Matthew S. Gordon, profesor de Historia en la Universidad de Miami especializado en el mundo islámico, afirma que yihad se entiende como
luchar en el nombre de (o en defensa de) la fe”.
Con el ejemplo de estos tres autores, estudiosos del islam, observamos cómo, pese a la dificultad inicial para definir yihad, existe una unanimidad intelectual en delimitar -o simplificar- el término como un deber, un esfuerzo, de los musulmanes de luchar contra todo aquello que pueda corromper la palabra de Dios.

miércoles, 13 de julio de 2016

MUSA IBN MUSA



Musa ibn Musa. El tercer rey de España. El Magacín.En su lecho, yace el cadáver del último gran hombre de la dinastía “Banu Qasi” o “hijos de Casio”. Su nombre era Musa ibn Musa al Qasaw nacido cerca del año 800. Hijo de Musa ibn Fortín y bisnieto del conde Casio, el cual abrazó la fe islámica, cuando vio que la conquista musulmana de la península Ibérica era un hecho irrefutable. De esta manera conservó sus posesiones en la zona del Ebro, y se transformó en uno de los primeros nobles conversos de Hispania, y en una de las primeras familias de mulaidíes (cristianos conversos al Islam).
Día 26 de febrero del año 862 de nuestro Señor, Tudela.
Musa había sido malherido en la batalla de Guadalajara, un conflicto menor si se comparaba con las decenas de batallas que había librado durante su vida.
Emparentado, por consanguinidad y matrimonio con la familia noble cristiana Aritza de Pamplona, ya que era medio hermano de Iñigo y Fortún Iñiguez de Aritza, y a su vez estaba casado con Assona de Aritza.
Cuando Abd-al Rahman II ascendió al trono del emirato de Córdoba, decidió encargar a Musa el gobierno de Tudela y su comarca. Abd-al Rahaman II, sabía que era gran conocedor del territorio, y que no le sería difícil moverse por aquellos lares.

Su primera gran batalla, fue prestando ayuda a los Aritza en el año 824, cuando los francos al mando del conde de Aznar y el conde de Eblo, atacaron Pamplona por mandato de Ludovico Pío, que pretendía recuperar la Marca Hispánica Occidental.
Los señores francos, saquearon Pamplona, y mataron a parte de la población local. Lo que no esperaban es que a su vuelta se encontrarían con los señores de Aritza, junto a los Banu Qasi, que les inflingieron una dura derrota en la batalla de Orreaga (de la que se dice, fue la batalla real de Roncesvalles, y no la de la Canción de Roland).
Los dos condes recibieron suerte dispar, mientras el conde de Aznar, fue devuelto a la Gascuña por el parentesco, con los navarros. El conde de Eblo fue enviado a Córdoba como presente, y como mensaje de las buenas relaciones entre navarros y musulmanes.
Su fama, poder y carisma iba en aumento, en 841 combatió en la vanguardia y dirigió a las tropas musulmanas en contra de los cristianos del Pirineo, donde obtuvo diferentes victorias.Durante los años venideros, las relaciones entre los Banu Qasi y el emirato cordobés siguieron siendo fructíferas y de ayuda mutua. Musa apoyó a Abd al Rahman II, en las diferentes expediciones contra Álava en los años 824, 825 y 837.

Mapa de los dominios de los Banu Qasi. El Magacín.Todas estas buenas relaciones, terminaron abruptamente en 842, al entrar en un enfrentamiento personal con Al-Mutarrif, uno de los hijos del Emir de Córdoba. Al cual le negó su participación en una razzia (ataque relámpago de caballería) contra Pamplona.
Al-Mutarrif, al llegar a Córdoba ciego de ira pidió a su padre el Emir, que nombrase walí (gobernador) de la Marca de Zaragoza a Harit ibn Bazí, y que le encargase hostigar a Musa hasta acabar con él.
Las primeras victorias cayeron de parte de Harit. Venció a Musa al Qasaw cerca de la población de Borja, lo persiguió hasta Tudela donde lo sitió. La única salida que le quedó al jefe de los Banu Qasi, fue entregar la plaza para salvar la vida, y huir pies para que os quiero hacia Arrendó, donde volvió a ser cercado sin misericordia.
No tenía salidas, no podía escapar, tan solo le quedaba la baza de sus familiares cristianos, y esa fue la que escogió. Solicitó la ayuda urgente de García Iñiguez de Pamplona.
Los pamploneses no tardaron en llegar, y junto a las fuerzas de Musa vencieron sin dificultad a los contingentes de Harit, haciéndolo prisionero junto a muchos de sus hombres.
Al año siguiente se concertó una amnistía, los Banu Qasi y los señores navarros firmaban la paz con el Emirato Independiente de Córdoba, y entregaban a los prisioneros como ofrenda de paz.
Musa y los Aritza, no eran gente de conformarse con poco, y la tregua fue fugaz. De nuevo hicieron enfadar al gran señor musulmán, y este encolerizado, desató el ataque más violento hacía Pamplona hasta el momento en el año 843.
Venció a los Banu Qasi, y a los cristianos. Musa había dirigido la caballería en la defensa de Pamplona, pero tuvo que huir a pie, ya que mataron a su caballo y el salvó la vida de milagro.
Finalmente, el jefe mulaidí se subyugó en Tudela al nuevo emir Muhammad I, y atacó a sus familiares cristianos de Pamplona junto a las fuerzas califales. Al fin se había dado cuenta de que era mejor unirse al reino más poderoso.

Comenzó a granjearse las simpatías del nuevo emir, ayudándole en muchos conflictos, como el que sucedió en 844, cuando tuvo que batallar y defender Sevilla contra los bárbaros normandos.
Uno de sus combates más famosos, y que la literatura de las diferentes religiones no consigue unificar, fue contra el rey Ordoño I de Asturias. Según las crónicas cristianas el vencedor fue el rey cristiano, mientras que las crónicas musulmanas dijeron que el ganador fue Musa. Algo muy parecido a lo que ocurre hoy día, según el diario que leas.


Uno de los hechos ocurridos, y que hicieran que el mulaidí cada vez acaparase más poder, incluso llegándose a autodenominar “tertius regem d’Isbaniya” (tercer rey de España), fue que poco a poco abandonó la orbita de los reinos cristianos y fue acercándose más y más al poder musulmán.
Musa ibn Musa. el Magacín.Muhammad I pretendía tenerlo tranquilo y lo colmó de beneficios para comprar su lealtad, lo nombró gobernador de toda la Marca Superior, y Musa para defender sus posesiones construyó la fortaleza de Albelda. Situada al sur de Logroño.
Sus últimas batallas, se dirigieron contra la rebelión de los toledanos en 854, la que aplastó junto a Muhammad I en Guadalcete, Álava en 855 y Pamplona en 859.
Su última gran derrota, y la que más le dolió fue la acaecida contra Ordoño I en Clavijo, de la que salió herido, de no mucha gravedad. Dicha derrota fue utilizada por el emir, para desposeerlo de sus títulos y terminar con la tensión que producían los Banu Qasi en el territorio.
Como conclusión, Musa ibn Musa, fue un gran guerrero, líder y jefe de familia en lo concerniente a lo bélico, pero jamás supo utilizar la diplomacia, lo que acabó con él, y al cabo de los años con el poder de su propia estirpe para toda la historia.

jueves, 7 de julio de 2016

lunes, 6 de junio de 2016

RAMADAN 2016

 l Ramadán en el año 2016 se inicia el 6 de Junio y finaliza el 6 de Julio de 2016. El mes de Ramadán es el noveno mes lunar y empieza con la aparición de la luna a finales de Sha'ban (octavo mes en el calendario lunar islámico).

Durante el Ramadán, los musulmanes de todo el mundo realizan un ayuno diario desde antes del alba hasta la puesta del sol, tomando su primer comida al acercarse la oración del anochecer. El objetivo del ayuno es enseñar a los musulmanes la paciencia y la humildad, así como recordarles lo afortunados que son y hacer hincapié en la ayuda al necesitado y aquellos con menos suerte.

El Eid al-Fitr se inicia después del ocaso del último día del Ramadán. En las horas tempranas de la mañana del primer día del Shawwal (jornada inaugural del Eid al-Fitr), los musulmanes realizan un plegaria ritual, entonces se reparten dulces, comida y bebidas sin alcohol en las mezquitas y hogares. Las celebraciones duran tres días en los países islámicos. 

El mes sagrado de Ramadan
En el nombre de Allah, el compasivo, el misericordioso
Es el mes de ramadán, en que fue revelado el Corán como dirección para los hombres y como pruebas claras de la Dirección y del Criterio. Y quien de vosotros esté presente ese mes, que ayune en él. Y quien esté enfermo o de viaje, un número igual de días. Alá quiere hacéroslo fácil y no difícil. ¡Completad el número señalado de días y ensalzad a Alá por haberos dirigido! Quizás, así seáis agradecidos. (Sagrado Corán, 2:185)

"Su principio es misericordia, su medio es perdón y su final es la liberación del Fuego",
dijo el Mensajero sobre el mes de Ramadan

Salat at-taraweeh: la oración nocturna durante Ramadan
También se conoce como "Qiyam de Ramadan". Sala at-taraweeh o Taraweeh significa, literalmente, la "pausa entre las oraciones individuales", y es por que se reza una serie de 11 rakaat con pausas después de las cuatro primeras y las cuatro segundas, para terminar después de la oración impar de 3 rakaat. Es una oración voluntaria que se reza después del aishaa (oración obligatoria de la noche).
Durante el mes de Ramadan las prácticas islámicas revisten gran importancia, pues en este mes, bendito más que cualquier otro, Allah hizo descender el Corán desde la Tabla Protegida (Lawh al-Mahfuz) hasta la Casa de la Majestad (Bait al-Izza) en el cielo inferior.

En un hadiz narrado por Aurwa, dijo Aisha que el Mensajero de Allah salió en mitad de la noche y realizó la oración en la mezquita y algunos hombres oraron con él. Por la mañana, la gente habló de ello y entonces un número mayor de ellos se reunieron y oraron con él (la segunda noche). A la mañana siguiente de nuevo la gente habló de ello y la tercera noche la mezquita se llenó con gran número de gente. El Mensajero de Allah salió y la gente oró con él. La cuarta noche la mezquita rebosaba de gente y no podían acomodarse allí, pero el mensajero de Allah sólo salió para la oración del amanecer. Cuando terminó esta oración, recitó el Tashahud y (dirigiéndose a la gente) dijo: Vuestra presencia no me era desconocida, pero temí que la oración nocturna (qiyam) se os hiciese obligatoria y no pudieseis continuarla. Así, cuando el Mensajero de Allah murió, la situación continuó de este mismo modo".
Ibn Shihab dijo: "El Mensajero de Allah murió y la gente continuó haciendo aquello (e.d.: la oración individualmente), y siguió así durante el califato de Abu Bakr y durante los primeros días del califato de Umar" (relatado por Bujari).

Carácter voluntario y colectivo
Vemos, pues, que taraweeh se instituyó como oración voluntaria para no abrumar a la comunidad. También hay que tener en cuenta que existe ya un precedente para la celebración colectiva de esta oración, pues también en comunidad se rezó las primeras veces.
Otro hadiz narrado por Bujari cuenta que Abdurrahman Ibn Abdal-Qari contó: "Salí en compañía de Umar Ibn al Jattab una noche de Ramadan hacia la mezquita y (allí) encontramos gente orando en grupos diferentes, de forma que Umar dijo: "En mi opinión, sería mejor reunirlos a todos para hacer la oración conjuntamente". Y se reunieron tras Ubayy ibn Kaab. Entonces, otra noche, salí de nuevo en compañía suya y la gente estaba orando tras su Qari. Ante ello, Umar señaló: "¡Qué excelente bidaa es esta! Y el Qiyam que no hacen, sino que duermen a esa hora, es mejor que el de esta hora." Se refería a que es mejor el Qiyam en la última parte de la noche, cuando en aquellos días la gente solía rezar en la primera parte de la noche. Existe un hadiz recogido por Muslim que nos cuenta que los ángeles son testigos de la oración al final de la noche y es, por tanto, preferible. Aunque Umar también conocía las dificultades que ello implicaba, y por esto optó por la oración al principio de la noche, tras el Imam, pues dice otro hadiz que el Profeta dijo: "Ciertamente si un hombre realiza la oración con el imam hasta que esté completa, le será contado como si orase toda la noche". (Abu Dawud).

Once rakaat según la sunna del Profeta
Abu Salama Ibn Abderrahman preguntó a Aisha: ¿Cómo era la oración del Mensajero de Allah en Ramadan?. Ella contestó: "No rezaba más de once rakaat, ni en Ramadan ni en otro mes. Solía rezar cuatro rakaat, no se puede describir su belleza ni su longitud, y saludaba, y luego cuatro rakaat más, no se puede describir su belleza ni su longitud, y saludaba, y luego tres rakaat más (witr)" (Muslim). En este hadiz se aclara que el Profeta nunca rezó más de once rakaat, fuera Ramadan o no. En la certeza de que la práctica del Profeta es la mejor, es obvio que debemos seguir este número establecido en la sunna y no querer innovar ni diferenciarnos de la tradición del Profeta.
Allah, ensalzado sea, ha ordenado a sus siervos adorarle mediante diversos actos. Cuando buscamos el acercamiento a Allah, mediante estos actos, obligatorios o voluntarios, vemos que las oraciones voluntarias, según el Corán y la sunna, son más apreciadas en las horas nocturnas:

Los siervos del Compasivo son los que van por la tierra humildemente y que, cuando los ignorantes les dirigen la palabra, dicen: «¡Paz!». Pasan la noche ante su Señor, postrados o de pie.. (Sagrado Corán, 25:63-64)
. Se alzan del lecho para invocar a su Señor con temor y anhelo y dan limosna de lo que les hemos proveído. (Sagrado Corán, 32:16)

Índice

domingo, 5 de junio de 2016

CÓMO ORAR EN EL ISLAM

La oración (salat) es uno de los cinco pilares del islam y es un acto fundamental que debe realizarse correctamente. Se cree que la comunicación con Alá les brindará valor y ánimo a quienes viven en oración. Ya sea que solo tengas curiosidad por saber cómo oran los musulmanes o quieras aprender a hacerlo, sigue leyendo. 

Son 5 las oraciones obligatorias diarias para todo musulmán, los tiempos en la cual estas se realizan están determinados según diversos tiempos a lo largo del día.
Las oraciones se pueden realizar desde el momento en que empieza el tiempo de la oración, y hasta antes que comience el tiempo para la próxima oración, sin embargo, hay que denotar un caso especial; en el caso de la oración del Fayr, esta se debe realizar antes que amanezca.
Los tiempos de oración son los siguientes:
Nombre Momento
Fayr Alba
Dhuhr Mediodía
Asr Tarde
Magrib Puesta del sol
Isha Noche
La tabla con el número de rakat, según cada oración:
Oraciones Sunnah antes(optativos) Fard (Obligatoria) Sunnah después(optativos)
Fayr 2 2
Duhur 2+2 4 2
‘Asr 2+2 4
Magrib
3 2
‘Isha 2 4 2+Witr (impar, 1)
En el caso de la oración del viernes (Yumu’ah):
Yumu’ah (en lugar del Duhur viernes) 2(Saludo a la mezquita) 2 2 en casa o 2+2 enMezquita.
Todos los Salat sunnah descritos en la tabla, se han de realizar una vez ha llegado el tiempo de la oración, es decir, después del Adhan (llamada a la oración) pero antes del Iqamah.


Método 1 de 2: Prepararse para la oración
  1. Imagen titulada Pray in Islam Step 1
    1
    Asegúrate de que el área esté limpia y libre de impurezas. El área incluye tu cuerpo, tu vestimenta y el lugar de la oración en sí.
    • Realiza la ablución, si es necesario. Debes estar ritualmente purificado antes de iniciar la oración. Si no lo estás, es mejor realizar el abdesto antes de orar. Si desde tu última oración has orinado, defecado, emitido flatulencias, sangrado mucho, dormido acostado, echado sobre algo, vomitado o desmayado, ve al baño.[1]
    • Asegúrate de tapar todas tus partes que deben estar cubiertas. Se considera que un hombre está desnudo si está descubierto entre el ombligo y las rodillas; en el caso de una mujer, si tiene descubierta cualquier parte de su cuerpo excepto la cara y las manos.
    • Si vas a orar en una masjid (mezquita), lo cual es mejor, entra silenciosamente, otros musulmanes podrían estar aún en oración y no debes interrumpirlos. Colócate en un espacio libre lejos de la entrada o la salida.
      • Si estás seguro de que esa área está limpia, extiende una tapete o tela sobre el piso para orar correctamente. Este tapete (o alfombra de oración) es muy importante para la cultura musulmana.
  2. Imagen titulada Pray in Islam Step 2
    2
    Mira hacia la alqibla. Esta es la dirección que todo musulmán mira para dirigir su oración hacia la Kaaba.
    • La mezquita sagrada en La Meca es el lugar de culto más venerado por los musulmanes de todo el mundo. El centro de la mezquita es la Kaaba. Todos los musulmanes están obligados a dirigir su mirada hacia la Kaaba cinco veces al día mientras ofrecen sus oraciones.

RAMADAN MUBARAK (FELIZ RAMADAN)

El mes de Ramadán, el noveno del calendario musulmán, es el tiempo del ayuno. Durante cada día (entre el amanecer y el atardecer) del Ramadán los musulmanes deben abstenerse completamente de ingerir alimentos, beber, fumar tabaco y tener relaciones sexuales. Este mes se dedica a la contemplación y a la devoción. Los musulmanes se concentran en su fe y dedican menos tiempo a las preocupaciones cotidianas. Durante el día van a la mezquita y permanecen ahí varias horas orando y estudiando el Corán. 

Al atardecer el ayuno termina con oraciones y una comida llamada iftar. Después del iftar es costumbre ir a visitar a la familia y a los amigos. Algunos musulmanes dedican buena parte de la noche recitando una oración especial del Ramadán llamada la Oración Nocturna (Taraweeh). Según el Corán, el musulmán puede beber y comer durante la noche, luego retorna nuevamente al ayuno. Todo el beneficio espiritual que trae el ayuno se puede destruir por cinco ofensas: mentir, calumniar, denunciar a alguien a sus espaldas, jurar en falso, sentir envidia o ambición. 

Aunque todo musulmán debe cumplir el ayuno del Ramadán, hay algunas excepciones. Quedan eximidos de su práctica los enfermos, los inválidos, los niños pequeños, las mujeres embarazadas y las que están criando. Los viajeros que hagan recorridos de más de tres días quedan eximidos temporalmente, pero deben reparar esta falta lo antes posible; lo mismo que los enfermos. 



La Oración de Tarawih en Ramadán

Pregunta:
¿De cuántas rak’at se compone la oración de Tarawih durante Ramadán?


Respuesta:
En la escuela maliki, se compone de 20 rak’at (en parejas) sin contabilizar el Shaf'a ni el witr (pues son en total 23 rak’at). 
Se hace después de 'Ishâ en el mes bendecido de Ramadan, es una Nâfila Muakkada en nuestra escuela y es preferible rezarla en grupo. 

Hay muchas mezquitas que hacen 8 rak’at después de ‘Isha y 8 rak’at antes de Subh: es bien también, lo esencial siendo de rezarlas…

Esta oración se compone de una sucesión de dos rak’at cada vez: (parejas separadas por el Tashahhud y el Salâm) 

Aquí tenéis algunas referencias: 

Mâlik relata: 20 + 3 rak'at de witr (Al-Mu'attâ - Fat'h ul-bârî, tomo 4 p. 320). 

Según Ibn Hibbân, en la época de ‘Umar, se rezaban 11 rak’at [8 + 3], pero la posición de pie era muy larga debido a la larga recitación del Coran. Pues el numero de rak’at fue aumentado hasta 20, sin contar la oración del witr, para repartir la recitación del Coran entre más rak’at hasta 36 rak’at, sin contar la oración del Witr. (citado en Fiqh us-sunna, tomo 1 p. 247.) 

Ibn Taymiyya tenía una opinión muy similar a la de Ash-Shâfi'î : dijo: 'Hay el aviso que dice de rezar 20 rak’at – como lo dice el aviso conocido en la escuela de Ahmad y de Ash-Shâfi'î –, hay el que dice de rezar 36 rak’at- como lo relató Mâlik-, y hay el que dice de rezar 11 o 13 rak’at. Ibn Taymiyya dice después: 'Si la gente no puede rezar [8 rak’at tales como las rezaban el Profeta y sus Compañeros debido al tiempo de posición de pie demasiado largo,], entonces rezarán 20 rak’at. Y es lo que hace la mayoridad de los musulmanes. Es un justo medio entre 10 y 40' (Majmû' fatâwâ Ibn Taymiyya, tom 22 pp. 272-273 ; ver también tomo 23, p. 113). 
 
 
 

Ash-Shâfi'î dijo: 'He visto gente de la Medina cumplir, para la oración de la noche de Ramadán, 39 rak’at. He visto gente de la Meca cumplir 23 rak’at. No hay nada reprensible ni en la primera ni en la segunda de estas soluciones.…' (Fat'h ul-bârî, tomo 4 p. 322).

En la Mudawwana de Sahnûn: 
Es relatado que el Imâm Mâlik dijo: 
No hay ningún inconveniente en el hecho de que el Imâm que lee los Tarâwîh utilicé el Libro del Coran (Mushaf), pero Mâlik detesta esto en la oración obligatoria (solamente). 
Cita que 'Aïsha que Allâh esté complacido con ella era dirigida en la oración de los Tarâwîh por alguien que leía en un Mushaf.





viernes, 6 de mayo de 2016

miércoles, 30 de marzo de 2016

ALMANZOR, EL VICTORIOSO

Nunca los cristianos de Hispania tuvieron peor y más poderoso enemigo, y nunca el califato de Córdoba conoció mejor caudillo. 
La vida de Almanzor fue una sucesión de triunfos, alcanzados por una persona cruel, carismática, inteligente y siempre cautivadora.. Fue, sin duda, el mayor enemigo que tuvieron los cristianos en aquella época de la Reconquista… Janire Rámila
Almanzor
En la era 1040 murió Almanzor y fue sepultado en el infierno”. Así de rotunda describe la Crónica Silense el final del caudillo andalusí que nunca perdió una batalla y que sembró el caos y el temor en los reinos cristianos del siglo X d.C. No es de extrañar, por tanto, el odio que desprenden estas palabras y el profundo alivio que sintieron los territorios de la marca norte, desde Galicia hasta el condado de Barcelona, al conocer la noticia. Y, sin embargo, cuando Almanzor vino al mundo nada hacía presagiar aquel futuro suyo de victorias y esplendor.
Durante la infancia de Ibn Abi ´Amir, la familia aún conservaba buenas rentas, permitiéndole el traslado a Córdoba para estudiar literatura, leyes y tradiciones árabes
Abu ´Amir Muhammad Ibn Abi ´Amir al-Ma´afiri llegó al mundo en la ciudad malagueña de Torrox hacia el año 940, descendiente de una familia con connotaciones heroicas. Su abuelo, ´Abd al-Malik, fue de aquellos que acompañaron al general Tariq ben Ziyad en su desembarco del año 711. Y debió ser un soldado valiente, como demuestra que recibiese en su retiro el castillo y las tierras de Torrox como recompensa a sus servicios.
Durante la infancia de Ibn Abi ´Amir, la familia aún conservaba buenas rentas, permitiéndole el traslado a Córdoba para estudiar literatura, leyes y tradiciones árabes. Su primer empleo fue en la administración pública y con 27 años ya lo encontramos como intendente del príncipe Abd al-Rahman, hijo del califa al-Hakan. Desde ese instante, “no hubo día en que no alcanzase alguna promoción o influencia”, en palabras del historiador árabe Ib al-Jatib, hasta que en el 970 logró alzarse con el título de tutor de Hisham II, el heredero al trono. Eran los tiempos de los Omeya, la dinastía que, procedente de Damasco, había traído la suntuosidad y la estabilidad al sur peninsular.
El nuevo puesto le otorgaba un poder inusitado para alguien de su condición, pero Ibn Abi ´Amir quería más e inició contactos con el ejército cordobés para atraer a los y más influyentes generales a su causa. 
ASCENSO AL PODER
El 1 de octubre de 976 Córdoba se vistió de luto por el fallecimiento del califa al-Hakam II. La elección de su hijo Hisahm como sucesor no gustó al hermano del fallecido, un hombre casi anciano llamado al-Mugirah, quien esgrimió su derecho al trono. Y quizá hubiera logrado su pretensión, si no fuese porque esa misma noche Ibn Abi ´Amir ordenó el asesinato del pretendiente, zanjando la cuestión dinástica. Como pago a ese gran servicio,  Ibn Abi ´Amir  fue promovido a corregente junto al visir al-Mushafí. Pero tampoco eso le agradó. Sólo el poder absoluto podía satisfacer su desmedida ambición.
Calculador como era, su siguiente paso consistió en aislar al joven heredero en un palacio ajeno a las miradas y recuerdos del pueblo. Lo ocupó rodeándole de lujo y de mujeres, embriagándole de placer, mientras él se dedicaba al gobierno de Al-Andalus
En 977, los árabes organizaron una campaña para castigar las incursiones realizadas por los gallegos fuera de sus tierras. Y al frente, por vez primera, Ibn Abi ´Amir. La campaña se saldó con un éxito rotundo y en su regreso a Córdoba, el corregente repartió el botín conquistado entre sus soldados. Estos le respondieron con vítores y juramentos de lealtad eterna, lo que Ibn Abi ´Amir aprovechó para acusar al visir al-Mushafí de robar del erario público. La acusación era cierta y ya conocida desde antiguo por Ibn Abi ´Amir, sólo que éste se la guardó como arma política esperando el momento idóneo para lanzarla. Y lo encontró.
Demostrados los cargos, Al-Mushafí fue encarcelado y, ya en prisión, asesinado. Las crónicas no lo dicen, pero en esa muerte se intuye fácilmente la mano de Ibn Abi ´Amir. Calculador como era, su siguiente paso consistió en aislar al joven heredero en un palacio ajeno a las miradas y recuerdos del pueblo. Lo ocupó rodeándole de lujo y de mujeres, embriagándole de placer, mientras él se dedicaba al gobierno de Al-Andalus. Incluso le obligaba a recorrer las calles tapado para que nadie le reconociese u ordenaba desalojarlas a su paso. Con el tiempo, el califa no fue sino un fantasma para sus súbditos, en una mera leyenda.
Bajo la batuta de Ibn Abi ´Amir, el califato conoció una época de auténtica prosperidad. Las arcas públicas engordaron, se abarataron los alimentos gracias al trabajo esclavo, se construyeron escuelas y zonas de regadío… Un poder sustentado en el pensamiento único que le hizo cometer grandes aberraciones, como perseguir cualquier disidencia política o quemar más de 400.000 volúmenes de la biblioteca privada del anterior califa. Muchos de ellos, obras irrepetibles sobre astronomía, filosofía, medicina…
También emprendió una reforma del Ejército dirigida a apuntalar su obediencia mediante la sustitución de soldados eslavos por bereberes,  fanáticos de su figura, y por mercenarios navarros, leoneses o castellanos, servidores del mejor postor. Rejuveneció a las tropas, consiguiendo eliminar las añoranzas al anterior califa. Y su victoria hubiese sido total, si no fuese porque su propio suegro Galib le reprochó espada en mano su usurpación del trono.
Al observar la escena, los aliados iniciaron un repliegue que fue perfectamente aprovechado por Ibn Abi ´Amir para lograr otra gran victoria e iniciar desde Córdoba el castigo hacia los cristianos que habían osado levantarse en contra suya
En un primer instante Ibn Abi ´Amir huyó asustado de la presencia de su suegro, pero, ya repuesto, se enfrentó a éste el 8 de julio de 981 en el castillo de San Vicente, cercano a la ciudad de Atienza. A Galib le protegía una coalición castellano-navarra y a Ibn Abi ´Amir, su renovado ejército. Durante buena parte de la refriega las tropas cristianas parecieron alzarse con el triunfo, pero un accidente lo trastocó todo. Sucedió que Galib, excitado por el combate, no supo manejar bien su caballo que, al caer, le clavó el armazón de la montura en el pecho provocándole la muerte casi instantánea. Al observar la escena, los aliados iniciaron un repliegue que fue perfectamente aprovechado por Ibn Abi ´Amir para lograr otra gran victoria e iniciar desde Córdoba el castigo hacia los cristianos que habían osado levantarse en contra suya.
Intentando adelantarse a su venganza, el rey leonés, Ramiro III, el conde de Castilla, Garci Fernández y el rey de Navarra, Sancho Abarca, establecieron la alianza conocida como de las Tres Naciones. Nada debe sorprendernos del gran número de alianzas en la época. Unas veces entre dos reyes cristianos, otras entre tres, incluso entre un rey cristiano y el califato de Córdoba. Nos movemos en una época donde lo que importaba era mantener el reinado y las exiguas tierras aún no conquistadas por los árabes. Y si en esa lucha podían arrebatarse algunas comarcas a los reinos vecinos, bienvenidas eran. España estaba formándose y las fronteras de los reinos y la de estos con el califato, variaban casi de un año para otro.
Sitiada la capital del reino, el ejército cordobés se vio sorprendido por las huestes de Ramiro III, quien en perfecto orden de batalla logró replegar a su enemigo momentáneamente
Pronto llegaron a oídos de Ibn Abi ´Amir la constitución de la triple alianza y sin dilación marchó al encuentro del ejército cristiano, apostado en el valle del Duero. Huelga decir que nuevamente Ibn Abi ´Amir resultó victorioso y es que, como apuntan los historiadores, de las aproximadamente 50 batallas que comandó, en ninguna conoció la derrota. Tampoco debió ser una batalla con excesivas bajas moras, porque la razzia continuó en Simancas y más tarde en León.
Sitiada la capital del reino, el ejército cordobés se vio sorprendido por las huestes de Ramiro III, quien en perfecto orden de batalla logró replegar a su enemigo momentáneamente. Entonces sucedió uno de esos hechos donde resulta difícil deslindar la realidad de la leyenda. Se dice que, observando Ibn Abi ´Amir la desbandada de sus tropas, se bajó del caballo y se quitó el casco, lo que fue interpretado por los soldados como una señal de desaprobación. Así que envalentonados por el desprecio de su señor, los sarracenos volvieron a la batalla para, esta vez sí, hacer huir a los cristianos. Y a punto estuvieron de penetrar en León, si no fuera porque una terrible tormenta les obligó a levantar el campamento y marcharse buscando refugio.
EL VICTORIOSO DE ALÁ
Ni en los tiempos de Abderrahman III los cordobeses se sintieron tan orgullosos de su caudillo. Ibn Abi ´Amir aprovechó la buena fortuna autoproclamándose al-Mansur bi-Allah (el victorioso de Alá) y ordenando que su nuevo nombre fuese proclamado desde todos los minaretes de la ciudad. Para sus enemigos, sería desde entonces Almanzor.
Mientras, en el reino de León los diferentes señores feudales acusaban a Ramiro III de incapaz y elegían como sustituto a su hermano Bermudo II. Estallaba una guerra dinástica que terminó con la reclusión voluntaria del primero en Astorga y con el ascenso al trono del segundo.
Los siguientes años son de una paz relativa en los que Almanzor tuvo su segundo hijo, nacido de una princesa cristiana conocida como la “vascona”, hija del rey navarro Sancho Garcés II y entregada a él como signo de buena voluntad y de alianza entre ambos reinos. Pero Almanzor no era hombre de tranquilidad y en el año 985 emprende una nueva incursión, esta vez hacia la Barcelona del conde Borrell, a cuyas murallas llegó el 1 de julio.
Hasta entonces, Almanzor había resultado victorioso en toda lid contra los cristianos, pero la siguiente amenaza le llegaría desde sus hombres de confianza. La conspiración la inició el gobernador de Toledo, un moro apodado “Piedra Seca”
Tras seis días de asedio, y ayudado por una escuadra enviada por mar, los musulmanes entraron en la ciudad, saqueándola e incendiándola. Lo mismo sucedió con otros enclaves como el monasterio de Sant Cugat del Vallés o el de San Pedro de les Puelles. Tanta victoria, tanto dolor, despertó la inquietud entre los monjes de las órdenes eclesiásticas que, temerosos por el fin del primer milenio, identificaron a Almanzor con la llegada del anticristo relatada en la Biblia. Razones tenían para pensarlo.
Hasta entonces, Almanzor había resultado victorioso en toda lid contra los cristianos, pero la siguiente amenaza le llegaría desde sus hombres de confianza. La conspiración la inició el gobernador de Toledo, un moro apodado “Piedra Seca”. Secundado por el gobernador de Zaragoza, Ibn Mutarrif, logró convencer a uno de los hijos de Almanzor llamado Abd Allah, para atentar contra su padre y entregarle después el trono. Lo que los tres desconocían, es que Almanzor supo de la trama casi desde el inicio gracias a su servicio de espionaje, ideando un plan muy astuto para eliminarlos sin demasiado riesgo.
Con la excusa de la incursión que llevaba un tiempo diseñando contra el conde de Castilla, Garci Fernández, hizo llamar a su hijo Abd Allah y al gobernador de Zaragoza para que le acompañasen en la razzia. Acto seguido relevó de su mando al gobernador de Toledo, lo que éste supo interpretar como la llegada de una venganza, decidiendo huir inmediatamente al reino leonés bajo el amparo de Bermudo II. No se equivocaba. En cuanto Almanzor tuvo ante sí al gobernador de Zaragoza, ordenó encarcelado por alta traición y decapitarlo poco después. Sólo entonces Abd Allah adivinó el fin que se le avecinaba y, como Piedra Seca, huyó del califato, aunque en su caso al condado de Castilla. En su persecución, Almanzor asoló los territorios castellanos de San Esteban de Gormaz, Osma y Alcoba de la Torre. Y aún hubiera proseguida si no fuera porque, viéndose perdido, Garci Fernández pactó la entrega de Abd Allah siempre que se le respetara la vida. Almanzor así lo juró, pero sólo para romper la promesa y ordenar la decapitación de su hijo en cuanto éste pisó terreno sarraceno.
ÚLTIMAS INCURSIONES
Abnegado ante la evidencia, el rey Bermudo II comprendió que, para sobrevivir, debía aliarse con Almanzor y tras la muerte de Abd Allah envió a una de sus hijas, llamada Teresa, para convertirla en su concubina. Parece ser que la mujer fue muy de su agrado, porque en el año 993 se desposó con ella. Aún así, Almanzor no perdonaba a su suegro haber acogido a su hijo rebelde, como tampoco olvidaba que su anterior vasallo, Piedra Seca, siguiera al amparo del conde Garci Fernández. Poco a poco ese rencor fue haciendo mella en su corazón, hasta que en 995 organizó otra campaña militar sin importarle que el invierno estuviese muy avanzado.
El 3 de julio de 997 un poderoso ejército partía de Córdoba hacia tierras nunca antes saqueadas. Su meta principal, la basílica de Santiago de Compostela
Bermudo II, en clara minoría de efectivos, sólo pudo observar cómo sus enemigos saqueaban por enésima vez Astorga, obligándole a concertar el pago de un tributo anual al califato para preservar su reino. Durante un tiempo cumplió el acuerdo, pero con el paso de los meses el dinero dejó de llegar a Córdoba y Almanzor diseñó la que sería su incursión de castigo más famosa, la conocida con el nombre en clave de Shant Yaqub (Santiago).
El 3 de julio de 997 un poderoso ejército partía de Córdoba hacia tierras nunca antes saqueadas. Su meta principal, la basílica de Santiago de Compostela, símbolo y orgullo de la cristiandad europea. Desde Coria, la hueste recaló en Viseo, donde se le añadieron mercenarios y vasallos de diversos condados cristianos. En Oporto el ejército creció aún más gracias a la escuadra enviada por mar, trayendo alimentos, material bélico y caballos de refresco. Desde ese día todo lo que encontraron a su paso fue pasto de las llamas. Fortalezas, poblaciones, monasterios… nada respetó Almanzor y nada ralentizó la marcha de aquellos miles de hombres que, con el paso de las horas, sentían más cerca Santiago de Compostela. Hasta que el 10 de agosto…los muros de la ciudad salieron a sus ojos.
Afortunadamente, la ciudad había sido evacuada días antes y apenas se registraron muertes en su interior. Durante una semana la única ocupación de los árabes consistió en saquear la ciudadela, con la orden expresa de respetar la tumba del apóstol y al monje que la cuidaba, convertido en cronista forzoso de aquellas jornadas. La basílica no disfrutó de la misma amnistía y entre el botín llevado a Córdoba se encontraban las puertas de la entrada y las campanas, reutilizadas las primeras como vigas para la gran mezquita y las segundas como lámparas.
Una nueva era se acercaba y, con ella, nuevos enemigos. En 999 fallecía Bermudo II y unos meses más tarde el rey de Pamplona, García Sánchez II. De los antiguos adversarios de Almanzor, ninguno quedaba ya con vida, puesto que el conde de Castilla también llevaba varios años muerto. Sería precisamente su heredero, Sancho García, quien en el año 1000 encabezara una coalición, otra más, para enfrentarse al emir de Córdoba. Enojado por la osadía y sin comprender cómo los cristianos se afanaban en darse una y otra vez contra la misma piedra, Almanzor vistió nuevamente la armadura. Mas algo era diferente en esta ocasión. Sancho García había logrado reunir el mayor ejército de los últimos años gracias a gentes procedentes de Navarra, de la marca sur, de Galicia y de León. Todo hombre en edad militar, desde el Mediterráneo hasta el Atlántico, había sido movilizado, adiestrado y pertrechado con la única obsesión de matar a Almanzor. Pero nada de esto amedrentó al andalusí.
El resultado fue desastroso para los cristianos, porque, sin nadie que les hiciese frente, los musulmanes saquearon las localidades cercanas e incendiaron los pastos y terrenos de cultivo colindantes
El encuentro se produjo el 30 de julio a los pies de Peña Cervera, en el valle del Duero. Sorpresivamente y apabullada por el arrojo de los cristianos, la ala derecha musulmana comenzó a sucumbir, iniciando una huida que presagiaba pronta victoria. Almanzor así lo intuyó también y para elevar la moral de la tropa envió a dos de sus hijos para dieran ejemplo de bravura. La decisión surtió el efecto buscado. Cuando los dos hermanos acudieron con sus guardias personales al campo, Sancho García creyó que llegaban ejércitos de refresco y ordenó a sus hombres retirarse. El resultado fue desastroso para los cristianos, porque, sin nadie que les hiciese frente, los musulmanes saquearon las localidades cercanas e incendiaron los pastos y terrenos de cultivo colindantes.
Y AL FINAL… LA MUERTE
Cualquiera de estas batallas hubiese bastado para llenar de sangre más de diez vidas, pero Almanzor sólo vivía para el combate y en el año 1002 Almanzor dirigió otra razzia, la última de su vida. Ni sus 62 años de edad, ni la extraña enfermedad que le aquejaba, le impidieron cabalgar al frente de sus hombres, como siempre había hecho desde aquel ya lejano 977. En esta ocasión el objetivo fijado fueron las tierras riojanas, donde el monasterio de San Millán de la Cogolla fue saqueado y seriamente dañado, aunque no destruido. Quizá por la gravísima recaída que Almanzor sufrió en su salud y que hizo detener la razzia de inmediato e iniciar el regreso a Córdoba transportando al caudillo en camilla. Para la imaginería popular cristiana, aquel fue un castigo divino por saquear la cuna del castellano y lugar santísimo, pero nada de verdad hay en ello.
En el año decimotercero de su reinado, después de muchos estragos y horrores, sorprendido Almanzor por el demonio que en vida lo poseyera, en Medinaceli, ciudad grandísima, fue llevado al invierno
“Veinte mil soldados están inscritos en mis banderas, pero ninguno de ellos es tan miserable como yo”, repetía constantemente el emir a sus compañeros. Tras unas semanas de auténtica penalidad, la comitiva llegó a Medinaceli, donde Almanzor encontró la muerte en la madrugada del 11 de agosto. Y poco más se sabe sobre sus días finales. Sólo que Córdoba entera se vistió de luto, siendo miles los que lloraban su muerte por las calles. Mientras, los cristianos respiraban aliviados, porque como recitó la Crónica Silense, “por esta época el culto divino pereció en España; toda la gloria de los cristianos cayó, los tesoros que enriquecían las iglesias fueron robados completamente, hasta que, por fin, la divina piedad, compadeciéndose de tanta ruina, dignóse alzar este azote de la cerviz de los cristianos, porque en el año decimotercero de su reinado, después de muchos estragos y horrores, sorprendido Almanzor por el demonio que en vida lo poseyera, en Medinaceli, ciudad grandísima, fue llevado al invierno”.
Historia de Iberia vieja

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