El siglo XX ha acabado con un gran número de convenciones sociales y reglas
de etiqueta que parecen desfasadas para el hombre contemporáneo. Además, la
caballerosidad ha sido objeto recurrente de debate dentro del feminismo, que
se ha planteado si el hecho de que el hombre pague la cena es un indicativo de
atención o, por el contrario, un anticuado signo de machismo
positivo.
Tantas críticas se han efectuado hacia la galantería que cada vez más
escritores se han propuesto recuperar los viejos valores y los buenos
modales, eso sí, adaptados a las costumbres del siglo XXI. “Lo cortés
no quita lo valiente”, reza el dicho, y diversos blogs masculinos o
libros, como The Art of Manliness: Classic Skills and Manners for the Modern
Man (HOW) de Brett McKay y Kate McKay o
The Modern Gentleman (Ten Speed Press) de Phineas
Mollod y Jason Tesauro, más centrado en la moda,
sugieren pequeñas estrategias para reforzar nuestra imagen frente al sexo
contrario o los amigos sin parecer unos pedantes.
Si incluso los
clubs de caballeros han vuelto a nuestro país, quizá debamos vencer nuestro
medio, ponernos firmes en la silla –recuerden, es poco caballeroso
repantigarse en la misma– y volver a ser caballeros. Posmodernos, eso
sí.
- La igualdad no implica deshacerte de tus buenas maneras
Hasta WikiHow tiene una entrada dedicada a los pasos que se han de
seguir para ser un caballero moderno. Entre ellos se encuentra un principio
que debemos tener siempre presente: el hecho de reconocer que hombres y mujeres
son iguales no nos da carta blanca para no tener ni un detalle con nuestra
pareja o nuestras amigas. Es decir, la próxima vez que le cierres a una
compañera la puerta en la cara porque piensas que sujetarla
para que pase es machismo, acuérdate de esto.
- Sé puntual
Los teléfonos móviles han provocado que muchos padezcamos de la llamada “patología
del último minuto”. Aquellos que la sufren parecen tener carta blanca para
retrasarse todo lo que deseen o para cancelar sus citas en el último minuto
porque, total, ya han avisado. Respetar el tiempo de los demás
es uno de los principios de caballerosidad que siempre se deben tener
presentes.
- Aprende a aceptar un regalo
Ahora que nos encontramos en fechas tan cercanas a la Navidad y los regalos
abundan, tenemos que saber qué cara poner al recibir un presente. En 50
Things Every Young Gentleman Should Know, Thomas Nelson
explica que con dar las gracias es suficiente. Nunca debe
preguntarse dónde se ha comprado, el precio o incluso la motivación que ha
conducido a su adquisición, pues suelen ser indicativos de que no te ha gustado
y planeas devolverlo. Es inaceptable no aceptar un regalo, salvo que nos
meta en problemas.
- Cuando te aburras, no distraigas a los demás
Thomas Nelson recuerda en su libro que el aburrimiento también forma parte de
la vida de los caballeros, sólo que estos no lo manifiestan. A la hora de
presenciar un espectáculo que no nos interesa o participar en una conversación
intrascendente, bajo ningún concepto debemos distraer la atención de los demás
para entretenernos. Aburrámonos en solitario.
- No busques peleas en las redes sociales
Las tecnologías también forman parte de la vida del caballero y, con ellas,
ciertas tentaciones que resulta muy difícil soslayar. Una de ellas es meterse en
peleas en la red, especialmente en Twitter, donde para más inri son públicas.
Podemos vernos envueltos en una discusión casual, pero debemos actuar
siempre con cortesía y, si el problema se alarga, recurrir a
otros medios de comunicación para finiquitar la controversia.
- Responde pronto a los mensajes
Es el
consejo que nunca daría un psicólogo que estuviese tratando a un paciente de
ansiedad pero, siguiendo esa máxima de respetar el tiempo de los demás, debemos
intentar contestar al teléfono o al correo electrónico con
premura.
- Ignora la comida que no te gusta, pero no te quejes
Hace décadas era impensable que alguien se quejase de la comida en una cena a
la que había sido invitado, pero hoy parece casi normal. Si determinado alimento
no nos gusta o nos produce indigestión, mejor ignorémoslo sin recordarle al
resto de comensales que nos resulta repugnante o que un día nos
provocó diarreas imparables.
- Elige una bebida característica
Todo el mundo sabe que a James Bond le gusta tomar un “vodka
Martini, agitado, no revuelto”. Chelsea Fagan recuerda en
Thought Catalog que beber
siempre lo mismo –sea esto un whiskey barato o un gin
tonic– nos conferirá una personalidad única y reconocible. Algo que también
se puede extender a la ropa, la música o incluso la comida.
- La mano se estrecha con firmeza, pero sin exagerar
Todos los cursos de protocolo abordan en un momento u otro cómo se debe
estrechar la mano, un gesto que en la mayor parte de casos nos define por
primera vez ante una persona que acabamos de conocer. Este debe tener una
duración media, jamás realizarse con un guante (ni, claro está, la mano sudada),
apretar ligeramente y nunca mover el brazo tan fuerte que
sacudamos la extremidad de la otra persona. En el caso de que nos encontremos
con una mujer, debemos esperar a que ella nos ofrezca la mano y no lanzarnos a
plantarle dos besos en la cara.
- Es de mala educación mirar fijamente a los ojos
Cuando estrechamos la mano, debemos sonreír y mirar a los ojos a la persona
saludada. Como recordaba un
reciente artículo, mirar a los ojos a la gente es una señal de
cordialidad, estatus y confianza, siempre y cuando no miremos fijamente
y durante un tiempo excesivo. En ese caso, parecerá que estamos retando a la
otra persona o intentando intimidarla. Como cantaban Golpes
Bajos, “no mires a
los ojos de la gente”.
- Vigila tu lenguaje y no digas tacos
La desaparición de ciertas reglas de cortesía ha provocado que todo el mundo,
rico o pobre, se permita soltar una palabra malsonante de vez en cuando. Aunque
corramos el riesgo de parecer Flanders, el redicho personaje de
Los Simpson (Matt Groening, 1989), debemos intentar
desterrar de nuestro vocabulario tacos y muletillas como el “joder”
de turno. Además, términos denigrantes como “zorra”
dicen mucho de lo que realmente pensamos del otro sexo.
- Aprende a abrazar a otros hombres
Cada país sigue sus propias reglas en lo que concierne a los saludos, pero
como regla general, los abrazos están restringidos a aquellas personas con las
que tengamos un trato muy estrecho, a las que hace mucho tiempo que no vemos o a
los que nos unen lazos familiares. Debemos entrelazar los brazos para
sujetar ligera y brevemente la espalda, reclinarnos hacia
adelante para que sólo se encuentren en contacto nuestros hombros y, bajo
ninguna circunstancia, reclinar la cabeza sobre el hombro de la otra
persona.
- Pide perdón y da las gracias
Es sencillo y cuesta muy poco esfuerzo, pero la utilización
de estas fórmulas de cortesía mejorará sensiblemente nuestra imagen ante los
demás. Por si fuera poco, ser medianamente educado nos puede ahorrar
unos cuantos euros a la hora de tomar el café.
Héctor G. Barnés
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