Detectar el alzhéimer en su etapa más temprana no es tarea
fácil. Aunque estamos ante una enfermedad neurodegenerativa sin cura y cada vez
más frecuente en personas de edad avanzada, su diagnóstico precoz es clave para
retrasar su deterioro. Para ello, el proyecto kNOW Alzheimer ha elaborado
un decálogo de diez signos de alarma que se deben tener en
cuenta para, en caso de identificarse varios en una persona, ponerlos en
conocimiento de un médico.
Cambios de memoria que afectan a la vida cotidiana: olvidar
información recién aprendida, pedir la misma información repetidamente o
depender de ayudas para hacer cosas que antes hacía solo es una de las señales
más comunes y conocidas de la edad temprana de esta enfermedad. Por lo general,
los olvidos corresponden a la información recién aprendida. También es frecuente
no recordar las fechas o los eventos importantes.
Dificultad para planificar o resolver problemas: alguna
personas ya no pueden planificar como antes o seguir un plan. Tampoco, por
ejemplo, pueden seguir los pasos de una receta o manejar las cuentas mensuales.
Tienen problemas para centrarse y se vuelven un poco más lentos para emprender
las tareas.
Dificultad para desempeñar tareas habituales en la casa, en el
trabajo o en su tiempo libre: pueden encontrarse con que empieza a
costarles completar las tareas cotidianas. Incluso, pueden tener problemas para
llegar a un lugar donde solían ir siempre, administrar presupuestos en el
trabajo, o recordar
las reglas de un juego al que han jugado siempre.
las reglas de un juego al que han jugado siempre.
Desorientación en tiempo y lugar: las personas con
enfermedad de alzhéimer olvidan con
frecuencia las fechas, las estaciones del año y el paso del tiempo. Pueden no
recordar dónde se encuentran o cómo llegaron hasta ahí. La diferencia con los
cambios asociados a la edad es que la confusión fuera un rato y luego
lo
recuerdan.
recuerdan.
Dificultad para comprender imágenes visuales y relacionar objetos en
el entorno: las dificultades para leer, analizar las distancias y
establecer un color o el contraste son algunos de los síntomas. También pueden
tener problemas de percepción y pasar por delante de un espejo y no darse cuenta
que lo que ven es su propio reflejo.
Problemas nuevos en el lenguaje oral y escrito: pueden tener
dificultades para seguir o participar en una conversación. Es frecuente que en
medio de la charla se detengan y se olviden de lo que iban a decir, o repitan
muchas veces lo mismo. A veces no encuentran la palabra correcta o utilizan
términos incorrectos.
Colocar objetos fuera de su lugar habitual y ser incapaces de
recuperarlos: es común que las personas con alzhéimer dejen cosas como
el mando de la televisión o el reloj fuera de su lugar y que no puedan recordar
sus pasos anteriores para encontrarlas. A veces acusan a otros de robarles. Con
el avance de la enfermedad esto puede pasar más a menudo.
Disminución o falta de juicio para tomar decisiones: es
posible que regalen cantidades exageradas de dinero a alguien que quiera
venderles algo. También puede suceder que empiecen a prestar cada vez menos
atención a su aseo y cuidado personal.
Pérdida de iniciativa a la hora de tomar parte en el trabajo o en las
actividades sociales: poco a poco, van perdiendo las ganas de
entretenerse con algún pasatiempo, de encontrarse con amigos, de involucrarse en
proyectos o practicar deporte.
Cambios en el humor o en la personalidad: sufren cambios de
personalidad y pueden convertirse en personas confundidas, recelosas,
deprimidas, temerosas o ansiosas. También pueden tender a enfadarse más
fácilmente.
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