El Congreso de los Diputados acogerá
la proclamación del hijo de Rey Juan Carlos I como Felipe VI. Un
nombre de larga tradición monárquica, vinculado a algunos episodios
fundamentales para el devenir de la Corona de Aragón en general, y del Reino de Valencia en
particular. Todavía hay localidades donde se guarda un recuerdo amargo de
Felipe V de Borbón,
responsable de la abolición de los fueros y la imposición del modelo
jurídico, político y administrativo castellano. El ejemplo más conocido de esta
inquina histórica –que no todos comparten– se encuentra en el Museo de Xàtiva,
donde todavía se muestra el retrato del monarca boca abajo.
Desde que, en el siglo XIII, Jaime I conquistara
Valencia a los musulmanes, el nuevo reino comenzó a compartir monarca con el
resto de territorios de la Corona de Aragón (integrado por el Condado de
Barcelona, los reinos de Aragón, Mallorca y Murcia, y más tarde los de Sicilia y
Nápoles). Fue así hasta que Fernando el Católico (Fernando II de Aragón)
contrajera matrimonio con Isabel I en 1469. Este enlace inicia un proceso de
convergencia con Castilla que culminará con los Decretos de Nueva Planta,
instaurados por Felipe V a principios del siglo XVIII.
Según explica el catedrático de Historia Medieval de la
Universitat de València Antoni Furió, «en el matrimonio de los Reyes Católicos
estaba muy claro quién era el rey de qué». De ahí que, a la muerte de Isabel,
Fernando se ve obligado a retornar a Aragón, quedando la Corona de Castilla en
manos de su hija Juana I (La Loca), que reina junto a su esposo Felipe I
(El Hermoso) durante apenas unos meses, hasta la muerte de éste en 1506.
Su primogénito, Carlos I de España (y V de
Alemania a través de la Casa de Austria), hereda de sus padres la Corona de
Castilla (que jura en Valladolid en 1518), y de su abuelo materno la Corona de
Aragón (por la que es proclamado el mismo año en Zaragoza). Es el primer monarca
de la historia de España que une en una misma persona ambos títulos.
Austrias contra Borbones
El linaje de los Austrias continuó hasta Carlos III, pretendiente al
trono de España contra Felipe V de Borbón en la
Guerra de Sucesión (1701-1713). El primero contó con el apoyo de la Corona de
Aragón, que quería proteger así la independencia de sus reinos, mientras que
Castilla se puso de parte del aspirante borbónico, partidario del centralismo.
Fue un conflicto bélico de dimensiones internacionales, que se zanjó con la victoria de Felipe
V, y la consecuente abolición de los fueros.
A modo anecdótico, Antoni Furió recuerda además el
hecho de que, «siendo rigurosos», el futuro Felipe VI lo sería de
Castilla.
En la Corona de Aragón le
correspondería el título de Felipe V, puesto que el breve reinado de Felipe
I en Castilla «descoordinó» la numeración asociada a su regio nombre a uno y
otro lado de la Península.
Marta Moreira
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