Las mesas de la clase de 4º de Primaria del colegio
Estudiantes-Las Tablas están llenas de recortables, tijeras, pegamento...
están en pleno proceso de creación de apuntes de la asignatura de Conocimiento
del Medio. Los centros que siguen la metodología por proyectos tienen los mismos contenidos curriculares
que en el resto, pero los estudiantes no tienen un libro para cada
materia, sino que son los maestros los que elaboran los materiales,
adaptándolos al grupo de alumnos, y marcando los ritmos de trabajo o reduciendo
las actividades según los intereses y las necesidades del niño, protagonista
absoluto de su aprendizaje. Esa es, a grandes rasgos, la filosofía del método
educativo por proyectos, un sistema cada vez más seguido tanto por colegios
públicos, como concertados o privados en nuestro país. Son centros que han
optado por esta forma de aprendizaje porque ven en ella muchos beneficios que a
su juicio no proporciona la escuela tradicional. «Digamos que llegamos a los contenidos, que son
los mismos que en otros colegios, de una forma distinta», explica Jana
Tarrida, profesora de este colegio
concertado de Madrid y apasionada de este sistema de aprendizaje.
Y, ¿en qué consiste esa otra forma de llegar al conocimiento? «Para
llegar a los contenidos utilizamos las inteligencias múltiples del psicólogo
norteamericano de Howard Gardner, quien sostiene que todo ser humano tiene ocho
inteligencias. La escuela tradicional, por contra, utilizaba basicamente dos
inteligencias, la lingüística y la matemática. Nosotros trabajamos las ocho
porque pensamos que todos los alumnos, desde la vertiente en la que más
destaquen, pueden llegar a alcanzar el conocimiento», realza Tarrida, formada en
el Colegio Monserrat de
Barcelona, pionero en estas lides en España.
Otro de los puntos fuertes del centro madrileño es el uso de las
destrezas de pensamiento de Robert Swartz para fomentar la creatividad y el
pensamiento crítico del niño, y los problemas basados en la linguística. «Es
decir, se parte el proyecto con el planteamiento de un problema lo más real
posible, y a partir de ahí, se empieza a investigar para llegar a un producto
final», aclara esta docente.
En el CEIP Príncipe de Asturias han optado por lo que ellos llaman
«Planes de Trabajo». Para Lola Gutiérrez, su directora, la información puede llegar a
través de diferentes lenguajes y enfoques siempre relacionados con el tema que
se estudia. «No solamente por los libros, que también, sino por distintos
objetos, revistas, software, fotos o materiales hecho por los propios alumnos
que se ponen en un rincón del aula y que pueden consultar en cualquier momento».
El trabajo del profesor
Este sistema de trabajo ayuda al maestro a reflexionar continuamente
sobre su práctica, pero también le exige muchísimo más esfuerzo. «Es un hecho
que este tipo de enseñanza
requiere de muchísima más implicación por parte del profesor, porque en
lugar de seguir un libro, tiene que estructurar todos los contenidos —reconoce
la coordinadora del colegio privado Everest School de Monteclaro
(Regnum Christi), Lola Gutiérrez de Piñeres—, pero también es cierto que es
responsabilidad del educador no dejar que el deseo de aprender, innato en los
niños, se pierda, sino al contrario, que se potencie y deje espacio a la
genialidad y a la creatividad de cada uno. Y esto es lo más importante que esta
metodología proporciona».
La mayor satisfacción de todo maestro, de todo profesor, es comprobar
que sus alumnos comprenden, disfrutan aprendiendo y son capaces de aplicar lo
aprendido en otros contextos porque para esto es la enseñanza. Precisamente para
ayudar a conseguir este fin, pensando en las enseñanzas para la comprensión, el
Dr David Perkins de la Universidad de Harvard diseñó
una estructura general, el Aprendizaje por Proyectos.
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