ORACIÓN.- Oh! Dios! Que con
tantos y tan grandes privilegios honraste la preciosa muerte del glorioso Padre
San Benito, concédenos que en la hora de nuestra muerte, seamos defendidos de
las acechanza del enemigo con la bienaventurada presencia del mismo Santo
patriarca, cuya memora veneramos. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
San
Benito Abad, nació en Nursia, Montecasino en el año 480.
La única fuente
con información sobre la vida de San Benito de Nursia es el libro segundo de los
Diálogos, escritos por san Gregorio Magno (c. 540-604). Para estos relatos, el
pontífice se basó en el testimonio de algunos monjes que conocieron al santo.
Este libro, en algunos pasajes, carece del rigor histórico tal como se entiende
en la actualidad.
Era hijo de un noble romano. Su hermana se llamaba
Escolástica y también fue reconocida como santa. Su infancia se desarrolla en
Nursia donde realiza sus primeros estudios. Es enviado a Roma para capacitarse
en filosofía y retórica, pero decepcionado por el desorden moral de los
habitantes de la ciudad y deseando una vida más espiritual, pronto abandona la
capital para retirarse a Enfide, actual Affile, de donde huyó, según la
historia, tras realizar un milagro.
Con ayuda del abad de un monasterio
cercano llamado Román, San Román Abad, Romain de Condat, se instaló en una gruta
de difícil acceso, en un lugar cercano llamado Subiaco, para vivir allí como un
ermitaño. Después de pasar tres años en ese lugar, dedicado a la oración y el
sacrificio, fue descubierto por unos pastores, quienes extendieron su fama de
santidad.
Gracias a sus supuestas dotes de taumaturgo, fue visitado
constantemente por personas que buscaban su consejo y dirección espiritual. Es
elegido abad de un monasterio en Vicovaro, en el norte de Italia, pero dado que
los monjes no aceptan su régimen de vida exigente, intentan envenenarlo. San
Benito descubre las intenciones de los monjes porque, en el momento de impartir
la bendición, el recipiente se hace pedazos. Decide abandonar la comunidad.
Vuelve a Subiaco, donde, debido a una gran afluencia de discípulos, funda allí
varios monasterios. En 529, a causa de la envidia de un sacerdote de la región,
se refugia en Montecasino donde funda un monasterio y desde donde se extiende la
Orden Benedictina. En 540 escribe su famosa “Regula monasteriorum”, Regla de los
Monasterios.
San Benito se le representa habitualmente con el libro de
la Regla, una copa rota, y un cuervo con un trozo de pan en el pico, en memoria
del pan envenenado que recibió San Benito por envidia. San Gregorio cuenta que,
por orden del santo, el cuervo se llevó el pan adonde no pudiera ser encontrado
por nadie.
San Benito vaticinó el día de su muerte; el último día recibió
el Cuerpo y la Sangre del Señor. Fue sepultado junto a santa Escolástica, su
hermana, en el sitio donde antes se levantaba el altar de Apolo que él mismo
destruyó, en Montecasino.
San Benito, murió en el año 547 y su
festividad el 11 de julio.
Dos de sus frases de San Benito: “Ora et
Labora” “No anteponer nada al amor de Dios”
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