TRADUCCIÓN

domingo, 7 de julio de 2013

SALAFISMO

Etimología

«Salafismo» (del árabe: السلفية as-salafiyya) proviene del término «salaf», «predecesor» o «ancestro», que designa a los compañeros del profeta Muhammad y las tres primeras generaciones que lo suceden.

Los orígenes

La voluntad de reencontrar el islam de los salaf en su pureza no es un fenómeno reciente. Por salaf, los teólogos musulmanes designan a Mahoma y a sus discípulos (en particular los cuatro primeros califas), así como a las dos generaciones que les siguen. La expansión del islam se atribuye generalmente a la pureza de su fe. "Desde entonces, cada vez que las sociedades musulmanas se encuentren frente a una crisis económica, política o social, ciertos teólogos preconizarán un retorno al islam de los Salaf". Encontramos en Ibn Hanbal, en el siglo IX, la primera interpretación literal del islam, basada en la llamada a los ancestros y en una condenación a las innovaciones teológicas. Ibn Taymiyya recurrió igualmente a ella en el siglo XIV, mientras que el Medio Oriente sufría las invasiones mongolas; Ibn Taymiyya y sus discípulos (Ibn Al-Qayyim et Ibn Kathîr) son a su vez una de las principales referencias de los movimientos salafistas actuales.


Los movimientos salafistas contemporáneos nacen sin embargo de la predicación de Ibn Abdu-l-Wahhab, en el siglo XVIII, para el cual el declive de los países musulmanes frente a occidente resulta del olvido del mensaje original del Islam. Ibn Abdu-l-Wahhab predica a su vez una lectura literal y puritana del Islam, inscribiéndose en la tradición hanbalista e inspirándose de Ibn Taymiyya. Este predicador se alió con Ibn Saoud, fundador de la dinastía Saudí. Consecuentemente el mal llamado wahhabismo es hoy por hoy la doctrina religiosa oficial en Arabia Saudí.[1] Desde entonces, el salafismo se convierte en una ideología político-religiosa cuyas ideas serán ampliamente difundidas por los principales predicadores del Estado saudí moderno, liderados por los ulemas: Mohammad Ibrahim al-Sheikh, Abdel Aziz ben Baz y Mohammad ibn al-'Uthaymin[2] ".

Elementos teológicos comunes en las corrientes salafistas

El conjunto de corrientes salafistas son percibidas como un movimiento de renacimiento del islam, a través del retorno a la fe original, aquella de los "piadosos predecesores". Rechazan todo aquello que identifican como interpretaciones humanas posteriores a la revelación del Profeta. Se trata por tanto de un movimiento reformista que condena igualmente las prácticas del islam popular (acusadas de ser supersticiones) como gran parte del pensamiento teológico musulmán, considerado como portador de "innovaciones", es decir, creaciones de la razón humana que se alejan del mensaje divino. Los salafistas rechazan a su vez toda influencia occidental, particularmente la democracia y el laicismo, responsables de "corromper la fe musulmana".
Tal como pone de manifiesto Bernard Rougier, "los salafistas se emancipan de la tradición fundada por las escuelas jurídicas e inventan un nuevo islam.[3] " Construyen, en efecto, una nueva lectura del islam que afirma fundarse en el Coran y la Sunna, es decir, el conjunto de hadices (los hechos y palabras predicados a Mahoma y sus compañeros). Los salafistas pretenden a su vez imitar a Mahoma en todos los actos de la vida cotidiana, incluidos la forma de comer o de vestirse.
Al lado de esta denuncia de todo lo que se consideran como "innovaciones" en relación al Coran y a la Sunna, las diferentes corrientes salafistas insisten en el principio de la unidad divina, tawhid. Dios es el único creador (Tawhid rububiya). Todo acto de adoración debe únicamente dirigirse a su forma metafórica o antropomórfica (Tawhid asma was sifat)

Las diferentes tendencias salafistas contemporáneas

El salafismo de predicación

Esta tendencia salafista, principalmente desarrollada por los imanes próximos al régimen saudí, rechaza la vía yihadista (la cual pretende imponer un régimen musulmán mediante la acción violenta y revolucionaria) al considerarla condenada al fracaso. Una de las grandes figuras de esta línea de pensamiento, desde los años 60 hasta su muerte en 1999, el sheij Muhammad Nasiruddin al-Albani, declaraba que "forma parte de la [buena] política, actualmente, abandonar la política". Por ello entendía que la acción política más eficaz pasaba antes por la predicación de una fe regenerada y la re-islamización de las sociedades musulmanas que por la acción directamente política.
Para al-Albani era necesario seguir una estrategia de "at tasfiyatu wa tarbiyah" (la purificación de la educación): por un lado, regenerar la fe, depurándola de "innovaciones" teológicas que la alejan de la fe auténtica, aquella de los orígenes; por otro lado, educar a los musulmanes en esta fe regenerada, de manera que abandonen sus prácticas religiosas “corruptas”. Esta tendencia salafista sigue pues una estrategia de "re-islamización" de las sociedades musulmanas a través de una predicación no violenta y no directamente política.
Los salafistas, a menudo próximos al poder saudí, critican a los yihadistas, a menudo percibidos como un peligro para el régimen de la familia real. A su vez, se oponen a los Hermanos musulmanes, acusados de no seguir una práctica rigurosa del Islam, de olvidar el principio del tawhid, y de pretender obtener el poder en lugar de salvar las almas de los musulmanes.

El salafismo yihadista

Esta corriente del salafismo rechaza limitar la acción religiosa a la predicación y hace de la yihad el centro de su actividad.[4] Los salafistas de esta tendencia son favorables al combate armado con el fin de liberar los países musulmanes de toda ocupación extranjera. Se oponen igualmente a la mayor parte de regímenes de los países musulmanes, que ellos juzgan como impíos, en los que pretenden instaurar un estado verdaderamente islámico.
El salafismo yihadista nace en los años 80, durante la guerra de Afganistán contra la ocupación soviética. Durante este periodo, los salafistas llegados de Arabia Saudita se encontraron con los Hermanos musulmanes. Ello los condujo a adoptar el discurso político de los Hermanos musulmanes e integrar en él la predicación literal y tradicional salafista, basada en la piedad y la moralidad.[5] Desde el punto de vista del yihadismo, los salafistas tradicionales, es decir, aquellos favorables a la predicación no violenta y particularmente los predicadores próximos a las autoridades saudíes como Ibn Baz y Ibn 'Uthaymin, son traidores al servicio de los Estados Unidos. Por otro lado, critican encarnizadamente a los Hermanos Musulmanes, que son rechazados debido a su fe laxa y a su participación en los mecanismos políticos.
Esta tendencia sigue pues una estrategia revolucionaria y violenta que pretende derrocar a los Estados de los países musulmanes para instaurar un estado islámico por la fuerza. Ello conduce igualmente a la toma de acciones violentas frente a los países occidentales que les apoyan, denominados “Takfiri” puesto que les acusan de convertir en infieles a los dirigentes musulmanes. Cada una de estas corrientes pretende encarnar el salafismo auténtico y se critican mutuamente de forma violenta.[6]

Críticas

En el seno del mundo musulmán, el movimiento salafista contemporáneo es objeto de vivas críticas. Se le reprocha en particular el hecho de tener una estrecha comprensión de los diferentes textos religiosos, especialmente del Corán y de la Sunna, privilegiando un enfoque literal y olvidando el contexto de escritura y el espíritu de los textos tanto en sus aspectos teológicos como jurídicos.[7]
 
Wikipedia

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