1. Disfruta de tu
hogar
Siéntete
cómodo en tu casa. Haz que sea y parezca simple. No la recargues de adornos
innecesarios. Evita que el televisor haga las veces de «hogar» o chimenea,
desplazándolo a un lugar menos visible o poniéndole puertas. Aprende a decorar
y reparar las cosas con tus manos. Redescubre el rito de las comidas en familia
y sin televisión. No seas esclavo .del teléfono. Invita a tus amigos a tu casa
y hazles sentirse bienvenidos. ¿Por qué no les preparas tú mismo la comida?
2. Corta
con «El Corte»
No
vuelvas a salir de tiendas por impulso o diversión, ni te creas todo lo que
predican grades tiendas como, en España, “El Corte Inglés”. Evita que tu
familia pase la tarde del sábado en la fórmula 9C: Coche (o carro en
Hispanoamérica),centro comercial, compra, consola (de juegos de pago en vez de
juegos en el parque), cine, cola (de la fila o de la famosa marca de Atlanta),
cena y caravana (de vuelta a casa). No compres nunca en domingo. Establece días
de consumo bajo o cero, en los que no se compra más que lo estrictamente
necesario. Invierte más en las tiendas y comercios del barrio. Practica el
trueque y el uso compartido. Compra cosas de segunda mano, productos con poco
embalaje, de comercio justo y ecológicos. Sé fiel a la regla de las tres erres:
reducir, reutilizar y reciclar: Abre los armarios y despréndete de cuanto no
hayas usado en el último año. Dónalo o véndelo a una tienda de segunda mano.
Aprende a decir no. Evita acumular cosas y costumbres innecesarias.
3. Sé responsable con tu dinero
Salda
tus deudas. Intenta pagar siempre que puedas al contado; gastarás menos. Haz
ajustes para vivir dentro de tus posibilidades. Analiza y recorta tus gastos.
Calcula cuánto podrías ahorrarte si no compraras ciertos productos de marca.
Que tu austeridad sea desde la alegría. Motívate con un compromiso solidario:
lo que te sobra es lo que otra persona necesita para llevar una vida digna.
4. Detente a oler las flores
Quítate
el grillete de la muñeca -al menos de vez en cuando- deja de depender tanto del
reloj. Escucha tu reloj interior. Tómate días de retiro, de verdadero descanso,
sin programa alguno. No estés hasta la última hora del día haciendo cosas o
viendo la televisión. Un día a la semana acuéstate y levántate antes. Huye de
todo lo que «enganche» y cree adicción. Vivir equilibradamente implica saber
combinar las actividades que nos agradan y recrean. Cuando algo se
convierte en una obsesión hay que buscar la forma de liberarse de su
esclavitud.
5. Viaja hacia dentro
Sal
con tiempo y camina; tu ser entero lo agradecerá. Si has de tomar un vehículo,
que sea de transporte público. Haz que el tiempo en el autobús o el tren sea
enriquecedor y cada día te parecerá más gratificante respecto al tiempo perdido
en los atascos. Viaja hacia tu mundo interior con un tiempo de calidad dedicado
a la meditación; descubrirás paisajes increíbles y enriquecerás todas las
dimensiones de tu vida. Escribe un diario y disfruta mas de tu existencia.
Visita a la gente que está sola, y pasea también, con respeto y admiración, por
sus mundos personales. Si quieres conocer de verdad el mundo, descúbrelo por
carreteras secundarias, comiendo su comida, bebiendo su vino, bailando su
música y estando en contacto con la realidad.
6. Apaga la tele
Evita
caer en la tentación de la televisión y su creciente número de canales como
forma de pasar el tiempo. Cada día estamos ante ella una media de tres horas.
Huye de la ilusión de que estás informado porque ves el telediario. Lee más.
Pasea más. Escribe más a quienes amas. Aprende nuevas habilidades. Si hay niños
pequeños en la casa, mira la tele con ellos y dales criterios para elegir.
Dales alternativas, léeles cuentos, participa en sus juegos. Proponte leer
todas las noches media hora. y recuerda: detrás de los medios de comunicación y
de Internet hay grandes intereses políticos, sociales y económicos. Sé crítico
con la información y contrástala. Separa los hechos de las opiniones y busca
apasionadamente la verdad en todo momento, sin dejarte manipular.
7. Vive en la realidad
Cuida
las relaciones humanas cercanas a ti y no caigas en una vida de simples
amistades «virtuales». Convivir con los demás es siempre más difícil-y hermoso-
que charlar con desconocidos en la red. El amor verdadero se vive en la vida
diaria. Es más bonito y enriquecedor jugar un partido de fútbol o baloncesto
que echar una partida con un simulador virtual. Un tamagotchi nunca será igual
que una mascota.
8. No corras detrás de todo lo nuevo
Las
nuevas tecnologías deben estar a nuestro servicio, no al revés. Utiliza el
ordenador como herramienta y no como un fin en sí mismo. Compra sólo la
cantidad de programas, periféricos y accesorios que vayas a utilizar. Párate a
pensar si de verdad necesitas un teléfono móvil. Hay muchas formas de invertir
tus recursos económicos que pueden ser más interesantes, humanamente
enriquecedoras y baratas que el último videojuego.
9. Lleva una vida sana y cercana a la
naturaleza
Haz
ejercicio regularmente, pero sin caer en el culto al cuerpo perfecto. Cambia de
hábitos alimentarios y renuncia totalmente a la comida basura. Utiliza
productos menos procesados, más naturales. Consume más productos frescos,
verduras y legumbres. Redescubre los sabores puros de la leche, el agua... y el
vino. Asocia siempre el tiempo libre con la naturaleza. Date tiempo suficiente
para dormir. Evita caer en la dependencia del alcohol, el tabaco y otros tipos
de drogas. No merecen la pena.
10. Recupera el sentido de comunidad
No caigas en el sedentarismo.
Comprométete en actividades que te obliguen a salir de casa. Conoce a tus
vecinos. Participa en las asambleas de tu parroquia y en los grupos de jóvenes
y de tiempo libre de tu barrio. Comprométete en acciones comunitarias o en una
ONG. Sé solidario, sé un voluntario. Comparte lo que tienes, sobre todo lo que
te sobra. Camina con otros por esta senda de una vida más simple y plena.
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