Memento mori es una frase latina que significa «Recuerda que morirás» en el sentido de que debes recordar tu mortalidad como ser humano. Suele usarse para identificar un tema frecuente, o tópico, en el arte y la literatura que trata de la fugacidad de la vida.
La frase tiene su origen en una peculiar costumbre de la Antigua Roma, que quizás tenga origen sabino. Cuando un general desfilaba victorioso por las calles de Roma, tras él un siervo se encargaba de recordarle las limitaciones de la naturaleza humana, con el fin de impedir que incurriese en la soberbia y pretendiese, a la manera de un dios omnipotente, usar su poder ignorando las limitaciones impuestas por la ley y la costumbre. Lo hacía pronunciando esta frase, aunque según el testimonio de Tertuliano[1] probablemente la frase empleada era
"¡Mira tras de ti! Recuerda que eres un hombre" (y no un dios).
Respice post te! Hominem te esse memento!
También se usa esta frase para denominar a las representaciones de difuntos en la historia del arte. Efectivamente, la pintura de bodegones, que surgió en Europa con los libros religiosos ilustrados, cumplió en esa época con la función similar a la de la frase durante el imperio romano: persuadirnos de la vanitas de la existencia. Su mensaje era claro: la naturaleza se descompone, mas el alma es inmortal; el espíritu habita brevemente en cada cuerpo. La forma más extrema del mensaje moral que ofrece la vida aún se encuentra en la pintura de vanitas, que toma su nombre del íncipit Eclesiastés: Vanitas Vanitatis, et omnia vanitas.(Su título y su concepción se relacionan con un pasaje del Eclesiastés: vanitas vanitatum et omnia vanitas (vanidad de vanidades, todo es vanidad). El mensaje que pretende transmitir es la inutilidad de los placeres mundanos frente a la certeza de la muerte, animando a la adopción de un sombrío punto de vista sobre el mundo. Es, al mismo tiempo, un elemento esencial en el surgimiento del bodegón como género individual.)
El detalle que a menudo revela la presencia de una “pintura de vanitas” es la presencia de un cráneo humano, generalmente acompañado por otros símbolos alusivos a la temporalidad de la vida y la inutilidad del esfuerzo humano: flores caídas, frutas podridas, relojes de arena, etc. En muchos cuadros de vanitas se agrupan los elementos que representan la actividad humana (libros, instrumentos científicos) y los placeres humanos (pipas, instrumentos musicales, etc.) que marcan la futilidad de lo material en una vida tan corta. La pintura de bodegones simboliza lo que seguirán siendo los seres humanos cuando han abandonado el escenario de la vida: vanitas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario