TRADUCCIÓN

domingo, 20 de enero de 2013

BALTASAR BERLANGA

"Conocí a Baltasar cuando él era ya un hombre mayor, jubilado, y yo había terminado mis estudios universitarios y la mili, y me preparaba para ser profesor. Era le época de la Asociación Cultural “Aznaitín”, la transición a la democracia, la Constitución… Un momento apasionante que vivíamos con la clara conciencia de participar en la Historia.

Para un chico de familia de derechas, transformado en “progre” al pasar por la Universidad, conocer a Baltasar era la oportunidad de tomar contacto directo con la otra visión de la Historia de España, la de los vencidos, que yo había descubierto en los libros al estudiar en la Facultad.
 
Pero pronto me di cuenta de que no me encontraba sólo ante un personaje “histórico”, sino ante una persona entrañable a la que pronto tomé un gran cariño. A lo largo de los años conocí al viejo anarquista, soldado de la República, preso, trabajador, etc. Y también al hombre culto, lector, pensador y animador cultural. Pero además a una buena persona: alguien serio, honesto, cariñoso; y a su mujer, la inolvidable “mama” Antonia, y su familia.
   
En estas líneas me gustaría dejar constancia de lo que conocí de él y lo que aprendí de su experiencia. Son recuerdos de contacto personal, pero mucho también de conversaciones con gente que lo conoció más que yo, como Pepe Fuentes o Rafa Bellón, y tantos amigos comunes.



De campesino a Teniente
Baltasar Berlanga era un ubetense nacido en 1913, dedicado desde pequeño al campo. Pero tuvo pronto interés por los temas sociales y políticos, de los que se informaba a través de los libros y revistas que le prestaba un librero anarquista que tenía una pequeña imprenta en la calle de Cruz, junto a la calle Ancha. Baltasar leía los libros casi sin abrirlos, para no estropearlos. También le influyó su tío, el socialista Blas López, que luego moriría fusilado.
Los años de la II República, tan agitados, suponen un paso más en su formación. Pero el hecho decisivo en su vida fue su incorporación a filas en el ejército republicano al estallar la Guerra Civil. Pasa por Valencia, Almansa, Barcelona, … No es extraño que un soldado que sabía leer y escribir y tenía conocimientos fuera promovido pronto a Teniente. Será ese grado militar el que use Antonio Muñoz Molina para caracterizar al Teniente Chamorro en “El jinete polaco”, un reflejo de Baltasar Berlanga que todos reconocimos al leer la novela.
Al terminar la guerra, como uno más de los vencidos, Baltasar inicia su rosario de cárceles y penalidades. Los intentos de sus amigos (especialmente Manuel Fuentes, que hizo la guerra con él) no consiguieron su libertad hasta pasados unos años. Al volver a Úbeda, empieza a trabajar en la Fundición Fuentes Cardona, hasta su jubilación.

La Úbeda de la posguerra
Los años de la posguerra son un período de silencio, y de renovación de contactos con personas de la oposición al franquismo (sus amigos Gámez, Quesada, etc.). Pero también con gente que, en el desierto de la época, tenía interés por la cultura, por los libros, por lo que se estaba produciendo en España y en el mundo en esos años (Antonio Parra, José Molina, Juan Pasquau). Hay que imaginar la Úbeda de los 50, bastante cerrada, con la vida monopolizada por el Régimen franquista y por la Iglesia, para comprender la aproximación de personas de ideas diferentes, pero capaces de apartarlas para hablar, comentar, debatir, leer. La larga amistad con Antonio Parra es significativa de ese carácter abierto y dialogante.
La casa de Baltasar es un lugar de encuentros, donde él puede comentar sus lecturas: Tenía las obras completas del liberal Ortega y Gasset, al que citaba frecuentemente; pero saltaba de Roger Garaudy a Fernando Savater, o la revista “Cuadernos para el Diálogo”, que leía fielmente. Eso sí, siempre se mantendrá fiel a sus ideas anarquistas, al laicismo, a la lucha contra la explotación de los hombres; pero abierto a otras formas de pensamiento. Incluso tendrá excelentes relaciones con varios sacerdotes, especialmente jesuitas.
A lo largo de los años 60 y 70 se producen cambios en España, que se reflejan también en Úbeda. Y Baltasar será una cita ineludible para jóvenes estudiantes universitarios que van abriendo su campo de ideas, tomando conciencia de la situación y dando pasos a opciones políticas, sociales y culturales nuevas. Cada año aparecen personas nuevas por casa de Baltasar (Anselmo Sanjuán, Juan Alfredo Bellón, Joaquín Sabina, José Luis Buendía, Pepe Biedma …) y él recibe, oye, habla, aconseja. Y sigue leyendo de manera incansable, escribiendo cartas, apuntando reflexiones (muchas páginas, cientos de páginas en letra apretada). Aún conservo algunas de esas cartas, al principio a máquina, luego a mano; utilizando muchas veces papeles usados.

De nuevo la democracia. “Aznaitín”.

La muerte de Franco y la transición a la democracia supone un cambio fundamental en la vida española, y en la de Baltasar muy especialmente. Son años de salir a la luz, de hablar libremente, de opinar. En Úbeda, esa situación se concreta, como en todo el país, en la recuperación de la democracia, la formación de partidos y sindicatos, las nuevas instituciones, etc. Pero para Baltasar, y para muchos de nosotros, hubo algo especialmente importante: la creación de la Asociación Cultural “Aznaitín”, en la que él tendrá una presencia continua y destacada.
La organización de ciclos de conferencias, representaciones teatrales, conciertos, exposiciones, supone un revulsivo en la vida cultural y social ubetense. Baltasar Berlanga encuentra en “Aznaitín” un terreno ideal para potenciar lo que siempre le había preocupado: la cultura, el debate de ideas, el conocimiento. Todos cuantos vivimos esos años recordamos sus intervenciones en las charlas, sus aportaciones, su obsesión por la cultura popular y por la juventud. Baltasar nos espoleaba siempre:”¡Nenes, a ver lo que hacéis!”.
Su preocupación era trabajar por una cultura popular contraria a la alienación consumista, a la frivolidad, a la publicidad. Le daba miedo ver a tanta gente joven preocupada sólo por el fútbol, la música pop, el consumo, o las procesiones. Aborrecía los espectáculos de masas, donde la gente se anula. De ahí su interés por relacionarse con jóvenes y darles otra visión del mundo, como puso de manifiesto en su total disposición a ir a los Institutos a charlar con los alumnos. Llegó a ser nombrado “Alumno Honorario” del “Francisco de los Cobos”, donde los chavales se referían a él como “ese señor viejo que siempre interviene a propósito de Ortega”. Siempre se enorgullecía de su amistad con profesores jóvenes. Concebía la educación como un proceso fundamental de liberación del ser humano.
Su posición contraria a las alienaciones consumistas la vivía él de manera ejemplar en su vida cotidiana: rechazo al alcohol y los bares, a los festejos bullangueros, a la televisión especialmente. Menos mal que no pudo llegar a ver la situación actual, con la adicción de los chicos al móvil, las “plays” y los ordenadores. Incluso en aquella época levantaba las cejas y nos miraba por encima de las gafas con escepticismo cuando le contábamos que habíamos viajado acá o a allá, y tomado unas copas en tal sitio. Era un hombre de una sobriedad absoluta.

La amistad
Pero a lo largo de esos años, hasta su muerte, Baltasar no dejó de lado algo que había sido esencial en su vida, sus charlas con los amigos en su casa. Claro que nosotros tampoco le dábamos oportunidad. Era un placer pasar una tarde en su compañía, comentar la situación política, las novedades culturales. Su simpatía, su bondad y, algo clave, la presencia discreta y cariñosa de Antonia, que nos servía un café, unas magdalenas, hacía que se nos pasase el tiempo sin notarlo. Y eso que Baltasar hablaba; ¡y de qué manera!
En esas charlas hay algo que me llamaba la atención. Baltasar no era el abuelete que te cuenta batallitas, y él tenía muchas reales que contar. Sí, hablábamos de la guerra y la República, pero no se extendía demasiado; aunque hubo alguna reunión especialmente centrada en ese tema, como la visita de un anarquista catalán amigo suyo. Pero no acostumbraba a vivir el pasado, sino el presente y el futuro. Además, he de resaltar que nunca le oí hablar con resentimiento, ni citar nombres concretos con odio. Siempre mantuvo una actitud de superación del pasado y de esperanza ante el futuro.
Algo que sí noté en las últimas veces que lo visité es que sus referencias a la guerra y la posguerra eran cada vez más tristes. Insistía más que nada en el dolor que tanta gente había sufrido; y él se veía apesadumbrado. Y aludía a la presencia de la guerra en los medios de comunicación: “Porque la guerra en los tiempos que corren se nos está dando como espectáculo televisivo, por lo visto con la intención moderna de justificarla”.
En sus últimos años, Baltasar, con la salud cada vez más quebrada, no dejó de participar en actividades y charlar con los amigos. Y seguía en la brecha. Tras el homenaje de “Aznaitín” en 1989, me decía en una carta: “Tengo que hablar de vosotros, de Aznaitín, y al hacerlo contigo conjugo deseos y acabo diciéndote que la cosa la veo parada, y que yo, ¿desgraciadamente?, me siento impotente y que hasta estoy presintiendo que he servido de epitafio con el homenaje que se me ha hecho a mí, pero ¿quién soy yo o qué he sido yo para merecerlo ..? ¿Que tuve mi fe siempre en la Cultura y por creeros posibles propulsores de Ella me unía a vosotros? ¿Que en vuestra grata compañía he participado en vuestra pelea? ¿Y eso ha sido suficiente motivo para …?”
En 1998 murió Baltasar, dejando una presencia imborrable entre familiares y amigos. Poco después se hizo un homenaje a su memoria, y se decidió dar su nombre a la Universidad Popular creada en nuestra ciudad. Ojalá no olvidemos nunca su ejemplo."
Gabriel Sánchez Bellón
* * * *
Una entrevista histórica realizada en 1.996 por Eduardo Jiménez Granero, está en YouTube dividida en cinco vídeos que os pongo unidos para facilitaros su búsqueda.
En ella podéis ver a Baltasar ya mayor (82 años) pero conservando su gran lucidez.
 
 
ENTREVISTA A BALTASAR BERLANGA (picad para descargar) 
 
Fue la primera y la única entrevista que he realizado para las cámaras de una televisión a Baltasar Berlanga López -Televisión local de Úbeda, TVU- y se llevó a cabo en Octubre de 1996.Igualmente, puede que sea el último documento gráfico o videográfico en que aparezca Baltasar Berlanga, puesto que falleció algo más de un año después. Por si es considerado interesante, haré un paréntesis en cuanto a lo escrito por Baltasar Berlanga, para que tengamos ocasión de leer su opinión respecto a algunas cuestiones que, inocentemente, servidor le formuló:

- En una entrevista que se le hizo hace un tiempo argumentaba que la educación es uno de los mayores problemas con que se encuentra el mundo. ¿Cual es su modelo de educación?
El modelo de educación creo que ya lo he expuesto: Educar a la gente siempre que acaben las diferencias de clase. Mientras haya diferencias de clase se educará a la gente con arreglo a que se mantengan esas diferencias de clases. Eso no tiene vuelta de hoja. E influirán en ello los directores... los amos del dinero, del poder, del ejército, de la iglesia..., de los estamentos de más categoría... E influirán en que los métodos de enseñanza digan a la gente que hay que ser obedientes, hay que ser sumisos hay que ser ordenados, disciplinados porque así se puede llegar al reino de los cielos. De otra manera vamos al infierno de cabeza...
 
 
Ideologías... no creo que eso se pueda buscar, porque la ideología se forma..., las ideologías se forman por los interesados de cada una; de ahí que haya tantas.
 
Yo en eso de la educación me mantengo en el relato que en su República hizo Platón hace muchos años ... que en el primer tomo, lo primero que escribió -porque ya sabemos que Sócrates no escribió; si conocemos su obra o su pensamiento es a través de Platón en sus ?Diálogos"-, y recuerdo que en aquel primer tomo de los dos que tenía -aquellos que yo compré (que me costaron los dos, 5 ptas., por cierto ... )venía una cosa que se llamaba una ESTAMPA SOCRÁTICA en la que demostraba con un hecho determinado a sus alumnos, porque la forma de Sócrates, su forma de magisterio era salir al campo, juntarse con sus alumnos y hablar, hablar con ellos. Ya se parte de que el diálogo es la base fundamental de la educación. Y resulta que el pobre hombre aquel, que después de ser condenado y obligarlo a tomarse la cicuta ... que le decían ... ; y a aquel hombre le ocurrió un caso de que dos amigos suyos se intercambiaron una viña: uno la compró y el otro la vendió y a él lo buscaron para que la midiera, contara las vides y le pusiera el precio, y le iban a dar por aquel trabajo 10 dracmas, que se llamaba la moneda, ... entonces eran dracmas ... Pero resultó que como la viña era cuadrada y no fue preciso medir ... consideró que no merecía la pena ... no quiso cobrar por aquello. Al llegar a su casa y pedirle la mujer los 10 dracmas le dijo que no los había cobrado. La mujer enfadada cogió un cubo de agua, se lo tiró, él se amagó y les cayó a los muchachos que estaban esperando ... Y salieron todos corriendo y al llegar al campo les explicó que por qué; él decía que el mayor de los males era la ignorancia. Porque si esos hombres ... no digo yo que supieran álgebra superior ... pero por lo menos hubieran sabido cambiarse la viña, yo me hubiera evitado un disgusto y, vosotros, un baño intempestivo.
Esa fue la demostración que hacía Platón en la estampa socrática para demostrar que lo que Sócrates decía era que el peor de los males era la ignorancia y así seguimos... porque aunque hay mucha aparente instruccion ... no hay educación, y claro, la instrucción sin educación es un nuevo analfabetismo, cultural si se quiere, pero analfabetismo, que es muchísimo peor que el analfabeto de nacimiento, que por lo menos te contesta y te dice que él no sabe nada. Y el nuevo analfabeto o neoanalfabeto, que se puede decir, se cree que sabe, y lo que demuestra es que no sabe nada. Porque todo lo que le han dicho es faramalla ... , no le sirve para salir de su ignorancia. No le sirve. Podrá conseguir ser un gran especialista en el orden que sea, pero humanismo en sí, humanista en sí... no lo sera nunca.

- Como herencia del franquismo nos ha quedado la preponderancia del fútbol y los toros como opio del pueblo, como diversión absoluta.¿Es así?

- Esto es un mal... Es un mal. Sigue siendo la prolongación del mal que ya Sócrates señalaba, porque cansados de tener necesidades, cansados de saber que hay... , despidos, reconversiones industriales, que hay un paro espantoso... , a pesar de eso... , hay una masa cómplice. Hay una masa cómplice que somos todos, que da lugar a que se mantengan esos espectáculos masivos donde la gente lo que hacen es anularse como seres, convertirse en una masa amorfa sin conocimiento de ninguna clase, que chillan porque los demás chillan, que silban porque los demás silban, o aplauden porque los demás aplauden ... , no porque ellos saben que es lo que hay que aplaudir ... No saben que es lo que deben hacer.

-Vd. Vivió en Bilbao un encarcelamiento; allí fue encarcelado. ¿Cómo encuentra a la sociedad vasca?

- La sociedad vasca tiene los mismos defectos de todas las sociedades, o todo lo que se quiera llamar sociedad. Porque, claro, la sociedad vasca lo primero que hace, que demuestra, es que no está de acuerdo con otros, y si lo que se necesita para que la vida sea más humana y mejor es estar de acuerdo ... Pues la sociedad vasca presenta las mismas características, las mismas dificultades de desenvolvimiento que la catalana, que la gallega, o la andaluza, o cualquiera que se quiera llamar sociedad aparte. Todo lo que sea desmembrar, dividir ... , es que venza el... imperio del mal. Vamos a darle ese nombre y lo cortamos por no sacar a relucir más cosas. -En cuanto a temas sociales? Se habla de que se vuelva a traer la pena de muerte.¿Vd. que?

- Todas esas cosas forman parte de la politiquería, no de la política y yo no las escucho; no le hago caso ni ¡na!... Yo me ... , circunstancialmente o socialmente ... , me encuentro en una situación buena, no vamos a llamarle insuperable ... Yo podría tirarme a la bartola, pero mi madre me parió con esa enfermedad de la preocupación por los demás. No tengo otro remedio, tengo que seguir porque no tengo remedio, hasta que me toque la china.
 
 

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