Tommaso Spinelli, catequista de jóvenes en Roma, presentó su ponencia como “observador oyente”, cautivando a todos los Obispos presentes, con un testimonio atrevido, directo y sencillo que arrancó la ovación más grande de este Sínodo 2012.
El viernes 19 de octubre de 2012, a las 9 de la mañana, ante la presencia del Santo Padre, tras el canto de la Hora Tercia, comenzó la Decimoséptima Congregación General de la XIII Asamblea General del Sínodo de los Obispos.
El Presidente Delegado de turno Su Emcia. R. Card. John Tong Hon, Obispo de Hong Kong (China) introdujo la ponencia del joven italiano. Seguramente muy emocionado, tragó saliva y comenzó:
“Mi reflexión quiere ser simplemente una ayuda para entender qué espera un joven de la nueva evangelización.
Vosotros sacerdotes (dirigiéndose a los obispos) habéis hablado sobre el papel de los laicos. Yo, que soy laico, quiero hablar del papel de los sacerdotes.
La nueva evangelización necesita substancia: unas catequesis de espesor que sepan decir algo serio a nuestra vida, pero también, y sobre todo, vidas de espesor, que muestren con los hechos la solidez de vida que tiene quien es cristiano.
Con mayor razón hoy, que las familias están desunidas y con frecuencia abdican de su tarea educativa, los sacerdotes son un testimonio para los jóvenes de la fidelidad a una vocación y la posibilidad de elegir una manera de vivir alternativa y más bella respecto a la que propone la sociedad.
Sin embargo, lo que me preocupa es que estas figuras de espesor se estén convirtiendo en una minoría. El sacerdote ha perdido confianza en la importancia de su ministerio, ha perdido carisma y cultura.
Veo sacerdotes que se adaptan al pensamiento dominante, que se “disfrazan de jóvenes” o peor aún, viven un estilo de vida “juvenilista”.
Y lo mismo sucede en las celebraciones litúrgicas: cuando intentan ser originales, acaban siendo insignificantes.
Sacerdotes, os pido que encontréis el coraje de ser vosotros mismos. No temáis, porque si sois auténticamente sacerdotes, si proponéis sin miedo la verdad de la fe, los jóvenes os seguiremos.
De hecho, hacemos nuestras las palabras de Pedro: “Señor, ¿a quién iremos? ¡Sólo tú tienes palabras de vida eterna!”
Y nosotros tenemos un hambre infinita de algo eterno y verdadero. "Por tanto, propongo:
1) Aumentar la formación, no sólo espiritual, sino también cultural, de los sacerdotes. Con demasiada frecuencia vemos a sacerdotes que han perdido el papel de maestros de cultura que les hacía importantes para toda la sociedad. Hoy, si queremos ser creíbles y útiles, debemos volver a tener buenas herramientas culturales.
2) Redescubrir el Catecismo de la Iglesia Católica en su carácter conciliar: en concreto la primera parte de cada sección, donde los documentos del Concilio iluminan los temas tradicionales. De hecho, el Catecismo describe -con sabiduría- como premisa a la explicación del Credo una parte inspirada en la 'Dei Verbum', en la que se explica la visión personalista de la revelación; a los sacramentos, la 'Sacrosantum Concilium', y a los mandamientos, la 'Lumen Gentium', que muestra al hombre creado a imagen de Dios. La primera parte de cada sección del Catecismo es fundamental para que el hombre de hoy sienta la fe como algo que le afecta de cerca y sea capaz de dar respuestas a sus preguntas más profundas.
3) Por último, la Liturgia está olvidada, y se desacraliza con demasiada frecuencia: hay que volver a ponerla con dignidad en el centro de la comunidad parroquial".
Concluyo con las palabras que dieron inicio al nacimiento de la Europa Medieval: "Nosotros os queremos, dad prueba de vuestra santidad, del lenguaje correcto y de vuestra instrucción; de tal modo que cualquiera que vaya a vosotros se edifique con vuestro testimonio de vida y vuestra sabiduría (...) y regrese alegre dando gracias al Señor omnipotente." (De la carta Letteris Colendis de Carlo Magno al monasterio de Fulda, año 780). Gracias.
El viernes 19 de octubre de 2012, a las 9 de la mañana, ante la presencia del Santo Padre, tras el canto de la Hora Tercia, comenzó la Decimoséptima Congregación General de la XIII Asamblea General del Sínodo de los Obispos.
El Presidente Delegado de turno Su Emcia. R. Card. John Tong Hon, Obispo de Hong Kong (China) introdujo la ponencia del joven italiano. Seguramente muy emocionado, tragó saliva y comenzó:
“Mi reflexión quiere ser simplemente una ayuda para entender qué espera un joven de la nueva evangelización.
Vosotros sacerdotes (dirigiéndose a los obispos) habéis hablado sobre el papel de los laicos. Yo, que soy laico, quiero hablar del papel de los sacerdotes.
La nueva evangelización necesita substancia: unas catequesis de espesor que sepan decir algo serio a nuestra vida, pero también, y sobre todo, vidas de espesor, que muestren con los hechos la solidez de vida que tiene quien es cristiano.
Con mayor razón hoy, que las familias están desunidas y con frecuencia abdican de su tarea educativa, los sacerdotes son un testimonio para los jóvenes de la fidelidad a una vocación y la posibilidad de elegir una manera de vivir alternativa y más bella respecto a la que propone la sociedad.
Sin embargo, lo que me preocupa es que estas figuras de espesor se estén convirtiendo en una minoría. El sacerdote ha perdido confianza en la importancia de su ministerio, ha perdido carisma y cultura.
Veo sacerdotes que se adaptan al pensamiento dominante, que se “disfrazan de jóvenes” o peor aún, viven un estilo de vida “juvenilista”.
Y lo mismo sucede en las celebraciones litúrgicas: cuando intentan ser originales, acaban siendo insignificantes.
Sacerdotes, os pido que encontréis el coraje de ser vosotros mismos. No temáis, porque si sois auténticamente sacerdotes, si proponéis sin miedo la verdad de la fe, los jóvenes os seguiremos.
De hecho, hacemos nuestras las palabras de Pedro: “Señor, ¿a quién iremos? ¡Sólo tú tienes palabras de vida eterna!”
Y nosotros tenemos un hambre infinita de algo eterno y verdadero. "Por tanto, propongo:
1) Aumentar la formación, no sólo espiritual, sino también cultural, de los sacerdotes. Con demasiada frecuencia vemos a sacerdotes que han perdido el papel de maestros de cultura que les hacía importantes para toda la sociedad. Hoy, si queremos ser creíbles y útiles, debemos volver a tener buenas herramientas culturales.
2) Redescubrir el Catecismo de la Iglesia Católica en su carácter conciliar: en concreto la primera parte de cada sección, donde los documentos del Concilio iluminan los temas tradicionales. De hecho, el Catecismo describe -con sabiduría- como premisa a la explicación del Credo una parte inspirada en la 'Dei Verbum', en la que se explica la visión personalista de la revelación; a los sacramentos, la 'Sacrosantum Concilium', y a los mandamientos, la 'Lumen Gentium', que muestra al hombre creado a imagen de Dios. La primera parte de cada sección del Catecismo es fundamental para que el hombre de hoy sienta la fe como algo que le afecta de cerca y sea capaz de dar respuestas a sus preguntas más profundas.
3) Por último, la Liturgia está olvidada, y se desacraliza con demasiada frecuencia: hay que volver a ponerla con dignidad en el centro de la comunidad parroquial".
Concluyo con las palabras que dieron inicio al nacimiento de la Europa Medieval: "Nosotros os queremos, dad prueba de vuestra santidad, del lenguaje correcto y de vuestra instrucción; de tal modo que cualquiera que vaya a vosotros se edifique con vuestro testimonio de vida y vuestra sabiduría (...) y regrese alegre dando gracias al Señor omnipotente." (De la carta Letteris Colendis de Carlo Magno al monasterio de Fulda, año 780). Gracias.
No hay comentarios:
Publicar un comentario