TRADUCCIÓN

jueves, 25 de octubre de 2012

EL CRISTO DE CHINCHACHOMA

INTRODUCCIÓN

Estamos aquí en presencia de Dios … sintámoslo…- el P. Chinchoma nos diría: decidle cosas bonitas: Bueno, Bello, Papá, Inmenso, Amor…

Ante Dios empezamos un Capítulo, un xairós, un tiempo de Gracia en que Él, Dios, visita a la Orden

Sintámosle y estemos atentos.

Calasanz nos dice:
La voz de Dios es voz de espíritu que va y viene, toca el corazón y pasa, y no se sabe de donde venga o cuando inspire, por lo que importa muchísimo estar siempre en observación para que no venga al improviso y pase sin fruto" (C.131).

 




Pero este Dios no es el Dios de la Religión, a quien debemos sacrificarle cosas, al que pretendemos darle algo. Sino el Dios cristiano de la Fe, el Dios Amor, el Dios Don, el Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo, a quien no podemos darle nada, sino del que recibimos todo.

Me explico:

Diferencia entre Religión y Fe


La Religión:

es el hombre que busca a Dios, su gran preocupación es Dios. Las imágenes que se hace de Dios, son a medida del hombre. Dios es lo más importante y a Él hay que sacrificárselo todo; a Dios se sacrifica el hombre. La relación con Dios es más bien de temor. DIOS ES EL GRANDE.
La Fe:
en cambio es la respuesta del hombre a Dios que se manifiesta. Es Dios quien busca al hombre. La gran sorpresa del hombre es que Dios está por él. El Dios de la Fe es inimaginable, fuera de toda concepción humana. Para el hombre de fe la gran preocupación: es el hombre.
"Si, pues llevas tu ofrenda al altar, y allí recuerdas que tu hermano tiene algo contra ti, deja allí tu ofrenda delante del altar y ve primero a reconciliarte con tu hermano; y luego vuelve y presenta tu ofrenda" (Mt. 5, 23 - 24).

“No está hecho el hombre para el sábado, sino el sábado para el hombre”.

Y así podríamos citar aquí muchos textos, pero no es el lugar.

La imagen del Dios cristiano es Jesucristo, "el hijo del hombre". Dios se hace hombre y nos revela su misterio de Amor: Dios es Amor, Familia -Padre, Hijo y Espíritu Santo- el totalmente "OTRO", a quien no hemos de darle nada para que nos ame, el que nos lo da todo con su Hijo. Al hacerse hombre DIOS SE HACE EL PEQUEÑO, EL ÚLTIMO.





Por lo tanto estemos ante Dios sintiéndonos amados por Él y enviados a procurar el bien de los hombres, sobre todo de los que tenemos encomendados. En ellos hemos de pensar sobre todo en nuestro trabajo Capitular.

Calasanz con su claridad de ideas nos lo dejó como lema: “Para alabanza de Dios y utilidad del Prójimo”

El Instrumentum laboris:

    Ante ese Dios que ama al hombre y nos envía al hombre sentimos su invitación de Amor, a -para el bien de los hombres- renovarnos, refundarnos, serle fieles en las 4 fidelidades:

       
    • Fidelidad ante todo a Cristo y al Evangelio.

    •  
    • Fidelidad a la Iglesia y a su misión en el mundo.

    •  
    • Fidelidad a la vida consagrada y al carisma propio del instituto.

    •  

Fidelidad al hombre y a nuestro tiempo..Para esto se nos ofrece un “Instrumentum laboris” que quiere iluminar y fundamentar todo nuestro trabajo Capitular.

Repasemos en primer lugar lo que nos dice y nos propone: “Vestidos solamente de evangelio y sandalias”:

Y empecemos por el título:

Como el vino generoso necesita una botella o recipiente, y lo importante no es la botella sino el vino, aquí vamos a hablar del espíritu (el vino generoso) que en tiempos de Calasanz tomó la forma de Suma Pobreza, mendicidad, etc. y hoy ha de tomar la forma que corresponda a los tiempos y que toca a Uds. encontrar y determinar

Pero el vino, el espíritu, ha de seguir siendo el buen vino, el buen espíritu de Calasanz.

Fidelidad a Cristo y a su Evangelio:

La frase “Vestidos solamente de evangelio y sandalias” nos habla y nos pide fidelidad a Cristo y a su Evangelio

Pero ¿qué Cristo? Ciertamente el Cristo que siguió Calasanz, el Cristo que él encontró en el evangelio.

Parémonos, por tanto, a recordar el Cristo que seguía Calasanz.
El Cristo de Calasanz.

El P. Chinchachoma tiene un librito impresionante que se llama “El Cristo del Chinchachoma”. Es conocida la anécdota del Cardenal que le dijo después de pasarse la noche leyéndolo:
“Padre, hace tantos años que soy sacerdote, soy Cardenal de la Iglesia Católica y he de confesarle que hasta ahora no había conocido a Cristo”
Permítanme leerles aquí un capítulo:

Capítulo IX

CRISTO EL ÚLTIMO

Lo dice la Palabra, lo anunció Isaías: “Soy un gusano y no un hombre”. Todo el mundo se burla… Lo dijo Pablo: siendo de condición divina se anonadó a sí mismo y tomó condición de esclavo.

Lo intuyó Pedro, cuando el Cristo quiso lavarle los pies y lo aceptó ante la amenaza del Cristo de no tener parte con Él.

Jesús el último.
Como que el Padre Eterno, el Hijo y el Espíritu quisieron manifestar su amor al último de los hombres, a cada ser humano, por eso el Hijo al hacerse Cristo descendió y fue el último de todos, para poder anunciar al último de los hombres que Dios lo amaba a él.





Jesús el último.
Por eso lo anunció. “Lo que hagan a uno de los más pequeños me lo hacen a mí”.

Mi Cristo, el Cristo mío es el último de todos.

Me gusta por ello buscarlo en los últimos lugares. Reconocerlo, servirlo en el último humano y encontrarme con Él.

En un templo pregunto a la gente:

¨¿Jesús está arriba de ustedes o debajo?”

La gente se mira, me mira, como sin entender la pregunta.

La repito.

“¿Jesús está arriba de ustedes o debajo?”

La respuesta es: “Arriba”

Me empiezo a dirigir a un cristiano con una pregunta:

“¿A ti te han escupido en la cara?”

“No”

“A Jesús sí. Está debajo de ti”.

“¿A ti te han golpeado, te han partido la madre?”

“No”

“A Jesús sí. Está debajo tuyo”.

“¿Tú has pasado hambre?”

“No”

“Jesús sí. Está debajo tuyo”.

“¿A ti te han vendido?”
“No”

“A Jesús sí. Está debajo tuyo”.

“¿A ti te han metido en la cárcel?”

“No”

“A Jesús sí. Está debajo tuyo”.

“Tú, ¿dónde naciste?”

La gente acostumbra contestar con el lugar del nacimiento. Entonces concreto más la pregunta:

“¿En un hospital o en tu casa?”

La respuesta más general es en un hospital.

Yo contesto:

“Jesús nació en un pesebre, como un animal”.

Es el signo que puso Dios para indicar que era su hijo nacido entre los hombres.

Si alguno contesta afirmando en vez de negando que él sí pasó hambre, por ejemplo, entonces le digo:

“Jesús está parejo contigo”.

Luego pregunto a la gente:

“¿Qué harían ustedes si ahora se apareciese Jesús aquí en medio?”

Las respuestas acostumbran a ser muy variadas y las acostumbro cortar con una afirmación que les llena de duda y de asombro.

“¿Saben qué haría yo?”

“Le diría a Jesús: pasa, acércate, aquí tenemos agua, lávame los pies”.

Asombro.

Afirmación mía para remarcar lo asombroso del Cristo mío.

“Sí, es lo que le diría: lávame los pies”.

Para eso vino, para lavar los pies de los Apóstoles, los tuyos y los míos. Jesús es servidor.

Mi Cristo es siervo”.

Este es su mandamiento, servir.

Es impresionante ese Cristo mío.

Puedes, lector amigo, reunir todas las características del Cristo mío y te irás acercando a un amor inmenso, profundo, total, infinito.

Escupido, vendido, hambriento, sin nido, inmóvil, preso, golpeado, despreciado, abandonado

Pues bien, ese Cristo, el último, el que se abaja, es el Cristo de Calasanz, el Cristo de la humildad y la pobreza, el Cristo de la Kénosis evangélica.

Cuando en Cesarea de Felipe Cristo revela a los Apóstoles que es el Mesías, el Hijo de Dios, les revela al mismo tiempo que no es el Mesías triunfador y poderoso que ellos esperaban, el Mesías según el pensar de los hombres, sino el Mesías de la Pasión.

Y cuando Pedro le riñe, Cristo le contestará:

¡Apártate de mí, Satanás! Eres escándalo para mí, pues no sientes las cosas de Dios sino las de los hombres. (Mt 16, 23)

Es ese Cristo el que enamora a Calasanz, y nos propone con gran profundidad teológica, el Cristo Maestro de humildad, el Cristo de la Pasión que meditar cada día, el Cristo de la kénosis.

"Tened los mismos sentimientos que tuvo Cristo Jesús; quien, a pesar de tener la forma de Dios, no reputó como botín el ser igual a Dios, antes se anonadó, tomando la forma de siervo, haciéndose semejante a los hombres; y así, por el aspecto, siendo reconocido como hombre, se humilló, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz" (Filip. 2, 5 - 8).
Con qué fuerza se lo dice Calasanz a los Superiores:
"...recuerden que ocupan el lugar de aquel Señor, que siendo riquísimo, se hizo pobre para enriquecer a sus hijitos, y sufrió hambre, sed, calor, frío, cansancio, soportando incluso azotes, espinas, clavos y lanza, y que en su extrema necesidad quiso ser abrevado con hiel y vinagre, cuando para otros había convertido el agua en vino, y que finalmente quiso morir desnudo sobre un tronco de Cruz; así que queriendo imitarle dignamente en llevar un poco su santa Cruz, es preciso, al modo del humilde emperador Heraclio, despojarse de los vestidos reales del amor propio, y con los pies descalzos del buen ejemplo en todo, vestirse todos de pies a cabeza con el manto de la santa caridad, que hace realizar alegremente aquel admirable dicho del Apóstol: ¨Charitas non quaerit quae sua sunt"(la caridad no busca lo suyo)" (Decl. de Espiritualidad Calasancia, nota 138).
Y Calasanz sabe también que Cristo en Cesarea después de reñir a Pedro, dijo a todos los que queremos seguirle:
“Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame; pues el que quiera salvar su vida la perderá; pero el que pierda su vida por mí, la encontrará” (Mt.16, 25).
Un antiguo alumno de Vilanova, que tiene introducida la Causa de Beatificación, Guillermo Rovirosa, lo comenta así:
“Objetivamente el bautismo produce el milagro (el mayor de todos los milagros imaginables) de dar vida divina con todo lo que esto significa, a una criatura humana creada, que hoy es y pudo no ser, corrompida en su origen, sin merecimiento alguno por su parte... ¿no da esto vértigo? ¿Podría pensarse jamás en una "ganga" así?
Subjetivamente. Para que la maravilla objetiva del Bautismo sea una realidad viva es preciso que por su parte el bautizado se niegue a sí mismo, tome su cruz, y siga a N. S. Jesucristo. Esta es la única condición que impuso Quien podía imponerla, sin que ofreciera rebajas ni "chalaneos"; se toma o se deja. Sin arreglos ni medias tintas. ¿Nos damos cuenta de lo que significa realmente el negarse a sí mismo? ¿No conspira constantemente toda mi naturaleza propia a afirmarme a mí mismo? Si yo mismo niego mi yo, ¿quién lo afirmará? ¿Qué queda de mí?

¿Puede imaginarse (humanamente) un negocio más desastroso?...”

Varones apostólicos:
Calasanz propone en consecuencia a los escolapios el ideal del varón apostólico, pobre y humilde, pobrísimo y humildísimo, “vestido solamente de evangelio y sandalias”

¡Qué ideas más claras expone Calasanz al P. Bernardini cuando piensa que serán los religiosos de la Madre de Dios quienes se encargarán de las Escuelas Pías:
"...y fue una cosa maravillosa que el P. Prefecto, habiendo tenido mucho tiempo antes deseo de formar una Religión con tal perfección, advirtió que él había ido pensando a las mismas cosas a las que habíamos pensado nosotros. Había tenido los mismos fines y los mismos motivos que nosotros, por lo que esta conformidad de pensamientos nos dio gran esperanza de bien. Movía a cada uno de nosotros ver el mundo lleno de feísimos vicios y que solo Italia y España, como bien decía el P. Prefecto, estaban limpias de Herejías. Otras provincias eran cismáticas, otras infieles, y quizás tanto mal era producido por el sueño de los religiosos, que se sigue necesariamente de muchas delicias y comodidades. Para poder dominar tan horrendos monstruos, era necesario contar con hombres de rara virtud, acostumbrados a las fatigas, a padecer, sin interés ninguno y que a la apostólica tuvieran ante los ojos solamente el honor y la gloria de Dios. No se podían formar tales hombres si no se apartaba de ellos toda delicadeza, y todo interés....(AMD. Armaria A, Parte 3, legajo, 34).
Esa clase de hombres, la explicita el P. Bernardini mejor en la siguiente carta:
"Ahora necesita la Congregación hombres verdaderamente Apostólicos porque nos tocará tratar funciones apostólicas y si no somos tales, quedaremos demasiado avergonzadísimos, defraudando al Papa y muchos cardenales y diversas personas eclesiásticas, detrás de la buena opinión que tienen también de nosotros. De lo dicho hasta aquí, se puede muy bien colegir cómo deben configurarse estos hombres apostólicos, pero quien quisiera una breve descripción considere lo que dice Nuestro Señor en San Mateo: "Qui vult venire post me abneget semetipsum, et tollat crucem suam, et sequatur me" En suma este es el hombre Apostólico, descrito en pocas palabras, pero llenas de altos sentimientos. (Carta de Bernardini- EPC p.2.693).
Una definición más exacta todavía la encontramos en San Vicente Ferrer, en la profecía que sabemos Calasanz cita como referida a los escolapios en el Me­morial al Card. Tonti.

"Tres cosas han de ser meditadas por nosotros especialmente y casi asiduamente... La tercera, la condición futura de los varones evangélicos.

Esto debes meditar día y noche, a saber, la condición de los pobrísimos, simplicísimos y mansos, humildes, abyectos, unidos entre sí por una caridad ardentísima, no pensando o hablando ni gustando nada sino Jesucristo solo y éste crucificado; ni interesados por este mundo, olvidados de sí, deseosos de las cosas celestes de Dios, esperando o deseando siempre la muerte por su amor, y diciendo a la manera de San Pablo: Deseo morir y estar con Cristo (Filip.1) (Bibliografía y Escritos de S. Vicente Ferrer. BAC, Madrid 1956, p.540).

Este era el retrato del escolapio para Calasanz y así lo vivieron nuestros primeros hermanos en la Orden:

"Por el vehemente deseo de alcanzar la perfección religiosa, profesada en aquellos principios con todo esmero por los primeros Padres de la Religión, llamados verdaderamente pobres de la Madre de Dios, tales en los hechos y en el nombre, porque profesando si bien con voto simple suma pobreza, puedo yo testigo de vista aseverar con qué estrechez se vivía en aquel tiempo, cuando no existiendo reglas particulares, que contuviesen con discreto freno el ardiente fervor de la principiante Religión, dependía el vivir de personas deseosas en grado extremo de padecer y renovar en el mundo una vida Apostólica" (Baldi, RSD 39, p. 49).

Nuestro P. General tiene el espíritu de su Religión, inspirado a él por Dios, otros fuera de su Religión no sé si lo tendrán conforme a la inspiración de dicho P. Fundador. Nuestra Religión está fundada con suma Pobreza y suma humildad, como corresponde al Instituto y obra que hace de enseñar a los pequeños niños pobres, y pobrísimos, los cuales tienen más necesidad que otros de quienes les partan el pan... " (RC XIV, 64).

Salvando las diferencias de los tiempos, ¿qué nos pide hoy el seguimiento de Cristo, el último? ¿Podemos sentir como dichas a nosotros todavía las siguientes recomendaciones de Calasanz?

"Asegure a todos que, cuanto más se alejen de la propiedad e imiten la santa pobreza apostólica, tanto más ricos serán y más fervientes en dones espirituales de Dios bendito. Que Él por su misericordia se complazca en difundir este espíritu de pobreza apostólica en todos nuestros religiosos. Amén. Amén. Amén" (C.727 a).

"Si tuviéramos este santo espíritu de Pobreza apostólica haríamos grandes cosas en servicio de Dios y de las almas, porque el Señor en lugar de la pobreza temporal, que profesaremos de verdad, nos dará con abundancia las riquezas espirituales que tanto importan" (C.729).

"...nuestra Religión, sus Padres si me creen, se ingeniarán en ser humildes y verdaderamente pobres, entre estas dos virtudes habita con gusto la Santa Caridad que es el fin de todas las religiones (C.1662).

"..Al paraíso sólo se va por amor; y según los grados de amor o caridad que tenga uno, así tendrá de gloria, y cuanto más nos humillemos por amor de Dios, es señal que más le amamos.. Igualmente, cuanto más pobres nos hacemos por amor de Dios, tanto mayor amor de Dios mostramos. Algunos pierden este gran amor por el extraordinario afecto que tienen a un libro, a un sombrero, a un estuche o cualquier otra bagatela semejante... Sin embargo, los que tienen un poco de soberbia son despachados del amor de Dios, porque 'Dios resiste a los soberbios, y da la gracia a los humildes' (Prov.3, 34)" (C.2630).

Queridos padres Capitulares, el Instrumentum Laboris nos propone volver al ideal evangélico de los orígenes, realizando una auténtica refundación, siguiendo la línea de los últimos documentos pontificios sobre la Vida Religiosa.

Yo los veo ya de alguna manera resumidos en la magnífica introducción de Calasanz al Memorial del card. Tonti:

1.- Es indudable que, entre las mayores empresas reservadas a los Sumos Pontífices como Vicarios de Cristo en la tierra, después de la canonización de los Santos ocupa quizás el primer lugar la aprobación de las Ordenes Religiosas. Como cosa que, si viene de Dios, redunda

en gran honor para la Iglesia,
ayuda y edificación para el prójimo,
gracia para los religiosos
y gloria para su Divina Majestad:
que da a los hombres capacidad
de vivir como ángeles,
-en el mundo muertos al mundo,
-en los sentidos insensibles,
-en la carne despojados de afectos carnales;
y de hacerse,
-de libres, esclavos,
-de sabios, locos,
-de sociables, solitarios,
-y de terrenales, espirituales y celestiales.

Quizás lo que nos pide Dios hoy es una buena dosis de locura, de pretender o tender a la utopía.

Ojalá salgamos “vestidos solamente de evangelio y sandalias” y experimentemos lo que nos dice el santo Fundador:

"Es un buen principio de la vida espiritual el del propio conocimiento y miseria en la que todos nacemos y también de la ingratitud con que después de tantos beneficios hemos correspondido a Dios y si se ejercita en ello con diligencia... yo le aseguro que tendrá en esta vida por premio algún conocimiento de Dios, el cual es una ciencia tan grande que una partícula del mismo aventaja a todas las ciencias humanas, detrás de las cuales consumen los hombres los más y mejores años de su vida y por premio suelen hinchar y enorgullecer a quien las posee. El conocimiento de Dios va beatificando al hombre según el grado que después del conocimiento crece en el amor divino. Le exhorto a hacer que cada día la primera cosa sea ese estudio después del cual el Señor le concederá todas las demás cosas que el mundo no conoce"(C.1339).

Temas del Capítulo:

Y pasemos ya brevemente al contenido del “Instrumentum laboris”, mirándolo con los ojos del Dios Amor.

1. Respuesta a los desafíos actuales

En primer lugar nos habla de los desafíos que encontramos en el mundo actual

Cuando uno estudia la Historia de la Iglesia, la verdadera, la del vino no la de la botella, queda admirado al ver cómo a cada tiempo y a sus desafíos han respondido los santos y santas. La Historia de la Iglesia es la historia de la Santidad.
Calasanz respondió a los retos de su tiempo maravillosamente insistiendo en la educación popular, la educación para todos.

¿Seremos nosotros capaces de responder a los desafíos de nuestro tiempo, refundando la Orden en la santidad?

Para eso el Instrumentum laboris nos presenta los temas fundamentales de que ha de ocuparse este Capítulo.

Si los estructuramos según la triple categoría (Consagración-Comunión-Misión) que nos propone la “Vida Consagrada” los resumiría de la siguiente manera:

2. Consagración-formación permanente

Consagración:
Aquí pondría de entrada el gran tema de la formación permanente entendida no sólo como una actualización profesional sino como crecimiento humano-cristiano-religioso..

Esta formación incluiría el aspecto de espiritualidad-santidad y de seguimiento de Cristo en la pobreza.

"Me alegro de que V. R. me escriba que no hay nada nuevo y que las cosas van según costumbre. Con todo, debe saber que en lo referente al servicio de Dios, no se ha de caminar lentamente, según costumbre, pues, si no se adelanta, no sólo se vuelve atrás, sino que se pierde el fervor del alma para adelantar" (Ct. 3064)

Creo interesante hacer notar que la base, el escolapio de a pie, parece que está pidiendo esa formación permanente en el espíritu.

En Cataluña se pidió a los Capítulos locales que se pronunciaran sobre la formación permanente que la Congregación Provincial habría de organizar preferentemente en la Provincia, y se les presentaron los cinco campos de que habla la “Vida Consagrada”.

El resultado fue el siguiente (se votaba de 1 a 5; indicamos la media obtenida))

1º) Dimensión humana y fraterna 3’96

2º) Vida en el Espíritu: 3’76

3º) Dimensión apostólica 2’95

4º) Dimensión del carisma 2’93

5º) Dimensión cultural y profesional 2’72

Este tema de la renovación espiritual y calasancia es fundamental. Sin él todo lo demás que haga el Capítulo será hojarasca:

“Permaneced en mí y yo en vosotros. Como el sarmiento no puede dar fruto por sí mismo si no permanece en la vid, así tampoco vosotros si no permanecéis en mí. Yo soy la vid, vosotros los sarmientos. El que permanece en mí y yo en él, ése da mucho fruto, porque sin mí no podéis hacer nada” (Jn.15, 4 - 5).

Y Calasanz lapidariamente:

"Si V. R. desea aprovechar en las almas de los muchachos alumnos, como es obligación del maestro, con gran fervor y humildad debe pedir a Dios bendito gracia semejante, porque quien no tiene en sí fervor y amor de Dios, no puede comunicarlos a los demás. Cada día una o muchas veces en secreto y sobre todo en la Misa pida a Dios la gracia particular de poder sacar el fruto que está obligado en los muchachos que vienen a nuestras escuelas. Y si consigue de Dios bendito esta gracia, conseguirá un gran mérito para sí y gran utilidad para el prójimo" (C.2717).

Aquí entraría la vuelta a nuestras raíces de vida mixta, de contemplación y acción:

"El Religioso no debe oir murmuraciones ni palabras ociosas, sino que debe tener siempre recogidas las potencias interiores, para que huyendo de las conversaciones temporales esté más atento a la conversación del hombre interior, que es la verdadera presencia del Señor, de la que nacen como de una fuente todas las perfecciones del alma religiosa" (RC.12, 27**).

"Por último, y con todo ahínco, exhortamos a todos en el Señor a que, mientras les sea dado permanecer en la habitación, se esfuercen en practicar actos externos y sobre todo internos de humildad, contrición, acción de gracias y otros según el Espíritu Santo les irá sugiriendo, para que el Padre, que ve en lo escondido, les recompense y eleve a la perfección de las virtudes estables (verdaderas).(Const. P. I, Cap. 5).


3. Consagración - vocaciones

Otro tema importante relacionado con la consagración es el tema de las vocaciones.

Tema íntimamente relacionado con el anterior. Como dice muy bien el instrumentum laboris, lo fundamental es poder decir a los que se interesan “Venid y lo veréis”

Aquí, se recalca el criterio de Calasanz:

"El que no tiene ánimo de enseñar a los pobrecitos no tiene la vocación de nuestro instituto o bien el enemigo se la ha robado" (Ct.1319).

4. Comunión-Comunidad

Comunión:
El primer tema fundamental en este aspecto es el de la Comunidad.

No podemos contentarnos hoy con Comunidades tipo sociedad, y hemos de procurar por todos los medios conseguir auténticas comunidades de vida y de fe.

En una sociedad sus miembros se reúnen para conseguir un fin común, y se convierten así en una serie de individuos que tienen relación con un fin, y en ella la autoridad tiene como finalidad la obtención de ese fin y por lo tanto el respeto al Reglamento o Ley que marca la norma o camino para conseguirlo.

En la Comunidad, en cambio, los miembros se reúnen para convivir y relacionarse, su finalidad son las relaciones interpersonales, y la autoridad ha de preocuparse de hacer crecer (augere) la convivencia.

Oigamos una vez más a Rovirosa:

La idea trinitaria nos hace percibir el egoísmo en su raíz más profunda, así: si Dios es una relación de Personas, lo más contrario a este Ser será el ser-no-relación, el ser cerrado en sí mismo, el ser egoísta.

Hoy se nos pide que seamos “expertos en comunión”, que no vivamos sólo “junto a” los hermanos, sino “con” y “para” los hermanos, que nos sintamos miembros de un mismo cuerpo dispuestos a recibir y a dar en la cordialidad.

Si a los esposos que forman una comunidad matrimonial les pedimos que no se sientan dos sino uno solo, y que se lo comuniquen todo, que no haya un yo y un tú sino un nosotros, tendríamos también nosotros en nuestras comunidades que sentirnos uno y comunicárnoslo todo, no sólo lo que pasa o lo que hacemos, sino lo que pensamos y lo que sentimos, lo que creemos y lo que vivimos.. Esa comunión es la que nos pide el mundo.

Oigamos a Calasanz:

"En cuanto a este particular del nombre de lego, con toda sencillez y verdad afirman los sobredichos oradores a V. E. que no habían tenido nunca el pensamiento de vestir legos en su religión, sino hermanos religiosos: de los cuales unos fueran cooperadores suyos en la administración de las cosas temporales y domésticas, otros en el ejercicio de las escuelas, según el talento y habilidad de cada uno; pero todos pensaron aceptarlos como hermanos y compañeros, no como servidores y esclavos. Por eso procuraron en lo posible, que en toda cosa fueran semejantes a los sacerdotes y clérigos, sabiendo muy bien, que con esta uniformidad, se consuma y aumenta en las religiones la concordia, unión y caridad fraterna. Finalmente si se suprimieran entre sacerdotes y sacerdotes, entre clérigos y clérigos, entre hermanos y hermanos respectivamente toda precedencia y antigüedad, como dicen que se usa entre los Padres de la Compañía prudentísimos religiosos, se quitaría de la religión un gran semillero de discordia" (Reg. Cal. 12, CX).

“Procurará que el P. Miguel sea amable con todos y no permita V. R. que los hermanos sean maltratados ni con hechos ni con palabras, sino tratados con amor para que todos cumplan su obligación con toda diligencia, pues en nuestra religión son tan necesarios los hermanos, como los clérigos y sacerdotes, en cuanto todos formamos un cuerpo y no debe decir uno al otro no tengo necesidad de tu trabajo; sino que en santa paz, con mérito grande, cada uno trabaje según el propio talento por puro amor de Dios” (C.3990).

5. Comunión-Interdemarcacionalidad

Muy relacionado con este tema está el de la interdemarcacionalidad.

La interdemarcacionalidad es una exigencia de los signos de los tiempos. Ya en tiempos de Calasanz las Provincias tenían la función de proporcionar Superiores Mayores inmediatos para el mejor gobierno, pero los miembros era intercambiables, eran de la Orden y se enviaban tranquilamente de Provincia a Provincia como la cosa más natural del mundo.

Para Calasanz era claro:
A nosotros que no buscamos bienes, sino ayudar a los jóvenes en el temor de Dios y en las buenas letras, tanto nos da un pueblo como otro (C.1580).

Hoy con la igualdad de derechos concedida inmediatamente al que es enviado por obediencia a trabajar en otra Provincia o Demarcación, estamos llegando prácticamente a lo mismo. El escolapio se incorpora a la Orden, se incardina a una Provincia, está inscrito en una Demarcación donde ejerce sus derechos, y en ella está adscrito a una casa.. El cuerpo al que pertenece y al que tiene que hacer medrar es por tanto la Orden.

Por otra parte la efectividad que nos pide el mundo moderno, nos hace ver como la cosa más natural el aunar fuerzas para conseguir mejores resultados. Las propuestas de regionalización, y de nuevas estructuras no dependientes directamente del P. General van en esta línea. Parece que en este tiempo de “aldea global” el Espíritu nos está pidiendo una conversión en este sentido.


6. Comunión-laicos

Finalmente otro tema importante de este Capítulo que tiene relación con la “comunión” es el de la integración de los laicos (sin distinguir entre laicos y laicas).

Nadie duda que con los laicos es mucho más lo que nos une que lo que nos separa. Miembros todos del Cuerpo de Cristo, somos “miembro de miembro” y trabajamos todos en la misma misión, la misión de la Iglesia, construir el Reino de Dios.

Toda colaboración con los laicos y de ellos con nosotros es por tanto natural y querida por Dios.

Creo que es pacífica en la Orden la integración carismática de la tercera modalidad. Ya no lo es tanto la jurídica de la cuarta. No parece posible que puedan ser miembros de la Orden sin ser religiosos; ni parece suficiente que puedan estar en la Orden, como por ejemplo los novicios. Pidamos mucho al Espíritu que nos ilumine y nos haga escuchar su voz.

En los Capítulos Locales de Cataluña ante el tema de la integración de los laicos se obtuvo la siguiente respuesta:

Crear una nueva realidad en que los laicos continuarían siendo laicos con su estatuto o proyecto laical y los religiosos continuaríamos siendo religiosos con nuestras Constituciones y Reglas. Es decir como una especie de Federación
2’77
Introducir cambios en las Constituciones que permitiesen a la Orden tener miembros laicos no religiosos. Los laicos tendrían los derechos que se determinaran, diversos de los de los religiosos, como pasa ahora con los profesos de simples, etc.

2’04

Otro aspecto de la colaboración con los laicos, a tener presente, es nuestra responsabilidad empresarial para con ellos, con todas sus implicaciones en el campo de la pobreza y del compromiso social.


7. Misión-obras

Misión: Su tema fundamental es la calidad escolapia de nuestras obras y de él habla abundantemente el Instrumentum laboris.

La calidad escolapia se pone principalmente en los tres praecipue, y se insiste en el tema de la pastoral o evangelización, del compromiso social y de la pobreza, no vacilando en la necesidad de desprendernos de las obras que no respondan a esos criterios.

También aquí es indicativa la respuesta dada por los Capítulos Locales de Cataluña sobre las características que harían calasancia una escuela: Los diversos aspectos se priorizaron de esta manera

1 Anuncio explícito de la Buena Noticia de Jesús
2 Visión del mundo y del hombre iluminada por la fe
3 Educación integral
4 Espíritu evangélico de libertad y caridad
5 Opción preferencial por los pobres
6 Cultivo de los valores evangélicos
7 Formación de la persona
8 Formación y colaboración de padres y profesores
9 Acción pastoral dirigida a la mayoría
10 Presencia significativa de religiosos escolapios
11 Selección del profesorado
12 Caldo de cultivo de vocaciones
13 Nivel académico alto

Vale la pena que acabemos este punto escuchando una vez más a Calasanz:

"Le recomiendo la diligencia acerca de las escuelas, que los alumnos aprendan junto con las letras el santo temor de Dios, y sepan los maestros que si hacen la fatiga por puro amor de Dios, y plantan en el corazón de los niños un grado de amor de Dios, el Señor les dará ciento, si están en gracia de Dios. Siendo en este ejercicio el rédito o remuneración tan seguro y tan grande, cada uno se tendría que ingeniar para hacer devotos a sus alumnos. Hagan que no falten dos veces por semana las exhortaciones espirituales para las escuelas" (C.3042).

"Quiera Dios que todos comprendan lo meritorio que es ayudar en la buena educación de los niños, sobre todo pobres, porque sin duda rivalizarían por ver quién los puede ayudar más y hallarían facilidad grande y consuelo en sus acciones. Pues el amor facilita el trabajo, sobre todo cuando nuestro amor de Dios se refleja en el prójimo"(Ct. 2859).

"De palabra nos exhortaron aquellos Señores a enseñar a los muchachos la doctrina cristiana junto con las letras, conforme a nuestro Instituto; por tanto no se trataba de injuria alguna a la Religión, sino de un consejo y exhortación santa a que los nuestros se mantuvieran dentro de su humilde ejercicio de enseñar a los muchachos solamente. Y esto no sería de poco fruto en la Iglesia de Dios, antes bien, de muchísimo. Y cuantas veces nuestros religiosos no atiendan a este ministerio, relajarán el Instituto..."(C.3112).

"Los Padres de las Escuelas Pías en lugar del coro tienen el ejercicio de las escuelas los días de trabajo y la congregaciones y oratorios de los escolares los días de fiesta (RC 12,91).

Felipe: Permítanme para terminar una pequeña travesura o divagación como resumen evangélico de todo lo dicho aquí ante Dios.

Se trata de presentarles a mi amigo Felipe, un varón apostólico “vestido solamente de evangelio y sandalias”.

Siempre me ha llamado la atención el protagonismo que tiene en el evangelio de San Juan el apóstol Felipe.

Felipe, igual que la Escuela Pía, no es un apóstol de primera línea como Pedro, Andrés o Juan, pero es un llamado como nosotros al seguimiento de Jesús
Al día siguiente determinó encaminarse hacia Galilea y encontró a Felipe. Y le dijo Jesús: Sígueme. Felipe era de Betsaida, ciudad de Andrés y de Pedro.(Jn. 1, 43).

El Cristo al que sigue Felipe es el Cristo de la Kénosis:

Entre los que subieron a adorar a Dios en la fiesta había algunos griegos; éstos se acercaron a Felipe, el de Betsaida de Galilea, y le rogaban diciendo: Señor, queremos ver a Jesús. Fue Felipe y se lo dijo a Andrés, y Andrés y Felipe fueron y se lo dijeron a Jesús. Jesús les contestó: Ha llegado la hora de que sea glorificado el Hijo del Hombre. En verdad, en verdad os digo que, si el grano de trigo no muere al caer en tierra, queda infecundo; pero si muere, produce mucho fruto. El que ama su vida la perderá, y el que aborrece su vida en este mundo, la guardará para la vida eterna. Si alguien me sirve que me siga, y donde yo estoy, allí estará también mi servidor; si alguien me sirve, el Padre le honrará. (Jn. 12, 20 - 26).

¿Son esos que quieren ver a Jesús figura de nuestros laicos?

Es a Felipe como a nosotros a quien Jesús le pide su pequeñez para multiplicar sus dones:

Jesús, al levantar la mirada y ver que venía hacia él una gran muchedumbre, dijo a Felipe: ¿Dónde compraremos pan para que coman éstos? Lo decía para probarle, pues él sabía lo que iba a hacer. Felipe le respondió: Doscientos denarios de pan no bastan para que cada uno coma un poco. (Jn. 6, 5 - 7).

Felipe es un modelo de captar vocaciones por el simple argumento de “ven y lo verás”.

Encontró Felipe a Natanael y le dijo: Hemos encontrado a aquél de quien escribieron Moisés en la Ley y los Profetas: Jesús de Nazaret, el hijo de José. Entonces le dijo Natanael: ¿Acaso puede salir algo bueno de Nazaret? Le respondió Felipe: Ven y verás. (Jn. 1, 45 - 46).

Y finalmente es a Felipe a quien Jesús le dice claramente que cuando pensemos en el Padre, en el Dios de Amor, el Dios de la fe, miremos a Jesús clavado en la cruz.

Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida: nadie va al Padre sino por mí. Si me habéis conocido a mí, conoceréis también a mi Padre; desde ahora le conocéis y le habéis visto. Felipe le dijo: Señor, muéstranos al Padre y nos basta. Jesús le contestó: Felipe, ¿tanto tiempo como llevo con vosotros y no me has conocido? El que me ha visto a mí ha visto al Padre; ¿cómo dices tú: Muéstranos al Padre? ¿No crees que yo estoy en el Padre y el Padre en mí? (Jn. 14, 6 - 10).

Y ahora pasando a Marcos, Felipe como nosotros se sintió escogido por Jesús para estar con Él, para su intimidad.

Y subiendo al monte llamó a los que él quiso, y fueron junto a él. Y eligió a doce para que estuvieran con él (Mc, 3, 13 - 15).

Y él también se sintió enviado como nosotros a anunciar el reino de Dios “vestido solamente de Evangelio y sandalias”:

Y llamó a los doce y comenzó a enviarlos de dos en dos, dándoles potestad sobre los espíritus inmundos. Y les mandó que no llevasen nada para el camino, ni pan, ni alforja, ni dinero en la bolsa, sino solamente un bastón; y que fueran calzados con sandalias y no llevaran dos túnicas (Mc. 6, 7 - 9).

Realmente Felipe es un buen modelo para nosotros, y no vuelve a hablar de la necesidad de hacernos pequeños, de ponernos debajo, de ser “pobres y humildes”

“Los religiosos amarán y conservarán en su integridad a la venerable pobreza, madre de la preciosa humildad y de las otras virtudes, como muralla firmísima de la Religión. Todos procurarán experimentar algunas veces sus consecuencias.” (Const.137)


Conclusión:
Sí, aquí estamos nosotros, los “Pobres de la Madre de Dios”, permítanme acabar con una oración y un ruego.

La oración es poner el Capítulo bajo el amparo y protección de María, siguiendo siempre la inspiración de Calasanz:

“Recemos a la Virgen Santísima que ella en este particular tenga especial cuidado de su religión de sus pobres” (C. 1452).

Y el ruego es que vuelvan en este Capítulo a hacer que el vínculo del escolapio con María no sea un vínculo genérico sino específico y propio como quiso Calasanz. Somos “Pobres de la Madre de Dios” y para serlo no nos basta estar genéricamente como todas las Congregaciones bajo la protección de María, sino que hemos de ser propiedad de María porque nos damos a ella, nos entregamos a ella.

No hay duda ninguna de que esto es lo que quiso e hizo Calasanz, y hemos hecho todos los escolapios hasta que salieron las nuevas Constituciones. ¡Ojalá puedan volver a hacerlo las nuevas generaciones de escolapios!

¿No vendrán las objeciones a “entregarnos a María” de una concepción teológica del Dios de la Religión? ¿Qué quita o disminuye al Dios humilde de la Fe que queramos honrar de esa manera a la “pobre de Jahvé” a quien Él “exaltó en el Cielo sobre todas las criaturas?”

Que ese Dios que es amor y don esté siempre conscientemente presente en este Capítulo y lo llene con su luz.. Amén.



Reflexión: Adolfo García Durán

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