Señor y Padre de todos los hombres:
Nos ponemos ante tu mirada benevolente
y ponemos en tus manos la vida, el trabajo y el esfuerzo
de todos los deportistas
que compiten por una corona que se marchita.
Nos ponemos ante tu mirada benevolente
y ponemos en tus manos la vida, el trabajo y el esfuerzo
de todos los deportistas
que compiten por una corona que se marchita.
Ellos que compiten por los laureles de la victoria;
para guardar la integridad de la persona humana
y alcanzar la corona imperecedera de la Eternidad.
Que los diversos deportes
que el hombre desarrolla en el estadio
le configuren y desarrollen una imagen integral de la persona;
Que toda actividad deportiva,
Sea del signo que fuere,
se realice según justos criterios
y éstas a crecer y desarrollar las mismas energías interiores
convirtiéndose la escuela del deporte
en escuela de lealtad y de coraje,
de conformidad y de decisión
de paz y hermandad entre los pueblos.
Te pedimos, Padre,
que los deportistas de todas partes del mundo,
sus directivos, técnicos
Y cuantos se dedican a la noble causa
de la difusión de una sana práctica deportiva,
manifiesten el propósito de que sean
cada vez más numerosos los que,
templando el cuerpo y el espíritu en las severas normas
de las diversas disciplinas deportivas,
se esfuercen por conseguir la madurez humana necesaria
para medirse con las pruebas de la vida,
aprendiendo a afrontar las dificultades cotidianas
con valentía y a superarlas victoriosamente.
que los deportistas de todas partes del mundo,
sus directivos, técnicos
Y cuantos se dedican a la noble causa
de la difusión de una sana práctica deportiva,
manifiesten el propósito de que sean
cada vez más numerosos los que,
de las diversas disciplinas deportivas,
se esfuercen por conseguir la madurez humana necesaria
para medirse con las pruebas de la vida,
aprendiendo a afrontar las dificultades cotidianas
con valentía y a superarlas victoriosamente.
granjeen los aplausos y la admiración de las masas,
y ojalá puedan apreciar claramente en los deportistas
un modelo de respeto y de lealtad,
un ejemplo de compañerismo y amistad,
un testimonio de auténtica fraternidad.
lo sublime del ser humano y su auténtica dignidad.
Así se coopera también a la construcción de un mundo más pacífico
María, madre de Dios y Madre nuestra:
La vida misma es una competición y un esfuerzo
en busca de la bondad y la santidad.
Intercede ante tu Hijo Jesús para que todos los empeños, sacrificios y desvelos de los deportistas
sean colmados en ellos y en sus familias
por su amor su alegría y su paz.
Amén.
(Antonio Díaz Tortajada).-
Nota: Por si a alguien le vale...
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