Padre mío:
Me pongo en tus manos.
Haz de mí lo que quieras.
Sea lo que sea,
te doy las gracias.
Estoy dispuesto a todo.
Lo acepto todo,
con tal que tu voluntad
se realice en mí
y en todas tus criaturas.
Es lo único que deseo, Padre.
Te confío mi vida,
te la doy, Dios mío,
con todo el amor de mi corazón,
porque te amo,
y porque para mí amarte es
darme,
ponerme en tus manos sin reservas,
con una infinita confianza,
porque tú eres mi Padre.
Carlos de Foucauld
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