TRADUCCIÓN

viernes, 9 de marzo de 2012

UNA EXPERIENCIA SINGULAR

hoy desearía proponerles como ejemplo inspirador uno de esos “tesoros” de los hermanos separados. Se llama Willow Creek, y tal vez alguno de ustedes haya oído hablar de ella, aunque es probable que muchos otros no. Se trata de una espectacular construcción situada en South Barrington (en la periferia sur de Chicago), Illinois. La “iglesia”, como ellos la llaman, fue fundada en 1975 por Bill Hybels (que sigue siendo su dirigente principal) y Dave Holmbo, dos jóvenes pastores que deseaban transmitir una fe cristiana sólidamente bíblica, a través de la enseñanza, la música y las artes escénicas.
El proyecto salió adelante, y la congregación pasó de un viejo teatro a los grandes edificios inaugurados en 1981, que no han parado de crecer desde entonces. Eso a pesar de que el objetivo de la comunidad, desde el principio, no es el de llenar de gente la iglesia sino, literalmente: "turn irreligious people into fully devoted followers of Jesus Christ." Es decir, no mantener fieles, sino ganar perdidos.
Sus métodos son relativamente simples. Se trata llanamente de hablar de Dios a la gente en su propio lenguaje y a través de las experiencias de la vida cotidiana. A veces escucho sus sermones (¡de 1 hora!) on-line: nadie parece aburrirse. Obviamente ayuda el hecho de que su grupo de música sea absolutamente profesional (estilo Hillsong), que interprete canciones del siglo XXI, y de que existan otras agrupaciones invitadas de similar, o aún superior calidad. Tienen 3 servicios los fines de semana, y los miércoles “clases de profundización cristiana” para adultos.
Sin embargo, lo que más me llama la atención es su actividad pastoral, no por su gigantismo (muy americano), sino por su clarividencia. Por ejemplo en la sección “cuidado pastoral”, uno puede acudir a la iglesia demandando ayuda, entre otras muchas cosas para, (cito literalmente): “cuestiones espirituales”, “necesidades de oración”, “consejo en crisis financieras”, “crisis matrimoniales”, o “próximos pasos a dar” (en el matrimonio), “planificar un funeral”, “buscar consejeros (psicólogos) cristianos”, “ayuda en situaciones de duelo”…
Existen programas para “llevar a Cristo” a niños, a niños con discapacidades, adolescentes, post-adolescentes, preparación para el bautismo y la comunión, campamentos. Talleres específicos para mujeres, cursos de discipulado, y asociaciones específicas para solteros, hombres, mujeres, tercera edad, grupos deportivos, estudiantes, ¡y hasta un club motero!
La iglesia tiene un fuerte ministerio hacia los “afuera” una de sus iniciativas más originales es la del grupo C.A.R.S., miembros expertos que reparan coches donados para entregárselos a madres solteras pobres, con el fin de que estas puedan trabajar, llevar a sus niños al colegio o ir a los cultos (no olvidemos en las grandes ciudades americanas el coche es absolutamente indispensable para vivir de forma integrada). El grupo “catalizador” está especializado en “atraer a los alejados”: uno de sus últimos invitados has sido Nicky Gumbel, fundador de “Alpha”. El “grupo compasión y justicia” trabaja en iniciativas de ayuda a los pobres, proyectos de cooperación, y cambio de mentalidad. Existe un ministerio para acompañar a los invitados… y hasta “Protection” ¡un concienzudo programa de seguridad y prevención de todo tipo de abuso a menores y discapacitados en el vasto complejo!
No quiero pasar por alto que los idiomas oficiales de esta iglesia son dos, y que uno de ellos es el español. En Chicago.
Tampoco que su evangelización responde una metodología sociológica perfectamente planificada (por favor, no confundir con marketing), que sabe cómo, para qué y a quién dirigirse. Sus pastores visten igual que la gente a la que predican y emplean su mismo lenguaje. Son mayoritariamente jóvenes, casados, muy preparados y altamente motivados.
Por lo visto no tienen ningún problema económico, ni dependencia alguna del Estado: sus miembros saben que hay que contribuir significativamente porque están entrenados para ser discípulos.
Que no se me olvide decir que los asistentes cada fin de semana son… 24.000.
Alguien podrá decirme que eso no es aplicable a España, que el mundo católico está muy lejos de eso. Ya lo sé.
Pero déjenme soñar… ¡Qué sería un Willow Creek con Eucaristía!
Un abrazo.
josuefons@gmail.com

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