Oh misericordiosa abogada y protectora de los hogares
que se ponen bajo tu amparo y protección
derrama sobre nosotros santísima bendición,
para que alejes de mi alma y de este hogar
las penas que nos embargan
y veamos realizados con tu auxilio y la bondad
del divino señor, los deseos que te pedimos.
Si, piadosa virgen, acoge nuestros ruegos con la dulzura
y la piedad que Dios ha puesto en tu corazón.
Protege nuestras empresas, vence nuestras dificultades,
y no permitas jamás que deuda alguna, tanto de nuestra alma,
como material y acechanzas malignas, traspasen los umbrales
de esta humilde casa.
A tu amparo y protección, madre de Dios acudimos.
No desprecies nuestros ruegos y de todos los peligros
Virgen Gloriosa y Bendita, defiende siempre a tus hijos.
Amén
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