La
manera en que son nombrados los ciudadanos de un país nos ofrece una
información añadida sobre ellos, pues muchas veces son indicadores de
una clase social determinada; o pueden ser una marca social que informa
de un nacimiento fuera del matrimonio o incluso de un abandono; o
incluso pueden informarnos del estado civil de una mujer (p.e. hasta
casi finales del siglo pasado la mujer española, aunque civilmente no
perdía sus apellidos al casarse, sin embargo, era socialmente conocida
como “Señora de …..” y detrás de ese “de” figuraba el apellido del
marido; de igual manera tenía la opción de sustituir el segundo apellido
por el del esposo precedido de un “de”, para señalar su estado de mujer
casada, p.e. Teresa López López era Sra. de García y también podía
identificarse como Teresa López de García; o el caso de EEUU donde una
mujer puede añadir los apellidos de sus sucesivos esposos detrás del
suyo o sustituyéndolo, p.e. Jaqueline Kennedy Onassis, viuda del
presidente J. Kennedy y del magnate griego A. Onassis, de soltera
Jacqueline Bouvier).
En España, y en un grán número de países, los hombres y las mujeres
figuramos inscritos en el registro civil con uno o varios nombres “de
pila” y dos apellidos; el primero de ellos generalmente se corresponde
con el primer apellido del padre y el segundo suele ser el primer
apellido de la madre. Además es frecuente tener otro nombre con el que
somos conocidos en la familia o en ambientes muy cercanos afectivamente;
se trata generalmente de un diminutivo o de un hipocorístico del nombre
propio (Carmencita, es el diminutivo de Carmen y Paco, es el
hipocorístico de Francisco); en algunos lugares podemos encontrar
añadido al nombre “real” un apodo, propio o heredado, que puede llegar a
sustituir al nombre y apellidos reales como forma de identificación (
“beerman” p.e. es el apodo con el que es conocido un personaje amante de
la cerveza o “el hortelano” p.e. era el apodo del nieto porque su
abuelo tenía una huerta); también en algunos ambientes marginales,
policiales, periodísticos o clandestinos leemos o escuchamos un “alias”
(sobrenombre, del latín: alius-a-ud, otro) inmediatamente detrás
del nombre y apellido/os o como sustitutos de éste (Jaime Arce, “el
Solitario” en los ambientes policiales y periodísticos o Felipe
González, “Isidoro” en la época de la clandestinidad).
“EL NOMBRE Y LOS APELLIDOS” ENTRE LOS ROMANOS: PRAENOMEN, NOMEN Y COGNOMEN
Praenomen
La palabra praenomen está formada por el prefijo prae- ("antes de") y el sustantivo nomen ("nombre de la familia") y,como indica su significado, iba situada antes del nomen, es
decir, antes del “apellido familiar”. Al igual que nuestros nombres era
el único que el pater familias, podía elegir y también, como en nuestro
caso, ocupaba el primer lugar en el orden de identificación. Pero, a
diferencia de la actualidad en que hombres y mujeres tenemos un nombre
de pila, éste nombre personal latino era dado exclusivamente a los
varones recién nacidos, siempre que fueran de condición libre y hubieran
sido reconocidos por el padre de familia; solía elegirse un nombre
habitual en la familia: el nombre del padre, en el caso del hijo
primogénito, o el nombre de algún antepasado, en el caso de los
restantes hijos varones.
Su uso también difería del actual. Nosotros nos relacionamos normalmente
con nuestros nombres y, excepto en ocasiones muy formales, es poco
frecuente dirigirnos a alguien por el apellido. Para los romanos, por el
contrario, era una forma muy íntima de llamar a alguien, y, por eso, su
uso quedaba restringido a la familia o a un círculo de amistades muy
cercanas.
Tampoco hay coincidencia en la abundancia de nombres de pila que hay en la actualidad y las escasas decenas de praenomina (plural de nomen)
latinos, algunos de los cuales eran de uso exclusivo de determinadas
familias. Generalmente, cuando son citados por escrito en las
inscripciones o en los documentos, figuran de forma abreviada y puede
darse el caso de encontrar abreviaturas diferentes para un mismo praenomen, dependiendo de la fuente de procedencia.
Los praenomina más frecuentes y sus correspondientes abreviaturas son:
Abreviatura |
Nombre
|
Abreviatura
|
Nombre
| Abreviatura |
Nombre
|
Abreviatura
|
Nombre
|
---|---|---|---|---|---|---|---|
A.
|
Aulus
|
K.
|
Kaeso
|
Mam.
|
Mamercus
|
Sex.
|
Sextus
|
Ap.
|
Appius
|
L.
|
Lucius
|
N.
|
Numerius
|
Sp.
|
Spurius
|
C.
|
Caius (Gaius)
|
M.
|
Marcus
|
P.
|
Publius
|
T.
|
Titus
|
Cn.
|
Cnaeus (Gnaeus)
|
M'.
|
Manius
|
Q.
|
Quintus
|
Ti.
|
Tiberius
|
D.
|
Decimus
|
Ser.
|
Servius
|
Algunos praenomina eran utilizados únicamente dentro de una
determinada gens, p.e: Kaeso y Numerius eran usados por la Gens Fabia,
Appius por la Gens Claudia o Mamercus por la Gens Aemilia.
Nomen
El nomen de los romanos es el equivalente a nuestro primer
apellido y era compartido por todos los miembros de una familia,
transmitiéndose de padres a hijos. Se trata de un gentilicium o nomen gentile (de gens-gentis, f, familia, linaje), que indica la pertenencia a una determinada gens
o clan familiar. Hace referencia al primer antepasado común del clan y
en el caso de algunas familias romanas patricias éste podía remontarse a
los primeros pobladores de Roma e incluso más atrás, como la gens
Iulia, a la que perteneció por linaje Cayo Julio César y por adopción el
emperador Augusto, cuyos miembros decían descender de Julo Ascanio, el
hijo de Eneas, nieto de la diosa Venus y el mortal Anquises. Ejemplo de
algunos nomina de personajes romanos más o menos ilustres son:
Albanius Antonius Aurelius Calpurnius | Claudius Cornelius Fabius Flavius | Horatius Hortensius Iulius Iunius | Iustus Lucius Lucilius Marius | Octavius Ovidius Petronius Sallustius | Sergius Tullius Valerius Vergilius |
El nombre de la gens era el nomen en femenino (Albanius pertenece a la gens Albania, Antonius a la gens Antonia, Valens a la gens Valentia, etc) y los miembros podían ser designados con el nomen en plural: los Albanii son los miembros de la gens Albania, los Antonii lo son de la gens Antonia, los Valentes pertenecen a la gens Valentia...
Este nombre de familia era el que se usaba en la mayor parte de las
circunstancias, en el caso de las mujeres porque era el único que
poseían y en el caso de la mayoría de los ciudadanos porque carecían de
un tercer nombre, cosa que sí poseían los ciudadanos patricios
(aristócratas).
Cognomen
El cognomen era un segundo nombre familiar e indicaba la rama concreta a la que se pertenecia dentro de una gens, p.e. Caius Julius Caesar y y el emperador Flavius Julius Valens pertenecían a la misma gens, la gens Iulia, pero uno pertenecía a la rama de los Caesarii y el otro a la de los Valentes.
El cognomen era en sus orígenes un apodo que se adjudicaba por las más
diversas razones: por un objeto asociado a una anécdota (Praetextatus =
el de la toga pretexta; Scipio = el bastón; etc.); a un defecto físico
(Caecus = ciego, Cicero = el garbanzo, Claudius = cojo, , etc.); a una
característica física (Escaurus = el de los ojos verdes, Caesar =
peludo, etc ), etc. Muchos de estos apodos se transmitieron de
generación en generación hasta convertirse en un segundo nombre familiar
que, como he dicho antes, identificaba una rama concreta de una
familia.
Es difícil saber cuando comenzaron a utilizarse los cognomina
socialmente. Empiezan a aparecer en documentos oficiales y legales hacia
el año 100 a.C, lo cual explica que encontremos en épocas anteriores a
esta fecha ciudadanos de prestigio designados únicamente por el nomen y
el praenomen. Si en alguna ocasión encontramos un tercer nombre, suele
tratarse de un agnomen o de un cognomen ex virtute, esto
es, un título que se otorgaba de forma personal a un personaje bien por
sus méritos o bien por una característica personal de su portador.
Durante los últimos años de la República y a lo largo de todo el
Imperio, los ciudadanos romanos que tenían los “tria nomina” (los tres
nombres) solían pertenecer, aunque no siempre, a clase social patricia, a
la aristocracia romana. Esto explica que personajes tan fundamentales
en la historia de Roma como Caius Marius o Cnaeus Pompeius tuvieran
únicamente el nombre de pila y el nombre general de la familia. No
obstante, cuando un plebeyo se convertía en un "nuevo rico" o en un
político o militar destacado, podía obtener un cognomen adoptivo, p.e. Caius Marius cuando toma el cognomen de Caesar al contraer matrimonio con la tía de Julio César.
En la vida cotidiana, entre comerciantes y negocios, entre colegas y
compañeros sería el cognomen lo que se utilizaría para referirse a una
persona -y en caso de que careciera de cognomen se utilizaría su nomen-.
Cuando se hablaba en un ámbito estrictamente formal, como por ejemplo
las sesiones del Senado, generalmente se referían a la persona por sus
tres nombres, es decir, su tria nomina.
Cuando un pater familias no tenía descendencia masculina tenía la posibilidad de adoptar un hijo que continuara la gens. Éste tomaba los tria nomina del adoptante y añadía un cuarto nombre que era su antiguo nomen
transformado en adjetivo: el emperador Augusto antes de ser adoptado
por Caius Julius Caesar se llamaba Caius Octavius Thurinus. A la muerte
de Julio César pasó a llamarse Caius Julius Caesar Octavianus. El
sobrenombre de Augusto le es añadido al ser nombrado emperador.
Algunos personajes conocidos con los tres nombres son
Cicerón: Marcus (M.) Tullius Cicero
Julio César: Gaius (C.) Julius Caesar
Virgilio: Publius (P.) Vergilius Maro
Ovidio: Publius(P.) Ovidius Naso
Cognomen ex virtute
Los hombres con dos o tres nombres podían recibir oficialmente un cognomen ex virtute, esto es, un nombre adicional "honorífico" (agnomen),
que usaban por el resto de su vida pero que normalmente no transmitían a
los descendientes. Este sobrenombre les era otorgado por alguna hazaña
militar sobresaliente o por alguna característica personal destacada,
siendo generalmente intransferible.
Pompeyo: Gnaeus (Cn.) Pompeius Magnus ("El Grande") Escipión: Publius (P.) Cornelius Scipio Africanus ("Conquistador de África") Publius Cornelius Sulla Felix ("El Afortunado")
Cuando las hazañas del personaje eran espectaculares, los descendientes a veces conservaban el agnomen
durante un número de generaciones, generalmente hasta que se extinguía
el recuerdo de la hazaña gloriosa del antepasado. Por ejemplo Publius Cornelius Scipio, después de sus victorias militares en África, pasó a llamarse Publius Cornelius Scipio Africanus. Como este era un agnomen, su hija, la madre de los mismísimos hermanos Graco, era conocida como Cornelia Africana; sin embargo los hermanos Graco, nietos del Africano, no heredaron dicho agnomen.
Había familias que, al carecer de un cognomen, mantenían el agnomen a lo largo del tiempo, hasta que llegaba a convertirse en un cognomen y a ser usado como tal.
EL NOMBRE DE LAS MUJERES EN LA ROMA ANTIGUA
En los primeros tiempos de la República las mujeres generalmente sólo recibían el nombre de la gens a la que pertenecían, que era la versión femenina del nomen
paterno. Por ejemplo la hija de un Julius se llamaría Julia, en caso de
una segunda hija la mayor se llamaría Julia Maior y la menor Julia
Minor; en caso de que nacieran más hijas se llamarían Julia Prima, Julia
Secunda, Julia Tertia.
En el final de la República y en la época imperial las mujeres pasan a heredar el cognomen
paterno, pero en su versión femenina, como ya lo venían haciendo los
hijos varones. Por ejemplo, la esposa de Augusto, Livia Drusilla, era
hija de Marcus Livius Drusus y heredó tanto su nomen (Livia) como su cognomen en
su versión femenina (Drusilla). También en la época imperial si una
mujer había sido hija o nieta de un hombre distinguido no cambiaba su nomen por el de la gens
de su marido al contraer matrimonio (pero si se casaba con un hombre de
linaje más distinguido podía cambiarlo y tener mejor posición social ),
es el caso de Julia, la hija del emperador Augusto, casada con Marcus
Vipsanius Agrippa. La primer hija de este matrimonio es llamada Julia y
no Vispsania, ya que el nomen de la gens Julia era de mayor prestigio que el de Vispsanius.
EL NOMBRE DE LOS ESCLAVOS Y DE LOS LIBERTOS
Un esclavo podía tener un nombre dado por su dueño o consevar su antiguo
nombre, en el caso de que hubiera sido capturado. Si llegaba a obtener
la libertad y por tanto a convertirse en liberto toma el praenomen y el
nomen de su dueño o el del padre o esposo de su dueña, dejando su
antiguo nombre como cognomen. Por ejemplo, el escritor Livio Andrónico
fue el pedagogo de los hijos de la gens Livia. Cuando sus dueños le
concedieron la libertad, adoptó el nomen de Livio conservando como cognomen su antiguo nombre de esclavo: Andrónico.
No hay comentarios:
Publicar un comentario