Parece que una vez más “todos los caminos
llevan a Roma”. Así es, de nuevo, como pasa con casi todos los
“rituales” occidentales, muchos reconvertidos por la Iglesia Católica
para que calaran mejor entre las poblaciones autóctonas – veamos el caso
de los Carnavales, la Navidad, … – también el origen de la tan
celebrada Noche de Fin de Año se debe a los intereses de la mayor
potencia del Mundo occidental antiguo: Roma.
Hace un tiempo ya hacíamos un repaso de la historia del calendario, desde sus inicios en la época del primer rey de Roma, Rómulo,
hasta llegar a nuestros días. Pues bien, ahí os explicábamos muy de
pasada que por razones estratégicas, en época republicana, se decidió
pasar el comienzo del año al 01 de Enero pudiendo así elegir a los
Cónsules.
Pero, ¿cuál fue exactamente el punto de inflexión que lo provocó? Pues, precisamente la GUERRA, y nada más y nada menos que en Hispania.
Hasta el año 154 aC, el año
administrativo en los dominios de Roma acababa el 14 de marzo, y lo que
hoy es el día de Añonuevo tocaba por tanto en los Idus de Marzo,
esto es, el 15 de marzo, jornada en la que arrancaba el calendario y en
la que se elegían a los cónsules. Sin embargo, la revuelta de Segeda obligaría a cambiar el inicio del año.
FUENTES CLÁSICAS
Tito Livo, en su historia de Roma desde los orígenes, nos indica escuetamente lo siguiente:
“En el año 598 de la fundación de la ciudad, los cónsules entraron en la magistratura en las calendas de enero. La causa de este cambio fue una rebelión en Hispania”
La noticia también la da Casiodoro:
“En el consulado de Q. Fulvio y T. Annio. Éstos fueron los primeros cónsules en entrar en la Magistratura en las calendas de enero a causa de una guerra en la Celtiberia”
La tercer fuente es un calendario de época imperial, los Fasti Praenestini, que en una de las anotaciones que da en las Calendas de enero comenta:
“El año comienza porque los magistrados entraron en sus funciones por primera vez en el año 601 de la fundación de la Ciudad”
EL CONFLICTO
Los Belos
eran la etnia celtíbera que dominaba una amplia extensión geográfica
del nordeste peninsular y que tenía un poderoso centro social y
administrativo en Segeda -actual término municipal de Mara, en la provincia de Zaragoza-
Según Apiano, en el año 153 aC se produjo un hecho que a ojos de los romanos rompía con el tratado acordado en el 179 aC por Graco, y que acababa con años de convivencia pacífica. Roma consideró que éstos habían roto los pactos aduciendo como casus belli el hecho de que en Segeda
se hubiera procedido a ampliar las murallas de la ciudad. El Senado lo
consideró como una infracción de los acuerdos de Graco y una amenaza
para sus intereses en Hispania por
lo que prohibió continuar la muralla y exigió, además, el tributo
establecido con Graco. Los segedenses arguyeron que la muralla era una
ampliación y no una nueva construcción y que se le había exonerado del
pago del tributo después de Graco.
Para enfrentar el conflicto en Hispania,
el Senado decidió que, en lugar de a un Pretor como era costumbre, en
esta ocasión enviaría a un Cónsul en quien los senadores depositaron
toda su confianza. El elegido fue Quinto Fulvio Nobilior.
Y aquí nos encontramos con otra decisión
trascendente por parte del Senado: Cambiar la fecha de nombramiento de
las Magistraturas. Parece ser que se decidió adelantar el nombramiento
para acometer los preparativos y los rituales preceptivos entre enero y
febrero y permitir la llegada del Cónsul a Hispania con un ejercito en
Marzo. De otro modo, si entraba en funciones en marzo, debiendo llevar a
cabo toda una serie de ceremonias religiosas, tales como las Ferias Latinas,
así como la leva de la Legión, ello significaría que el ejercito
llegaría a Hispania en septiembre u octubre, ya acabado el verano, y si
la guerra se prolongaba, y el invierno caía, el ejercito en su totalidad
debía acampar toda la estación fria, con el coste que ello conllevaría.
Por dicho motivo, se adelantó la fecha de elección consular al 1 de enero.
Hasta entonces enero y febrero eran los dos últimos meses del
calendario. Sept-iembre, Oct-ubre, Nov-iembre y Dic-iembre siguieron
conservando los prefijos de séptimo, octavo, noveno y décimo mes
respectivamente, a pesar de que pasaran ahora a la posición 9º-12º.
SEGUNDA GUERRA CELTÍBERA
El Senado romano movilizó un ejército de
30.000 hombres para atacar a Segeda, el doble de lo que hasta entonces
era habitual en los contingentes que llegaban a la Península. Los Belos
se aliaron a una de las tribus celtíberas más poderosas, los arévacos, cuya ciudad más importante era Numancia.
Al llegar las tropas de Roma, Segeda
estaba vacía, abandonada por sus habitantes. Nobilior se lanzó a lo que,
equivocado, creía una simple persecución. Los segedanos habían sido
acogidos por la ciudad celtíbera arévaca de Numancia (cerca de Garray, Soria), y las tropas conjuntas de ambas ciudades tendieron una emboscada al ejército de Nobilior, asestándole una severa derrota.
Las fuerzas combinadas de ambos pueblos pararon primero el ataque romano contra Sekaisa y luego lo rechazaron en Numancia. El primer fracaso romano se produjo el 23 de agosto de 153 a. C.,
en el día de la Vulcanalia, causándo una pérdida al ejercito romano de
6000 hombres. El desastre fue tan grave que este día quedaría marcado
como día nefasto en el calendario romano, hasta el extremo de que ningún
general romano después lucharía en ese día a menos que fuera obligado.
Tras sufrir una segunda derrota a las
puertas de la ciudad de Numancia, esta vez pese a contar con la ayuda de
los númidas y sus diez elefantes de guerra, Nobilior tuvo que retirarse
a su cuartel de Renieblas (provincia de Soria),
hostigado por numantinos, segedanos y el cruel invierno de la Meseta. Al
llegar el año siguiente, el nuevo cónsul, pese a las tropas de refuerzo
que traía, no pudo más que reconocer la derrota y firmar una tregua con
los celtíberos.
Como ya sabemos, la moneda cambiaría de
cara. Segeda fue solo el principio, la punta de lanza de una campaña
bélica que sembró de sangre las tierras de Hispania. La tregua duraría
unos ocho años, tras la cual Numancia lideraría la resistencia frente a
Roma en lo que sería la tercera y última Guerra Celtibérica. Pero eso,
como se suele decir, es otra historia!!
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