Sexo y Prostitución en la Roma Antigua.
Hoy voy a hablar del Sexo en la antigua
Roma y su territorio. Desde hace décadas se nos ha presentado a la
sociedad romana como unos lascivos, pervertidos, que gustaban de hacer
orgías y montárselo a lo grande, sobre todo la clase elevada, los
Honestiores. Aunque no toda esta población sería así, sí que es cierto
que la gran mayoría era muy inclinada a las relaciones sexuales donde no
tenían reparo en utilizar incluso a sus esclavos para satisfacer sus
deseos. Y no solamente me refiero a los hombres, las mujeres podían
llegar a ser tan “activas” sexualmente que incluso puede llegar a
escandalizar. Tal fue el caso de la famosa Mesalina, tercera esposa del emperador Claudio y
a quien le dio dos hijos: Británico y Claudia Octavia. El nombre de
Mesalina ha pasado a la historia por las ansias de sexo que tuvo la
joven y bella emperatriz, no importaba la condición social del individuo
ni si estaba sucio o limpio. Fue antecesora del masoquismo, ya que
parece que le gustaba que la azotaran o hacerlo ella y en el acto sexual
siempre gozaba más con las “duras cabalgadas”. Tal era su lujuria que
se hizo un hueco en un lupanar del horrible barrio de Roma llamado Suburra, donde
tenía un cuarto reservado siempre para ella. Por las noches se ponía
una peluca rubia para disimular su cabello azabache y una capa y salía
de palacio en compañía de una esclava para dirigirse al lupanar,
utilizando el nombre de Licisca.
La sociedad, era muy promiscua y liberal,
los ciudadanos libres tenían gran libertad sexual. Un ciudadano romano
podía tener relaciones sexuales con su esposa, con una prostituta en un
prostíbulo o con un hombre en los baños y se consideraba totalmente
normal. Fuera del matrimonio existía una gran promiscuidad, el hombre
casado podía tener todas las relaciones que le viniera en gana. En la
República, Cicerón, declaró que no había nada de malo
en que un hombre se llevara al campo a otro para gozar del placer. El
sexo, el vino y los baños eran los placeres preferidos de los romanos
quienes siempre estaban dispuestos a entregarse a tales placeres.
La homosexualidad no era condenada, se tienen múltiples referencias
sobre las relaciones homosexuales mantenidas por muchos emperadores.
Estas relaciones mantenían unas reglas muy precisas, en la pareja
homosexual, siempre había un amo y un sometido y estos casi siempre eran
de condición inferior o esclavos.
Las prostitutas que estaban registradas en las listas públicas eran conocidas como Meretrices mientras que las Prostibulae ejercían su profesión donde podían, librándose del impuesto. Las conocidas como Ambulatarae recibían ese nombre por trabajar en la calle o en el circo mientras que las Lupae trabajaban en los bosques cercanos a la ciudad y las Bustuariae en los cementerios. Las prostitutas de más alta categoría eran conocidas como Delicatae y tenían entre sus clientes a senadores, negociantes o generales.
Generalmente la mayoría de las prostitutas se podían encontrar en
burdeles llamados lupanares, establecimientos que contaban con licencia
municipal. También se encontraban prostitutas cerca de los circos y
anfiteatros o aquellos lugares donde el sexo era un complemento de la
actividad principal: tabernas, baños o posadas.
Casi todas las lupanares de Roma estaban en el Esquilino y el Circo Máximo.
Los lupanares generalmente eran identificados en la calle con un gran
falo que era iluminado por la noche, generalmente eran decorados con
murales alusivos al sexo y en las puertas de las habitaciones era
habitual encontrar una lista de precios y servicios. Existen referencias
de algunos prostíbulos que eran frecuentados por las mujeres de las
clases sociales más elevadas que acudían para mantener relaciones
sexuales con chicos jóvenes.
Existen muchas referencias escritas de
mujeres de las familias más nobles que ejercieron la prostitución por
puro placer, entre estas podíamos destacar a encontrarnos a Julia (hija de Augusto), Agripina, Mesalina ( ya comentada antes)…
Algunos datos:
– Cada prostituta, a la entrada de su celda tenia un dibujo que hacia referencia a su especialidad.
– Las prostitutas consideraban la felación (fellatio)
como el vicio más repugnante, que un cliente podría solicitar. Era el
servicio más caro y se supone que era por la falta de higiene de algunos
clientes.
– Las prostitutas y mujeres de costumbres licenciosas, eran
obligadas a vestir con una túnica corta y oscura para diferenciarlas del
resto de mujeres.
– No existía una palabra para definir la homosexualidad, solo se preguntaba si se prefería una mujer o un hombre.
– Las mujeres y en especial las matronas pagaban sumas desorbitadas por pasar la noche con un gladiador o atleta musculoso, e incluso algunas ponían como condición que no se lavaran después de la lucha o la competición.
– La esposa en la noche de bodas, si su marido no era capaz de
“desflorar la rosa”, esta consumaría el coito con una imagen de madera
del dios Priapo. Este dios era representado sentado con un gran, por no decir enorme falo erecto.
– La ropa interior no existía coma tal, las romanas cuando tenían
frío, abrigaban sus piernas con unas vendas. Algunas para sujetar y
realzar el pecho utilizaban las mamillare o fasciapectoralis (especie de faja de tejido fino). Otras llevaban el strophium,
cinta de cuero suave que sostenía el pecho. Las mujeres de la alta
sociedad o ricas utilizaban una especie de redecilla realizada con hilos
de oro o plata para sujetar los pechos en las grandes ocasiones, los
pezones o areolas eran pintadas con tonos dorados, plateados o rojizos.
– Los romanos distinguían tres tipos de besos: el osculum, que se da en la mejilla, entre amigos; el basium, en los labios; y el suavem, que se dan los amantes.
– El lugar favorito para las relaciones sexuales eran los baños,
ofreciendo sus servicios tanto hombres como mujeres; incluso se conoce
que existían algunos prostíbulos frecuentados por mujeres de clase
elevada donde podían obtener servicios de jóvenes, conocidos como “spadoni” calificativo obviamente relacionado con el buen funcionamiento y tamaño de sus atributos masculinos.
– Las famosae tenían la misma categoría pero
pertenecían a la clase patricia, dedicándose a este oficio o por
necesidades económicas o por placer, lo cual era aceptado y bien visto
por el resto de la sociedad.
Si uno tenía la tarde libre en Roma, podía irse a un lupanar y
pasar un rato agradable. No quiero terminar este post sin antes
referirme a una serie muy relacionada con el sexo romano: Espartacus, sangre y arena. Tenemos
una serie centrada en la rebelión del esclavo Espartaco, pero además de
eso, llama la atención poderosamente las escenas de sexo que contiene.
Escenas algunas sin censuras, sexo puro y duro. Y yo me pregunto: ¿los
seguidores de Espartacus, lo son porque les gustan las películas de
romanos, lo son por el sexo o lo son por ambas cosas? las personas que
la crearon, sabían perfectamente que la serie cogería más enganche si
recogía momentos sexuales de todo tipo. Bien hecho, una buena estrategia
para coger más seguidores. De todos modos y dejando de lado este matiz,
a mí personalmente me gusta la serie en todos los sentidos. Por otro
lado hay otra serie, Roma la cual también gozaba de
escenas sexuales, aunque quizá no tan exageradas (al igual que la
sangre) que la de Espartacus. Os dejo algunas imágenes muy sugestivas
sobre todo lo dicho.
Bibliografía y recursos web:
- Herreros González, C., Santapau Pastor, Mª C., “Prostitución y matrimonio en Roma: ¿Uniones de hecho o de derecho?”
- Herreros González, C., “Sequere me: tras la huella de las prostitutas en la antigua Roma”
- Mañas Nuñez, M., “Mujer y sociedad en la Roma Imperial del siglo I”
- Angela, A., “Amor y sexo en la antigua Roma”, La Esfera de los Libros, 2015
- http://www.imperioromano.com/156/la-sexualidad-en-roma.html
Imágenes:
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