Se denomina Reconquista al
proceso histórico en que los reinos cristianos de la península
ibérica buscaron el control peninsular en poder del dominio musulmán. Este
proceso tuvo lugar entre los años 722 (fecha probable de
la rebelión de Pelayo)
y 1492 (final del Reino nazarí
de Granada).
EL TÉRMINO
HISTORIOGRAFIA Y TRADICIÓN
Algún académico,ha manifestado que el
término podría ser inexacto, pues los reinos cristianos que «reconquistaron» el
territorio peninsular se constituyeron con posterioridad a la invasión islámica,
a pesar de los intentos de estas monarquías por presentarse como herederas
directas del antiguo reino visigodo. Se
trataría más bien de un afán de legitimación política de estos reinos, que de
hecho se consideraban reales herederos y descendientes de los visigodos, y también el
intento de los reinos cristianos de justificar sus conquistas, al considerarse
herederos de los reyes visigodos.
Sin embargo ya desde los primeros
instantes, la reconquista constituyó, por parte de los distintos reinos y
señoríos, surgidos en el aislamiento del norte montañoso de la Península, como
un verdadero proceso restaurador y liberador, no solo del territorio, sino de la
numerosa población cristiana hispano-visigoda (mozárabes) que
permaneció durante siglos atrapada en el territorio ocupado. Resultaban ser los
verdaderos herederos del reino visigodo, y su apelación constante al auxilio de
los reinos cristianos, suponía para las autoridades musulmanas un problema que
surgía periódicamente y que era resuelto con persecuciones y deportaciones de
distinto grado.
Fuera de España las cosas se han visto de
una forma menos problemática. Nadie ha cuestionado en serio el uso del término
reconquista . El profesor Derek William
Lomaxescribió todo un libro titulado "The
Reconquest of Spain". Consciente de la exaltación y del rechazo de que
había sido objeto el tema por parte de unos y de otros, el gran hispanista
inglés expresaba en las primeras líneas de su obra, con total contundencia, su
punto de vista:
El término parecería asimismo confuso,
más aún considerando el hecho de que tras el derrumbe del Califato (a
comienzos del siglo XI), los reinos cristianos optaron por una política de
dominio tributario -parias-
sobre las Taifas en lugar de por una
clara expansión hacia el sur; o las pugnas entre las diferentes coronas –y sus
luchas dinásticas-, que solo alcanzaron acuerdos de colaboración contra los
musulmanes en momentos puntuales.
Sin embargo, la temprana reacción en la
cornisa cantábrica en contra del Islam (recordemos que Don
Pelayo rechazó a los sarracenos en Covadonga apenas siete años
después de que atravesaran el estrecho de
Gibraltar), e incluso su rechazo del territorio actualmente francés después
de la Batalla de
Poitiers del año 732, pueden sustentar la idea de que la Reconquista sigue
casi inmediatamente a la conquista árabe. Más aún, «gran parte de dicha cornisa
cantábrica jamás llegó a ser conquistada», lo cual viene a justificar la idea de
que la conquista árabe y la reconquista cristiana, de muy diferente duración
(muy corta la primera y sumamente larga la segunda), se superponen, por lo que
podría considerarse como una sola etapa histórica, sobre todo si tenemos en
cuenta que la batalla de
Guadalete, la primera batalla por defender el reino visigodo en el año 711,
marca el inicio de la invasión musulmana. En el Siglo
de Oro hubo poetas que definían y denominaban a los españoles como «godos» (como dijo Lope de
Vega: «eah, sangre de los godos»)y durante las guerras de independencia en
América, eran también así llamados por los independentistas americanos (de allí
procede el uso despectivo que se le da en Canarias para
referirse al español peninsular). Es por ello, según los críticos del término,
un concepto parcial, pues solo transmite la visión cristiana y europea de este
complejo proceso histórico, soslayando el punto de vista de los musulmanes andalusíes; por otro
lado, en el lado cristiano puede decirse que existía conciencia de
«reconquista».
Escritores como Ignacio Olagüe
Videla, en La
Revolución islámica en Occidente (1974), consideran que la invasión
militar árabe es un mito y sostienen que la creación de Al-Ándalus fue el
resultado de la conversión de gran parte de la población hispana al Islam. Estas
tesis han sido estudiadas por el conocido arabista González
Ferrín en su obra Historia
General de Al-Andalus, en la que hablando de la Reconquista dice «que en
verdad nunca existió»; igualmente plantea que Al-Andalus «constituye un eslabón
insustituible de la historia
europea».
Las hipótesis de Olagüe no cuentan con
ningún apoyo significativo en la historiografía actual.La obra de Olagüe ha sido
calificada de «historia ficción» y rechazada en círculos académicos.La
arqueología y los textos antiguos desmienten esta teoría, ya que son abundantes
las fuentes clásicas y los restos arqueológicos que prueban que la conquista
islámica fue violenta, con numerosas batallas y asedios, donde poblaciones
enteras fueron exterminadas por los ejércitos islámicos, como fueron los casos
de Zaragoza o Tarragona en la Conquista
musulmana de la península ibérica#Conquista_del_norte, así mismo tanto en
fuentes cristinas, como musulmanas aparecen numerosas citas acerca de los
elevados impuestos especiales que han de pagar solo los no musulmanes, como
la gizya, harag así
como leyes que tratan en condiciones de inferioridad a los no
musulmanes.
En su España
invertebrada, José Ortega y
Gasset, desde la filosofía, afirmaba que «Una reconquista de ocho siglos no
es una reconquista». Curiosamente, se usa normalmente el término «conquista de
Granada» en lugar del de «reconquista de Granada».
Algunos autores propusieron con poco
éxito el término alternativo de «conquista cristiana», sin las implicaciones
ideológicas del término «reconquista»; no obstante, el término sigue
utilizándose por especialistas y profanos para designar a ese periodo
histórico.
El catedrático arabista Serafín Fanjul,
en sus libros “Al-Andalus contra España” y "la quimera de Al-Andalus", desmonta
los mitos de una invasión poco violenta, la idealización de la convivencia de
culturas o religiones en Al-Andalus y usa el término reconquista, entendiéndolo
como la recuperación por parte de las comunidades cristianas del territorio
previamente cristiano invadido
CONSOLIDACIÓN DE LOS NÚCLEOS
CRISTIANOS
En 711 se produjo en la península
ibérica la primera invasión de los musulmanes procedentes de África del
Norte. Entraron por Gibraltar (que precisamente
debe su nombre actual a Táriq, general que desembarcó allí) y que el propio Roderic o
Roderico (Don Rodrigo), uno de los últimos de los reyes visigodos, fue a rechazar,
perdiendo la vida en la Batalla de
Guadalete. Táriq fue
llamado a Damasco,
entonces capital del califato,
para informar y nunca más volvió. Su lugar lo ocupó el gobernador Abd al-Aziz,
comenzando el emirato independiente.
A partir de este momento empezaron una
política de tratados con los nobles visigodos que les permitió controlar el
resto de la península. En 716 Abd al-Aziz fue
asesinado en Sevilla y se
inició una crisis tal que en los siguientes cuarenta años se sucedieron veinte
gobernadores. En este año, 716, los árabes
comenzaron a dirigir sus fuerzas hacia los Pirineos para
tratar de entrar en el Reino
Carolingio.
La veloz y contundente invasión
norteafricana, además de por los factores que propiciaron la expansión mundial
del Islam, se explica
por las debilidades que afectaban al reino
visigodo:
- El frágil e incompleto dominio que ejercía sobre el territorio peninsular –en 711 el rey Rodrigo se hallaba dirigiendo una campaña militar en el norte-.
- La división de sus élites, con enfrentamientos vinculados a la elección de los sucesores al trono de una Monarquía (electiva) no hereditaria.
- Una aristocracia terrateniente –de tardía conversión al catolicismo- superpuesta a una población, libre o servil, con condiciones vitales muy duras, entre la que latía un fuerte descontento. Muchos de ellos recibieron la conquista como una mejora de su situación.
- La decadencia de la actividad mercantil derivó en una minusvaloración de la población judía, que en gran medida la protagonizaba. También ellos pudieron ver una ventaja en la situación de las minorías hebreas amparada por la jurisdicción islámica.
Tras la invasión, la resistencia
cristiana cristaliza en dos focos.
José Manuel Cobo Lavin
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