Porque sus objetivos políticos no se limitan a Oriente Medio o el norte de
África, sino que tienen alcance mundial. Para alertar
de ello y explicar las razones, el católico iraquí Raad Salam Naamán, bloguero
en ReL, ha escrito un brillante análisis histórico-estratégico en el número
190 (marzo-abril de 2015) de la revista Razón
Española, fundada en 1983 por el pensador y ex ministro Gonzalo Fernández de la Mora (1924-2002).
Por su extraordinario interés, lo reproducimos a continuación en su
integridad.
El califato islámico,
llamado a conquistar el mundo
El Califato (خلافة) es un
sistema político único en la ideología del Islam. No puede ser comparado con los
gobiernos musulmanes de hoy. El Califa (خليفة) es,
literalmente, el sucesor del profeta como jefe de la nación y líder de
la umma, la comunidad musulmana. Él tiene la autoridad de
aplicar la ley islámica en toda la tierra.
Raad Salam, durante
una intervención televisiva como experto, personal y académicamente, en la
situación iraquí y el mundo musulmán.
El
califato (puesto de califa) es el problema más antiguo con el que tuvo que
encararse el Islam y todavía es cuestión discutida. Nunca ha
habido una cuestión islámica que haya causado más derramamiento de
sangre que la del califato.
La muerte de Muhammad [Mahoma], el Profeta del Islam, el 8 de junio de
632, ocasionó una crisis. Muhammad murió sin dejar un hijo varón y sin
designar claramente un sucesor, situación que generó una crisis política que
sólo pudo ser resuelta con una maniobra muy inteligente de Abu
Bakr, suegro de Muhammad, el padre de su mujer preferida Aisha y
encargado de dirigir la oración como primer califa. Abu Bakr gobernó dos años, y
antes de ser asesinado designó a Omar, quien fue
asesinado diez años más tarde. Le sucedió Otman, de
la familia omeya, que ocupó el poder hasta el año 656, también murió asesinado.
Finalmente, Alí, primo y yerno de Muhammad, el marido
de su hija preferida Fátima, asumió el califato.
Los sucesores de
Mahoma: Abu Bakr (asesinado), Omar (asesinado), Otman (asesinado), Ali
(asesinado)...
Con los primeros cuatro califas
conocidos como ortodoxos, la religión islámica inició su expansión: las regiones
de, Irak, Siria, Persia y Egipto fueron las primeras en ser conquistadas. Como
consecuencia del asesinato de Alí y sus hijos Al Hassan y Al Husein, el Islam se dividió a tres ramas; suníes, chiíes y jawarey.
La familia omeya (suníes) se impuso en el califato en Damasco, pero no fue
reconocida por los chiíes (partidarios de Alí), quienes, en 750, obtuvieron el
califato para los descendientes de Alí pertenecientes a la familia abasí, que
gobernaron desde la ciudad de Bagdad, construida en 762. En su auge, el Imperio Otomano abarcaba Oriente Medio, el norte de África,
el Cáucaso y partes del este de Europa.
Históricamente la capital del califato se fue moviendo a medida que el
califato se expandía: Medina, Kufa, Damasco, Bagdad y Estambul
han sido todas capitales del califato islámico, y los califas han sido
de varias tribus y razas diferentes, pero siempre musulmanes radicales
practicantes.
Existe una disputa entre los musulmanes
sobre el concepto del califato, que se mantiene principalmente
como un sistema sunita. Los chiitas estiman que Alí, el primo y yerno
de Muhammad, y sus descendientes tienen derecho divino para dirigir a los
musulmanes tras la muerte de Muhammad. El califato no entiende de fronteras
políticas ni divisiones administrativas que no sean las recogidas por la shari’a (ley islámica), por lo que anula la legalidad de todos
los reyes, emiratos, grupos políticos, estados y organizaciones por la expansión
de la autoridad del califa y la llegada de las tropas a sus áreas.
Sir Mark Sykes
(izda.), por Gran Bretaña, y François Georges Picot (dcha.), por Francia,
firmaron el tratado de reparto del Imperio Otomano tras la Primera Guerra
Mundial, al que básicamente responden las fronteras actuales.
El recientemente declarado “Estado
Islámico” está tratando de reforzar sus logros en el campo de batalla en Siria e
Irak, creando una nueva entidad religiosa musulmana suníes,
que amenaza con derrocar el orden político regional fundado en 1916 por
el Acuerdo Sykes-Picot, entre el Reino Unido y Francia, que estableció las
fronteras y repartió el Medio Oriente creando colonias y estados árabes.
El gobierno del califato de Al Bagdadí, no acepta las fronteras existentes o la división de los musulmanes en
diferentes estados. Además, exige a los musulmanes a renunciar a toda
visión del mundo opuesta al Islam y las ideologías occidentales, particularmente
la democracia, que es incompatible con el Islam, el secularismo y el
nacionalismo.
Asimismo, a regresar
a vivir al Islam como ha vivido Muhammad y sus seguidores y cumplir con
las condiciones de la promesa de Allah respecto a la subyugación del mundo
entero a la ley del Islam. En un mensaje a los yihadistas, Al Bagdadí llamó a
continuar la guerra santa, al Yihad, que Allah ha bendecido a los musulmanes con
la victoria que llevó al establecimiento del califato. Por lo tanto, el califato
de Al Bagdadí, está destinado a derrocar el orden existente en el mundo y luchar
por la expansión del Islam y las fronteras del califato para alcanzar todo territorio posible en el mundo donde viven
musulmanes.
Buena parte del éxito de EIIL se
debe a sus alianzas con los grupos sunitas iraquíes y el ejército Naqshbandi,
antiguos aliados de Sadam Husein. Al mismo tiempo, el odio
histórico entre las dos ramas principales del Islam, suníes y chiíes,
van tomando cada vez más protagonismo.
La caída de Mosul en
manos de Estado Islámico ha sido hasta ahora su golpe psicológico y estratégico
más importante. Cientos de miles de personas han tenido que huir del terror
impuesto.
EIIL se presentó oficialmente en abril
de 2013 como una fusión entre el grupo vinculado a al Qaeda en Irak, el Estado
Islámico de Irak (ISI), y un grupo yihadista rebelde de Siria, Al Nusra. Al
comienzo de junio de 2014, EIIL anuncia la unificación formal de los territorios
que controlan en Siria e Irak, proclamando el Califato Islámico independiente de
Irak y Siria en los territorios bajo su control, desde Alepo (Siria) hasta
Diyala (Irak), pero las fronteras ideales del califato
islámico que tienen en mente se extienden desde el golfo Pérsico hasta el
Atlántico y desde allí a conquistar todo el mundo.
Desde la retirada de
las fuerzas estadounidenses de Irak en 2011, los yihadistas han ido ocupando
cada vez más territorio. La debilidad de las autoridades
estatales en Irak y Siria hace posible que los militantes yihadistas
puedan cruzar fácilmente la frontera, y no hay que olvidar que la mayoría de la
población del territorio en que se mueven es la fe Islam suní. En cualquier
caso, la ofensiva actual no puede calificarse exactamente como un ataque
sorpresa.
Los insurgentes no han
encontrado apenas resistencia por parte de las fuerzas de seguridad
iraquí, aquejada de graves problemas de corrupción, marcadas por el
sectarismo en sus filas y con poco sentimiento de lealtad a un gobierno que,
entre otras cosas, tarda meses en pagar los salarios. Las tropas iraquíes, están
desmoralizadas por la dureza del conflicto y por la dureza de
los ataques de los yihadistas, que incluyen atentados suicidas,
decapitaciones y crucifixiones. Por otra parte, en las áreas suníes suelen estar
destacados soldados suníes, que no ven con buenos ojos tener que combatir a
miembros de su misma confesión.
Al frente del
Califato Islámico de Irak y Siria, estará un califa para todos
los musulmanes, en este caso el líder del ISIS, Abu Bakr Al Baghdadi,
proclamado como el califa Ibrahim, a su vez, esté ha nombrado gobernadores
(walis), jueces que aplican Al Shari’a o la Ley islámica y se recauda la Yizia,
impuestos para no musulmanes (cristianos) y las mujeres solo
deben salir de casa si es necesario, y, en ese caso, deben vestir de forma
modesta y con ropa amplia.
Abu Bakr Al Baghdadi
aspira a dirigir un califato mundial.
El líder
del EIIL, Abu Bakr Al Baghdadi, es una figura relativamente poco conocida,
tremendamente esquiva y bastante enigmática. De él se sabe tan solo que es
originario de la provincia de Diala, en el este de Irak, ahí donde los kurdos,
chiitas y sunitas se han enfrentado en una sangrienta pelea a golpes de
atentados suicidas y de asesinatos. Se sabe que su familia proviene del clan
tribal de los Samarra’i (de la ciudad de Samarra). Nacido en
la ciudad iraquí de Samarra en 1971, conocido como el jeque, el guerrero, el
erudito que practica lo que predica, el orador, el líder, el guerrero, el
revitalizador. Según una biografía citada recientemente, asegura que Al Bagdadi
es descendiente directo por linaje del profeta Muhammad, su nombre completo es
Ibrahim ibn Awwad ibn Ibrahim ibn Alí ibn Muhammad al Badri al Hashimi al
Husaini al Qurashi. Al Bagdadi procede de una familia profundamente religiosa y
obtuvo un doctorado en la Universidad Islámica de Bagdad. En 2005 fue capturado
por las tropas estadounidenses y pasó cuatro años como prisionero al sur de
Irak. En 2010, tras la muerte de varios de los líderes de Al Qaeda en Irak, Al
Baghdadi asumió el mando de la organización integrista en el país, en un momento
en que la rebelión suní estaba muy debilitada. La guerra en Siria y las
políticas del Gobierno iraquí reforzaron tanto al grupo como su liderazgo, así,
Al Bagdadi será la máxima autoridad de este Estado Islámico. Advierte el ISIS a todos los musulmanes que deberán jurar lealtad al
califa Ibrahim y renunciar a la democracia, el laicismo, el
nacionalismo y a otras basuras e ideas occidentales. La legalidad de
todos los emiratos, grupos, estados y organizaciones queda anulada por la
expansión de la autoridad del califa y la llegada de sus tropas a sus zonas. Al
Bagdadi es el hombre más peligroso del mundo, es el nuevo Bin Laden, Estados
Unidos ofrece por su cabeza una recompensa de 10 millones de dólares.
En su primera aparición pública, Abu Bakr Al Bagdadí
autoproclamó como califa del estado islámico en todo el mundo y rebautizado como el califa Ibrahim.
En su sermón, Abu Bakr Al Bagdadí, requirió a todos los musulmanes a
sumarse al Califato para colmar sus aspiraciones de dignidad a restaurar las
glorias que vivió el Islam durante su máxima expansión, cuando los dominios
islámicos iban de lo que es hoy Irán hasta los Pirineos, en la
actual frontera entre España y Francia. De hecho, Al Bagdadí solicita a
jueces, médicos, ingenieros y expertos en jurisprudencia islámica a sumarse a su
causa como invita a todos los musulmanes a migrar hacia el territorio del EIIL
para vivir ahí bajo su autoridad religiosa, aplicando la ley islámica- shari’a, que evoca glorias pasadas, pero también promete
esperanzas para el futuro, porque, según Al Bagdadí, este es el momento de al
Yihad y de tomar el camino del Profeta Muhammad, que después de cuya muerte la
nación musulmana fue capaz de lograr victorias sobre el Imperio Bizantino y el
Imperio Persa con sus reyes, imperadores y gobernantes, lo que implica que la
nación islámica de hoy es capaz de derrocar a los imperios infieles. La
organización yihadista reclama que, con esta declaración de califato, es
imperativo para todos los musulmanes jurar lealtad al califa Ibrahim y apoyarle,
porque es el gobernante legal para todos los musulmanes en el mundo.
Más complicado aún, el EIIL tiene sus principales
vínculos con los sunitas, que constituyen la mayoría de los musulmanes en el
mundo 85% del total de los musulmanes en el mundo, pero sus más inmediatos
adversarios de Irak e Irán tienen mayorías chiíes. Chiíes y suníes han luchado
entre sí por más de mil años, y se han acusado mutuamente de apóstata. Por tanto
la creación de un califato bajo auspicio sunita no entusiasma
a los chiíes en Irak e Irán. La declaración del califato hace escalar
el conflicto entre suníes y chiíes y seguramente que impacte en las comunidades
musulmanas en el Occidente. La situación del EIIL estaría apoyada en buena
medida por el éxito de sus tácticas de guerrilla en Siria y la dureza de sus
combatientes.
Por lo tanto, sus líderes están llamando directamente a los musulmanes de todo el mundo
para apoyar el califato y rebelarse contra los gobiernos existentes.
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