TRADUCCIÓN

lunes, 8 de diciembre de 2014

SOR TRIPI, EL EJEMPLO DEL AMOR

Sor Mari Luz era, posiblemente, la única persona en España que siendo ajena a Instituciones Penitenciarias tenía un salvoconducto para entrar en todas las cárceles del país
Llevaba más de 30 años dedicándose a la pastoral penitenciaria y no tenía ninguna intención de abandonar su tarea. Cada mañana se levantaba a las cuatro de la madrugada y, a pesar de estar enferma, no pensaba retirarse: «Me jubilaré cuando vaya al cielo», dijo hace unos meses al diario Abc.
Dar amor a los cautivos
Tras hacer un rato de oración: «porque yo sola no puedo hacer nada», salía del convento de la Hijas de la Caridad en Madrid y esperaba una hora o dos o las que hicieran falta en la calle, y daba igual que lloviera, nevara o cayera un sol de justicia. Sor Tripi tenía un compromisos con sus presos y eso era sagrado. Cogía el autobús y recorría cientos de kilómetros para ir de una cárcel a otra, dando amor a los cautivos.
Iluminar a los que viven en tinieblas.

Sor Tripi se dedicó a consolar y acoger a los presos de las cárceles españolas si que se sintieran juzgados. Sin moralizar su pasado. Tenía sólo un mensaje: “Dios te quiere; Dios te quiere mucho”.

Su vocación hacía los presos lo explicaba con naturalidad: «Yo me siento enviada por el Señor y por mis superiores a sanar los corazones rotos, a liberar a los cautivos, a iluminar a los que viven en tinieblas; yo voy a hablarles de Dios. Voy a las cárceles y hablo con los presos; leo con ellos la Biblia, por ejemplo Isaías 43: No temas, eres precioso para mí, yo te amo. Y ellos me dicen: Pero si soy un miserable… Y les contesto: Nada de eso, para Dios tú eres su hijo amado. Dios quiere que tú seas feliz, con Él. Decirles que Dios los ama es la mejor evangelización».

Sanar corazones destrozados

«Tú corazón es bueno y está hecho a imagen y semejanza de Dios -decía Sor Tripi a los presos-. Esas heridas que tienes sólo Cristo las puede curar. Tú eres importante y especial para Dios. Él te ama tanto que sólo quiere que seas feliz. Aunque tú hayas andado a tu rollo, Él viene a rehacer tu vida».

Muy querida en las prisiones.

Sor Mari Luz era, posiblemente, la única persona en España que siendo ajena a Instituciones Penitenciarias tenía un salvoconducto para entrar en todas las cárceles del país. «Son buenas personas, no hay más que verlos. Ninguno tendría que estar aquí. Cometieron un error, todos los cometemos», señalaba a Abc hace unos meses.

Siempre cargada con su carro de la compra, sor Tripi se paseaba por prisión regalando biblias y rosarios blancos de plástico que cada interno se colocaba al cuello o se lo colocaba en la muñeca. También les entregaba alguna tarjeta de teléfono que llamarán a sus familias, o unos sobres con sellos y unas tarjetas para escribir felicitaciones de Navidad.

Sor Tripi nunca los juzgaba…

«Yo nunca les pregunto qué han hecho. Si quieren desahogarse, me lo cuentan», decía a José Antonio Méndez en una entrevista publicada hace unos años en La Razón.

Mi mamá es la monja…

Óscar, preso por culpa de la droga; está inquieto con la metadona que tiene en el cuerpo. Cuenta al periodista J. A. Méndez que “llama «mamá» a la monja” y dice que “esta mujercilla le ha cambiado la vida”. Y tanto que, cuando sale de permiso, pasa la tarde con el grupo de oración de sor Mari Luz.

«Es una santa. Si ella no hubiera llegado a mi vida, no sé qué habría sido de mí», señala Óscar con lágrimas en los ojos.

Su testimonio

Con motivo de la Jornada Mundial de la Juventud de Madrid, el semanario Alfa y Omega publicó su testimonio que reproducimos íntegro:

«No hay que ir a los pobres más que con mucho amor, y ayudarles para que descubran, saboreen, experimenten y conozcan con qué amor y misericordia y ternura los ama Dios. Lo importante es que se sientan amados por Él.

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