TRADUCCIÓN

jueves, 13 de febrero de 2014

DECÉBALO Y BEREBISTAS


Decébalo (originalmente, llamado Diurpaneus[1] ) fue un rey de los dacios, cuyo reinado transcurrió desde el 87-106.[2] Es conocido por sus constantes guerras contra el Imperio Romano, al tiempo que mediante sus tácticas bélicas logró imponer a Roma varias paces ventajosas[2] sin haber sido derrotado.[3]
 

Biografía

Tras la muerte del gran rey Berebistas, Dacia se dividió en cuatro o cinco pequeños Estados. Esta situación continuó hasta que Diurpanneo dirigió la consolidación del corazón de Dacia alrededor de Sarmizegetusa, en el distrito actual de Hunedoara. Reorganizó el ejército dacio en el 85, año en el que los dacios comenzaron a atacar la fuertemente fortificada provincia romana de Mesia, situada al sur de Danubio en territorios que actualmente corresponden -de un modo aproximado- al norte de Bulgaria y noreste de Serbia.


En 87, Domiciano decidió enviar a su prefecto y jefe de la Guardia Pretoriana, Cornelio Fusco, para castigar y conquistar a los dacios con cinco o cuatro legiones (entre éstas la V Alavdæ), las cuales sufrieron emboscadas y fueron derrotadas en Tapae (cerca de la actual Bucova). En el combate pereció el mismo Fuscus. Fue tras esta victoria que Diurpanneus (como hasta entonces le llamaban los romanos) trocó su nombre por el de Dekebal, cuyo significado sería "Fuerte como diez (hombres)" (cfr. por comparación filológica en el sánscrito daśabala); Deke -derivado del protoindoeuropeo *dekm- (diez) y *bal- (fuerte), al parecer el nombre dekebal (latinizado decebalus y de allí al castellano decébalo) era el título genérico de los grandes jefes dacios, entre los cuales Diurppanneo fue el principal.

En 88, Lucio Tetio Juliano comandó otro ejército romano que fue nuevamente derrotado en la zona de Tapae; casi al mismo tiempo los germanos se rebelaron en la frontera del Renvs (Rin) y para frenarlos el Imperio romano debió distraer fuerzas desde Mesia, fuerzas que estaban hasta ese momento encargadas de reprimir a los dacios. Ante tal coyuntura, los romanos se vieron forzados a comprar la paz a los dacios mediante el pago de importantes sumas de dinero en forma de tributo, incluso debieron enviar los romanos ingenieros y arquitectos para embellecer y fortalecer la capital dacia en Sarmizegetusa (tratado del año 89). La situación humillante para los romanos duró hasta que el hispánico Trajano accedió al título de emperador en el 98; éste inmediatamente dispuso una serie de muy bien concertadas campañas militares que expandieron al Imperio romano hasta su máxima extensión.
Diurpanneo-Decébalo fue entonces derrotado por los romanos, quienes invadieron Dacia después de la tercera batalla de Tapae ocurrida en el 101. Sin embargo, los romanos habían impuesto un rey títere ("cliente") a los dacios bajo "protectorado" romano. Tres años después Decébalo aniquiló nuevamente a las tropas romanas establecidas en Dacia y entonces los romanos tuvieron que mandar enormes refuerzos.
Después de un prolongado asedio a Sarmizegetusa y una larga guerra, los romanos conquistaron Dacia. Tras ser capturado y apresado por los soldados romanos, Diurpanneo-Decébalo se vio obligado a suicidarse en el año 106, tal como lo comenta el historiador Dion Casio (68,14,3). En Sarmizegetusa Regia se ha encontrado un vaso, más bien una urna funeraria, que lleva la inscripción en lengua daco-romana: DECEBALUS PER SCORILO ("Decébalo, hijo de Scorilos"[4] ).

Estatua de Decébalo

La estatua del rey dacio, con 40 metros de altura, es la escultura de roca más alta de Europa. Está emplazada en una orilla rocosa del Danubio cerca de la ciudad de Orşova, en Rumania.
La idea partió del hombre de negocios e historiador rumano Iosif Constantin Drăgan. Trabajó en ella durante 10 años, de 1994-2004, con 12 escultores y costó cerca de un millón de dólares. Justo enfrente de la estatua, pero en la orilla serbia frente a la rumana, puede encontrarse una antigua placa, la "Tabula Traiana", que conmemoraba las victorias del Imperio romano sobre el reino dacio en el 105.
Debajo del busto de Decébalo hay una inscripción en latín en la que se lee "DECEBAL REX - DRAGAN FECIT" ("Rey Decébalo - Esculpido por Drăgan").

En el 87 de nuestra era, Diuparnneo derrotó a un ingente ejército comandado por un tal Cornelio Fusco, anterior mediocre jefe del pretorio enviado por un emperador débil y paranoico, Domiciano. En el valle de Tapae (conocido hoy como las Puertas de Hierro en Transilvania, frontera entre Rumanía y Servia), cuatro legiones fueron emboscadas y dos de ellas prácticamente aniquiladas, incluida la prestigiosa V Alaudae. Probablemente tras aquel gran triunfo fue cuando Diuparnneo tomó como título Dekebal, común a los grandes caudillos dacios, cuyo significado sería algo así como “Fuerte como diez hombres” y que etimológicamente proviene del proto-indoeuropeo dekm- (diez) y –bal (fuerte). Los historiadores romanos, al llevar al latín el nombre indígena, convirtieron Dekebal en Decebalus.
Un año después, Tetio Juliano, el nuevo legado del Danubio tras la ignominiosa muerte de Fusco y sus hombres, tuvo que levantar el asedio de Tapae tras una revuelta en el Rin contra Domiciano que provocó que éste último tuviese que cerrar un tratado de paz entre Dacia y Roma más ignominioso aún que la derrota del año anterior, donde miles de hombres, y las sagradas águilas de las legiones, cayeron en manos de las tropas comandadas por Decébalo. Aquel fue el cénit del poder e influencia del líder dacio, recibiendo tributos, hostigando la provincia romana de Moesia a su antojo, con cada vez más desertores, tribus y naciones bárbaras a su alrededor confiando en que había llegado quien fuese capaz de derrotar a Roma como lo había hecho Arminio en Germania años atrás.
Una de las condiciones que aceptó Domiciano, más pendiente de sus vicios y fobias que de la gestión del limes, fue el envío de arquitectos e ingenieros a la Dacia para el embellecimiento de Sarmizegetusa, la gran capital del reino sita en una planicie de las Orastia junto a un despeñadero de 1.200 metros de caída. La ciudad se arracimaba en terrazas bajo la gran fortaleza cuadrangular donde residía el rey, contando en su interior con un gran santuario y con agua corriente a través de tuberías de terracota. No eran bárbaros greñudos los dacios, sino una nación sólida y refinada en disposición de desafiar a Roma.


Sarmizegetusa

Aquella situación de bonanza e insolencia ante la Domus Flavia se mantuvo hasta que un hombre extraordinario se hizo con las riendas del Imperio. Atrás quedaron las excentricidades y cobardías de Domiciano. Poco después de ser proclamado Emperador por el Senado, siguiendo los designios de su antecesor Nerva, Marco Ulpio Trajano, nacido en Itálica (Santiponce, Sevilla), retomó el asunto dacio en Marzo del 101, reuniendo en el Danubio el ejército más imponente desde tiempos de Augusto, construyendo un puente nunca visto hasta la fecha sobre el río y derrotando ese mismo año a Decébalo en el trágico lugar en que él había humillado a Fusco años atrás, el valle de Tapae. Mientras Trajano continuaba su avance arrollador contra la capital, Decébalo optó por cruzar el Danubio en sentido contrario y llevar el teatro de las operaciones fuera de la Dacia, intención que se vio frustrada tras la derrota de Adamclisi, donde casi 15.000 dacios fueron masacrados, victoria romana contundente que dejó camino expedito a Trajano para volver a Sarmizegetusa y sitiarla. Decébalo, antes de ver morir de hambre a los suyos, aceptó las magnánimas condiciones de rendición que el hispano le propuso.
La victoria romana no aplacó sus ambiciones. Tres años después de aquello, Decébalo se deshizo de su papel como “rey cliente” tributario que le impuso Trajano tras el armisticio y masacró a la guarnición romana de Sarmizegetusa, desencadenando la gran campaña de la Dacia que podemos aún contemplar en la Columna de Trajano. Decébalo no era un líder tribal ignorante y bravucón, como otros bárbaros cuyos nombres se tragó la historia. Dion Casio lo describió así:

[…] Era un lince para las cuestiones relacionadas con la táctica bélica y tenía asimismo buen ojo para salir victorioso en las guerras. Sabía juzgar con perspicacia qué momento era bueno para atacar y en cuál resultaba preferible replegarse. Era un experto en el arte de tender emboscadas y un maestro en las batallas a campo abierto. Además, no sólo sabía cómo sacar partido a un triunfo, sino asimismo como gestionar adecuadamente una derrota […]
La respuesta imperial fue contundente. Tres ejércitos entraron en Dacia por tres puntos diferentes, asolando a su paso todo cuanto oponía resistencia. Tras el feroz asedio y asalto de Sarmizegetusa, Decébalo consiguió huir pero se vio conminado a suicidarse antes de caer en manos de las tropas de Trajano. Un vaso encontrado en las ruinas de la vieja ciudad contiene una frase que evoca cómo acabó sus días tan bravo rey. Una lápida funeraria encontrada en Grecia reza como un tal Claudio Máximo fue quien le envió su cabeza y mano derecha al emperador, recibiendo por ello una generosa gratificación.
La conquista de la Dacia en cifras
La muerte del caudillo supuso prácticamente el fin de las hostilidades y la rendición general de la Dacia. Por puro azar, o por la traición de un tal Bicilis, confidente del rey, Trajano consiguió apoderarse del tesoro oculto de Decébalo, 165.000 kg de oro y 331.000 de plata. La campaña dacia fue costosa pero muy lucrativa para Roma. Cerca de 500.000 hombres y mujeres fueron vendidos como esclavos, reportando para el estado entre todos los ingresos derivados de la conquista cerca de 2.700 millones de sestercios, además de la explotación minera del territorio. Trajano obtuvo rédito para costear monumentos con los que embellecer Roma y ordenó 123 días de festejos en los que 10.000 gladiadores vertieron su sangre en la arena…
Una inmensa estatua de 40 metros de altura esculpida en roca de la cara de Decébalo se puede ver cerca de Orsova, Rumanía, junto al Danubio, a muy poca distancia de la TABVLA TRAIANA, memoria de la conquista de la Dacia por Trajano en el 105.


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Berebistas (también como Birebistas o Burebistas, nombre en griego Βυρεβίστας, Βοιρεβίστας) fue un rey dacio,1 que levantó un extenso pero breve imperio en las tierras del Danubio entre los años 60 y 44 a. C. Para ello contó con la ayuda de Deceneo, su sacerdote, quien seguramente impuso una reforma religiosa y moral en su reino que le llevó a arrancar los viñedos.2
Unificó a la población tracia desde el río Hercinica (el actual Morava) al oeste, hasta el Bug meridional en el este, y desde los Cárpatos septentrionales hasta Dionisópolis, eligiendo su capital (llamada Argedava o Sargedava) cerca de Costeşti, actualmente al suroeste de Rumania, en las colinas Orăştie, donde se erigieron las fortalezas dacias de las montañas Orastia.



Campañas militares

Por el oeste atacó a los escordiscos (56 - 50 a. C.), quienes se convirtieron en sus mercenarios. Aniquiló a los boyos y tauriscos (circa 45 a. C.), mientras que por el este, con ayuda de los bastarnos como aliados, sometió e impuso un protectorado a las ciudades griegas del Ponto Euxino, desde Apolonia de Tracia (actual Sozopol) hasta Olbia, y extendió su poder hasta Tracia. De esta forma, logró extender su reino hasta el Danubio y el Morava.
Prueba de su poder es el hecho de que Pompeyo buscara su alianza en el 48 a. C. durante la Guerra Civil contra Julio César, quien también se percató de la amenaza que suponía. De ahí que planease emprender una campaña contra Berebistas en el 44 a. C., aunque no se materializó debido a su asesinato, así como el de Berebistas, que debió suceder por las mismas fechas, quedando el reino dividido. No obstante el "problema geta/dacio" todavía pervivía en época de Augusto, quien envió una expedición militar contra sus sucesores.2

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