Espesa, dulce y extraordinariamente nutritiva. Hace 3.200 años los litros de
cerveza eran alimento de ricos y pobres: Su brebaje corría igual por las mesas
de la corte faraónica que por los hogares más humildes. Elaborada a partir de
cebada o malta, no solo fue bebida. También sirvió de ofrenda a los dioses. Como
prueba de aquella pasión, arqueólogos nipones han hallado la tumba de un
jefe de la fábrica de cerveza de la época ramésida (de los siglos XIII
a XI a.C.) en Luxor, la antigua Tebas.
El distinguido Junsu Im Heb era el máximo responsable de la fábrica y los
almacenes de cerveza dedicados a la gran diosa madre Mut. Su enterramiento, en
la ribera occidental de Luxor, es uno de los descubrimientos recientes más
formidables por la conservación de su interior. Las coloridas estampas que
adornan muros y techos "revelan muchos detalles de la vida
cotidiana, las relaciones familiares y las ceremonias religiosas",
relata el ministro de Antigüedades egipcio Mohamed Ibrahim en un comunicado.
Las imágenes presentan al núcleo familiar del maestro cervecero.A su
mujer Mut Om Hob y a su hija Eis At Ja, que se ganaron la vida de
cantantes y que aparecen saludando a otros parientes. Y muestran a un público
fascinado por el ritual funerario "Apertura de la boca", una ceremonia en la que
se animaba la estatua o momia del fallecido abriendo la boca y los ojos para que
el difunto pudiese comer y beber en la otra vida.
En el universo de la tumba, hay otro muro que representa al jefe de la
fábrica de cerveza y su esposa adorando a Anubis y Osiris. El techo, en cambio,
está decorado con motivos geométricos bien conservados. Un conjunto -detalla
Ibrahim- "diseñado con delicadeza" y "gran precisión y
belleza".
El lugar, con forma de T, fue hallado por un equipo de la Universidad
japonesa de Waseda mientras realizaban tareas de limpieza en la cercana tumba
TT-47, perteneciente a un alto funcionario del faraón Amenhotep III, abuelo de
Tutankamón. Está conectada a un enterramiento inacabado de una persona todavía
no identificada llamada Hun.
Las autoridades han extremado la seguridad en los alrededores del hallazgo
hasta que concluyan los trabajos de excavación. Una vez completada la
exploración, se restaurará para abrirla finalmente al público y
sumar un nuevo atractivo a la otrora turística Luxor, una ciudad cargada de
patrimonio faraónico que luce hoy vacía por la inestabilidad política que
atraviesa el país desde hace tres años.
Francisco Carrión
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