En Roma, conmemoración de san Sérvulo, el cual, paralítico
desde la primera infancia, recostado en un pórtico, cerca de la iglesia de san Clemente, daba siempre
gracias a Dios en el dolor, como escribe san Gregorio I Magno, y lo que recogía
en limosnas lo daba a los pobres (c. 590).
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