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Nuestra Sra. de la Presentación del
Quinche |
Patrona de Ecuador
La imagen de Nuestra Señora de la
Presentación del Quinche es una hermosa escultura en madera, tallada en el siglo
XVI por Don Diego de Robles, extraordinario artista al que se deben otras
imágenes de María de gran popularidad y veneración.
Según algunos
testimonios, la Virgen se apareció a los indios en una cueva prometiéndoles
librarlos de los peligrosos osos que devoraban a los niños. Por otra parte, los
que habían encargado la confección de la imagen a Don Diego, no le pagaron por
ella, por lo que decidió entonces dársela en vez a los indios oyacachis a cambio
de unos tablones de fino cedro que este necesitaba para sus trabajos. Los
caciques quedaron admirados cuando vieron llegar a Diego Robles con la imagen de
la Virgen a cuestas y reconocieron en ella los mismos rasgos de la Señora que se
les había aparecido y les había hablado en la cueva. Sin duda, la Virgen quiso
visitar primero a sus hijos mas pobres para atraerlos al Señor de los Señores
quien ella lleva en sus brazos.
Quince años permaneció la imagen al
cuidado de los indios hasta que en 1604, el obispo del lugar ordenó su traslado
al poblado del Quinche, de donde finalmente tomó su nombre. La imagen, que es
una fina talla en madera de cedro de unos 62 cm. de alto, está revestida por un
amplio y hermoso ropaje de brocado cubierto de gemas, y bordado con hilos de oro
y plata que sólo dejan ver su rostro moreno y apacible. La Virgen lleva un cetro
en la mano derecha y con la izquierda sostiene el Niño en actitud de bendecir,
mientras sostiene una esfera de oro coronada por una cruz.
A los pies de
la imagen, la peana y la gran media luna, ambas de plata pura, y las pesadas
coronas imperiales de oro y piedras preciosas, manifiestan la generosidad del
pueblo ecuatoriano que gusta ver a su patrona resplandeciente, vestida siempre
con las mejores galas. El rostro de Jesús evoca las facciones de los niños
mestizos de aquellas sierras. Mestizo es el color de la Madre, síntesis del alma
del inca y del español. Su fina nariz está enmarcada por un delicado rostro
ovalado de labios delgados y boca pequeña; sus ojos achinados y su mirada triste
con los párpados entrecerrados o caídos le confieren una dulzura única. Por eso
esta advocación es tan popular en Ecuador, especialmente entre los indios que
llaman con afecto "la Pequeñita" a su protectora del cielo.
Es de admirar
la variedad de cantos que se entonan en honor de la Virgen del Quinche, con
textos en quechua, en jíbaro y en otros diversos dialectos de la región y
también en castellano; muchos de ellos se cantan desde hace cuatro siglos. La
imagen fue coronada en 1943 y su fiesta se celebra el 21 de noviembre. El templo
actual fue declarado Santuario Nacional en 1985.
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