TRADUCCIÓN

domingo, 25 de agosto de 2013

CARÁCTER

“ El hombre sabio es aquel que vive actuando, no pensando en actuar, ni pensando en lo que pensará cuando haya terminado de actuar. Él sabe que su vida habrá terminado demasiado pronto; él sabe, porque él ve, que nada es más importante que ninguna otra cosa. Así pues el hombre sabio suda y resopla, y si uno lo observa es igual a cualquier otro hombre, excepto que él controla la locura de su vida. Ya que nada es más importante que otra cosa, el hombre sabio, el hombre de conocimiento, escoge cualquier acto y actúa como si le importara. El control que tiene sobre su locura le impulsa a decir que su actuación importa, y hace que actúe como si le importara, y sin embargo sabe que no es así, de modo que cuando cumple con sus actos se retira en paz, y el hecho de que sus actos hayan sido buenos o malos, hayan resultado o no, no es cosa que le preocupe.”




Carlos Castaneda




EL DOMINIO DE SÍ MISMO




“ La esencia de la grandeza radica en la capacidad de optar por la propia realización personal, en circunstancias en las que otras personas optan por la locura.”








Saber emprender una tarea a la hora preestablecida, llevar a cabo resueltamente aquello de lo que uno preferiría evadirse; saber reprimir una palabra o gesto desagradables, estar a salvo de inadvertencias y faltas de atención que pueden perjudicar, moderar una tendencia negativa, regular el uso de las propias facultades, reaccionar serena y decididamente en circunstancias adversas, organizarse uno mismo, tener interés por aumentar los potenciales personales y controlar aquellos que no nos favorecen, etc., requiere de algo que cobra gran importancia: el dominio de sí mismo.

Esta facultad no se improvisa, sino que se adquiere mediante la práctica de discernimientos, de cierta firmeza en la conducta, que se puede fortalecer por medio de la ejercitación de un predominio rector de la escritura; esto llevará a amplificar las aptitudes de un individuo, a adquirir hábitos positivos, fortificar la estructura de la personalidad y su regencia, desde todos los puntos de vista, de acuerdo con un conjunto de decisiones juiciosamente elaboradas, a fin de lograr el equilibrio psico-emocional.



o La Avidez


El dominio de sí mismo comienza al producirse la iniciativa personal de contenerse, abstenerse, controlarse, es decir, cuando en el individuo no actúa otra fuerza que la de su propio juicio, su propia voluntad y reflexión.

Esta iniciativa personal nace de una necesidad relacionada con circunstancias personales, experiencias previas y u hecho particular que lleva al individuo a dirigir su pensamiento y su voluntad hacia un objetivo previamente fijado, hacia el manejo de ciertas facultades, hacia la modificación de pautas mentales, del carácter, o la superación de todo impulso que atente contra su integridad.

La conducta humana no es solamente una respuesta a un estímulo, sin un esfuerzo dirigido hacia una meta. Los estímulos nos guían hacia la meta y determinan los medios para alcanzarla; pero la búsqueda de esa meta es lo que da unidad y significado a la conducta.

El grado de iniciativa personal y el deseo dirigido hacia una meta, no es mas que lo que llamamos líbido.

La líbido, como energía vital, puede ser dirigida hacia objetos o personas, hacia el propio individuo o alimentar actividades intelectuales, artísticas y espirituales.

Desde la observación grafológica, la líbido se centra en la presión, velocidad, dirección, dimensión, abreacción y la continuidad del trazo, como así también en la zona inferior del renglón, lo cual variará de acuerdo al temperamento constitutivo de cada individuo.

En forma general, se puede decir que una líbido correctamente canalizada, tendrá un trazado bien alimentado, homogéneo en su recorrido y equilibrado entre sus tendencias extra e intro, según su dominio. Para ello se observarán los aspectos armónicos del grafismo, predominio del orden, presión, dimensión, ritmo, formas agradables y claras, la dinámica y libertad de la escritura. Se observará el tono vital que transmite la escritura mas allá de estos aspectos, es decir, el estado de ánimo y cuánto de vida hay en ella.

Así se verá de qué manera y hacia donde es dirigida la líbido, si esto resulta positivo para el individuo, y cuánto control se tiene sobre esta, pues los problemas emocionales y los trastornos psicológicos, generan un bloqueo de la líbido y de las tendencias, que se verán en el escrito como alteraciones en los aspectos antes mencionados.

Veremos que cada alteración, o conjunto de ellas, será característica de las tendencias propias de la persona.

Esta “energía”, este “deseo de...”, se puede reencausar, para que obre con ardor y perseverancia en el individuo que desee conocer, descubrir, discernir y orientar lúcida y útilmente sus potencialidades personales.






AUTOCONOCIMIENTO




“ No digas cosas. Lo que eres relumbra sobre ti mientras lo haces, y atrona con tal fuerza que no puedo oír lo que alegas en su contra.”


Emerson



Autoevaluarse en forma sincera y rigurosa, es indispensable para encaminarse hacia el dominio de sí mismo.

Todo comienza cuando un individuo comienza a preguntarse cuáles son sus aspiraciones, cuáles son las mejoras que desearía incorporar a su persona, de qué desearía ser capaz, y puede observar y reflexionar las respuestas a estas preguntas.

Es necesario observar los pensamientos más íntimos y realizar un análisis detallado de las reacciones del individuo ante distintos estímulos. Así la persona verá en qué proporción consigue gobernar sus instintos, en qué medida se abandona al impulso, a los excesos, al capricho, a la inercia, cuánto controla su sensibilidad, en qué proporción se siente capaz de una actividad intelectual, de una actitud maduramente reflexiva, de lúcidas decisiones, es decir, fijará una meta, lo que se propone ser, la cualidad de la que se siente ávido, y medirá la intensidad de la energía, del deseo y la voluntad necesaria para realizar el esfuerzo que requiera llegar a ella.





o La inatención como vicio:




El insuficiente control ejercido sobre un punto determinado, arrastra consigo toda serie de desequilibrios que parecen determinar irremediablemente la continuación del error inicial, generando un círculo vicioso que, traducido concretamente a los hechos, se transforma en un desorden individual y en un descontento que puede llevar a la persona a buscar la manera de procurarse contentamientos precarios e inferiores, distrayendo el rumbo hacia el objetivo inicial.

La inatención sostenida en el tiempo, lleva a la abulia, a la inacción y a la apatía. Pues es necesario dirigir y mantener voluntariamente en pensamiento, sin dejarse caer en lo atractivo de la dispersión hacia algo que aleja al individuo de su desarrollo psíquico y del dominio de sí mismo.

Al disponerse el individuo a ejecutar una labor atenta, del fondo de su inconsciente surge una oleada de imágenes que tratan de distraer su pensamiento, y apartarlo de aquella tarea. Son múltiples las solicitudes del exterior a interrumpir la ejecución de una labor en forma optima e íntegra, representando un llamamiento al placer inmediato.

Es necesario destacar que el placer es un estado psíquico, que es posible hallar en todas las ocupaciones a medida que se cultiva la atención voluntaria y el pensamiento se concentra en forma creciente.

Desde el punto de vista grafológico, veremos la capacidad de atención de una persona en los signos de puntuación, el punto de la I y de la J y en los acentos, en cuanto a su posición, altura y presión, regularidad en el escrito y forma. Tener en cuenta la adecuada posición de los puntos de las ies, es la base para juzgar la armonización de la inteligencia con la memoria. También debemos observar las letras inacabadas u olvidadas, pues estos son signos en los que se puede interpretar, junto con otros, la existencia de un mensaje que desde el inconsciente brega por salir a la superficie o, por el contrario, mantenerse fuera del recuerdo, en detrimento de la atención y la capacidad de concentración del individuo, no permitiéndole llevar a cabo sus tareas en forma completa o con la calidad que esta requiera.

En una breve ejemplificación diremos que, el punto adelantado expresa vehemencia, entusiasmo, precipitación; los puntos muy altos refieren ensoñación, idealismo, utopía; los puntos atrasados significan timidez, rechazo a ideas nuevas; el punto con poca presión: timidez, poca vitalidad.

En conclusión, para aumentar el poder de concentración, comenzar a incentivar el dominio de sí mismo y el autoconocimiento es necesario, entre otras cosas, hacer hincapié en la ubicación, forma y presión de los signos de puntuación, puntos de las I y J. A su vez, por medio de la autoobservación de las propias acciones, reacciones y pensamientos, se intensifica aún mas el ordenamiento diario, proporcionando un estado de serenidad y recogimiento sumamente sedante.

Preguntarse frecuentemente por qué se obra de cierta manera, si los móviles de la propia conducta se ajusta perfectamente a los principios individuales, a la verdadera intención, a la propia integridad psíquica, si satisface la propia voluntad o la ajena, ayudará a un cambio en el carácter, que hará persistir en los propósitos y, a su vez, la actitud serena, pero inflexible, modificará también el ambiente circundante.




PERSONALIDAD: TEMPERAMENTO Y CARÁCTER




“La serenidad es el fruto de todo. La intuición va mas allá del foco de figura y fondo de la percepción consciente. La bilis irradia en la emotividad del líder, mientras una gota de sangre lleva esa chispa de vida que nos da la perpetuidad.”





El término temperamento proviene del latín temperamentum, que significa alear en justas proporciones.

Es la expresión del estado dinámico, la actividad fisiológica y la naturaleza afectiva de un individuo, determinada por la herencia y la historia de su vida.

Maurice Periot centra su doctrina de los cuatro tipos de temperamentos, sobre las propiedades elementales de todo ser viviente: nutrición, reproducción, receptividad y reactividad. Así ratifica los temperamentos hipocráticos, de acuerdo a la fisiología, endocrinología y neurología.

De acuerdo a esta clasificación, la función nutritiva corresponde a los instintos, tendencias y necesidades del linfático. El sanguíneo se relaciona con la función sexual, el aparato respiratorio y sanguíneo. La receptividad es característica del nervioso y la reactividad del biblioso.

El sanguíneo tiene actitud de vigor, potencia, ánimo y confianza en sí mismo, de carácter jovial, impulsivo, sociable y apasionado. Deslumbrador y desbordante por naturaleza, necesita exteriorizar a nivel físico y anímico, y pasa fácilmente de la reacción cordial a la combatividad agresiva.

Guarda gran coincidencia con el tipo SENTIR de la clasificación junguiana. Destaca por su actividad, es ágil y preciso en sus movimientos. Su escritura se caracteriza por las mayúsculas adornadas, infladas, incluso con rasgos innecesarios; presión en relieve o acentuada; tamaño grande o normal; predominio de la curva sobre el ángulo, de distribución amplia; dilatada, inclinada, rápida y ligada.

El bilioso es sobrio en gestos y lento de actitud. Su energía se manifiesta en decisiones inquebrantables y rápidas. Voluntad tenaz, perseverante, disciplinado y organizado en sus tareas, sistemático y metódico. Es de carácter lacónico, serio, sobrio, concentrado, reflexivo, razonador y positivista.

Refiere al tipo PENSAR de Jung, emotivo y activo. Su escritura será de presión firme, con predominio del ángulo por sobre las curvas, de tamaño pequeño, concentrado o condensado. Predominará el orden, la sobriedad y profundidad, con formas masivas, precisas, constantes y apoyadas.

El nervioso es inestable, inquieto, caprichoso e impresionable, exaltado en su vida emocional, cambia permanentemente de parecer.

Equivale al tipo INTUIR de Jung. Es irritable, receptivo y subjetivo. Su escritura tendrá una inclinación con grandes oscilaciones, destacándose la movilidad y la agitación, de presión ligera pero con irregularidades y desorden. Suelen aparecer trazos filiformes, con una velocidad rápida o precipitada, de tamaño pequeño, sinuosa, desigual, confusa, retocada y desligada.

El linfático tiene carácter pasivo, blando, perezoso y lento. Estable, no emotivo, rutinario, tradicional, memorioso, con capacidad de observación.

Corresponde al tipo PERCIBIR de Jung. Pasivo, es buen instrumentista.

Su escritura tendrá una velocidad lenta, guardando una gran regularidad y monotonía, con predominio de la curva, de forma redonda o redondeada, presenta pastosidades.



Todos poseemos, en distintas proporciones, los cuatro temperamentos.

De acuerdo a la forma de vida de un individuo, se puede realizar una clasificación del carácter en la que se analizan los distintos intereses y motivaciones profundas.

Según Spranger, quien realizó esta clasificación, hay seis intereses básicos en el hombre, a los que llama formas de vida:

El teórico es el científico en busca de la verdad, al que no le interesa la belleza y la riqueza.

La escritura del teórico será pequeña o, a lo sumo, normal, se presentará condensada sin demasiada separación entre letras, aunque la separación entre palabras será superior a la medida normal. Habrá mezcla de ángulos y curvas con formas simplificadas, legibles y claras. La presión será firme.

El estético es el artista para quien la belleza y el arte son el centro de su vida.

Su escritura puede ser con relieve o con ritmo ligero, predominando la curva y la movilidad, de tamaño medio o grande, velocidad rápida con desigualdades. Hay signos de originalidad, puntos de las ies altosy finos que pueden tener forma de aves en vuelo o círculos.

El político es el que ve a la religión, el dinero y el arte como medios para lograr su meta puesto que, para él, el fin justifica los medios.

Su escritura es ejecutada en dirección ascendente y sinuosa, con óvalos cerrados con doble vuelta o rellenos. La presión, acentuada en sentido vertical, mostrará trazos filiformes. Barras de T altas y largas; la letra, en general, es confusa y poco legible, de velocidad rápida con predominio del ángulo. Su firma será ascendente y la rúbrica enmarañada o con lazos.

El social tiene como fin hacer el bien a los demás. Altruista, para él la dignidad de la persona está por encima de todo lo demás.

La escritura del social destaca por la inclinación hacia la derecha, con predominio de la curva. Hay evidente ausencia del margen derecho. Entre otras formas, destaca la guirnalda, con un trazado unido, ligado y tamaño grande o normal. Es notable el desarrollo en la zona superior por sobre la inferior, pero sin exageraciones. El trazado es claro, legible, con margen izquierdo grande o creciente.

El económico, en el que predomina lo utilitario, es hombre de negocios. Solamente vive pendiente del lucro y se apoyará en teorías, arte y religión con el fin único de acumular riquezas. Le importan las personas en tanto y en cuanto sirvan de medio para alcanzar sus fines.

Su escritura será de tamaño pequeño o muy pequeño, regresiva, con texto concentrado y márgenes pequeños o ausentes. Pies largos, por encima de lo normal, con descensos anormales bajos, en vertical o envolventes. La firma suele ser ilegible intencionalmente, con rúbrica envolvente o enmarañada.

El religioso se interesa por todo lo que lo lleve a Dios. Si ama el arte es porque éste lo acerca a Dios, y será al mismo tiempo artista. Por amor a Dios ama al prójimo.

La escritura del religioso es delicada, fina, pero regular. Pueden darse algunos ascensos anormales en letras bajas, con un mayor desarrollo de la zona superior. Clara, con el punto de las ies alto y poco apoyado. Su firma será vertical o muy ascendente, como con un deseo de huir del mundo y acercarse a Dios.



AUTOESTIMA




“La propia estima no puede ser verificada por los demás. Tú vales porque tú dices que es así. Si dependes de los demás para valorarte, esta valorización estará hecha por los demás.”



El concepto que tenemos de nuestras capacidades y nuestro potencial se basa en la personalidad y las experiencias a lo largo de la vida.

Lo que nos ha pasado, las relaciones que hemos tenido con los demás y las sensaciones que hemos experimentado, influyen en nuestro carácter y, por lo tanto, en la imagen que tenemos de nosotros mismos.

Desde el punto de vista psicológico, autoestima es la capacidad desarrollable de experimentar la existencia, teniendo conciencia del propio potencial y necesidades reales. Es la capacidad de amor incondicional hacia uno mismo, que lleva a vivir orientado hacia el bienestar, el equilibrio, la salud y el respeto por las propias particularidades.

Debido a que los pensamientos y emociones son manifestaciones de energía, y en el organismo se presentan en forma de reacciones químicas y eléctricas, desde el momento en que somos concebidos comienza la carga de mensajes que recibimos del medio, primero de manera energética y luego psicológica. Estos mensajes se almacenan en el inconsciente y, junto a las experiencias positivas o negativas, forman el juicio que hago de mí mismo y mi propia reputación.

Una persona es su subconsciente y las ideas que tiene allí almacenadas. Así es que podemos hablar, de acuerdo con los mensajes positivos o negativos grabados en el inconsciente, de autoestima baja o alta.

Una persona con una óptima autoestima posee una visión de sí mismo y de sus capacidades realista y positiva, no necesita la aprobación de los demás y no se cree ni mejor ni peor que el otro; muestra sus sentimientos y emociones con libertad, afronta los retos con optimismo, intentando superar dificultades y asumiendo responsabilidades. Aprende de los fracasos, es creativo, innovador y le gusta desarrollar proyectos.

Una persona con baja autoestima, en cambio, suele ser alguien inseguro, que desconfía de las propias facultades y necesita de la aprobación de los demás, sin poder tomar decisiones por miedo a equivocarse. Suele tener una imagen distorsionada de sí mismo, tanto a nivel físico como de su valía personal o carácter. Todo esto produce un sentimiento de inferioridad, timidez y dependencia afectiva. Se siente deprimido ante cualquier frustración y abandona los proyectos ante la primer dificultad.

La desestima de la propia persona, nos conduce hacia un desorden emocional que, trasladado concretamente a los hechos, se traduce en carencias, frustraciones, vicios, malos hábitos, dependencias y círculos viciosos, limitando las potencialidades y la realización personal.

Podemos hallar también a quienes poseen una autoestima demasiado alta, lo cual tendrá como consecuencia el alejamiento de los demás, la falta de comunicación, demasiada rigidez e intolerancia, y el inevitable sentimiento de soledad. Esto debe considerarse tan negativo como el hecho de tener una autoestima baja puesto que, tanto una como la otra, acercan al individuo a círculos viciosos, adicciones, conflictos emocionales y hábitos no sanos para su persona.

Desde el punto de vista grafológico, podemos evaluar desde diferentes puntos, los signos que refieren a una autoestima baja, o a algún desorden emocional. Por ejemplo, por medio de la observación de la presión de la escritura veremos la fuerza vital, las barras de T nos darán cuenta sobre la voluntad y la calidad autoestimativa del individuo, los óvalos y la forma de las G nos guiarán sobre la energía y la capacidad para la realización personal, la comunicación con el otro; el orden en general del escrito nos mostrará cuánto de claridad de pensamiento y organización posee la persona.

Por otro lado se puede evaluar la evolución personal a través de la evolución antropológica de la escritura, pues cuando no existe cierta evolución escritural, tampoco existe desde el punto de vista psicológico-emocional, y ello representa un conflicto que, a su vez, produce signos característicos en los grafismos.

Una persona con autoestima baja tendrá una escritura con presión débil, tamaño pequeño, inclinación hacia la izquierda o con oscilaciones, sin demasiado desarrollo de la zona superior, óvalos pinchados, abollados, inacabados, barras de T pequeñas, bajas y de poca presión, incluso descendentes. Puede haber desorden general e ilegibilidad. Su firma será de tamaño pequeño, de posición centrada en la hoja o hacia la izquierda y con arcos, enmarañados y con poca legibilidad.

Una persona con autoestima demasiado alta tendrá una escritura en la que prevalecerán los ángulos, vertical; habrá presencia de ganchos, arpones, barras de T altas o sobrealzadas y adelantadas, mayúsculas sobrealzadas y de tamaño desproporcionado en relación con las letras siguientes de la palabra, presión con relieve, tamaño grande o muy grande.

Quien tiene una óptima regulación de la autoestima, escribirá con una presión firme y continua, prevalecerán las curvas, se verán guirnaldas, arcos y bucles, las barras de T estarán centradas, con altura media, habrá signos de velocidad, inteligencia y creatividad, el tamaño será medio o grande y extensa. Habrá orden y claridad en el escrito, los óvalos serán redondeados sin suciedades, y se verá una armonía general, pues será una escritura que transmitirá movimiento y vida.

En los ejemplos adjuntos veremos signos característicos de lo antes mencionado.

La reeducación escritural es un medio para lograr la regulación de la propia estima. Por medio de la grafoterapia se pueden lograr cambios profundos en el inconsciente del individuo, facilitando herramientas que fortalezcan el espíritu, la autoobservación y la armonización rítmica de las emociones y la escritura.

Así, por medio del aumento de la presión, de la velocidad y marcando una dirección especial y lineal en la escritura, lograremos un aumento de la autoestima. Para aquellos que tengan demasiada autoestima, se puede trabajar en la práctica realizando todo tipo de ejercicios que faciliten la ejecución de curvas, la inclinación dextrógira y la atención sobre los trazos finales, aumentando su tamaño, y del margen derecho, disminuyéndolo.

Por otro lado, en la terapia se utilizarán ejercicios y afirmaciones que enriquezcan el espíritu del individuo, favorezcan la capacidad de concentración, la autoobservación imparcial, aumenten la voluntad y la necesidad de evolución personal, teniendo como objetivo la libertad y armonía personal.

La autoestima, debe considerarse como el vórtice de todo desequilibrio emocional y/o psíquico puesto que, ya sea por autoestima baja o demasiado alta, se desencadenan los conflictos que llevan a la persona a una distorsión de la realidad, a depresiones, sufrimientos, adicciones y todo tipo de estados psíquicos negativos.

Por medio de una reeducación escritural, y el enriquecimiento espiritual del individuo, independientemente de sus conocimientos previos, se logrará una óptima regulación autoestimativa, la independencia, integridad, el dominio del medio, de circunstancias desfavorables y, por sobre todas las cosas, el dominio de sí mismo.
 

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