1-Honra la dignidad y sacralidad de mi persona, imagen de Cristo,
por encima de mi fragilidad y limitaciones.
2-Sírveme con amor respetuoso y solícito: con todo tu corazón,
con toda tu inteligencia, con todas tus fuerzas y con todo tu tiempo.
3-Cuídame como tú quisieras ser atendido, o como lo harías con la
persona más querida que tengas en el mundo.
4-Sé
voz de los sin voz: hazte defensor de mis derechos, para que sean reconocidos y
respetados.
5-Evita toda negligencia que pueda poner en peligro mi vida o
prolongar mi enfermedad.
6-No
frustres mi esperanza con tu afán e impaciencia, con tu falta de delicadeza y
competencia.
7-Soy un todo, un ser integral: sírveme así. No me reduzcas a un
número o a una historia clínica, y no te limites a una relación puramente
funcional.
8-Conserva limpios tu corazón y tu profesión: no permitas que la
ambición y la sed de dinero los manchen.
9-Preocúpate por mi pronta mejoría;
no olvides que he venido al hospital para salir recuperado lo antes posible.
10-Comparte mis angustias y sufrimientos: aunque no puedas
quitarme el dolor, acompáñame. Me hace falta tu gesto humano y gratuito que me
hace sentir alguien y no algo, o un caso interesante.
Y... cuando hayas hecho
todo lo que tienes que hacer, cuando hayas sido todo lo que debes ser..., no
olvides darme las gracias.
(Deducido
del pensamiento y actuación de Camilo).
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