Bien es sabido que cuando el entonces cardenal
Bergoglio era arzobispo de Buenos Aires no gozaba de la estima de la
familia Kirchner, con la que tuvo sonados encontronazos por la defensa
del prelado de la vida humana y del sacramento del matrimonio o por sus críticas
a la corrupción.
Sin embargo, al ser elegido Papa la presidenta quiso dar un giro a su relación tras observar que el sucesor de
Pedro era argentino. Así intentó limar asperezas y acudió a todos los actos
oficiales de inicio del Pontificado. Por su parte, Francisco tuvo el
detalle de que fuera la primera jefa de gobierno que
recibiera.
Sin embargo, las formas y el fondo de Cristina no ha cambiado en exceso. Y
para muestra la esperpéntica carta que la presidenta argentina ha enviado a
Francisco por la festividad de San Pedro y San Pablo. Cuesta incluso en
diferenciar si la misiva es real o una broma.
Toda la carta es un cúmulo de despropósitos y de insultos al protocolo. “La
verdad que es la primera vez que le escribo una carta a un Papa.- Y ni
que hablar de felicitarlo por la celebración del ‘Día del Pontífice’.
Ni idea”. Así comienza su carta Cristina.
A continuación explica que le han recomendado que escribiera ella la carta
al ser el Papa argentino. Y así critica el protocolo establecido. “Me mandaron
un modelo de carta que parecía escrita de compromiso protocolar del
siglo XIII”, afirmaba.
La estrafalaria carta sigue así: “les dije: ‘eso no lo firmo’. Para eso
mejor sigan enviando lo que mandaban. Así que me tomé la licencia de dirigirle
una carta (acepté que fuera dirigida a Su Santidad bla, bla
bla, tampoco es cuestión de no aceptar nada)”.
Javier Lozano
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