Oh Divino Jesús que dijiste: «Pedid y recibiréis; buscad y encontraréis; llamad y se os abrirá; porque todo el que pide recibe, y el que busca encuentra, y a quien llama se le abre». Mírame postrado a tus plantas suplicándote me concedas una audiencia. Tus palabras me infunden confianza, sobre todo ahora que necesito que me hagas un favor:
(Se ora en silencio pidiendo el favor)
Oh amantísimo Jesús, como expresión de mi gratitud
y en satisfacción de mis pecados yo, N…, os doy mi corazón. Me consagro
enteramente a Vos y me propongo nunca más ofenderos o despreciar vuestra santa
gracia.
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