Parece claro que ser elegido diputado y sentarse en un escaño del Congreso no es sinónimo de haber sido estudiante de sobresaliente. De hecho, más de una señoría habría tenido muy difícil obtener una beca en la universidad de aprobarse las nuevas notas de corte aunque, como en todo, hay casos y casos.
Boquiabiertos ha dejado a los periodistas parlamentarios el presidente de la Cámara Baja, Jesús Posada, cuando les ha confesado, un poco azorado, que obtuvo cuarenta matrículas de honor en su vida académica.
Posada, ingeniero de Caminos y economista de 68 años, ya fue buen estudiante antes de llegar a la universidad, y buena prueba es que fue premio extraordinario de Bachillerato.
Orgulloso de su "cinco raspado" en la selectividad se muestra el portavoz de la Izquierda Plural, José Luis Centella, que reivindica sin medias tintas la dignidad del aprobado y su derecho a obtener también ayudas al estudio.
Centella, maestro de 55 años, que sacó un 4,8 en selectividad y un 5,2 con la media del bachillerato, deja claro que tanto vale un aprobado justo de un estudiante que trabaja o que no cuenta con apoyos, que el 8 o el 9 de uno con la suerte de tener profesores particulares.
Estudió con beca su compañero de grupo parlamentario, Joan Coscubiela, de ICV, que aprobó sin demasiados problemas todas las asignaturas de Derecho. Reconoce, no obstante, que con los "falsos criterios de excelencia" del ministro de Educación, José Ignacio Wert, le habría costado mucho más estudiar.
Al portavoz adjunto de CiU, Josep Sánchez Llibre, licenciado en Ciencias Empresariales y Máster en Dirección de Empresas ESADE, no se le caen los anillos por confesar que el primer año de universidad repitió. La culpa la tenía el fútbol aunque cuando dejó de jugar aprobó con más de un seis y medio.
Como Sánchez Llibre, Pere Macías tampoco hizo la selectividad, aunque sí hizo un examen de ingreso para la facultad, de la que salió como doctor ingeniero de Caminos, Canales y Puertos.
Otro doctor, en este caso en Derecho, es el portavoz del PNV, Aitor Esteban, que no recuerda con exactitud su nota, pero sí que durante la carrera siempre aprobó en junio.
En la bancada socialista, Alfredo Pérez Rubalcaba asegura que sacó una nota "altísima" y que estudió el doctorado en Químicas con una beca.
La portavoz del PSOE, Soraya Rodríguez, no se acuerda muy bien, pero cree que la nota media de selectividad debió rondar el seis y medio, y Valeriano Gómez, alrededor de un notable, también estudió becado como Rubalcaba.
Tampoco se acuerda mucho de sus calificaciones el portavoz del PP en el Congreso, Alfonso Alonso, aunque en cualquier caso reconoce que para estudiar Derecho y Filología Románica no se necesitaba por entonces una nota demasiado alta.
Notas altas que sí obtuvo el portavoz de ERC, Alfred Bosch, doctor en Historia, que con cierto pudor asegura que obtuvo en la selectividad una nota "entre excelente y matrícula de honor".
La única de las portavoces parlamentarias que asegura no haber ido a la universidad ha sido la líder de UPyD, Rosa Díez, que confiesa no obstante que siempre fue una alumna aplicada y que sacaba "muchos sobresalientes" durante toda su etapa escolar.
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