El pasado 22 de mayo Kevin Durant, una de las grandes
estrellas de la NBA, llamó la atención de la prensa no por sus actuaciones sobre
la pista, sino por un gesto que fue aplaudido por todos: el jugador de los
Thunder donó un millón de dólares para los damnificados por el desolador
tornado que arrolló Oklahoma, dejando 21 muertos, entre ellos 9 niños,
237 heridos, e inmensos daños materiales.
"A medida que veo las imágenes y el número de víctimas, mayor es mi tristeza, pero a la vez el convencimiento de que juntos vamos a salir adelante" fueron las primeras palabras de Kevin Durant. "Es el momento de estar más unidos y más juntos para ayudar y demostrar que es ahora cuando tenemos que apoyarnos más que nunca, como los aficionados lo hacen con nosotros cuando estamos en el campo".
La
estrella humilde
Sin embargo, este gran gesto no sorprendió a los que conocen su
trayectoria. Porque pese a ser una de las cinco más grandes estrellas de la NBA,
Kevin Durant nunca se ha comportado por lo que se suele entender hoy como uno de
los mayores iconos mundiales, sino que siempre se ha mostrado con un
carácter muy humilde y solidario. Y todo, afirma, gracias a su
fe inquebrantable y ¿su amor a Jesús?
"En la Biblia, el Señor exalta la humildad, y eso es algo que yo
debo tratar de conseguir todo el tiempo, cuando estoy hablando frente a
alguien, o cuando la gente me grita que soy muy bueno. Sólo puedo agradecer al
Señor por todo lo que me ha dado y todo lo que me está dando, y una de las
mejores formas de hacer es tratando siempre de ser humilde, modesto, y de
trabajar lo más duro que pueda".
Querido por ser
como es
Ese sacrificio y ese carácter le ha llevado a ser uno de los deportistas
más queridos de Estados Unidos, y no sólo su enorme potencial en la cancha. Pero
él lo asume con naturalidad. "Tengo que continuar por ese camino, sólo dando el
máximo y respetando a los demás se consiguen buenos resultados. Sé que si en
algún momento perdiera la cabeza, mi madre haría un gran trabajo para devolverme
los pies a la tierra. Con mis entrenadores, mi familia, y la fuerza del
Señor, sé que estoy en buenas manos".
Y es que Kevin Durant nunca ha escondido su fe y sus creencias. Nunca.
Especialmente llamó la atención cuando acudió a los playoff de 2011, a los que
llegaba por primera vez con los Thunder como candidatos a todo, con una
Biblia en su mochila. Aquella imagen despertó la curiosidad de todos
los aficionados, y provocó más de un titular en la prensa.
"Me viene de familia. De pequeño, mi madre se sentaba conmigo y me
hablaba del Señor, de la vida, de por qué hacemos las cosas así, de
quién nos hace así... teníamos grandes charlas espirituales", fue todo lo que
acertó a decir la joven estrella al respecto.
Reza antes de
entrenar
Afirma que en la actualidad, "voy a la capilla antes de cada
partido, y tengo un director espiritual con el que hablo y que me ayuda
enormemente en mi camino hacia el Señor", aunque, lamenta, "cuando era más joven
iba mucho más a la iglesia, pero desde que entré en la Universidad voy menos de
lo que me gustaría".
Y es que Durant lo tiene claro. "No soy perfecto, ni mucho menos. Tengo mucho que hacer para acercarme más al Señor, pero afortunadamente puedo continuar creciendo en el camino. Debería tomar unos cuantos pasos hacia delante, un par hacia atrás, y otros cuantos hacia delante... siempre tratando de crecer".
No es el único en
los Thunder
Si Durant nunca ha escondido su fe, tampoco lo ha hecho su equipo, los
Oklahoma City Thunder, probablemente el mejor -con permiso de los todopoderosos
Miami Heat- de la NBA. Porque como el propio jugador asegura, "hacemos un gran
trabajo fuera de la pista todos los compañeros, rezando siempre el uno
por el otro".
El camino, cuenta, lo inició Kevin Ollie, base suplente de los Thunder en
el tercer año de Durant en Oklahoma, actualmente ya retirado. Y por eso ahora es
él quien ha tomado ese liderato en el vestuario. "Fue una gran ayuda para que me
sintiera más confortable en mi fe rodeado de otras personas, y me ayudó
a ser capaz de rezar por otros y a rezar en voz alta en el vestuario.
Quizá por eso varios compañeros de equipo me siguen, especialmente cuando se
trata de acudir a la capilla los días de partido".
Este año, los Oklahoma City Thunder han caído en semifinales. Pocos podían esperarlo. Pero Kevin Durant ha brillado más que nunca; en la pista, tirando del equipo tras la lesión de la otra gran estrella, Westbrook; y fuera. En realidad, lleva toda la vida brillando. Y el año que viene promete seguir haciéndole: dentro, y fuera de la pista.
Javier Lozano
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