(Esta parábola en verso es de un laico, teólogo y padre de familia, misericordioso y ejemplar. Como toda verdadera parábola, trasciende imágenes y palabras. Permitidme empezar compartiéndoos lo que a mí me ha sugerido:
¿Cuándo, Señor, cuándo te pusimos de rodillas? ¡Es imposible porque nosotros siempre estuvimos postrados ante Ti!
Siempre te honramos con enorme cantidad de ritos, de oro, plata y piedras preciosas. Incluso enriquecimos los tronos, cetros, colgantes y anillos de nuestros obispos por ser tus representantes...
Y tal vez fluyan en lo hondo estas u otras respuestas: Me tuviste arrodillado y humillado muchas, demasiadas veces.
En la esposa o el esposo afectivamente olvidado. En los padres ancianos que malviven sin verte. En los hijos, a los que te avergonzaste de hablarles de Mí y sobreviven famélicos e inconscientes ante la responsabilidad de la vida. En los vecinos y compañeros ante los que me negaste y se perdieron la ayuda de tu testimonio.
En los enfermos, encarcelados, hambrientos de pan y abrazos, inmigrantes, deprimidos, solos, ante los que pasaste de largo... En los oprimidos, en los despojados de tierras, techo y dignidad, incluso dentro de mi Iglesia, donde entronizasteis el poder y enterrasteis la fraternidad...
Me tuviste arrodillado y arrinconado mientras pretendías inútilmente exprimir a un "dios" sordo, cicatero, dormido, frío, olvidadizo... ¿Qué no entendiste de la palabra Padre?
Me olvidaste, me rechazaste, me arrodillaste, porque solo te importaban "tus utilidades" y no creíste en mi permanente entrega, en mi vida y mis palabras: "Cuando lo hicisteis con uno de éstos mis hermanos más pequeños, conmigo lo hicisteis" -Mt 25,40-). Jairo del Agua.
En el rincón de una calle,
cosida de gente con prisa,
he visto a Dios de rodillas,
empapado de lluvia,
con los brazos abiertos en súplica…
He visto a Dios…
en la boca del Metro
"Banco España" (¡qué ironía!),
embalado en cartones,
durmiendo a la vera de un perro,
su amigo…
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He visto a Dios…
en el llanto del niño
que llora el día de "reyes"
en su choza amueblada
de ilusiones vacías.
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en el llanto del niño
que llora el día de "reyes"
en su choza amueblada
de ilusiones vacías.
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He visto a Dios… en silencio,
en llantos y besos cortados,
en vida caliente atrapada,
en pupilas sedientas de luz,
y una madre que la apaga...
¿Por qué? Pregunta es la nuestra…
.
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Y he visto…
la indiferencia, que pasa
con labios de púrpura,
y la mirada entornada
diciendo: ¡por dios, qué basura!
.la indiferencia, que pasa
con labios de púrpura,
y la mirada entornada
diciendo: ¡por dios, qué basura!
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Y pasé yo pensativo...
deposité entre sus dedos
una moneda en mi bolso perdida;
con ella lavé mi conciencia
y me di por cumplido.
Y Dios… de rodillas.
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¡Por fin!
Se acabaron las "fiestas".
Se apagaron las luces
que enmascaran la niebla.
Se acabaron las "fiestas".
Se apagaron las luces
que enmascaran la niebla.
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Se agotó el despilfarro,
el derroche, la gula.
Se acabó el hilvanado
de frases bonitas y huecos deseos.
.
Y mañana… otro día.
Y Dios… de rodillas,
con los brazos abiertos en súplica.
.Y Dios… de rodillas,
con los brazos abiertos en súplica.
_ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ José Luis Suárez Sánchez _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _
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Ilustraciones: Segunda de Maximino Cerezo Barredo. Resto: Internet.
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