Lo realizado y logrado por el Padre Chinchachoma habla por sí mismo, pero hay algo que deben saber para comprender su obra y su palabra. Por intermedio de la numerología pude comprender a este hombre que fue despertado por el Creador observando una confrontación de un pequeño drogadicto con un policía.
Alejandro, a pesar de no haber sido un niño de la calle, supo lo que era la violencia, los maltratos y la falta de amor, cuando era pequeño. Sólo una persona que ha experimentado esto en carne propia puede tener una visión tan clara del problema, ni siquiera el más eminente psiquiatra podría entenderlo.
Juzguen por Ustedes mismos su obra y su pensamiento y entenderán lo que quiero decir… No hay nada más esclarecedor que la propia experiencia… Un ser admirable, no un Santo como algunos lo denominan, sólo un hombre que entendió el mensaje del Creador y lo puso en práctica. Un verdadero ejemplo de cómo se combate la violencia.
Alejandro García Durán de Lara, conocido también por el sobrenombre de Chinchachoma, que quiere decir "hombre sin cabello", nació en España el 29 de junio de 1935 y falleció el 8 de julio de 1999 en Bogotá, Colombia. Sacerdote y religioso escolapio. Dedicó treinta años a atender y sacar adelante a niños de la calle, principalmente en México. Fundó 18 albergues para estos niños abandonados.
Reseña de su vida
Se hizo sacerdote escolapio en su natal España, llegó a México en 1969 para desarrollar la actividad apostólica que le correspondía como religioso. En 1971, en la Ciudad de México, observó una confrontación entre un policía y un niño de la calle que se drogaba, a partir de este suceso decidió dedicar su vida a los niños abandonados que viven en las calles.
Fundó 18 albergues para recibir a estos "niños de nadie", centrándose sobre todo en sacarlos de su comúnmente presente adicción a las drogas y en darles lo necesario para que pudieran completar su desarrollo psico-afectivo, el cual casi siempre está muy deteriorado en este tipo de infantes.
Ideó un método afectivo-psicológico para poder atender a un niño que ha pasado por la situación de vivir solo en la calle, que por lo general incluía lo que él llamaba "parir el yo" de la persona. Se basaba sobre todo en dar un afecto incondicional al niño y en hacerlo reflexionar acerca de la vida y su situación personal.
Publicó diversas obras que abarcan un espectro religioso-pedagógico y sociológico. Daba frecuentemente conferencias y talleres en los cuales pretendía concienciar a sus oyentes de los diversos problemas sociales y humanos engendrados por la falta de compromiso social y la pobreza.
Era polémico por su uso de un lenguaje "fuerte" con el que pretendía causar más impacto en sus oyentes y abrir un puente de comunicación con los niños de la calle. Decía frases como: "chinguen a su madre las drogas"
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El desarrollo del niño: las razones del amor y de los héroes
Entrevista con el padre Alejandro García Durán, Chinchachoma
Revista LiberAddictus – Entrevistador Elkin Botero
Addictus: ¿Cuál es su concepción de las adicciones en el mundo moderno?
Padre Chinchachoma: Es muy sencillo. El ser humano es un ser sustancialmente dependiente. Es decir, la sustancia del ser humano se conforma con un espermatozoide y un óvulo y aparece el nuevo ser, en el momento mismo de la concepción. A esto llamamos Punto Alfa. La realidad del niño cuando nace es que es un ser que no se conoce a sí mismo. La gente dice "ya nació". Sin embargo, el proceso gestativo todavía no está concluido: resta engendrar o gestar la conciencia; sí mismo, la conciencia del yo.
El yo se siente engendrado a través de dos elementos básicos que llamamos "los dos pies". Estos son: el amor y el esfuerzo de la independencia. El niño nace con una dependencia de 100 y la dependencia tiene que llegar a cero; con una independencia de cero y la independencia tiene que llegar a 100. Es un equilibrio.
El niño empezará a caminar y, cuando se sienta perdido, mirará atrás y buscará a la madre. Los padres tienen que engendrar al niño con mucho amor, lo cual lo hará sentirse seguro al ser dependiente de ellos. Por otra parte, los padres deberán engendrar, desde esta seguridad, un estímulo para que desarrolle lo que el niño pueda ser en su proceso hacia la independencia.
Cuando esto falla, cuando uno no depende de alguien, cuando uno no está seguro en su propia gestación, depende entonces, inevitablemente, de algo. ¿Por qué? Porque el organismo es una unidad psicobiológica. Un niño al cual le falla la dependencia, un niño que no siente que depende del papá, que le tiene miedo, un niño cuyo padre es la imagen del golpeador, un niño que nunca correrá al lado de su padre para decirle "¡Papá!", un niño así tiene una inseguridad sustancial en lo psicológico y tiene una enfermedad bioquímica, tiene una sobrecarga de adrenalinas... y el alcohol con la adrenalina se combina.
En las dependencias se distinguen las dependencias definitorias y las dependencias accidentales. Una dependencia definitoria es la de quien se siente definido como que no vale nada y que necesita de algo para liberarse de esa falsa definición de yo no valgo.
En el mundo de hoy la relación padres e hijos está muy dañada, ya que se trata de un mundo en el cual no sólo se da la separación de generaciones sino la separación de sociedades. Es decir que se da la familia disociada. Se entiende por familia disociada unos padres que son terrestres y unos hijos que son marcianos, de otro mundo.
Hoy en día, un niño de tres años no admira para nada a su padre. Si usted va a un kínder, cosa que he hecho yo, he ido a muchos, y dialoga con los niños pequeños, y pregunta a cada uno si su padre es un héroe, verá que las respuestas son para llorar. La inmensa mayoría contesta encogiendo los hombros y diciendo "No". Otros dicen "mi papá no vuela". Otros más dicen "¿Mi papá, un héroe? Ja, ja". Este que se echó a reír tenía al papá delante, mirándolo asombradísimo porque él, cuando tenía tres años, sí admiraba a su padre. Esto lleva al niño a tener una construcción totalmente distorsionada de la dependencia.
La sociedad separa al niño del padre. La primera ilusión de un niño de hoy no es el papá trabajando como lo era ayer: "Mi papá trabaja, mi papá vale más que el tuyo; mi papá es carpintero y al tuyo le va a dar con el martillo en la cabeza; ¿ah, sí? pues mi papá es electricista y al tuyo le va a dar toques". No. Ahora los niños responden: "Mi papá no vale, mi papá no sirve". Respuestas de niños. Algún otro respondió con un desprecio impresionante "¿Mi papá?.. Trabaja".
El trabajo en el niño de hoy no vale nada. En el mundo marciano el trabajo no es un valor. Ninguno de los héroes trabaja. Esto provoca un fenómeno histórico en los muchachos que es la falta de vocación humana. El adolescente de hoy no tiene vocación; vaya donde vaya no le importa. La sociedad le da una dimensión de héroes y le da una serie de ideales que los contempla todos menos el trabajo. El trabajo no es un ideal. Esa es la gran contradicción entre los padres y los hijos. Son visiones del mundo distintas, disociadas en el pensamiento.
El mundo afectivo del niño de hoy está corrupto, y estoy hablando del niño de tres, cuatro años de edad. Todos estos niños sienten que no los quieren. En una conferencia, una madre y un niño de ocho años llegan tarde, se van a la primera fila, la única fila vacía, y yo le digo al niño "sube". Yo le pregunto entonces a la mujer "¿Usted quiere a su hijo?" La mujer se molestó, Entonces yo le doy un beso al chamaco y le pregunto: "¿Tú mamá te quiere?" y el niño respondió: "No sé".
La señora se cayó en el asiento y me miró con cara de asombro. Entonces yo le pregunté: "¿Cuántos besos da a su hijo?". "Dos", contestó. "¿Cuántos besos le daban a usted cuando era niña?" "Dos", respondió nuevamente, "Oye, niño, ¿cuántos besos ves en televisión? "Uuuu..." vacío afectivo.
El cerebro de un niño de hoy en la base psíquica es este: los héroes, el papá, el mundo afectivo que ve, el afecto que le dan en su casa... Los terrestres se comunican como terrestres y los marcianos se comunican como marcianos. Por lo tanto va a haber mucha droga, porque no dependen de los padres, Esto es objetivo y es monstruoso.
A una niña, en una conferencia familiar, delante de todos, le doy el beso ametralladora. Cuando suelto a la niña ella me miró, con una mirada de angustia tan fuerte que todavía me duele, y pegó un grito: "¡Más!" Yo capté el vacío de aquella niña de cinco años. La gente se rió y yo les menté la madre. y les dije: "Una niña de cinco años con vacío afectivo así, ¿a dónde va?"
Una conferencia en la Prepa 7, la que está por La Viga... Lleno de jóvenes. Una pregunta: ¿cuántos de ustedes han pasado la crisis de la güeva? La mayoría levanta la mano...
¿Y tú, cuánto tiempo estuviste de güeva? ¿Yo? Como cuatro o cinco años. Sin hacer nada... Les pregunté: y tú, ¿cuánto llevas? Luego les pregunté: ¿hasta qué edad creyeron en Superman? Todos habían creído. La primera ilusión es una falacia. Les pregunté: ¿cuando admiraban a estos héroes, admiraban a sus padres? Un muchacho dijo: "No". ¿Cuándo los admiraron? "Ya nunca." Familia disociada, droga segura.
Y cuando ya no admiraron a Superman admiraron a otros héroes con las siguientes características: violentos. Es. Fácil entender a la juventud de hoy. Estos héroes tienen de todo, de todo; toman cada diez minutos; ninguno trabaja...
Entonces el muchacho llega a los dieciocho, diecinueve años y se da cuenta de que la ilusión de toda su vida ha sido un mito. Se da cuenta de que la vida va en serio, de que hay que estudiar, trabajar, y el joven se derrumba, se agota. Siempre vivió en la falacia, en la ilusión fatua. Es así que muere su ilusión y muere él.
Pregunté, por ejemplo, a un chamaco que llevaba nueve meses, ¿qué pasó con tus cuates, eran cinco, qué pasó? Y claro, uno se había pegado un tiro. Se les derrumbó su ideal y murieron. El día que se muera Juan Gabriel se van a suicidar no sé cuántas chavas. Es la única ilusión que las mantiene vivas. Es tragicómico.
Cuando uno no depende de alguien, depende de algo. Para no depender de algo hay que depender de alguien.
Todo sistema que realmente libera crea una dependencia con alguien. Esto implica una restauración de la bioquímica.
Es así que lo que ocurre en el mundo moderno es que se trata de un mundo en el que el objetivo normal de toda la sociedad es engendrar dependencias. Es decir, el objetivo del señor que vende Coca Cola es que la gente se cocabilice, crear una imagen de que sin ese producto no puedes vivir. Es así que de una manera sutil, y muchas veces cabrona, se invocan las necesidades psicobiológicas.
Toda la sociedad está encarrilada a engendrar dependencias. De esta manera, tenemos seres que no dependieron de la base de la cual tenían que depender y que buscan depender de algo, y una sociedad que pretende que dependan de su producto. Es impresionante.
¿Cuál es la propuesta alternativa para atender a los adictos? Que se liberen de las dependencias a base de enviadas a chingar a su madre. El grito es este: ¡Chingue a su madre la droga! Además de entender que lo básico es que sí dependen de alguien. Que los terrestres que nunca los entendieron están presos de una visión del mundo que es ajena a la de ellos, y que sí los quieren. Cuando el niño descubre que sí lo quieren, viene el alivio. Es muy hermoso cuando un chamaco se libera y comprende que su papá es un ser negado al mundo que él vive. En ese momento puede liberarse de la negatividad de la relación y puede refugiarse en una dependencia hacia lo profundo, una dependencia de tipo sustancial, de amor, aunque la relación correlativa no funcione.
Con relación al mundo de la calle es importante entender que no debe de usarse la violencia, porque los niños han sido engendrados en un lenguaje violento. Es el caso de los niños que se drogan porque fueron muy golpeados, muy despreciados, muy en el tú no vales nada.
Hay tres maneras de aprender a caminar.
Una es aquella en la que el padre y la madre ven al niño y le dicen "Ven, precioso", y entonces el niño, estimulado por la mirada amorosa de sus padres se cierne con una ilusión de acercamiento con los que lo engendraron, con aquellos de los que depende amorosamente. Comienza entonces a, caminar, sonriendo, ilusionado por poder llegar a quien lo ama. Quizás se dirija hacia una caída, pero sabe que ahí está la mano que lo sostendrá.
También existe la forma mecánica: la andadera.
Normalmente se combinan las dos y eso funciona. Eso está bien. Pero cuando solamente existe la andadera, que chingue su madre la andadera.
Y está también la tercera manera, que cuando la explico a mis chamacos, la mayoría llora. La tercera manera es la del niño que está en una caja, junto a una pared, y el niño repta apoyándose en la pared y lógicamente se cae. Entonces se escucha la voz del papá que lo insulta. Ese niño bien puede convertirse en un drogadicto; no dependió de alguien: habrá de construirse solo. Para que este niño salga de la droga hay que aplicar el principio de acción y reacción.
El principio de acción y reacción es profundamente lógico. Si a un niño le dan amor, aprende a amar. Si a un niño le dan respeto, aprende a respetar. Si a un niño lo tratan con ternura, aprende a tratar con ternura; si le dicen palabras amables, aprende a ser amable. Cuando a un niño lo engendran con un "chinga a tu madre", aprende a decir "chinga a tu madre".
Cuando a un niño lo engendran con golpizas, desea matar. Es por eso que, cuando un niño se droga, yo me pongo de rodillas, saco el cinturón y me pego una paliza. "¡Está loco!", dicen. Cuando el niño ve que me golpeo, inmediatamente recuerda a su padre. y entonces piensa: sí me quiere. y entonces decide no drogarse para que yo no me pegue.
Las neuronas funcionan por concentración neuronal. Las neuronas que definen a un niño así tienen mucha relación con las golpizas paternas y los desprecios. Esa es la definición de un niño que no sabe quién es y que llega a la conclusión de que él no vale porque no lo quieren.
El primer pensamiento del ser humano sobre sí mismo es: "yo valgo porque me quieren" y "yo no valgo porque no me quieren".
Para cambiar el "yo no valgo" hay que asumir la gestación negativa y convertirla en positiva. De ahí surge esa especie de locura de uno que es un acto de sabiduría... Por ejemplo, todo esto que tengo son quemaduras. Si ellos se drogan, yo me quemo. Cuando se drogan se queman el cerebro, así que yo les digo que si ellos no se queman yo tampoco me quemaré, y que si ellos se queman yo me quemaré. Es bonito. Claro que no todos aguantan un sistema así. Los que no aguantan, los que quieren seguir drogándose, se van.
Mi propuesta alternativa para atender a los adictos es que el adicto sepa que yo lo amo.
Addictus: ¿Cómo responden los jóvenes a su propuesta de vida contra las adicciones?
Padre Chinchachoma: Cambiando.
Addictus: ¿Cuál es su opinión acerca de los modelos actuales de atención y prevención de la farmacodependencia?
Padre Chinchachoma: En general no llegan a lo profundo del problema.
Addictus: ¿Qué opina de los valores promovidos a través de la publicidad?
Padre Chinchachoma: La publicidad es un mensaje directo para que la gente se drogue. El objetivo de la publicidad en sí es impúdico, es inmoral. Se trata de crear dependencia.
Se trata de encadenar a la persona a un producto. Hay alguna publicidad que, incluso, propone directamente la droga. Un anuncio que dice "drógate" es, por ejemplo, el de Hall's. Aparece un señor con un rostro que se supone es de malestar, una enfermedad de la garganta, mas su rostro es, de hecho, de angustia, y quien ve el anuncio coloca su propia angustia en ese rostro. Luego aparece un señor, desde otra dimensión, con un paragüitas y una sonrisa de ido. El señor le da la pastillita, el otro se la toma y... y viaja.
Es un anuncio directo que promueve la droga. Como este hay varios. Cada vez hay más. Estos mensajes tienen dos consecuencias: la primera quiere decir tómate algo y escápate; la otra, huye del trabajo que es malo.
Los medios de comunicación están consiguiendo que la gente huya de trabajar. No hay un sólo mensaje positivo sobre el trabajo. No hay un sólo mensaje que diga: este señor va a comprar nuestro carro porque trabajó veinticinco años y este es el premio que se ganó. No. Todo es gratuito.
Addictus:¿Cuáles son los obstáculos que encuentra para realizar su labor social?
Padre Chinchachoma: Fundamentalmente son dos: las carencias económicas y la pendejez de la gente.
Addictus:¿Y en qué consistiría esa pendejez?
Padre Chinchachoma: En que la gente sólo piensa "Este tío está loco, ¿por qué se pega?" Y lo que hago tiene una lógica. ¿Se entiende o no se entiende? ¿Lo entiende usted?
Addictus: Sí.
Padre Chinchachoma: Pues la gente no entiende y ataca. Comienzan a decir "Este se acuesta con el niño; se acuesta con las niñas; los viola". Una de las cosas más bonitas es cuando estoy en la cama y llega uno que se drogó y que está en un proceso y yo abro los brazos y le digo "Di papá".
Lo dicen y yo les digo "Ven". Entonces uno ve cómo el niño o la niña corre y llora. Por primera vez pueden correr con alguien a llorar. Pero entonces la gente lo que dice es "¡Violador!" Claro. Es pendejez. A lo mejor son personas incapaces de acariciar a su hijo o a su hija. Y yo sí los acaricio. Es que a esos niños se les negó la infancia. En mi libro La epopeya del Yo explico este proceso.
Addictus:¿A qué se debe que la gente lo rechace por esas situaciones?
Padre Chinchachoma: A que la gente no sabe pensar por sí misma. Yo lo entiendo. Si se trata de una persona terrestre que nunca fue acariciada por su padre, es lógico que no comprenda que yo acaricie a un niño. Es lo que decíamos acerca de la familia disociada.
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