Dice la tradición que Julio César intentó defenderse de Bruto y Casio y de sus antiguos lugartenientes como Trebonio y Décimo Bruto cuando intentaban asesinarlo, pero visto que ningún senador salió en su defensa se envolvió en la toga y se dejó atravesar por 23 puñaladas sin pronunciar un solo lamento el día 15 de marzo del año 44 antes de Cristo.
Su muerte provocó el estallido de otra guerra civil, en la que los partidarios del régimen de César, Antonio, Octavio y Lépido, derrotaron en la doble Batalla de Filipos a sus asesinos, liderados por Bruto y Casio.
El arqueólogo español, Antonio Monterroso, del Centro de Ciencias Humanas y Sociales del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), mantiene que las investigaciones de años han restituido una imagen bastante detallada del lugar donde fue asesinado una de las figuras históricas más controvertidas de la historia, en declaraciones que publica hoy el diario La Repubblica.
Si los antiguos historiados aseguraban que Julio César logró levantarse de la silla y caminar hasta la estatua de Pompeyo, que hoy se mantiene junto al Palacio Spada, Monterroso dice haber identificado una estructura de cemento de tres metros de longitud y dos de altura, que sería una suerte de memorial erigido años después por Octavio Augusto para condenar el feroz asesinato.
"La fuentes dicen que el lugar exacto donde César cayó fue cerrado con una estructura rectangular rellena con cemento", mantiene Monterroso.
Y según el español esa estructura es una parte del podio que se admira entre los restos de los templos del área sagrada de Largo Argentina, en el centro histórico de Roma.
El diario La Republica subraya que pocas son las personas que cuando van al teatro o a tomar el tranvía número 8 son conscientes que allí, enfrente, se consumó uno de los sucesos más decisivos de la historia de la civilización romana.
Un evento que fascinó a muchos autores, incluido el británico William Shakespeare.
No hay comentarios:
Publicar un comentario