Los adelantos de los últimos años en el campo de la programación y el diseño infográfico han hecho que muchas personas queden totalmente atrapadas por la fascinación de este entretenimiento. Para desengancharse de los videojuegos es necesario asumir el problema y buscar soluciones internas que ayuden a superarlo.
Vencer la costumbre
Siempre se ha dicho que el hombre es un animal de costumbres. Lo queramos o no, sistemáticamente nos elaboramos rutinas que después son difíciles de romper. El modo, el lugar y el horario en el cual jugamos con videojuegos es seguramente otra de esas rutinas. Si logramos variarla, iniciando una actividad distinta fuera de casa, o asumiendo una tarea que nos motive, seguramente daremos un paso para liberarnos de la adicción.
Siempre se ha dicho que el hombre es un animal de costumbres. Lo queramos o no, sistemáticamente nos elaboramos rutinas que después son difíciles de romper. El modo, el lugar y el horario en el cual jugamos con videojuegos es seguramente otra de esas rutinas. Si logramos variarla, iniciando una actividad distinta fuera de casa, o asumiendo una tarea que nos motive, seguramente daremos un paso para liberarnos de la adicción.
Establecer un límite
Aquellos que se han apasionado con juegos de este tipo saben lo rápido que pasa el tiempo cuando se está ensimismado en ellos. Muchas personas amanecen frente a la consola o el ordenador. Un paso fundamental para desengancharse de los videojuegos es establecer un límite de tiempo razonable para la actividad. Si es preciso podemos programar la alarma de un despertador para que nos avise cuando debemos finalizar el juego.
Aquellos que se han apasionado con juegos de este tipo saben lo rápido que pasa el tiempo cuando se está ensimismado en ellos. Muchas personas amanecen frente a la consola o el ordenador. Un paso fundamental para desengancharse de los videojuegos es establecer un límite de tiempo razonable para la actividad. Si es preciso podemos programar la alarma de un despertador para que nos avise cuando debemos finalizar el juego.
Valoración madura
Es necesario que reflexionemos sobre lo que representa el juego en nuestra vida. A través de todas las líneas de razonamiento lógico posibles siempre llegaremos a la conclusión de que se trata de un simple entretenimiento. La distracción es necesaria siempre, pero evidentemente no puede transformarse en una motivación principal. Debemos comprender que un videojuego no produce nada sustancial en nuestras existencias.
Es necesario que reflexionemos sobre lo que representa el juego en nuestra vida. A través de todas las líneas de razonamiento lógico posibles siempre llegaremos a la conclusión de que se trata de un simple entretenimiento. La distracción es necesaria siempre, pero evidentemente no puede transformarse en una motivación principal. Debemos comprender que un videojuego no produce nada sustancial en nuestras existencias.
Buscar otras diversiones
Para desengancharse de los videojuegos también puede llenarse parte del tiempo de ocio con otras diversiones más activas o incluso creativas. Una afición creadora, además de entretener, dejará un resultado tangible. Escribir, pintar o hacer arreglos en la casa son actividades que nos proporcionarán mucho más que un momento de distracción. El resultado de este tipo de pasatiempos será algo único realizado por nosotros mismos.
Para desengancharse de los videojuegos también puede llenarse parte del tiempo de ocio con otras diversiones más activas o incluso creativas. Una afición creadora, además de entretener, dejará un resultado tangible. Escribir, pintar o hacer arreglos en la casa son actividades que nos proporcionarán mucho más que un momento de distracción. El resultado de este tipo de pasatiempos será algo único realizado por nosotros mismos.
Vivir sin videojuegos
Otra interesante opción para desengancharse de los videojuegos es intentar pasar algunos días completamente alejados de ellos. Como en cualquier adicción los primeros tiempos son difíciles y las ganas de retomar la actividad son casi irresistibles. Pero si logramos vencer esa primera etapa, poco a poco nuestro interés será ganado por otros temas y actividades. Luego podremos volver a jugar de forma moderada, ya que los videojuegos no son nada malo en sí, simplemente deben ser disfrutados en su justa medida.
OTRA ADICCIÓN
Russell se masturba hasta 25 veces en un fin de semana. Paul hasta 12 veces al día, y dice que comprende perfectamente a la gente que está enganchada a la heroína. Según las estadísticas, el 95% de los hombres admite que se masturba, pero unos lo hacen más que otros, otros lo hacen mucho y algunos compulsivamente. El reportaje analiza este problema y sigue los casos de Russell y Paul, que quieren superar este hábito que está destruyendo sus vidas.
Las cámaras acompañan a los dos hombres durante tres semanas en las que asistirán a los tratamientos que van a ayudarles a desengancharse de su adicción, una adicción que puede compararse con la del alcohol. Este problema ha empezado a pasar factura a Russell, su próstata se ha visto perjudicada y siente dolores insoportables. En un intento por superar su enganche ha probado varias técnicas. Ahora ha decidido a ir a EEUU a someterse a nuevos tratamientos y espera volver al Reino Unido con su problema solucionado.
Paul, por su parte, dice que no le resulta fácil encontrar pareja o incluso trabajo debido a esta adicción. Cuando está fuera de casa, necesita urgentemente buscar un baño público o un lugar cerrado para masturbarse. Para solucionar su problema, Paul irá a Londres a participar en un curso intensivo de psicoterapia. ¿Lograrán Russell y Paul vencer su adicción?
Otra interesante opción para desengancharse de los videojuegos es intentar pasar algunos días completamente alejados de ellos. Como en cualquier adicción los primeros tiempos son difíciles y las ganas de retomar la actividad son casi irresistibles. Pero si logramos vencer esa primera etapa, poco a poco nuestro interés será ganado por otros temas y actividades. Luego podremos volver a jugar de forma moderada, ya que los videojuegos no son nada malo en sí, simplemente deben ser disfrutados en su justa medida.
OTRA ADICCIÓN
Russell se masturba hasta 25 veces en un fin de semana. Paul hasta 12 veces al día, y dice que comprende perfectamente a la gente que está enganchada a la heroína. Según las estadísticas, el 95% de los hombres admite que se masturba, pero unos lo hacen más que otros, otros lo hacen mucho y algunos compulsivamente. El reportaje analiza este problema y sigue los casos de Russell y Paul, que quieren superar este hábito que está destruyendo sus vidas.
Las cámaras acompañan a los dos hombres durante tres semanas en las que asistirán a los tratamientos que van a ayudarles a desengancharse de su adicción, una adicción que puede compararse con la del alcohol. Este problema ha empezado a pasar factura a Russell, su próstata se ha visto perjudicada y siente dolores insoportables. En un intento por superar su enganche ha probado varias técnicas. Ahora ha decidido a ir a EEUU a someterse a nuevos tratamientos y espera volver al Reino Unido con su problema solucionado.
Paul, por su parte, dice que no le resulta fácil encontrar pareja o incluso trabajo debido a esta adicción. Cuando está fuera de casa, necesita urgentemente buscar un baño público o un lugar cerrado para masturbarse. Para solucionar su problema, Paul irá a Londres a participar en un curso intensivo de psicoterapia. ¿Lograrán Russell y Paul vencer su adicción?
PRINCIPIOS DE SEXO ADICTOS
ANÓNIMOS
Sexo Adictos Anónimos es una confraternidad de 12 Pasos basados en los principios de Alcohólicos Anónimos, inclusiva de toda orientación sexual, abierta a cualquiera que tenga el deseo de dejar la compulsión sexual.
No constituimos «terapia en grupo», sino un programa espiritual que facilita un ambiente seguro donde trabajar con los problemas de la adicción y sobriedad sexuales. Creemos que no deberíamos sofocar (o reprimir) nuestra sexualidad, que proviene de Dios, sino que deberíamos aprender a expresarla de una manera que no demande irrazonablemente de nuestro tiempo y energía, que no nos ponga en peligro legal, ni nos amenace la salud mental, física o espiritual. Se animan a los miembros para que desarrollen un plan de recuperación sexual, definiendo para sí la sobriedad sexual. No hay requisitos para entrar en nuestras reuniones: cualquiera que tenga dificultades con la compulsión sexual está bienvenido.
Sexo Adictos Anónimos es una confraternidad de 12 Pasos basados en los principios de Alcohólicos Anónimos, inclusiva de toda orientación sexual, abierta a cualquiera que tenga el deseo de dejar la compulsión sexual.
No constituimos «terapia en grupo», sino un programa espiritual que facilita un ambiente seguro donde trabajar con los problemas de la adicción y sobriedad sexuales. Creemos que no deberíamos sofocar (o reprimir) nuestra sexualidad, que proviene de Dios, sino que deberíamos aprender a expresarla de una manera que no demande irrazonablemente de nuestro tiempo y energía, que no nos ponga en peligro legal, ni nos amenace la salud mental, física o espiritual. Se animan a los miembros para que desarrollen un plan de recuperación sexual, definiendo para sí la sobriedad sexual. No hay requisitos para entrar en nuestras reuniones: cualquiera que tenga dificultades con la compulsión sexual está bienvenido.
En muchos aspectos nos identificamos
enormemente con los alcohólicos y drogadictos. Esto significa que en nuestras
actividades sexuales o cuando estamos bajo la influencia de la lujuria
experimentamos un cambio de personalidad que nos lleva a seguir practicando
conductas dañinas o peligrosas a pesar de las consecuencias negativas que nos
acarrean. Es por eso por lo que nos llamamos “borrachos del sexo” o “sexólicos”.
Al igual que los alcohólicos, que son impotentes ante el alcohol, nosotros no
podemos parar una vez que entramos en contacto con la lujuria.
La lujuria, para nosotros, puede incluir
cualquier tipo de conducta sexual. La lujuria también puede consistir en un
estado mental en el que la fantasía desplaza nuestro sentido de la realidad y en
el cual un intenso deseo nos obliga a modelar el mundo de acuerdo con nuestros
propios deseos internos.
Este grupo ayuda a
aquellos que desean interrumpir sus pensamientos autodestructivos por ser
adictos al sexo.
LOS 12 PASOS DE "SEXO ADICTOS ANÓNIMOS"
Los Sexo Adictos Anónimos somos un programa de 12 Pasos semejante a los Alcohólicos Anónimos. A continuación, los 12 Pasos de SAA:LAS 12 TRADICIONES DE "SEXO ADICTOS ANONIMOS"
- Admitimos que éramos impotentes ante nuestro comportamiento sexual adictivo, que nuestras vidas se habían vuelto ingobernables.
- Llegamos a creer que un Poder superior a nosotros mismos podría devolvernos el sano juicio.
- Decidimos poner nuestras voluntades y nuestras vidas al cuido de Dios, como nosotros lo concebimos.
- Sin temor, hicimos un minucioso inventario moral de nosotros mismos.
- Admitimos ante Dios, ante nosotros mismos, y ante otro ser humano, la naturaleza exacta de nuestros defectos.
- Estuvimos enteramente dispuestos a dejar que Dios nos liberase de todos estos defectos de carácter.
- Humildemente le pedimos que nos liberase de nuestros defectos.
- Hicimos una lista de todas aquellas personas a quienes habíamos ofendido y estuvimos dispuestos a reparar el daño que les causamos.
- Reparamos directamente a cuantos nos fue posible, el daño causado, excepto cuando el hacerlo implicaba perjuicio para ellos o para otros.
- Continuamos haciendo nuestro inventario personal y cuando nos equivocábamos lo admitíamos inmediatamente.
- Buscamos, a través de la oración y la meditación, mejorar nuestro contacto consciente con Dios, como nosotros lo concebimos, pidiéndole solamente que nos dejase conocer su voluntad para con nosotros y nos diese la fortaleza para cumplirla.
- Habiendo obtenido un despertar espiritual como el resultado de estos pasos, tratamos de llevar este mensaje a otros adictos al sexo y de practicar estos principios en todos nuestros asuntos.
- Nuestro bienestar común debe prevalecer frente a todo lo demás; la recuperación personal depende de la unidad de SAA.
- Para el propósito de nuestro grupo, sólo existe una autoridad suprema: un Dios bondadoso tal como se manifiesta en la conciencia
de nuestro grupo. Nuestros líderes no son más que fieles servidores; no gobiernan.- El único requisito para ser miembro de SAA es el deseo de liberarse de la conducta sexual malsana y de alcanzar la sobriedad sexual.
- Cada grupo debe ser autónomo, excepto en asuntos que afecten a otros grupos o a SAA en su conjunto.
- Cada grupo tiene un sólo objetivo prioritario: transmitir su mensaje a los adictos sexuales que aún sufren.
- Un grupo de SAA nunca debe respaldar, financiar ni prestar el nombre de SAA a ninguna entidad o empresa allegada para evitar
que problemas de dinero, propiedad y prestigio nos desvíen de nuestro objetivo prioritario.- El sostenimiento económico de cada grupo corre a cuenta del mismo. Nos negamos a recibir contribuciones exteriores.
- SAA nunca tendrá carácter profesional, pero nuestros centros de servicios pueden contratar a personal especializado.
- SAA, como tal, nunca debe adoptar una estructura organizada; pero podemos crear juntas de servicios o comités directamente
responsables ante aquellos que sirven.- SAA carece de opiniones sobre asuntos ajenos a sus actividades; por consiguiente su nombre nunca debe mezclarse en polémicas públicas.
- Nuestra política de relaciones públicas se basa en la atracción y no en la promoción; debemos mantener siempre el anonimato ante la prensa,
la radio, el cine y la televisión.- El anonimato es el fundamento espiritual de nuestras tradiciones y nos recuerda que debemos siempre anteponer los principios
a las personalidades.
GRUPO DE AUTO APOYO EN
INTERNET PARA ADICTOS AL SEXO http://es.groups.yahoo.com/group/grupoalfil
E- mail: asaa.ecuador@yahoo.es
Quito - Ecuador
ADICTA AL AGUA
E- mail: asaa.ecuador@yahoo.es
Quito - Ecuador
ADICTA AL AGUA
Alicia tiene 22 años y es una de esas chicas jóvenes que a todas horas va enganchada de una botellita de agua, porque ha escuchado machaconamente que el líquido elemento embellece, rejuvenece, adelgaza y ayuda a dejar de fumar. Emulando a modelos y actrices, cuyo secreto del éxito siempre es beber mucha agua, esta madrileña se tomó su ejemplo en serio como si la vida le fuera en ello y la vida casi se le fue.
Entre sorbo y sorbo, terminó ingresada en el hospital Ramón y Cajal tras caer desplomada junto a su inseparable botella porque su corazón, sus venas y sus riñones estaban extenuados de tanta inundación. "Cuando abrí los ojos en la sala de urgencias me sentía tremendamente agotada pero conseguí preguntarle al médico qué tenía y cuando oí algo así como "potonosequé" me quedé perpleja, porque no tenía ni idea de lo que era eso", relató.
La potomanía o polidipsia psicogénica es un síndrome caracterizado por el deseo compulsivo de beber gran cantidad de agua, sin sentir sed y con una sensación placentera, como resultado de una enfermedad mental, explicó Enriqueta Ochoa, del Servicio de Psiquiatría del Hospital Ramón y Cajal. El nombre de esta patología proviene del griego -"potos" (bebida, agua potable) y "mania" (manía)-, es decir, la manía o compulsión por beber agua. "Estos pacientes se pueden llegar a beber entre 8-10 y hasta 15 litros de agua diarios, dependiendo de la gravedad del caso", precisó la doctora, quien advirtió de que, cuando el organismo no resiste más, los afectados entran en coma y fallecen.
Descartadas causas físicas como la diabetes o trastornos hipotalámicos que lleven a ingerir agua en exceso, la potomanía puede clasificarse como "un trastorno alimentario no específico" asociado a otras patologías psiquiátricas. Como la anorexia o la vigorexia, el número de personas adictas al agua crece de forma significativa en la sociedad actual donde se idolatra la apariencia física: "se bebe por una obsesión por la salud hasta que se hace de forma compulsiva y sin control". "Lo más frecuente es que este síndrome aparezca en el contexto de una psicosis crónica, también en algunos tipos de demencia o en una anorexia nerviosa, donde el consumo excesivo de agua se utiliza para mitigar el hambre y forzar la pérdida de peso", arguyó la nutricionista María de las Mercedes Gabin.
Pero esta ingesta desorbitada produce dilución de sodio, potasio y magnesio en sangre, con la aparición de calambres, agotamiento y pérdida de agilidad mental, hasta que se sufren graves alteraciones de la función renal. Otras consecuencias, pormenorizó Gabin, pueden ser náuseas, diuresis, cefalea, convulsiones, parálisis, insuficiencia cardiaca congestiva, letargia, coma y muerte.
El tratamiento agudo de este síndrome es restringir la toma de líquidos, lo que puede requerir la hospitalización y vigilancia estrecha del paciente, la corrección de los problemas físicos que ha ocasionado y, fundamentalmente, realizar el abordaje de la enfermedad de base (psicosis, demencia, anorexia nerviosa, etc).
La psicóloga Paloma Carrasco, autora del blog "Stand by me" sobre felicidad y crecimiento personal, subrayó que, "con mucha probabilidad, nos encontraremos con una tendencia innata o adquirida a la obsesión, o una preocupación excesiva por la salud y el propio cuerpo, con una baja autoestima e incluso con síntomas depresivos". En la potomanía se sigue un patrón bien parecido al que se obsesiona por el deporte o las dietas para estar delgado. "Al beber agua compruebo cómo mejoro y me alivio, pero a la vez, refuerzo el pensamiento de que el agua es necesaria para estar sano y/o adelgazar, y la obsesión sigue creciendo; sin darme cuenta, estaré esclavizado por una botella de agua", describió.
Alicia sigue "dándole caña al mono" porque no puede, por prescripción médica, beber más de litro y medio al día -lo recomendable son entre dos y tres-, mientras que, gracias a una terapia continuada, se siente cada vez más libre de su adicción. Las personas con potomanía, al igual que hizo ella, deben someterse a una terapia psicológica, cuyo objetivo será, según Carrasco, "el control de los impulsos y sobre todo la mejora de la estabilidad emocional".
Entre sorbo y sorbo, terminó ingresada en el hospital Ramón y Cajal tras caer desplomada junto a su inseparable botella porque su corazón, sus venas y sus riñones estaban extenuados de tanta inundación. "Cuando abrí los ojos en la sala de urgencias me sentía tremendamente agotada pero conseguí preguntarle al médico qué tenía y cuando oí algo así como "potonosequé" me quedé perpleja, porque no tenía ni idea de lo que era eso", relató.
La potomanía o polidipsia psicogénica es un síndrome caracterizado por el deseo compulsivo de beber gran cantidad de agua, sin sentir sed y con una sensación placentera, como resultado de una enfermedad mental, explicó Enriqueta Ochoa, del Servicio de Psiquiatría del Hospital Ramón y Cajal. El nombre de esta patología proviene del griego -"potos" (bebida, agua potable) y "mania" (manía)-, es decir, la manía o compulsión por beber agua. "Estos pacientes se pueden llegar a beber entre 8-10 y hasta 15 litros de agua diarios, dependiendo de la gravedad del caso", precisó la doctora, quien advirtió de que, cuando el organismo no resiste más, los afectados entran en coma y fallecen.
Descartadas causas físicas como la diabetes o trastornos hipotalámicos que lleven a ingerir agua en exceso, la potomanía puede clasificarse como "un trastorno alimentario no específico" asociado a otras patologías psiquiátricas. Como la anorexia o la vigorexia, el número de personas adictas al agua crece de forma significativa en la sociedad actual donde se idolatra la apariencia física: "se bebe por una obsesión por la salud hasta que se hace de forma compulsiva y sin control". "Lo más frecuente es que este síndrome aparezca en el contexto de una psicosis crónica, también en algunos tipos de demencia o en una anorexia nerviosa, donde el consumo excesivo de agua se utiliza para mitigar el hambre y forzar la pérdida de peso", arguyó la nutricionista María de las Mercedes Gabin.
Pero esta ingesta desorbitada produce dilución de sodio, potasio y magnesio en sangre, con la aparición de calambres, agotamiento y pérdida de agilidad mental, hasta que se sufren graves alteraciones de la función renal. Otras consecuencias, pormenorizó Gabin, pueden ser náuseas, diuresis, cefalea, convulsiones, parálisis, insuficiencia cardiaca congestiva, letargia, coma y muerte.
El tratamiento agudo de este síndrome es restringir la toma de líquidos, lo que puede requerir la hospitalización y vigilancia estrecha del paciente, la corrección de los problemas físicos que ha ocasionado y, fundamentalmente, realizar el abordaje de la enfermedad de base (psicosis, demencia, anorexia nerviosa, etc).
La psicóloga Paloma Carrasco, autora del blog "Stand by me" sobre felicidad y crecimiento personal, subrayó que, "con mucha probabilidad, nos encontraremos con una tendencia innata o adquirida a la obsesión, o una preocupación excesiva por la salud y el propio cuerpo, con una baja autoestima e incluso con síntomas depresivos". En la potomanía se sigue un patrón bien parecido al que se obsesiona por el deporte o las dietas para estar delgado. "Al beber agua compruebo cómo mejoro y me alivio, pero a la vez, refuerzo el pensamiento de que el agua es necesaria para estar sano y/o adelgazar, y la obsesión sigue creciendo; sin darme cuenta, estaré esclavizado por una botella de agua", describió.
Alicia sigue "dándole caña al mono" porque no puede, por prescripción médica, beber más de litro y medio al día -lo recomendable son entre dos y tres-, mientras que, gracias a una terapia continuada, se siente cada vez más libre de su adicción. Las personas con potomanía, al igual que hizo ella, deben someterse a una terapia psicológica, cuyo objetivo será, según Carrasco, "el control de los impulsos y sobre todo la mejora de la estabilidad emocional".
Almudena Doménech
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