TRADUCCIÓN

martes, 17 de julio de 2012

UN HOMBRE QUE SUPO VENCERSE

Matt Talbot hubiera hecho cualquier cosa por un trago, hasta el punto de empeñar sus propios zapatos. Comenzó a beber cuando tenía 13 años y durante los siguientes diecisiete años, el alcohol consumió su vida. Entonces, un día que recibió la gracia de hacer el compromiso Pionero. Hace unos treinta años, este pobre, y humilde hombre se hizo Venerable de la Iglesia.La historia de Matt Talbot y su relación con Dios, es la historia de un hombre que superó la adicción al alcohol en contra de todo pronóstico, y que, en su lucha, descubrió el amor de Dios y su Santísima Madre.



Matt nació en 1856 en los barrios pobres de Dublín y en la edad de 12 años empezó a trabajar con una empresa de los comerciantes de vino. No pasó mucho tiempo en la empresa cuando llegó una noche a su casa borracho. Su padre lo sacó de ese puesto y se fue a trabajar con una empresa en los muelles. El siguió llegando borracho todavía, esta vez con whisky. Esta tendencia continuó hasta que tuvo 30 años.

El punto decisivo llegó para Matt, cuando fue al pub local de Murray, una noche de sábado. No tenía dinero así que tenía que colgarse de alguien esperando que le convidaran un trago. Sin embargo, sus amigos de bebida lo ignoraron y lo dejaron temblando y abatido, en el frío. Herido y confundido decidió volver a casa.

Cuando su madre, que había orado por él durante muchos años, se sorprendió cuando lo vio llegar sobrio a casa. Se sorprendió aún más cuando él le dijo que había asumido la ofrenda Pionera. Le advirtió claramente que no lo haga a la ligera, lo que realmente quiso decirle era que la cumpla, y, a continuación añadió: "Que Dios te dé la gracia para mantenerla". Su oración fue sin duda respondida.

Durante los siguientes cuarenta años de su vida, Matt creó una rutina extraordinaria de oración, penitencia y lectura espiritual que lo llevó a la unión íntima con Cristo. El leía las Escrituras, así como muchos de los libros religiosos de la época y tenía una especial devoción a la Eucaristía, al Sacramento de la Penitencia y a la Virgen. Vivía con cadenas de hierro y estaba interesado sólo en compartir con los necesitados y las misiones extranjeras.



Cuidó de su madre durante doce años antes de su muerte y dijo que estaba contento de hacerlo, en reparación por los muchos años de dolores de cabeza que le había causado por los hábitos de la bebida. Cuando estuvo demasiado enfermo para trabajar, todavía dio lo poco que tenía a numerosas organizaciones benéficas.

Por último, el domingo de la Trinidad de 1925, cuando acudía a la Misa, tropezó y se cayó. Se le dio la extremaunción y murió. Cuando su cuerpo fue llevado al Hospital Jervis Street, se constató una gruesa cadena alrededor de él y cadenas ligeras en los brazos y las piernas. Su entierro fue simple, costó menos de diez libras.

Su vida fue un testimonio fiel del Evangelio y las enseñanzas de que nos desafían a enfrentar las muchas áreas en nuestras propias vidas que necesitan ser cambiadas.


Teresa Nerney

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