Atia Balba Cesonia (85 a. C.-43 a. C.) era hija de Julia (Julia Minor), la hermana inmediatamente mayor de Julio César, y de Marco Atio Balbo. Se casó con el senador y gobernador de Macedonia Cayo Octavio Turino, del cual tuvo dos hijos, Octavia Turina Minor y el joven Cayo Octavio Turino, que posteriormente sería conocido como César Augusto. Su marido murió en su camino a Roma para acceder al consulado y Atia se casó posteriormente con Lucio Marcio Filipo, el cónsul del año 56 a. C. y partidario de Julio César.
Crio a sus hijastros junto con sus propios hijo e hija de un matrimonio
anterior, y arregló el primer matrimonio de Octavia con el cónsul y
senador Cayo Claudio Marcelo.
Atia tenía dudas sobre la legimitidad de su hijo como heredero de
César, y tras el asesinato de este, intentó disuadir sin éxito a su hijo
Octavio de aceptar ser su sucesor. Atia murió durante el primer
consulado de su hijo, en el año 43 a. C. Octavio le rindió los más altos honores en su funeral. Tiempo después su marido Filipo se casó con una de las hermanas de Atia.
Atia era una bondadosa y religiosa matrona. Tácito la consideraba como el ideal de la matrona romana.
Octavia Minor (Nola , 64 a. C. - Roma 11 a.C.), también conocida como Octavia Turina, fue la única hermana del primer emperador romano, Augusto
y hermanastra de Octavia Mayor, hija del primer matrimonio de su padre.
Fue una de las mujeres más prominentes de la historia romana, respetada
y admirada por sus contemporáneos por su lealtad, nobleza y humanidad y
por conservar las virtudes femeninas romanas tradicionales.
Por un decreto senatorial, Octavia se casó con Marco Antonio en octubre del año 40, quien también había quedado recientemente viudo de su tercera esposa Fulvia.
El matrimonio había sido aprobado por razones políticas, para cimentar
la débil alianza entre su hermano Octavio y Marco Antonio (Segundo Triunvirato). A pesar de esto, Octavia fue una esposa leal y fiel. Entre los años 40-36 vivió con su marido en una mansión ateniense
junto con sus tres hijos y los dos hijos de Antonio. Allí nacieron dos
hijas: Julia Antonia Maior (39a.c- ¿?), abuela del emperador Nerón, y Julia Antonia Minor (36a.c-37d.c), madre del emperador Claudio.
Viajó con su marido por varias provincias de Oriente. En el año 36 fue
abandonada por Marco Antonio por su amante, la reina egipcia Cleopatra VII
con la que ya tenía tres hijos, y a finales de ese año Octavia regresó a
Roma con sus cinco hijos y los niños de Antonio. En algunas ocasiones
intervino como negociadora entre su hermano y su marido, aunque sus
mediaciones resultaron infructuosas. Finalmente, en el año 32, Marco
Antonio se divorció de Octavia, hecho que desencadenó la ruptura
definitiva del Triunvirato y el comienzo de la tercera guerra civil a la
que asistía Roma. En el año 30, Marco Antonio y Cleopatra fueron
derrotados por la flota de Octavio en las cercanías de Actium, en Grecia. Siendo ya inminente la entrada de Octavio en Alejandría
(agosto 30), Marco Antonio y Cleopatra se suicidaron. Octavia se hizo
cargo de los tres hijos que Marco Antonio había tenido con Cleopatra:
los mellizos Cleopatra Selene (40-¿5 a.c?) y Alejandro Helios
(40-20 a.c) y Ptolomeo Filadelfo (36-25 a.c). Los niños varones pronto
desaparecieron en circunstancias misteriosas. Alejandro Helios y Tolomeo
Filadelfo murieron en Roma a los diez y a los cuatro años (aproximada y
respectivamente) de su llegada a la capital. La hermana melliza
Cleopatra Selene recibió una educación romana y se convirtió en reina de
Mauritania tras casarse con el rey Juba II.
Últimos años
Infancia
Octavia fue la única hija del segundo matrimonio de Cayo Octavio Turino con Atia Balba Cesonia, sobrina de Julio César. Su padre, senador y gobernador de Macedonia, murió por causas naturales en el año 59 en el camino de regreso a Roma, ya que iba a presentar su candidatura al consulado. Poco después, su madre se casó con Lucio Marcio Filipo, amigo de su padre y cónsul en el año 56. Filipo se hizo cargo de Octavia y su hermano, junto con los hijos de su primer matrimonio. Parte de su niñez la pasó viajando con sus padres. Al parecer tenía muy buena relación con su hermano menor Octavio.
Primer matrimonio
Antes del año 54 a. C., su padrasto había concertado su matrimonio con Cayo Claudio Marcelo (88-40), un miembro de la distinguida familia de los Claudios y un descendiente directo de Marco Claudio Marcelo, un general de las Guerras Púnicas. Tras la muerte de Julia, hija de Julio César y prima hermana de su madre, César propuso a Pompeyo matrimonio con la joven Octavia, aunque Pompeyo declinó el ofrecimiento. Su marido continuó su oposición contra César, incluyendo el crucial año de su consulado . Aunque inicialmente se puso en contra de que César invadiera Italia, al no levantarse en armas contra éste en la Batalla de Farsalia, fue perdonado. Con Marcelo tuvo tres hijos: Marco Claudio Marcelo (43-23), Claudia Marcela Mayor y Claudia Marcela Minor (abuela de la emperatriz Mesalina).
Segundo matrimonio
En el año 25, su hijo Marcelo fue adoptado por su hermano Octavio, quien le tenía gran afecto, y lo casó con su hija Julia.
Pero dos años más tarde, el joven Marcelo murió por enfermedad. Octavia
nunca se recuperó de la pérdida de su hijo y se retiró de la vida
pública. Respecto a esto, el gramático Aelio Donato, en su vida de Virgilio, refiere que el poeta leyó varios capítulos de La Eneida
para Augusto, el cual estaba acompañado de su hermana. Conociendo el
afecto de Virgilio por Octavia, había escrito unos versos en su Libro VI
en recuerdo de Marcelo, algo que la emocionó profundamente. Como
agradecimiento, Octavia ordenó que se gratificara a Virgilio con diez
mil sestercios. En el año 11a.c, poco después del matrimonio de su sobrina con Tiberio, moría Octavia, aunque Suetonio
afirma que " Octavio perdió a su hermana cuando contaba cincuenta y
cuatro años" (9a.c). Su hermano le rindió los más altos honores
fúnebres, como la construcción del llamado Pórtico de Octavia y su
deificación, aunque rechazó algunos de los demás honores decretados por
el Senado. Fue la primera de las mujeres romanas cuya imagen figuró en las monedas acuñadas.
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