La palabra «Hispania» tiene su origen en la
denominación que servía a la civilización romana para el conjunto de la Península
Ibérica, y cuyo significado vinculaban los escritores latinos a «tierra
de conejos». Entre ellos Plinio el Viejo, Catón el Viejo y Catulo, quienes citaban las tierras ibéricas como un lugar repleto de conejos, más
concretamente de damanes (unos mamíferos parecidos al conejo y extendidos en
África). De hecho, en algunas representaciones y monedas acuñadas en «Hispania»
suele aparecer una dama con
un conejo a sus pies.
No en vano, su raíz no latina advirtió a los historiadores de que con
toda seguridad la palabra «Hispania» procede de la fenicia «I-span-ya». Una
civilización –la fenicia– heredera de muchas de las colonias mediterráneas
griegas, que en torno al siglo V antes de Cristo ya se encontraba fuertemente
asentada en la Península Ibérica. Posteriormente las colonias fenicias
pasaron a ser controladas por Cartago.
Aunque nunca se han podido encontrar fuentes que expliquen si los
fenicios denominaban «I-span-ya» a toda la Península Ibérica o cuál era el significado de esta
palabra, a través de estudios filológicos se han podido desarrollar
distintas teorías. Según expuso Cándido María Trigueros en
1767, el término podría significar la «tierra del norte»,
aduciendo que los fenicios habían descubierto la costa de «Hispania» bordeando
la costa africana, y ésta les quedaba al norte. Así «spn» (sphan en hebreo y
arameo) significaría en fenicio «el norte».
Pero la teoría más aceptada en la actualidad sugiere que «I-span-ya» se traduce
como tierra donde se forjan
metales, ya que «spy» en fenicio (raíz de la palabra «span») significa
batir metales. Detrás de esta hipótesis de reciente creación se encuentra Jesús Luis Cunchillos y
José Ángel Zamora,
expertos en filología semita del CSIC, quienes realizaron un estudio filológico
comparativo entre varias lenguas semitas y determinaron que el nombre tiene su
origen en la fama de las minas de oro de la Península Ibérica.
Sin embargo, además de la corriente de estudios que ha argumentado el
origen fenicio de «Hispania», han existido teorías de todo tipo y condición.
Desde principios de la Edad Moderna hasta 1927 se defendió la creencia de que
«Hispania» es una
deformación de Hispalis, palabra de origen íbero que significaría la
ciudad de occidente, y que, al ser Hispalis la ciudad principal de la península, los
fenicios y, posteriormente, los romanos dieron su nombre a todo su
territorio.
«Tierra de serpientes», para los griegos
Inicialmente, los griegos designaron a las
actuales tierras que pueblan España y Portugal como la «Península Ophioússa», que
significa «tierra de serpientes». Si bien los romanos creían que «Hispania» era
una tierra poblada por los conejos, los griegos la pensaban abundante
de este tipo de reptiles. Con los años, los griegos terminaron designando
a la península como Iberia, pues «iber» era una palabra que oían constantemente entre los habitantes de la
península.
César Cervera
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