¿Qué dice la Biblia sobre hacer votos a Dios?
Imagínate que una niña le dice a su madre: “Cuando salga de la escuela, vengo enseguida a casa”. Pero luego se queda a jugar con sus amigas y al volver explica: “La maestra me hizo quedarme después de clase”. ¿Estaría bien que dijera algo así? O supongamos que un niño le asegura a su padre: “No, papá, no jugué a la pelota dentro de la casa”, pero en realidad sí lo hizo. ¿Estaría mal que dijera que no?
¿Has hecho alguna vez una promesa que después se te hizo difícil cumplir?
Por lo general, los verdaderos cristianos
no necesitan jurar que lo que dicen es cierto, pues obedecen a Jesús,
quien exhortó: “Simplemente signifique su palabra Sí, Sí”. Lo que quiso decir es que debemos ser fieles a nuestra palabra. Justo antes había dicho: “No juren de ninguna manera”.
Así condenó la costumbre que muchas personas tienen de jurar por
cualquier cosa, incluso sin la menor intención de cumplir lo que
prometen. En realidad, debería bastar con pronunciar un sí o un
no cuando nos comprometemos a algo. Quien se “excede de esto” quizá revele que no es confiable y que se halla bajo la influencia “del inicuo” ( Mateo 5:33-37).
¿Qué es un voto? ¿Cuánta seriedad tiene hacer un voto a Dios? En la BIBLIA,
un voto es una promesa solemne que le hacemos a Dios. Puede consistir
en un compromiso de hacer algo, ofrecer algún regalo, realizar algún
servicio o abstenerse de ciertas cosas. Los votos se hacen por voluntad
propia. Ahora bien, Dios los considera sagrados y de obligado
cumplimiento, pues tienen la fuerza de un juramento por el que se
promete hacer o dejar de hacer alguna cosa (Gén. 14:22, 23; Heb. 6:16, 17). ¿Qué dicen las Santas Escrituras sobre la seriedad de hacer votos a Dios?
La Ley mosaica decía: “En caso de que un hombre haga un voto a Jehová o jure un juramento para atar sobre su alma un voto […], no debe violar su palabra. Conforme a todo lo que haya salido de su boca debe hacer” (Núm. 30:2). Años después, Dios inspiró a Salomón para que escribiera: “Siempre
que hagas un voto a Dios, no titubees en pagarlo, porque no hay deleite
en los estúpidos. Lo que prometes en voto, págalo” (Ecl. 5:4). Y Jesús confirmó la seriedad de hacer votos al declarar: “Se dijo a los de la antigüedad: ‘No debes jurar y no cumplir, sino que tienes que pagar tus votos a Jehová’” (Mat. 5:33).
Está claro, entonces, que es un asunto
muy serio hacerle promesas a Dios. Nuestra actitud hacia ellas tiene un
efecto en nuestra relación con él. David escribió: “¿Quién
puede ascender a la montaña de Jehová, y quién puede levantarse en su
lugar santo? El inocente de manos y limpio de corazón, que no haya […]
prestado juramento engañosamente” (Sal. 24:3, 4).
EL VOTO DE DEDICACIÓN A DIOS
El voto de dedicación es el más importante que podemos hacer los cristianos. ¿Por qué?
Porque le prometemos solemnemente a Jehová en una oración personal que
le dedicamos nuestra vida a él, que la usaremos para servirle siempre,
pase lo que pase. Jesús usó la expresión “repúdiese a sí mismo”, que significa renunciar a todos nuestros derechos y prometer que pondremos la voluntad de Dios delante de todo lo demás (Mat. 16:24 “Entonces
Jesús dijo a sus discípulos: “Si alguien quiere venir en pos de mí,
repúdiese a sí mismo y tome su madero de tormento y sígame de continuo”). Desde ese día en adelante, le “pertenecemos a Jehová” (Rom. 14:8). Quien se dedica a él debe tomar este voto muy en serio. El escritor del Salmo 116 puso el ejemplo, pues escribió lo siguiente sobre los votos que le había hecho a Dios: “¿Qué pagaré a Jehová por todos sus beneficios para conmigo? Mis votos pagaré a Jehová, sí, enfrente de todo su pueblo” (Sal. 116:12, 14).
Es imposible deshacer el voto de dedicación, retractarse de esta promesa que
le hicimos a Dios. Si una persona se cansa de servirle o de vivir como
un cristiano, no puede argumentar que en realidad nunca se dedicó y que
su bautismo no fue válido. A todos los efectos, se presentó como alguien
totalmente dedicado a Jehová. Será responsable ante él y la
congregación de los pecados graves que pueda cometer (Rom. 14:12 “De manera que cada uno de nosotros rendirá cuenta de sí mismo a Dios”).
No queremos que se diga que hemos dejado el amor que teníamos al
principio. Al contrario, queremos que Jesús diga esto de nosotros: “Conozco tus hechos, y tu amor y fe y ministerio y aguante, y que tus hechos recientes son más que los de antes” (Rev. 2:4, 19). Sirvamos con entusiasmo a Jehová cumpliendo con nuestro voto de dedicación y él se complacerá en nosotros.
LOS VOTOS MATRIMONIALES
El segundo voto más importante que puede hacer una persona es el voto matrimonial. ¿Por qué?
Porque el matrimonio es sagrado. Los novios intercambian sus votos ante
Dios y otros testigos. Por lo general, prometen que se amarán, se
cuidarán con ternura y se respetarán, y que lo harán mientras ambos vivan juntos en la Tierra, dentro de la institución divina del matrimonio. Otras
parejas seguramente no pronunciaron estas mismas palabras, pero aun así
hicieron un voto ante Dios. Entonces, se les declaró marido y mujer, y
entraron en una unión que debe durar toda la vida (Gén. 2:24 “Por eso el hombre dejará a su padre y a su madre, y tiene que adherirse a su esposa, y tienen que llegar a ser una sola carne”; 1 Cor. 7:39). “Por lo tanto —en palabras de Jesús—, lo que Dios ha unido bajo un yugo, no lo separe ningún hombre”, ni el esposo ni la esposa ni nadie. De modo que quienes se casen deben tener claro que el divorcio no es una opción (Mar. 10:9).
Por supuesto, no ha habido ningún matrimonio perfecto, porque todos están formados por dos personas imperfectas. Por eso, la BIBLIA dice que los casados en ocasiones “tendrán tribulación” (1 Cor. 7:28).
Es triste, pero en el mundo muchas personas no toman en serio el
matrimonio. Cuando empieza a haber tensiones en su relación,
sencillamente se rinden y abandonan a su cónyuge. Pero los cristianos
no deben actuar así. Romper los votos matrimoniales equivale a mentirle a
Dios, y Dios odia a los mentirosos (Lev. 19:12 “Y no deben jurar en mi nombre a una mentira, de modo que de veras profanes el nombre de tu Dios. Yo soy Jehová”; Prov. 6:16-19). El apóstol Pablo escribió: “¿Estás atado a una esposa? Deja de procurar liberación” (1 Cor. 7:27). Podía expresarse así debido a que sabía que Jehová también odia el divorcio que implique una traición (Mal. 2:13-16).
En estos “últimos días” nos rodean personas desleales, que viven “teniendo una forma de devoción piadosa, pero resultando falsos a su poder” (2 Tim. 3:1-5). Por ello debemos evitar su compañía en todo lo posible y reunirnos regularmente con quienes procuran que su sí siempre signifique sí (Heb. 10:24, 25).
Y además es frecuente que quienes no se rigen por los principios
bíblicos hagan promesas y las rompan al menor contratiempo o cuando se
les presenta algo más atrayente. En los acuerdos comerciales, el sí no siempre significa sí, ni siquiera cuando se han puesto por escrito.
Hoy día la gran mayoría de las iglesias y
de los creyentes están dentro de lo que se ha denominado “Doctrina de
Prosperidad”, dicha doctrina se fundamenta en algunos versos aislados y sin
claridad contextual ni paralelismo adicional en otros libros, para introducir al creyente ingenuo dentro del
más grande de los errores doctrinales del ultimo tiempo.
Los supuestos “ministros” del evangelio
que apoyan dicha doctrina lo hacen en un afán desmedido de obtener ganancias a
costa de la credulidad e ignorancia de las personas, son individuos muy hábiles
que usan la palabra del Señor como fuente de ganancia deshonesta bajo el
supuesto de que: “Dios te va a bendecir
según lo que tu le entregues a él”, y ponen a los ingenuos e ignorantes a pactar
por cualquier necesidad que tengan en sus vidas.
Es necesario que clarifiquemos que los “pactos”
no son lo mismo que la “siembra”, la “siembra” es una doctrina legitima y
bíblica(véase estudio adicional
sobre la siembra), pero los “pactos” son un error desde todo punto de vista
como lo vamos a demostrar mas adelante, tampoco los “pactos” son lo mismo que
los “votos”, los maestros y promulgantes de la doctrina de prosperidad
deliberadamente mezclan los tres conceptos para sumir al creyente indocto en el
error y la confusión, estos hombres y mujeres deliberadamente utilizan la
palabra siembra, pacto y voto como si se tratara de la misma cosa, logrando
confundir al neófito, veamos su significado en el diccionario hebreo
Strong/Davar:
VOTO: H5087 נָדַר nadár; raíz prim.; promesa
(pos., hacer o dar algo a Dios):-(hacer, pagar) votos, prometer, voto.
H5088 נֶדֶר
néder; o
נֵדֶר néder; de 5087; promesa (a Dios);
también (concr.) cosa prometida:-(lo) prometido, voto.
PACTO: H1285 בְּרִית berít; de 1262 (en el sentido de cortante
[como 1254]); pacto (porque se hace pasando en medio de pedazos
de carne):-aliado, confederación, convenir, hacer alianza, pacto, prometer.
H1262 בָּרָה
bará; raíz prim.; seleccionar;
también, cortar (madera)
SIEMBRA: H2232 זָרַע zará; raíz prim.; sembrar; fig. diseminar, plantar, fructificar:-dar
fruto, concebir, esparcir, plantar, sembrar, (que no ) quede ni memoria, que se
haya de sembrar, el que siembra, ser fecunda.
OFRENDA: H7133 קָרְבָּן corbán; o קֻרְבָּן curbán; de
7126; algo acercado al altar, i.e. presente u ofrenda
sacrificial:-oblación, ofrecer, ofrenda, víctima.(Lev. Capítulos 2,3,4)
Desde el
principio se ve que las palabra “voto”, “pacto” y “siembra” son tres cosas diferentes.
DIFERENCIA ENTRE VOTO Y PACTO
El error más frecuente es confundir que la palabra
voto sea la misma que pacto, pero aquí hemos demostrado que la palabra H5087 נָדַר
nadár(voto); raíz primitiva es una raíz
idiomática hebrea, lo mismo que la palabra H1285 בְּרִית berít(pacto); de 1262 proviene de la palabra
1262 raíz idiomática H1262 בָּרָה bará(cortar); raíz primitiva, con lo cual es
imposible que la palabra “pacto” y “voto” deriven de la misma raíz, en
consecuencia en virtud de esta desigualdad de origen no pueden nunca significar
lo mismo.
Un “pacto” es a la luz de la Biblia una alianza que se
establece entre Dios y el hombre, pero es Dios quien toma la iniciativa en
dicho pacto y no el hombre.
Son importantes los verbos que se usan:
«Estableceré mi pacto contigo» (Gen 6:18),
literalmente, «mantendré firme» o «confirmaré» mi «alianza». «Y pondré mi pacto
entre mí y ti» (Gen 17:2; «cumpliré». «Y Él os anunció su pacto» (Deu 4:13). «Mi pacto que yo les mandé» (Jos_7:11). «Me he acordado de
mi pacto. Por tanto os librare de su servidumbre» (Exo_6:5-6).
Dios no rechazará a Israel por su desobediencia ni los desechará «hasta
consumirlos, invalidando mi pacto con ellos» (Lev 26:44). «Ni se
olvidará del pacto que les juró a
tus padres» (Deu_4:31). El verbo más común es «cortar» [karat] un
pacto, que siempre se traduce como en Gen 15:18 «Jehová
hizo un pacto». Este uso parece derivarse de la ceremonia descrita en Gen 15:9-17
(Jer
34:18), en la que Dios se aparece como «una antorcha de fuego que
pasaba por entre los animales divididos» (Gen 15:17). Todos estos verbos
aclaran que en todos los casos la iniciativa es de Dios; es quien establece y
cumple los pactos y no el hombre., nunca en la Biblia se usa el término
para decir que es el hombre quien toma la iniciativa de hacer pacto con Dios.
Por el contrario
la palabra voto es la utilizada para describir un compromiso que se eleva ante
Dios en el cual es el hombre quien toma la iniciativa. La palabra del
Señor reglamenta dichos votos como veremos a continuación, pero debe quedar
desde ahora claro que no es lo mismo un “pacto” que un “voto”, lo que el hombre
puede hacer es un “voto” o compromiso con Dios, pero nunca un “pacto”, ya
Dios hizo todos los pactos que tenia que hacer con el hombre.
EL VOTO
1. El «voto»
incondicional:
es un «juramento» mediante el cual una persona se compromete sin esperar
recompensa: «Pagaré mis votos a Jehová delante de todo su pueblo» (Salmos
116:14). Quien así se compromete está obligado a cumplir. Una vez
pronunciada, la palabra votiva tiene la misma fuerza de un juramento que, en la mayoría de los casos, no puede
violarse: «Cuando alguno hiciere voto a Jehová, o hiciere juramento ligando su
alma con obligación, no quebrantará su palabra; hará conforme a todo lo que
salió de su boca» (Num 30:2).
2. El «voto»
condicional:
generalmente contiene una cláusula previa detallando las condiciones necesarias
para el cumplimiento del voto: «E hizo Jacob voto, diciendo: Si fuere Dios conmigo, y me guardare en este viaje en que voy, y me
diere pan para comer y vestido para vestir, y si volviere en paz a casa de mi
padre, Jehová será mi Dios y de todo
lo que me dieres, el diezmo apartaré para ti» (Gen 28:20-22). Los votos,
por lo general, se hacían en situaciones muy serias. Jacob necesitaba la
seguridad de la presencia del Señor antes de partir para Padan-aram. Jefté hizo
un «voto» precipitado antes de salir para la batalla (Jueces 11:30; Num 21:1-3);
cuando Ana hizo su «voto», deseaba un niño de todo corazón (1
Samuel 1:11).
CARACTERISTICAS
DE LOS VOTOS
Primero, un «voto» siempre es para
Dios. Segundo, el «voto» es
voluntario y está abierto a cualquiera. En el Antiguo Testamento el «voto» no
es patrimonio de personas piadosas ni es un requisito religioso. Tercero, una vez hecho el «voto» debe
cumplirse. Un «voto» no se puede anular. Salvo algunas excepciones como en: (Lev
27:1-25 y Num 30:1-8).
nadár; significa también una clase de ofrenda: «Allá
llevaréis vuestros holocaustos, vuestros sacrificios, vuestros diezmos, la
ofrenda alzada de vuestras manos, vuestras ofrendas votivas, vuestras ofrendas
voluntarias» (Deu 12:6). En particular el vocablo indica algún tipo de
ofrenda por la paz u «ofrenda votiva» (Esd 7:16). A Dios se le podía
ofrendar todo lo que no le fuera abominable (Lev 27:9; Deu 23:18), incluyendo el servicio
propio (Lev 27:2).
Mientras que los paganos pensaban en
términos de alimentar o cuidar a sus dioses, Dios rechaza esta intención en el
cumplimiento de los «votos» dirigidos a Él (Salmo 50:9-13 -- .9 No tomaré de tu casa becerros, Ni machos cabríos de tus apriscos. .10 Porque mía es toda bestia del
bosque, Y los millares de animales en
los collados. .11 Conozco
a todas las aves de los montes, Y todo
lo que se mueve en los campos me pertenece. .12 Si yo tuviese hambre, no te lo diría a ti; Porque mío es el mundo y su plenitud.
.13 ¿He de comer yo carne de toros, O de beber sangre de machos cabríos? .14
Sacrifica a Dios alabanza, Y paga tus votos al Altísimo; .15
E invócame en el día de la
angustia; Te libraré, y tú me honrarás.).
El salmo es sumamente categórico y
establece que Dios no está interesado en que tu le ofrezcas nada material, ya
todo eso es de él, Dios dice en este salmo que lo que el quiere es tu le alabes
y cumplas lo que prometiste y luego el te librara en el día de la angustia para
que le des la gloria y la honra. En el paganismo el dios recompensa al
cultuante por razón de su ofrenda y en proporción a su tamaño.
Era una relación contractual que obligaba
al dios a cancelar su deuda con el cultuante. En Israel nunca existió una
relación como esta.
Cuando leemos Deu 23:21-23 por ninguna
parte dice que Dios te va a recompensar por lo que tu prometas y dice además
que por abstenerte de prometer no habrá pecado en ti, quiere decir que por el
simple hecho de prometer ya estas pecando, también lo dice en Eclesiastés
5:1, el que le promete dice Dios que ya está haciendo mal, tampoco en todo el pasaje de Eclesiastés
5:1-7 se ve que Dios esté obligado a cumplir con algo en
contraprestación, más bien dice que quien prometa ya ha pecado con su boca.
Todos los “seudocreyentes” que se acercan
a Dios para dizque hacerle un “pacto” están en pecado, Dios lo que quiere es
que tu lo alabes y tengas una genuina amistad con él, Dios no es un negociante
que va a estar dándote plata o dinero o cumpliéndote tus caprichos para que lo
puedas amar, si así fuera entonces eso estaría en contra de lo que dice su
palabra en: Psa 37:4 Deléitate asimismo en Jehová,
Y
él te concederá las peticiones de tu corazón.
¿Quieres algo del Señor? Deléitate en él,
ya no te dejes engañar por la falsa doctrina y sus falsos ministros.
VOTO: H5087 נָדַר nadár; raíz prim.; promesa
(pos., hacer o dar algo a Dios):-(hacer, pagar) votos, prometer, voto.
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