¿Qué
es una herejía?
Jesucristo
funda la Iglesia sobre la roca que es Pedro y les confía a éste y a sus
sucesores el ser guardianes y garantes de la comunión en una misma fe, confirmando
en ella a sus hermanos. Esta comunión que conforma la unidad de la Iglesia se
da sólo en la verdad de una única fe sostenida y comunicada por el testimonio
de los Apóstoles y sus sucesores en todo lugar y por los siglos de los siglos.
El término "herejía" viene del griego heresis (=elección) que
en la Sagrada Escritura aparece con el sentido de grupo o facción, o también de
división. En este sentido adquirió ya un carácter negativo y condenatorio en
los primeros tiempos de la Iglesia. El Código de Derecho Canónico, que norma la
vida de la comunidad católica, señala que «se llama herejía la negación
pertinaz, después de recibido el bautismo, de una verdad que ha de creerse con
fe divina y católica, o la duda pertinaz sobre la misma» (Código de Derecho
Canónico - CIC can. 751).
La
herejía, por tanto, es la oposición voluntaria a la autoridad de Dios
depositada en Pedro, los Apóstoles y sus sucesores y lleva a la excomunión
inmediata o latae sententiae (Ver CIC can. 1364), es decir, a la
separación de los sacramentos de la Iglesia.
En
la historia, ya desde el tiempo de los Apóstoles aparecieron las herejías como
heridas a la unidad de la Iglesia, polarizando elementos de la doctrina
cristiana y negando otros o sosteniendo visiones que pretendían unir sincréticamente
la doctrina cristiana con otras religiones.
El
Concilio Vaticano II no dice que «en esta una y única Iglesia de Dios,
aparecieron ya desde los primeros tiempos algunas escisiones que el apóstol
reprueba severamente como condenables; y en siglos posteriores surgieron
disensiones más amplias y comunidades no pequeñas se separaron de la comunión
plena con la Iglesia católica y, a veces, no sin culpa de los hombres de ambas
partes» (UR 3)
En
el tiempo de las persecuciones y de los mártires surgieron también -tanto al
interior de la Iglesia como provenientes de afuera- diversas herejías, y frente
a ellas no faltaron tampoco los auténticos defensores de la ortodoxia de la fe
y de la recta interpretación de las Sagradas Escrituras.
Esta
situación se repitió también después de que en el año 313 el Edicto de Milán,
promulgado por Constantino el Grande y Licinio Liciniano, diera fin a las
persecuciones oficiales contra la Iglesia, y pudo ésta gozar de relativa
libertad. En esta época aparecieron las "grandes herejías", llamadas
así porque se extendieron a lo largo y ancho del imperio romano, que
paulatinamente iba cristianizándose, y también por el número de los seguidores
que se enrolaban en sus filas, sin excluir sacerdotes y obispos.
1. El
Adopcionismo
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Esta herejía es un error primeramente aparecido en el Segundo
Siglo. Aquellos que sostenían el "Adopcionismo" negaban la
preexistencia de Cristo y por tanto su deidad. El "Adopcionismo"
enseña que Jesús fue probado por Dios y después de pasar esta prueba y
después de ser bautizado, se le concedió poderes sobrenaturales y fue
"adoptado" como Hijo de Dios. Esta doctrina errónea sostiene que
como recompensa por sus logros y carácter perfecto, Jesús fue levantado de
entre los muertos y fue "adoptado" como parte de la Trinidad.
Esta herejía surgió como un intento para explicar las dos
naturalezas de Jesús. Sin embargo, la Escritura es clara cuando nos dice que
Jesús era tanto hombre como Dios: "Mirad que nadie os lleve cautivos
por medio de Filosofías y vanas sutilezas, conforme a la tradición de
hombres, conforme a los principios elementales del mundo, y no conforme a
Cristo. Porque en Él habita corporalmente toda la plenitud de la Deidad"
(Col. 2:9).
El partidario principal de esta doctrina fue Theodotus de
Bizancio. El Papa Víctor (A.D. 190-198) declaró este concepto
"herético" por primera vez. Una reforma de esta herejía fue llevada
a cabo por Elipandus, arzobispo de Toledo y Félix, obispo de Urgel en el
Siglo VIII, pero el Papa Leo III lo declaró también herejía en el año 798.
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2. Albigenses
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Esta herejía surgió en la Edad Media en el pueblo de Albi, en el
sur de Francia. Este error enseñaba que había dos dioses: el dios bueno,
identificado como Jesús en el Nuevo Testamento y el dios de la oscuridad y el
mal generalmente asociado con Satanás. Todo lo que era material era
considerado "malo" incluyendo el cuerpo humano, el cual, de acuerdo
a esta doctrina herética, había sido creado por Satanás. El alma fue creada
por el dios bueno y ahora se encontraba aprisionada en el cuerpo malo y la
salvación era posible solamente a través de vivir una vida santa y ha
ejecución de buenas obras.
Esta doctrina enseñaba que si una persona había sido lo
suficientemente espiritual, la salvación podría ser obtenida. Pero si la
persona no había sido lo suficientemente buena, dicha persona reencarnaba
como un animal o como otro ser humano. Los Albigenses negaban tajantemente la
resurrección del cuerpo debido a que éste era "malo".
Los Albigenses enseñaban que Jesús era Dios pero que solamente
dio la apariencia de ser hombre mientras estuvo en la tierra. También
enseñaban que la Iglesia Católica de ese tiempo estaba corrompida por el
poder y el dinero. El ascetismo y su humildad de los Albigenses eran
contrastados con la afluencia del clero romano, lo que les ayudó a obtener
muchos adeptos.
En el año 1208, Pedro de Castelnau, un oficial representante del
Papa fue asesinado por un Albigenses. Debido a su crecimiento y a su aptitud
amenazante contra la iglesia establecida, el Papa Inocente III ordenó que
fueran exterminados. La persecución fue férrea y el movimiento cesó.
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3.
Apolinarianismo
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El Apolinarianismo fue enseñado por Apolinar, obispo de Laodicea
en Siria alrededor del año 361. Él enseñó que el Logos de Dios, el cual se
convirtió en la naturaleza divina de Cristo, sucedió en el alma humana
racional de Jesús y que el cuerpo de Cristo fue una forma glorificada de
naturaleza humana. En otras palabras, Apolinar sostenía que aunque Jesús fue
un hombre, Él no tuvo una mente humana sino que su mente era totalmente
divina. Además enseñó que las dos naturalezas de Cristo no podían coexistir
en la misma persona. Su solución fue reducir la naturaleza humana de Cristo.
El Apolinarianismo fue condenado por el Concilio Vaticano
Segundo en Constantinopla en 381. Esta herejía negaba la humanidad verdadera
y total de Jesús, lo cual pone en riesgo el valor del sacrificio vicario de
Jesús ya que Jesús es declarado ser menos hombre que Dios para el sacrificio.
Él necesitaba ser Dios para ofrecer un sacrificio puro y santo de valor
suficiente y también necesitaba ser totalmente hombre para morir por el resto
de la raza humana.
La Biblia es clara cuando enseña la humanidad y deidad total de
Jesucristo. Es a esta unión a la que se le llama la Unión Hipostática.
" En el principio era el Verbo, y el
Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios ... y el Verbo se hizo carne y habitó
entre nosotros…" (Juan 1:1,14).
"Mirad que nadie os lleve cautivos por
medio de Filosofías y vanas sutilezas, conforme a la tradición de hombres,
conforme a los principios elementales del mundo, y no conforme a Cristo.
Porque en Él habita corporalmente toda la plenitud de la Deidad" (Col.
2:9).
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Arrianismo
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El Arrianismo se desarrolló alrededor de del año 320 después de
Cristo en Alejandría, Egipto. Su nombre se debe a Ario, su principal
defensor. Debido a sus doctrinas Ario fue enviado al exilio a Iliria en el
año 325 después de que el Concilio Ecuménico de Nicea declarara sus
enseñanzas como heréticas. De las herejías que nacieron en los primeros
siglos de la historia de la Iglesia, el Arrianismo fue el que consiguió
conquistar mayor cantidad de adeptos. Algunos dicen que casi destrona la
doctrina sostenida como ortodoxa por la iglesia tradicional.
Arrio enseñó que solamente Dios el Padre era eterno y que Él era
demasiado puro e infinito para aparecer en la tierra. Por lo tanto, Dios
produjo a Cristo, el Hijo, de la nada como el primero y mayor de todo lo
creado. De acuerdo con esta herejía, el Hijo fue quien creó el Universo. Sin
embargo, a la relación entre el Hijo y el Padre no era la misma en
naturaleza. No ambos eran divinos. Pero Dios había decidido adoptar a su
creación como a su Hijo. Pero que aunque el Hijo había sido una creación,
debido a su gran posición de autoridad, él era digno de ser adorado y mirado
como si fuera Dios mismo. Algunos Arrianos hasta llegaban al punto de
sostener que el Espíritu Santo había sido la primera y mayor creación del
Hijo. Pero al sostener que Jesús había sido creado, y a la vez instar a su
adoración, los Arrianos pecaban de idólatras.
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Docetismo
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El Docetismo fue un error con muchas variaciones en lo referente
a la naturaleza de Cristo. Generalmente enseñaba que Jesús, durante su
ministerio, solamente parecía tener un cuerpo, pero que en realidad no estuvo
encarnado, (Griego, "dokeo" = "parecer - dar la apariencia,
aparentar"). Este error se produjo a partir de la filosofía dualista que
veía la materia como inherentemente malvada, a la cual Dios no podía estar
asociado, siendo un Dios perfecto, infinito, y que mucho menos podía sufrir.
Por lo tanto, según esta herejía, al Dios no encarnarse, lo que se nos dice
en Juan 1:1, 14, nos deja sin esperanza, ya que entonces Dios no pagó por los
pecados de la humanidad en la Cruz y que mucho menos conquistó la muerte.
"En el principio era el Verbo, y el
Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios ... y el Verbo se hizo carne y habitó
entre nosotros…" (Juan 1:1,14).
El principio básico de esta herejía es refutado contundentemente
por la Palabra en 1 Juan 4:2-3. "En esto conoced el Espíritu de Dios:
Todo espíritu que confiesa que Jesucristo ha venido en carne procede de Dios,
y todo espíritu que no confiesa a Jesús no procede de Dios. Este es el
Espíritu del anticristo, del cual habéis oído que había de venir y que ahora
ya está en el mundo."
Además, 2 John 7 nos dice:
"Porque muchos engañadores han salido
al mundo, quienes no confiesan que Jesucristo ha venido en la carne. Tal
persona es el engañador y el anticristo." Esta
herejía fue condenada por el Concilio de Calcedón en 451.
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Donatismo
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El Donatismo fue en error enseñado por Donato, obispo de Casae
Nigrae. Él enseñó que la efectividad de los sacramentos dependía del carácter
moral del ministro impartiéndolos. En otras palabras, si un ministro que se
encontraba envuelto en un pecado serio bautizaba a una persona, el bautismo
quedaba invalidado debido al estado de impureza moral de tal ministro.
El problema con este error bíblico es que ninguna persona es
moralmente pura. La efectividad del bautismo, de la Santa Cena, etc. no cesa
debido al estado moral del ministro que las imparta. Los sacramentos tienen
la efectividad que tiene, debido a que representan realidades espirituales.
Es Dios quien trabaja con y a través de ellos, y su efectividad no puede ser
anulada por el estado moral del administrador.
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