Calagurris era un importante centro urbano en el
valle medio del Ebro. Durante las Guerras
Sertorianas, entre el 75 AC y el 74 AC. Quinto Sertorio construyó un puente
en la ciudad que era su aliada en su lucha contra Pompeyo y Metelo
Pío, quienes finalmente pusieron sitio a la ciudad en el año 72 AC.
Según la crónica de Salustio, las
condiciones del sitio fueron tan duras, que los habitantes recurrieron al
canibalismo. Los calagurritanos se defendieron hasta lo imposible e, incluso,
sacrificaron a los más débiles para tener alimento. Se dice que una mujer hacía
fuego por las noches en todas las cocinas de la ciudad para que el humo de las
chimeneas engañara a los enemigos y les hiciera creer que todavía quedaba mucha
gente con vida. Este hecho inspiró posteriormente a los escritores de Roma para
conformar la leyenda histórica de ” La Matrona” y de la fames
calagurritana.
La obstinación de la ciudad en la resistencia a
los romanos, que iguala a la de Numancia, se basaba en la Devotio Ibérica, un
juramento de fidelidad inquebrantable (en el caso de Calagurris hacia el rebelde
Quinto Sertorio), incluso, como era el caso, después de su muerte.
Devotio Ibérica
La devotio ibérica era una forma especial de
clientela militar existente en la sociedad íbera prerromana. Se trataba de
vincularse o consagrar la vida a su rey o jefe, al que tenían la obligación de
proteger en el combate, a cambio de su protección y mantenimiento. La otra
vertiente, era la divina.
Los clientes, consagraban su vida a una divinidad
para que se dignase a aceptarla en el combate a cambio de la salvación de su
jefe; por ello, debían protegerle con sus armas y su cuerpo aun a costa de su
vida. De ahí, que los devoti, estuviesen obligados a suicidarse en caso
de que su jefe muriera, ya que sus vidas eran ilícitas al no haber sido
aceptadas en trueque por la divinidad.
Según los historiadores clásicos Tito Livio y Plutarco, los
generales romanos que fueron a la Península, utilizaron escoltas formadas por
devoti. Para estos militares, la devotio tenía ventajas sobre la
clientela romana: el juramento a los dioses obligaba al cliente con más
fuerza.
También es probable que los romanos se inspirasen
en la devotio ibérica para formar los orígenes del culto al emperador,
así por ejemplo Quinto Cecilio Metelo, durante la Guerra Sertoriana, recibió
honores divinos de los indígenas en Córdoba y al general romano le recibían en
las ciudades con sacrificios y altares.
Así pues, es probable que la defensa de ciudades
como Calagurris, Numancia o
Sagunto, y la resistencia que mostraban los guerreros en general frente a
romanos y cartagineses, tuviese como fondo la devotio Ibérica, que impedía su
rendición sin órdenes directas de su jefe. Cabe destacar sobre el asedio y
destrucción de Calagurris, que sus habitantes:
“…por ser más tiempo fieles a las cenizas del difunto Sertorio, y en vista de que no quedaba ya ningún animal en la ciudad, convirtieron en nefanda comida a sus mujeres e hijos y para que su juventud en armas pudiese alimentarse por más tiempo de sus propias vísceras, no dudaron en poner en sal los infelices restos de los cadáveres”
Tal era el poder y la fuerza del juramento de la
Devotio Ibérica.
Revista de Historia
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