- ESTAD ALEGRES. Sentirnos amados por Dios-Padre, un sentimiento profundo debe surgir en nosotros de GRATITUD, todo nos ha sido regalado. Francisco repite, como un estribillo: “el Señor me dio hacer penitencia…, me dio fe en las iglesias…, me dio gran fe en los sacerdotes…, me dio hermanos, me reveló…”. Ese ser amado por Dios-Padre se encarna en la gratitud, y ésta se manifiesta en la alegría. Por otro lado tenemos que amar gratuitamente a los hermanos, especialmente a los más pequeños y necesitados. La expresión de ese amor gratuito es la Alegría. Vivamos la perfecta alegría hoy y aquí.
2. VIVIR EL EVANGELIO. Hacer de la Palabra de DIOS:
palabra escuchada, palabra meditada y contemplada, palabra compartida, palabra
andada, palabra entregada y derramada. Pasando del Evangelio a la vida y
de la vida al Evangelio.
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. SER HOMBRES Y MUJERES DE ORACIÓN. Hagan de la oración y
de la contemplación el alma del propio ser y del propio obrar. Para Francisco la
oración es mucho más que una meditación sobre Dios o una sucesión de palabras;
es un entretenerse amoroso con Dios, una conexión permanente
con Él, un diálogo de amistad en el que lo importante, lo realmente importante,
es estar en la compañía del Señor, dedicar tiempo a estar con Él, gustar
de su presencia y de su mirada, mirarle y sentirnos mirados continuamente por
Él.
4. CONVERSIÓN. Transformémonos desde el
Amor mediante un radical cambio interior: Conversión continua, debe actualizarse
cada día desde la sencillez y la pequeñez.
5. POBRES Y HUMILDES: MENORES (lo más pequeños que):
Vivir el Evangelio desde el servicio (Juan 13). El ser menor es una
actitud revolucionaría cuya elección es libre, no se debe a una incapacidad o
miedo a mandar, es una elección de auténtico AMOR. El ser menor tiene una doble
vertiente: Hacerse pobre (despojarse de sí mismo, desapropio del yo
(penitentes)) para servir y Humillarse para obedecer al
hermano.
6. INSTRUMENTOS DE PAZ Y PORTADORES DE
ESPERANZA. La Paz es un don del Espíritu Santo y se manifiesta en
aquellos hombres capaces de renunciar: a la acumulación de bienes, poder y
honores; y que viven en penitencia, es decir que soportan con alegría las cosas
de la vida por amor a Jesucristo. La mejor manera de llenarse de Jesucristo es
orar. La Paz es una opción de vida: hombres con las
manos vacías, no violentos y capaces de sufrir las consecuencias de esas
actitudes, que quieren fraternizar a todas las creaturas optando por la
reconciliación, un universo de diálogo lleno del aliento del perdón. El
rostro de la paz es la Fraternidad.
7. PRESENTES EN EL MUNDO. Llamados, juntamente con todos los
hombres de buena voluntad, a construir un mundo más fraterno y evangélico para
edificar el Reino de Dios. Luchando por la Justicia, la
Fraternidad Universal, el Trabajo como don de
Dios y respeto por las otras criaturas, animadas e inanimadas,
que son portadoras de la significación del Altísimo.
8. MARÍA GUÍA DE NUESTRA VIDA. Cultiven el
amor intenso a la Santísima Virgen, mediante la imitación, la oración y la
entrega filial. Manifiesten su devoción personal con expresiones de una
auténtica fe. Busquemos vivir la experiencia de Francisco, que hizo de
la Virgen la guía de su vida y de su obra; con ella, como los discípulos en
Pentecostés, acojan el Espíritu para realizarse en comunidad de
amo.
9. JUGLARES DEL SIGLO XXI: ALABANDO Y CANTANDO A DIOS-PADRE
La sociedad en la que vivimos se caracteriza por su pesimismo y su
escasa esperanza de cara al futuro. La misión del cristiano que se cree el
mensaje del Evangelio, y del franciscano que mira el estilo de vida de
Francisco, debe transmitir futuro, optimismo, esperanza, confianza, solidaridad:
signos de resurrección y no de muerte. SER JUGLARES del SIGLOXXI
no es otra cosa que anunciar a Cristo Resucitado, transformar realidades muertas
en realidades vivas. VIVIENDO A TOPE LA ORACIÓN SIMPLE DE SAN
FRANCISCO
10. VIRVIR EL EVANGELIO EN FRATERNIDAD. La
Fraternidad debe ser centro de nuestra vida, lugar donde vivir mi vocación. Sin
mi Fraternidad y sin mis hermanos no puedo desarrollar mi
vocación: vivir en Evangelio en comunión Fraterna. Sobre la Fraternidad
se ha escrito mucho y seguiremos hablando de ella, La fraternidad es un don del
Espíritu Santo (luego crecerá con la oración y la dedicación) y es ese Espíritu
quien nos impulsa a compartir una forma de vida con hombres y mujeres
diferentes. Los hermanos son el gran don que Dios nos hace y gracias a
ellos podemos vivir el santo Evangelio en Fraternidad.
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