Es uno de los días más sagrados del año judío, y es también uno de
los menos conocidos. ¿De qué se trata Shavuot realmente?
Es irónico que Shavuot sea una festividad tan poco conocida.
Porque
en realidad, Shavuot conmemora el evento más importante en la historia judía –
la entrega de la Torá en el Monte Sinai.
Shavuot es la culminación de la “cuenta del Omer” de siete semanas
de largo, que comienza después de Pesaj. El mismo nombre “Shavuot” significa
“semanas”, en reconocimiento a las semanas de expectación que nos llevan a la
experiencia en Sinai. (Dado que Shavuot ocurre 50 días después del primer día de
Pesaj, es a veces conocida como “Pentecostés”, una palabra griega que significa
“la festividad de 50 días”).
3.300 años atrás, después de haber dejado Egipto en la noche de
Pesaj, los judíos viajaron hacia el Desierto del Sinai. Ahí, el Pueblo Judío
completo – 3 millones de hombres, mujeres y niños – experimentaron directamente
la revelación divina:
Dios les habló de en medio del fuego; ustedes estaban oyendo el sonido de palabras, pero no estaban viendo una forma, sólo un sonido. Él les dijo de su pacto, ordenándoles cumplir los Diez Mandamientos, y Él los grabó en dos tablas de piedra (Deuteronomio 4:12-13).
La entrega de la Torá fue un evento de inmensas proporciones que
grabó indeleblemente al Pueblo Judío con un carácter, fe y destino únicos. Y en
los 3.300 años desde que ocurrió este evento, los ideales de Torá – monoteísmo,
justicia, responsabilidad – se han convertido en la base moral de la
civilización occidental.
¿Cómo celebrar Shavuot?
Quizás la razón para el relativo desconocimiento de Shavuot es
porque esta festividad no tiene “símbolos” obvios del día – es decir, no hay
Shofar, no hay Sucá, no hay Janukiá.
En Shavuot, no hay símbolos que nos distraigan del foco central de
la vida judía: la Torá. ¿Entonces como conmemoramos Shavuot? Es una altamente
expandida costumbre quedarse despierto toda la noche estudiando Torá. Y ya que
la Torá es el camino a la auto-perfección, el estudio de la noche de Shavuot es
llamado Tikún Leil Shavuot, que significa “un acto de
auto-perfección en la noche de Shavuot”.
En los servicios de la sinagoga en la mañana de Shavuot leemos el
libro bíblico de Ruth. Ruth era una mujer no-judía cuyo amor por Dios y la Torá
la llevaron a convertirse al judaísmo. La Torá indica que las almas de los
eventuales conversos también estuvieron presentes en Sinai, como dice: “Yo estoy
haciendo [el pacto] con aquellos que están aquí hoy, y también con
aquellos que no están hoy aquí” (Deuteronomio 29:13).
Ruth tiene otra conexión más con Shavuot, y es que ella se
convirtió en ancestro del Rey David, quien nació en Shavuot, y murió en
Shavuot.
En Shavuot es costumbre decorar la sinagoga con ramas y flores.
Esto es porque el Monte Sinai floreció el día en que se entregó la Torá. La
Biblia también asocia a Shavuot con la cosecha de trigo y frutas, y marca el
momento en que se traían los primeros frutos al Sagrado Templo, como una
expresión de gracias (ver Éxodo 23:16, 34:22 y Números 28:26).
Alimentos Lácteos
Hay una costumbre judía universal de comer alimentos lácteos en
Shavuot. Varias razones han sido dadas por los sabios, siendo algunas más
convincentes que otras. Aquí ofrecemos una selección:
- El libro bíblico Cantar de los Cantares (4:11) se refiere al dulce valor nutritivo de la Torá diciendo: “La dulzura de la Torá mana de tus labios, como miel y leche yace bajo tu lengua”.
- El versículo en Éxodo 23:19 yuxtapone la festividad de Shavuot con la prohibición de mezclar leche y carne. En Shavuot, por lo tanto comemos cenas separadas – una de leche y una de carne.
- Con la recepción de la Torá en el Monte Sinai, los judíos inmediatamente se vieron obligados a cumplir las leyes de Shejitá – matanza de animales. Ya que no tuvieron tiempo de preparar carne casher, ellos comieron lácteos en su lugar.
Peregrinaje al Muro Occidental (El Kotel)
En 1967 concluyó la Guerra de los Seis Días, sólo unos pocos días
antes de Shavuot. Israel había recuperado el Muro Occidental, y por primera vez
en 19 años los judíos tenían acceso al área que rodea al Monte del Templo, el
sitio más sagrado del judaísmo. En Shavuot mismo, el Muro Occidental se abrió
para los visitantes, y en ese memorable día más de 200,000 judíos viajaron a pie
al Muro Occidental (en Jerusalem los autobuses no transitan en las festividades
judías).
En años siguientes, este “peregrinaje peatonal” se ha vuelto una
tradición recurrente. Temprano en la mañana de Shavuot – luego de una noche
completa de estudio de Torá – las calles de Jerusalem están llenas de decenas de
miles de judíos caminando hacia el Muro Occidental.
Esta tradición tiene un precedente bíblico. Shavuot es una de las
tres festividades de peregrinaje del judaísmo, cuando todo el pueblo se reunía
en Jerusalem para celebrar y estudiar.
El número 50 es el distinguido número de la trascendencia. La
cuenta hasta 50 se compone de dos etapas esenciales y diferentes.
La primera fase es la progresiva elevación paso a paso desde el 1
al 49. Como el cuadrado de 7 (7²=49), 49 denota el ciclo completo dentro del
universo físico (1). Este es un desarrollo natural. Puede ser el límite más
extremo en lo que respecta a la naturaleza, pero no es el punto final. El
destino final de un judío es su llegada a la segunda fase, la fase donde da el
salto sobrenatural necesario para pasar desde el 49 al trascendental 50.
La progresión desde el 49 al 50 tiene como precedente el peldaño
que lleva del 7 al 8. El alma se compara con el séptimo centro de santidad
dentro del cuerpo que santifica las 6 direcciones del mundo físico hacia
búsquedas espirituales (2). A través de este proceso, el alma puede elevarse
(acarreando también al cuerpo) hacia la perfección (3). En términos numéricos,
el 8 es sinónimo de la entrada a un plano más elevado y trascendental (4). Y la
llegada al 50 marca similarmente la entrada a este estado elevado.
Un pasaje a Sinaí
Quizás la cuenta hacia el número 50 encuentra su expresión
histórica más conocida en el Éxodo.
Éxodo: 50
El evento crucial que conmemora el nacimiento de los hijos de
Israel como nación fue el Éxodo de Egipto. No sólo recordamos dos veces al día
este hito (5), sino que gran parte de la observancia de las mitzvot está marcada por repetidas referencias al Éxodo. Su
importancia central se debe a que este evento celebra el nuevo estado de existencia del pueblo judío.
La salvación no fue solamente de la esclavitud física, sino también
de la visión de mundo egipcia. El Éxodo nos liberó de una visión restringida por
el ámbito natural (6). La redención catapultó a Israel a un estado alternativo
de realidad. Ellos intercambiaron lo restringido por lo irrestricto, lo natural
por lo sobrenatural y lo ordinario por lo extraordinario. Fue el evento trascendental que definió a Israel: el pueblo elegido de
Dios. Su calidad trascendental se volvió evidente luego de su liberación
vanguardista.
El evento histórico del Éxodo es mencionado en la Torá un total de
50 veces (7). Y el proceso de redención que comenzó en el primer día de Pesaj
llegó a su completitud 50 días después en el monte Sinaí. De hecho, Dios liberó
a los hijos de Israel para que ellos aceptaran la Torá. La
instrucción Divina que Dios le dio a Moshé en la zarza ardiente fue guiar a
Israel fuera de Egipto y llevar a la nación a servir a Dios en esa montaña
(8).
Shavuot: día 50
Las 50 etapas de redención requirieron un intervalo mínimo de 49
días para lograr la metamorfosis nacional. Antes de su liberación, los hijos de
Israel se habían hundido hasta el punto más bajo de impureza espiritual: el
nivel 49 de impureza. El Éxodo introdujo un proceso de limpieza espiritual.
Israel se embarcó en un camino gradual de ascenso, un nivel tras otro. El de
ellos fue un incremento fenomenal desde su degradada posición en el nivel número
49 de impureza hasta el nivel número 49 de pureza (9). Finalmente, ellos
llegaron al pináculo espiritual más alto en el día 50 (10).
Este periodo abarca las fiestas de Pesaj y Shavuot. Hay una alusión
a dicho camino en la famosa mitzvá que conecta este espacio de
tiempo: la Cuenta del Omer de 50 días desde el día de la recolección de la
medida de un Omer de la nueva cosecha de cebada, la cual era ofrecida en el
Templo en el segundo día de Pesaj: “Y contarás para ti… 7 semanas
que serán completas hasta la mañana después de la séptima semana; y serán 50
días…”(11).
Torá: 50.
Shavuot es la única fiesta que no es mencionada en relación a una
fecha específica del calendario judío lunar. Su clasificación como el momento de
la entrega de la Torá aparece registrada como el día 50 después del Éxodo. Esto
establece firmemente a Shavuot como el clímax del Éxodo. En la
relación entre Dios e Israel, la entrega de la Torá en Sinaí es llamada ‘el día de tu boda’ (12).
El matrimonio celebra el compromiso total de dos partes. Las
obligaciones de un acuerdo matrimonial judío son registradas en la ketuvá, el contrato matrimonial. La compensación monetaria que fue
asignada para una mujer soltera es de 50 shekels de plata
(equivalente a 200 zuz/dinares en la moneda de la época de la Mishná) (13). Esta
suma encuentra su perfecto paralelo en la entrega de la Torá, en donde los
deberes contractuales del día de boda de Israel se hicieron efectivos en el día
50 después del Éxodo.
Allí Dios le entregó a Su querida nación el mejor regalo de bodas
de todos: el regalo de la Torá. La calidad metafísica de la Torá generalmente es
representada como cualidades del intelecto Divino.
Su naturaleza trascendental
está por encima de la existencia física de este mundo. De forma sumamente
apropiada, la Torá fue entregada al comienzo de la 8va semana después del Éxodo,
con lo cual ingresó en el simbolismo del número 8 que trasciende el ámbito
natural representado por el número 7. Además, el número 50, que viene luego del
ciclo de 7 semanas, comparte la cualidad de “fuera de este mundo” del número 8
(14).
Shavuot, que corresponde al día número 50 después de la salvación
egipcia —en la semana 8—, se relaciona con la naturaleza trascendental de la
Torá (15). En su forma singular, se dice que la palabra Torá
aparece 50 veces en la Torá (16).
Paralelo al número 8, el nivel 50 se relaciona con aquello que está
“fuera de este mundo” (17). El Mishkán (Santuario) y
posteriormente el Beit Hamikdash (Templo) giraban en torno a la
Torá, que era representada por la Lujot (Tablas), las cuales
eran guardadas en el Kodesh Hakodashim (Santo Sanctórum). (En
sí misma, la construcción de una Casa para Dios sirvió para inmortalizar la
entrega de la Torá en Sinaí) (18). La compra del terreno del Templo se llevó a
cabo a través de los 50 shekels de plata que pagó cada tribu (19). La máxima
edad para que un Levi sirviera en el Templo era 50 años (20). La cámara más
interna, el Kodesh Hakodashim, se relaciona particularmente con
este nivel trascendental del número 50 (21). Y había 50 ganchos dorados sobre la
extensión del techo que estaba directamente arriba de la cortina que cubría la
entrada al Kodesh Hakodashim (22).
Por sobre la naturaleza
Hemos visto que 50 representa el camino completo hacia la
aceptación de la Torá en los 50 días que hay entre Pesaj y Shavuot. El pasar por
la vida hace un llamado al judío para que imite el viaje nacional hacia Sinaí;
él debe proceder hasta el final natural, y luego seguir más allá de él. Debe
trascender lo finito y tocar la sublime 50ava puerta, la cual está más allá de las reglas naturales de este mundo (23).
50: a la distancia.
El número 50 se utiliza como la medida que pone algo a la
distancia. El Talmud habla del uso de una cuerda que mide 50 codos para asuntos
como la medición de una distancia de 2.000 codos del tejum de Shabat, la distancia que uno puede recorrer en Shabat que está
más allá de la ciudad (24). Debido al impacto negativo de un granero, una
curtiduría de cuero y un cementerio, estos no tenían permitido halájicamente
estar a menos de 50 codos de la ciudad (25). Y obviamente el viaje de 50 días
desde Egipto a Sinaí aseguró que Israel dejara de estar bajo la pecadora
influencia de su pasado idolatra.
Se requirieron nada menos que 50 etapas de redención, paralelas a
las 50 veces que el Éxodo aparece en la Torá, para alcanzar una clara ruptura
con el pasado. Y en el día 50, Shavuot, se rompieron finalmente las cadenas de
la esclavitud. Esto aparece registrado en el relato del Éxodo en el versículo de
apertura de los 10 Mandamientos: “Yo soy Hashem tu Dios Quien te
sacó de la tierra de Egipto de la casa de la esclavitud” (26).
50: Puertas de entendimiento.
La formación del pueblo de Israel en los 50 días entre Pesaj y
Shavuot entra también en otro aspecto de simbolismo que se encuentra en este
número. Dios creo el universo con 50 Puertas de Entendimiento (Shaarei Biná) (27). Las 50 puertas se relacionan con los niveles
espirituales ascendentes en el mundo a través de los cuales el hombre debe pasar
para descubrir los secretos internos de la creación y para comprender los
poderes, las capacidades y las fuerzas vitales que hay dentro de ella (28).
En cierto sentido, los 50 Shaarei Biná representan
la lejana distancia que existe entre el hombre y la sabiduría de Dios. Es
imperativo que el hombre atraviese estas Puertas del Entendimiento en un viaje
para descubrir la sabiduría Divina que está escondida en las palabras de la
Torá. Esto a menudo implica utilizar el razonamiento deductivo (biná en hebreo) para derivar “una cosa de otra” (29). Biná se relaciona con la palabra bein, que
significa ‘entre’ (30), lo cual indica la distancia que el hombre debe atravesar
para acercarse a su Creador.
Los 50 días del Omer son paralelos a los 50 Shaarei Biná (31). La palabra biná se relaciona
además con la palabra binián, ‘edificio’ (32). La cuenta del
Omer hacia Shavuot es el proceso de construcción en el cual el judío se
construye a sí mismo desde el precario nivel de un animal hasta las alturas
espirituales de un ser Divino (33). Es una invitación a recorrer los 50 portones
de sabiduría Divina, en la cual el hombre intenta trascender lo natural y tocar
el ámbito supernatural en el cual ganará una percepción más clara de Dios.
El nivel más alto que es humanamente posible es el de 49 puertas;
es Dios quien le permite a la persona dar el salto final de 49 a 50. El ser
humano que pasó a través de las 49 puertas completas fue Moshé (34). Sin embargo
la ultima puerta, la número 50, estaba más allá de su alcance. El secreto de
este último paso está dentro de la naturaleza secreta de Yovel
(35).
Yovel: el año número 50.
Los 7 ciclos semanales de 7 días que duran hasta el día 50,
Shavuot, tiene su paralelo obvio con los 7 ciclos de Shemitá,
ciclos sabáticos de 7 años que culminan en el año 50, el Yovel
(Año del Jubileo) (36). Yovel marca la conclusión de una época.
Todo lo que ha ocurrido anteriormente —incluso algo que es llamado le olam, para siempre (37)— termina. La pizarra queda limpia. Todo
regresa a su estado original para permitir que el proceso comience
nuevamente.
Shemitá es clasificado como santo y como Shabat; Yovel es Santo de los Santos y “Shabat de Shabatot” (38). En realidad, la descripción de Yovel
como Shabat de Shabatot es compartida por la fiesta de Iom Kipur, el Día del Perdón (39). En esta fecha, la nación judía fue perdonada
por el pecado del Becerro de Oro que había menoscabado a la Torá que fue
entregada en el Día 50. Una nueva era comenzó cuando Moshé le entregó a Israel
las segundas Tablas en Iom Kipur (40). Esto demostró que Dios había perdonado a
Israel, asegurando que Él no los destruiría.
El proceso de teshuvá, arrepentimiento —el cual
está relacionado con biná (41)—, hace que el
pecado sea erradicado. ¿Qué ocurre? La persona se relaciona con sus raíces
trascendentales, regresa a Dios, y emerge como una nueva creación (42).
Interesantemente, hay un total de 50 días de teshuvá desde Rosh
Jodesh Elul (29 días) hasta el final de Hoshana Rabá (21 de Tishrei) (43).
ÇLa palabra yovel también se refiere al cuerno-shofar de un carnero (44). De hecho, el año 50 asumía el estatus
de año de Jubileo solamente una vez que sonaba el shofar (45). El yovel/shofar era tocado en Iom Kipur (46) del año
50. Proclamaba que las personas y los objetos volvían a su posición original.
Los campos vendidos regresaban a sus dueños originales, y los esclavos judíos
eran liberados de su cautiverio (47). Ellos regresaban libremente a su verdadera
identidad.
Yovel replica el impacto del shofar de despertar al hombre hacia el arrepentimiento (48). La
libertad de Yovel no tenía obstáculos de ningún tipo. Denota el
punto trascendental que se estira más allá de cualquier atadura previa.
50: todo en uno
En este mundo no puede haber una expresión humana independiente en
el nivel 50; éste sigue siendo la máxima e inalcanzable dimensión Divina, la
cual puede ser caracterizada como elevada o aparte de todo lo que la precede.
Trasciende el mundo natural y la experiencia humana (49).
En un aspecto, el 50 es el número incontable. El
periodo del Omer dura por 50 días, pero sin embargo solamente
se cuentan 49. La cuenta de 49 lleva automáticamente a la
llegada del 50. Este estado elevado fue alcanzado en Sinaí. Sobrepasó todo lo
que venía antes de él (50). Fue en el día 50, Shavuot, que la unión entre Israel
y Dios fue solemnizada al igual que un matrimonio (51).
Con este acto, la nación judía trascendió sobrenaturalmente la
existencia de este mundo para unirse con Dios (52). Israel alcanzó esta unidad
cuando llegaron a Sinaí a acampar en un estado unificado: como una sola persona
con un solo corazón (53). Los nombres de las 12 Tribus de Israel, que fueron
grabados en las Piedras que usaba el Kohen Gadol, tienen un
total de 50 letras (54), y fueron fusionadas como una sola entidad con su
Creador.
Así, el 50 es el punto de llegada. Es el punto en que el hombre ha
llegado al final de su travesía. Este es el nivel máximo; él hombre ha
completado exitosamente las etapas del pasaje natural que se requieren y ha
progresado para trascender y elevarse al nivel Divino de eternidad. Ésta es la
dimensión de la Torá, de entendimiento Divino, de verdadera libertad. Es donde
Israel trasciende para convertirse verdaderamente en uno con Dios.
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